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Capítulo 35 - ¿Quién eres?

James

(Años antes)

Sorprendentemente ese día la mañana había sido soleada, por lo que a pesar de que aún no hubiera podido recuperarme de la muerte de mis padres me animé a salir de mi oscura habitación para ir a la pequeña tienda del conjunto residencial donde vivía con una familia de acogida — que no odiaba, pues por suerte, luego de muchos hogares por las que pasé, ellos habían sido los mejores, además, todo el papeleo de la adopción estaba listo, así que mi estadía sería esta vez sería permanente.

Mientras caminaba cerca de la acera encontré a una niña jugando en el porche de su casa. Ella no era muy alta, pero de alguna forma, su rubio cabello logró llamar mi atención hasta que sin siquiera pensármelo me dirigí hacia ella con el propósito de hablarle.

—Hola — Susurré, y es que yo por lo regular era de esos niños que no se relacionaban bien con los demás, o como una psicóloga me dijo alguna vez "Eres un chico antisocial", lo que al pasar de los años comprendería como un trastorno disocial que lo explicaría todo.

—Holaa — Levantó su mirada para saludarme con una sonrisa que me desarmó por completo. Ella era hermosa, cada una de sus finas facciones eran tan puras que fue en ese momento cuando entendí que realmente había despertado mucho más que mi atención — ¿Quién eres?

—Soy nuevo aquí, y pues la verdad vine solo a pasear por el lugar... — Al parecer mi respuesta la tranquilizó porque volvió a retomar el libro con dibujos que estaba leyendo momentos antes.

—Bueno entonces mucho gusto — Se levantó para demostrar que era más baja que yo, pues me quedaba en el hombro — Soy Ana.. — Dijo extendiendo su pequeña mano la cual tomé.

Su tacto transmitió pequeñas corrientes eléctricas en mi cuerpo, así que con sorpresa me separé.

—Y yo James — Me presenté a la vez que una gran sonrisa se creaba en mis labios.

Desde ese día se formó una gran amistad entre nosotros, donde hasta los mismos padres de ella a veces me invitaban a cenar. Poco a poco comencé a evidenciar que mis ganas de visitarla todos los días eran más intensas, de hecho, me costaba mucho despedirme de Ana.

Verla hablando con su nuevo amigos me provocaba unos celos muy extraños para mí, porque solo los podía calmar en otras cosas, por ejemplo en animales, usualmente cerca del lugar residencial se encontraban unos basureros por lo que era el hábitat perfecto de las ratas, así que cuando me sentía en descontrol completo, iba ahí y utilizaba a esos roedores para disipar la rabia.

Una de las cosas que más me funcionaba era matarlos y experimentar todo el interior de estos, pues era un hábito que había comenzado luego de la muerte de mis padres pero después de conocer a Ana lo dejé momentáneamente, ya que solo lo hacía cuando mi ansiedad terminaba por desbordarme y ella no estaba para calmarla.

El tiempo pasó, donde mi adicción siguió en aumento y para mi desgracia mis padres se dieron cuenta de lo que hacía en los basureros, por lo que decidieron enviarme a un instituto religioso en Seattle donde tenían familiares que se ofrecieron a cuidarme con la perfecta excusa de "quitarme el mal".

El dolor que me invadió al despedirme de Ana fue uno de los peores en toda mi vida, sentía que me habían quitado esa fuerza que le daba color a mi vida, y por más que intenté escaparme e intentar fingir que estaba bien no fue sino en su último año que de vacaciones e inicios de mi semestre en la universidad que me permitieron volver a Los Ángeles.

La espera había sido larga, pero por fin, luego de años podría verla ya mucho mayor, y sí era cierto lo que habíamos pactado de niños, iría a la universidad a estudiar la misma carrera que yo estaba casi a mitad de poder terminarla.

En esa primera semana decidí visitarla, y por suerte seguía viviendo en el mismo lugar pero para cuando llegué estaba con alguien más, específicamente un hombre, lo que me provocó una rabia instantánea, es que solo ella podía crear. Tomando todo el autocontrol que había aprendido durante los años decidí retirarme controlando mis oscuros deseos e ir en un momento donde estaba seguro la tendría solo para mí.

***

Cuando llegó la noche me dirigí a su casa sin emitir el más mínimo ruido, luego me adentré a su habitación que para mi sorpresa no había cambiado desde la última vez que estuve ahí. Las paredes conservaban eso blanco hueso de siempre, además los viejos posters de sus series favoritas aún estaban ahí, provocándome una sonrisa pues no olvidaba las miles de veces que la ayudé a elegirlos.

Así que mientras observaba cada detalle, la encontré durmiendo plácidamente en su cama, donde no se me pasó por alto que gran parte de sus largas piernas estaban a la vista ya que la manta que la cubría estaba enredada en su brazos, bastaba con solo ver un poco de su piel para que ese fuego en mi interior se encendiera.

Cerré los ojos para concentrarme en lo importante ignorando a mi cuerpo que quería exactamente lo contrario, así que haciendo una gran fuerza de voluntad, me acerqué al lado donde estaba su rostro y me quedé varios minutos admirándola...Había cambiado, pero así como era hermosa en su niñez, en este momento para mi era deslumbrante, verla de nuevo provocó que esa adicción que tenía de ella volviera, porque nunca la olvidé, siempre en cada momento la había tenido presente y en ese instante suspiré de tranquilidad al tenerla otra vez cerca de mí, otra vez en mí poder.

Comenzó a parpadear lo que supuse a despertarse, así que dejé una rosa negra a su lado para luego irme del lugar antes de que me reconociera, y aunque en un principio quería que lo hiciera, ahora mis planes habían cambiado, primero deseaba conocerla otra vez, quería estar junto a ella sin que sus padres intervinieran porque sabia que ellos le habían sugerido a los que fueron mis padres que me enviaran a ese lugar, era claro que tenía muchas cosas pendientes, por eso comencé a seguirla, y así fue como conocí a su círculo de amigos más cercano, entre ellos Eric, el que se convirtió en su novio y luego en su esposo, no negaré que estuve tentado a asesinarlo por creerla suya, pero algo me dijo que todavía no era el momento, y tiempo después de enterarme que la loca de su prima fue enviada a un psiquiátrico, me gradué rápidamente de la universidad en Seattle para luego internarme en esa misma institución, y aunque pensaba hablar con ella para que se aliara conmigo, Lina vino a mí ese día que entró de sorpresa en mi habitación y me contó todo el plan que había estratificado, así que accedí a unirme a ella, obviamente habían aspectos que no la incluían, como fingir mi muerte pagando por una lápida con mi antiguo nombre en el cementerio de Los Ángeles para cambiarlo a "Camilo" y entonces es cuando llegamos a la actualidad, donde por fin he logrado lo que desde niño había querido, y era a Ana.

**

— ¿Quién eres? — Preguntó confundida a la vez que sus manos temblaban.

—Alguien que conoces desde hace ya mucho tiempo — Me acerqué mientras ella daba pasos contrarios a mi dirección — Soy James — Sus ojos se abrieron en sorpresa y una sonrisa se formó en mi boca porque entonces ella sí me recordaba, al parecer era verdad que llegué a marcar su vida que hasta muchos años sin vernos, aún estaba grabado en su memoria.

Aún era mía...


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