Ana

(Un año antes)

Faltaban menos de 24 horas para que llegara el día, y es que no paraba de pensar en lo rápido que habían surgido las cosas, era como sí estuviera viviendo un sueño porque claro está, siempre fui muy consciente de lo finitas que eran las cosas, más aún en algo tan complejo como el amor, pues mis padres me habían dejado claro que ese para siempre era muy improbable por no decir imposible.

—¿Qué haces aquí? — Preguntó Mason a mis espaldas — Deberías estar disfrutando de tú último día de soltería

—Lina me llamó — Respondí cuando se sentó a mi lado, lo que provocó que él se tensara por completo.

—¿Desde el psiquiátrico?, ¿No se supone que no les permiten comunicarse?.

—No sé como lo hizo, pero quiere que vaya — Suspiré mientras dirigía mi vista hacia la ciudad donde miles de autos pasaban por las ajetreadas calles.

—Pues para su lástima, estás lo suficiente ocupada para no...

—Voy a ir — Lo interrumpí sorprendiéndolo

—Estás demente si piensas que te dejaré hacer esa locura — Su tono era incrédulo, pero sabía que el miedo hacia ella lo provocaba.

—Me dijo que quería hablar sobre algo importante, quizás en realidad sí sea de urgencia, y la verdad, no puedo simplemente ignorarlo.

—Porque te conozco sé que no hay nada que pueda hacer para contradecirte, pero en definitiva pienso ir contigo. — Replicó derrotado.

Cuando me disponía a levantarme, mi teléfono vibró indicándome una nueva notificación, por lo que cuando entré en mensajes de texto me di cuenta que el remitente era un desconocido.

"Me hubiera gustado que me informaras sobre la boda, pero claro, no puedo ser tan ilusa como para creer que me dirías... Mira Ana, te cité porque quería decirte algo muy importante, pero no voy a molestarte a solo pocas horas del gran error que vas a cometer. Te diría que te retractaras, pero sé que ya es muy tarde para eso, así que puedes considerar este mensaje como algo para cancelar esa cita.

No sin antes decirte que nos veremos muy pronto, muchas cosas están por venir, así que ten paciencia, ya habrá un instante en que nos podamos ver cara a cara, y te aseguro que nunca lo vas a olvidar..."

Un extraño mareo recorrió mi cuerpo luego de leer el mensaje de Lina, porque era obvio que venía de ella, así que mientras un Mason preocupado intentaba hablarme, mi cabeza solo tenía un pensamiento en mente.

<<Ella ha vuelto>>

—Tranquila — Susurró abrazándome — No va a salir de ese lugar, puedo estar seguro...

—Tú vives en otra ciudad, además es extraño que los primeros días nos reportaran que ella era reacia a cualquier cosa, y de repente comenzara a adaptarse de la noche a la mañana, eso no es normal en ella Mason — El temblor de mis manos aumentó — Que justo me envíe este tipo de mensajes me deja claro que tiene cosas en mente, yo no soy estúpida para creer que ha mejorado, pues hasta ahora está controlada, pero ella vendrá por mí, y estoy segura, que no es solo para tener una conversación.

— ¿A qué te refieres? — Su expresión dejaba claro que estaba ansioso.

—Creo que Lina quiere asesinarme...

*

(Actualidad)

En el momento en que traté de salir de la casa, me di cuenta de que en sí, tanto las puertas como las ventanas estaban con seguro, así que Camilo al final me había dejado encerrada, entonces la mejor opción, fue tomar su teléfono y llamar al único número que me sabía.

— ¿Quién habla? — Preguntó la voz de Mason transmitiéndome tranquilidad después de mucho tiempo.

—Mason — Susurré con la voz temblorosa — Soy yo...

—¿Ana?, no...no puedo creerlo, ¿Dónde estás?, nosotros...

—No hay tiempo — Lo interrumpí — Al parecer Lina estaba trabajando todo este tiempo con Camilo, y en este momento él me tiene atrapada en una casa de verano a lo que supongo es a las afueras de la ciudad. — El miedo comenzó a incrementarse ya que no sabía con exactitud el tiempo en que él permanecería inconsciente y sí sería suficiente hasta que me encontraran.

—Lo sé, Lina me lo ha dicho todo — Suspiró – No sabes cuanto me alegra escucharte, ahora intenta explicarme donde estás para poder... — En ese momento percibí exclamaciones de dolor por parte de Camilo, entonces como alternativa rápida y siendo consciente del poco tiempo que me quedaba, con una silla, rompí uno de los ventanales en la primera planta, para luego esconderme en lo que parecía la habitación de limpieza. — ¿¡¡Ana!!? — Habló Mason en un tono alarmado.

—Creo que ya va a despertar, así que le he puesto una trampa a lo Hollywood — Me reí a pesar de que en ese momento, la situación en la que estaba no tenía nada de divertido. — No sé cuánto tiempo pueda hacer, pero por favor que sea rápido, Camilo es otra persona, no sé qué pasó por su mente ni cómo logró camuflarse de una forma tan sencilla.

—Lo sé, pensé lo mismo que tú, pero no sé cómo encontrarte — Confesó — En este momento estamos partiendo hacia las afueras de la ciudad, pero tus detalles no son suficientes, además sabes las miles de casas de verano que hay en Los Ángeles.

—Unas palmeras estaban fuera de la casa, no es tan grande como las que están en esta zona, y la puerta del garaje es de una madera muy blanca, supongo que... — El teléfono se apagó de repente indicando que se le había acabado la batería.

— ¡Maldita sea! — Susurré intentado controlar mi desesperación, y es que era estresante no tener un control de la situación y peor aún fue cuando me di cuenta que Camilo ya no estaba en el suelo donde en su lugar había pequeñas gotas de sangre esparcidas en todo el espacio.

Sabía que no podía quedarme en la misma habitación, así que salí del cuarto de limpieza, pues estaba segura que él se encontraba por fuera de la casa en mi búsqueda así que no podía salir, por lo que subí a la segunda planta en busca de un arma que pueda inmovilizarlo más tiempo y no sé porque, cuando observé el largo pasillo, la segunda habitación llamó mi atención hasta el punto en el que mis pies caminaron hacia esta. Cuando entré debido a la gran luz que entraba por la ventana, tuve una vista de todo el espacio, lo que me dejó completamente congelada.

Hacía unos minutos había bromeado con Mason respecto a las películas de Hollywood, pero ahora me sentía como en una, pues en la pared se encontraba un tablero lleno de fotos mías que ni siquiera yo recordaba, unas eran en la universidad hablando con otras personas, otras estando con mi padre, Eric y Mason, pero que se notaba eran ya de mucho tiempo, lo que no concordaba con lo que él me había dicho antes, pues sí Camilo me había conocido gracias a Lina, ¿Por qué habían imágenes de mucho tiempo atrás?, así que luego de observar mucho mejor, noté que en una de las fotos, Lina y yo estábamos abrazándonos, además de que se demostraba el paso de los años, luego estaban diversos periódicos donde aparecía mi nombre junto con la universidad. El temblor en mis cuerpo se intensificó, pues Camilo me había mentido y eso significaba que él era aún peor de lo que me imaginé...

Eric y Mason aparecían en una carpeta que se encontraba abierta en el escritorio, donde las fotos de cada uno se encontraban tachadas y ancladas con un cuchillo, asimismo habían fotografías de ellos, uno de las que me impactó fue donde Mason se encontraba arrodillado al cuerpo de Freya, pues era impactante ver la cantidad de sangre que emanaba de la cabeza de ella y la preocupación de Mason en su rostro.

Por último, centré mi atención en un apartado que estaba en el basurero, las imágenes eran de un accidente de auto que luego de pasar muchas de estas, me di cuenta que una ambulancia llevaba dos cuerpos en camillas distintas, y en una de esas me encontraba yo, empapada de sangre donde mi cabello estaba cubierto de tierra, luego me fijé en Eric que daba el aspecto de estar en un peor estado que yo. No podía dejar de ver las imágenes, cada respiración me costaba más y sentía mis piernas como gelatina.

—Veo que ya sabes la verdad — Susurró Camilo sobresaltándome en el marco de la puerta — No sabes cuánto lamento que lo hicieras, perdóname mi amor...

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