Capítulo 27 - Dispara
Eric
La ansiedad era más intensa que antes, pues ahora ya eran más días sin saber de su paradero, sin saber sí seguía viva...
Con toda la esperanza posible, deseaba que siguiera respirando, después de todo lo que he pasado no podría soportar la idea de que nunca más podré por lo menos volver a estar cerca de Ana. No iba a negar que las cosas habían cambiado, aún me parecía extraño recordar mi pasado con ella y compararlo con nuestra distante relación en la actualidad, donde al parecer nunca me imaginé que estaría saliendo con alguien más. Me dolía, los celos siempre estaban en mi cabeza cada vez que recordaba el hecho de que ya no era mía, pero aún así, no estaba dispuesto a rendirme.
—Buenas noches — Saludó un hombre al entrar en la estación de policía, donde estábamos organizando los grupos de búsqueda para Ana.
—¿Quién es? — Pregunté a Mason mientras este se tensaba.
—No sé — Pero era obvio que sí lo hacía, y esto lo comprobé cuando el hombre lo saludó.
—¿Cómo va tú recuperación? — Habló dirigiéndose esta vez a mí, así que pude distinguir que era el médico que me había ayudado cuando estuve en el hospital luego del accidente.
—Muy bien...Gracias — Respondí sorprendido ante el hecho de verlo.
—¿Ningún avance aún? — Preguntó esta vez dirigiéndose a Mason — He intentado mover influencias para exteriorizar su búsqueda, yo...la verdad no sé que hacer.
—No, la policía sigue buscando el paradero de Lina a ver si nos conduce a Ana.
—Buenos días Doctor — Saludó el padre de Ana con una extraña amabilidad — Agradezco todo el apoyo que nos ha brindado para encontrarla — Las ojeras de él eran notables, y no lo culpaba supongo también era ese mi aspecto, y es que cuando alguien especial para ti desaparece, no puedes ni siquiera considerar dormir porque tu cabeza comienza a imaginarse en que mientras tú descansas esa persona podría necesitarte.
Estaba a punto de hablar para preguntarle cuál era su extraña preocupación, pero una llamada interrumpió mis intenciones, al parecer era un número desconocido, y de alguna forma mis nervios aumentaron porque una pequeña parte de mí sabía que podría significar.
—¿Hola? — Contesté alejándome de la multitud.
—Es bonito escucharte otra vez — Dijo una voz que se me hizo muy conocida, y cuando divagué por mi memoria, el nombre de Lina apareció. — ¿Todavía la siguen buscando? — Preguntó — Suerte con eso.
—¿Quién eres?
—No te hagas el que no me conoces, tú novia pudo hacerlo, estoy segura de que no te quedarás atrás — En efecto me había confirmado lo que sospechaba — Necesito hablar contigo de ciertos aspectos, no obstante, para dejarte advertido de una vez que no te diré donde está ella, y por supuesto nadie puede saberlo.
—Está bien — Suspiré decepcionado.
—Wow, eso fue rápido — Podía sentir su sonrisa — En un momento te voy a enviar la dirección de un lugar para que hoy en la noche vayas, y recuerda que así aparentes ir solo y no lo estás, te aseguro que lo sabré, supongo ya sabes el desenlace, recuerda que tengo a tú novia.
—No te preocupes, ahí estaré.
La llamada se cortó en ese mismo momento, y ante la atenta mirada de Mason, solo me limité a subir los hombros para que no lo tomara como algo importante, aunque en sí, era todo lo contrario, las miles de posibilidades de lo que podría ocurrir ocuparon mi cabeza mientras la policía daba la bienvenida y los horarios de búsqueda a las personas que habían decidido ayudar, entre ellas el médico que luego Mason llamó Camilo, pues agradecía su colaboración pero todavía no entendía porqué tanta cercanía con los padres de Ana.
(..)
Cuando todos comenzaron a irse agotados de tanto caminar, y con la misma desilusión de no haber encontrado ni una mínima pista, me escabullí entre las personas para que Mason no me viera, porque él no era tan idiota como para no darse cuenta de lo extraño que había estado y que ahora de repente tuviera que irme a un lugar desconocido. Tomé las llaves del auto, y sin una sola duda aceleré para que luego de unos minutos manejando, el celular comenzara a vibrar avisándome las llamadas de Mason y Ethan, pues era obvio que las cosas estaban extrañas, pero no podía darme el lujo de decirle a alguien y que por algún error Lina se diera cuenta arriesgando la vida de Ana...No era factible para mí.
Al llegar al lugar, este estaba por completo oscuro, y cuando aparqué el auto, unas luces se encendieron dejando a la vista una silueta que a medida que se acercaba pude reconocerla mejor, y cundo ya estaba a pocos pasos de mí un arma salió de su mano para apuntarme directo al entrecejo.
—No sabes cuantas veces deseé esto — Suspiró — Ya luego de tanto tiempo es bueno volver a verte Eric, sigues siendo el mismo imbécil. — Su tono me pareció un tanto fuera de lugar, de hecho, una parte de mí sintió cierta molestia.
—¿Piensas matarme?, ¿Todo esto de los mensajes solo para eso? — Exclamé irónico.
—Tentador — Me observó por un momento para luego sonreír — Sí lo miras por mi lado, ya se acabaría todo, con un solo disparo podría destruir todas las vidas que quiero.
—Entonces dispara — La miré directamente a los ojos mientras ella acercaba más la boca del arma a mi frente, no sabía de donde saqué la valentía pero en ese momento no pensaba detenerme. — No tengo miedo.
—Aunque no lo creas, entre esas vidas que destruiría está la mía incluida, porque a veces se me da por pensar que sí son víctimas, bueno, menos tú Eric — Por un momento, el recuerdo que tuve en el momento en que se llevaron a Ana volvió a mi cabeza, la verdad sí era exactamente la misma persona en ese hospital, Lina era la misma — Ven conmigo — Señaló con su cabeza hacia un extraño pasadizo para que siguiera caminando, y luego entrar al lugar que tenía unas viejas escaleras que fue donde nos ubicamos.
—Ha pasado mucho... — Su expresión a pesar de simular indiferencia, estaba tensa.
—Y aún sigues siendo igual de estúpida, no puedo creer que haberte visitado ese día haya sido en vano, la verdad pensé que lograría algo... — Repliqué, y es que por algo había intentado hacer las paces.
—Te lo dije muy bien, yo no me he arrepentido de nada, nunca lo haré. — Se apartó el cabello de la cara antes de volver a observarme — Vaya que te has montado un muy buen papel.
—¿Por qué?, ¿Qué te hice? — Pregunté en un tono cansado, y es que ya luego de todo, me había parecido tan agotador esa ridícula guerra que Lina mantenía, que en sí, seguía sin comprender.
—Es increíble — Dijo exasperada — Para hacerte un resumen, te convertiste en la mayor escoria que he conocido, ojalá Ana se diera cuenta de eso.
—¿Por qué la metes a ella en esto? — No me imaginaba que Lina estuviera llenado de odio a Ana, no era justo.
—Porque de alguna forma la implicaste tú — Exclamó mirando hacia el tejado — Y eso sin contar a los otros afectados, además, lo mejor es que lo sepa — Cuando me tensé un extraño interés se reflejó en su mirada — ¿Tienes miedo? ¿Acaso recordaste por mera casualidad?
—No — La interrumpí — Quieres hacerme ver el malo de la historia, y lo entiendo, al final no pudiste superar que yo me fuera con otra persona, pero las cosas no son a veces como uno las quiere Lina. — Reprimí una sonrisa — ¿O me dirás que no pasó lo mismo con Mason?, aunque bueno, al final él sí llegó a sentir un ápice de cariño por ti, pero claro, no fue suficiente para elegirte... — La reacción de ella fue por completo diferente a lo que esperaba, pues una gran carcajada salió de su boca.
—¡Aleluya! — Dijo satisfecha — Necesitaba que salieras de ese papel de corderito al verdadero Eric, para que no te sientas mal diré que casi lograste herirme.
—Espera... ¿Qué? — La confusión era clara en mi rostro, y eso a ella la animó.
—Te cité porque necesito hablar con ese Eric, no con el otro que se hace el inocente — Se acercó mientras su mano rozaba mi mejilla — Hay algo que he querido preguntarte desde hace ya mucho tiempo, ¿Realmente la amas?, o es que... ¿Te da miedo soltar a alguien que estuvo gran parte de tu vida?
Abrí la boca seguro de mi respuesta, pero por alguna razón no emití ninguna palabra, y es que a pesar de todo, seguía sin entender del todo el recuerdo en el hospital con Lina, además de sus acusaciones que para ese momento no tenía sentido. ¿Qué era lo que yo había hecho?
—Lo imaginaba — Susurró satisfecha — Vaya que ella se va a decepcionar mucho..
—No entiendo que tiene que ver eso — Repliqué —Mira Lina, piensa muy bien lo que sea que quieres hacer, recuerda que las consecuencias pueden ser graves.
—¿Ahora me amenazas?
—Solo ten mucho cuidado — Dije ignorando su pregunta — Por alguna razón terminaste encerrada en un psiquiátrico, así que ya sabes a donde te pueden llevar las consecuencias, y...
—¿Y qué? — Preguntó interrumpiéndome — ¿Me culpas por buscar hacerles pagar todo lo que han hecho?, aquí todos somos pecadores Eric.
—No voy a negarlo, pero tienes las de perder — Me levanté mientras ella imitaba mi acción — Has hecho sufrir a muchos sin ninguna lógica, espero que cuando el mundo se te venga encima, estés preparada para recoger tus cenizas.
—¿Piensas vengarte? — Habló con un tono irónico.
—Yo no, porque sigo pensando que la verdad no vale la pena...Pero no puedo decirte lo mismo de Mason, ni de Freya, y ni si quiera de Ana.
—No les tengo miedo — Su actitud sobradora la dejó en evidencia, y no pude evitar sonreír, aunque era falsa, porque en sí me di cuenta que había llegado demasiado lejos y no quedaba rastro de la chica que alguna vez conocí.
—Lo sé...Pero deberías hacerlo, porque a la hora de la verdad, el infierno puede ser una mierda cuando se lo propone. — Dije dándole la espalda.
—Yo he estado en ese lugar desde hace ya mucho tiempo, no sabes cuanto he esperado para hundirlos conmigo. — Me detuve cuando terminó de hablar.
—Eso ya lo veremos — Susurré mientras me iba del lugar, porque sabia que Lina no pensaba decirme el paradero de Ana así que ya no era importante quedarme, pero antes de cruzar la puerta de salida me volteé — Y solo espero que no le hagas daño Lina, porque no lo merece.
—¿Quién eres tú para decir eso?, ¿Te dio cargo de conciencia?
—Alguien que sabe muy bien lo que hace, y por lo tanto también quien debe pagar por ello, ella solo fue una ficha en este juego — Salí del lugar mientras me adentré en el auto y luego de tanto solté el aire que estaba reteniendo desde que hablé con Lina.
Pensé que con esto lograría algo, entre esas cosas el paradero de Ana, pero Lina me había dejado en claro que no la revelaría y que solo me había citado para hablar conmigo, lo que era una pérdida de tiempo. Con eso en mente y las 20 llamadas perdidas entre Mason y Eric retomé el camino a casa.
De nada servía seguir en ese papel, ahora tenía que comenzar a actuar porque ellos ya estaban pisándome los talones, más aún sí tenían a Ana consigo.
Iba a descubrir la razón por la que Lina me odiaba tanto.
La razón por la que esos recuerdos habían llegado a mi mente, pues significaban algo, y yo iba a descubrir qué....
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