Los meses habían pasado, y a pesar de que se permitiera creer que las cosas estarían así de extrañamente tranquilas una pequeña parte de ella sabía que no era así, sabía que el cambio de actitud de Ana con ella tenía que tener algo más que un simple "he estado estresada por los exámenes finales en el instituto", según como ella explicaba lo ausente que había estado, pero Lina no se lo tragaba del todo, conocía a su prima ya hace mucho tiempo como para saber primero, que ella no se aleja de las personas así como así sin explicación alguna, y segundo, el instituto puede que sea importante pero no para aislarse de esa forma.
Ese día las clases habían sido canceladas por la fuerte nevada que se esperaba en horas de la tarde así que se habían quedado en casa, y se permitió pensar que ese día sería solo de ver películas junto a Ana, pero luego de tomar el desayuno cada una se dirigió a su cuarto sin emitir una palabra aunque notó la forma en que la miraba Ana, pues era de lástima.
¿Por qué?
Sin aguantar más tomó la decisión de ir a su habitación, entonces con los nervios de punta tocó la puerta de forma leve y ante la afirmativa de Ana se adentró en el lugar. La habitación era simple pero muy acogedora, los estantes tenían diversos libros, y había unos cuantos peluches en su cama. Ana se encontraba recostada en el espaldar azul en su cama donde ante mi presencia no despegó su atención del libro que tenía en el regazo, pero no estaba concentrada, porque ella seguía en la misma página desde hace unos días, algo iba mal pensó Lina.
—Hola — La saludó — Pensé que eras mamá — Cuando se limitó a verla a los ojos, ella esquivó su mirada.
—¿Vas a decirme lo que está pasando? — Preguntó mientras se sentaba a su lado.
—No ha pasado nada — Respondió cortante.
—Me subestimas sí crees que...
—¿Cómo es que se te ocurrió hacer esa estupidez? — La interrumpió mirándola por fin directamente, entonces pudo notar que sus ojos estaban vidriosos, lo que la confundió aún más, aunque ya sospechaba de lo que había pasado un tiempo atrás, y de alguna forma lo confirmó....Mason se le dijo.
—No entiendo de lo que hablas — Dijo inocente, porque por más que tuviera en cuenta que era de lo que hablaba, había una remota posibilidad de que fuera otra cosa, no iba a hundirse por su propia cuenta.
—¡Tú sabes de lo que hablo! — Gritó — ¿Cómo es posible que mi propia hermana hiciera eso?, no podía creerlo en el momento en que Mason lo dijo, y aún me cuesta, quise pensar que era una mentira las semanas siguientes, pero ya no puedo más.
Para ese momento podía negarlo pero no era lógico, básicamente ya la habían descubierto, ya se había caído el velo de sus mentiras, ahora llegaba el momento de aceptarla y por supuesto, convencer a Ana de la verdad, hacer un último intento para ver si se ponía de su lado como lo esperaba, pero por supuesto, estaba la posibilidad de que hiciera lo contrario.
—Mis alternativas eran escasas Ana, quiero que por un momento te pares a pensar en mi posición — Suspiró — Las cosas me llevaron a ese límite, Freya no es la monja agradable que aparenta ser, ¡Reacciona Ana! — Sus ojos se abrieron con sorpresa ante la subida de tono con el que había dicho lo último.
—Eso lo sé, pero no tenías el derecho de pasarle el auto por encima — Se levantó violentamente — ¡Casi la matas por Dios! — Iba a continuar pero entonces alguien llamó a la puerta, y por su expresión tensa que tomó al instante, una mala señal invadió su cuerpo — Yo no quería llegar a estos extremos, pensé que quizás reaccionarías, que quizás me hablarías sinceramente en todo este tiempo así me daría cuenta que lamentabas lo que habías hecho, que estabas arrepentida, que...al final no te había perdido por completo — Caminó hacia la entrada para abrir el cerrojo que antes había puesto — Perdóname.
—¿De que hablas? — Preguntó confundida — Mira Ana, era algo que tenía que hacer, no esperes que me disculpe o que me lamente, pues sería muy hipócrita de mi parte.
—Lo sé, y es por eso que le di la razón a mamá, tú necesitas ayuda Lina — Susurró con los ojos vidriosos, entonces en ese momento, dos hombres con uniforme blanco se adentraron a la habitación para acercarse a Lina, y mientras ella analizaba la situación la levantaron como si fuera una hoja de papel, por lo que para el momento en que reaccionó he intentó soltarse de ellos, era muy tarde.
Solo podía observar con odio a la persona que la había traicionado, a la que ahora se convertiría en su enemiga según lo pensó, pero no tuvo tiempo porque en un momento los hombres flaquearon al bajar el último escalón, dándole oportunidad para saltar y de alguna forma logró librarse de ellos.
Observó el extraño jarrón que había en la sala para tirarlo en dirección a Ana pero ella lo esquivó de manera rápida mientras sollozos salían de su garganta, y los hombres inyectaban en su cuello un extraño líquido que a los pocos segundos le transmitió una relajación que su cerebro no sentía, y que con una lágrima junto con una mirada llena de veneno como la sintió Ana, se sumió en la inconsciencia.
*
Sentía un fuerte dolor en la cabeza, más un mareo un tanto extraño, al principio no recordaba del todo bien lo que había pasado horas antes, pero cuando logró abrir los ojos e identificar el atípico hospital en el que se encontraba, los momentos previos antes de perder la consciencia volvieron a su memoria y con ellos, sentimientos mezclados como el odio intenso hacia Ana, porque al final ella había sido la más imbécil de todos, ella le había dado la espalda de una manera tan directa que superaba todo lo que Lina se llegó a esperar, le habían ganado, y ella lo sabía muy bien.
—Bienvenida — Exclamó una voz a sus espaldas, ya que se encontraba viendo la estrecha ventana — Espero que te sientas a gusto en la que será tú nueva habitación, me presento, yo soy...
—Ni te molestes, no me interesa tu nombre en absoluto — Exclamó.
—Está bien, entiendo que estés reacia, no hay problema — Un suspiro salió de su parte — Venía a hacerte un tour por el lugar para que te familiarizaras — Ante esto Lina se levantó para seguirla, <<Tengo que conocer el lugar para poder escapar de él>>, pensó.
En ese tiempo la mujer se dedicó a ubicarle zonas como la sala, el centro de recreación, y los sectores en los que estaban los pacientes con más precaución, de alguna manera ese fue el que más le interesó, por lo que cuando a la enfermera la llamaron no dudó en esconderse en la primera habitación que se veía en el largo pasillo, necesitaba un tiempo a solas.
Tomó un largo suspiro para abrir los ojos en una extraña pero de alguna manera cómoda habitación donde en la camilla se encontraba alguien mirando directamente a la puerta donde había entrado, sus ojos eran de un tono claro que la miraban con una profundidad que le provocó cierto escalofrío.
—Pero que interesante — Exclamó el hombre — Más enfermeras..
—No...Yo soy — Por un momento se quedó sin saber que decir, y es que mientras más veía el rostro del hombre, se daba cuenta de lo atractivo que era, además de lo joven — Soy una paciente de aquí también.
—Aún más tentador — Se levantó y sin repaso invadió todo lo que Lina consideraba espacio personal — ¿Qué hace una paciente en este lugar?
—La verdad estaba escapándome de tanta atención, me abruma su falsa lástima — Su boca se curvó en una sonrisa — Aunque curiosidad por las razones en las que te mantienen aquí encerrado, se supone que eres peligroso ¿O no?
—Puedes considerarlo como quieras, de igual forma la sociedad cree que hay estereotipos entre lo bueno y lo malo, aunque no saben lo equivocados que están — Suspiró — El hecho que vengas aquí no te hace valiente, solo una persona que se deja llevar mucho por sus impulsos haría algo así, ¿Me equivoco?
—Puede ser, pero la verdad por no creer lo suficiente en ellos, me enviaron a este lugar — Un tono de odio quedó claro en su voz, algo que por supuesto él no ignoró.
—Venganza... — Una carcajada salió de su boca que lo convertía de alguna forma mucho más perfecto de lo que hasta ahora consideraba Lina — Vaya que me gusta mucho esa palabra.
—Quiero saber por qué estás aquí — Dijo con curiosidad
—Está bien, te lo diré, pero antes me vas a contar las razones por las que terminaste en este lugar tú primero — Se sentó en la pequeña camilla mientras una sonrisa se reflejaba en su rostro.
—No tendría porque interesarte — Replicó ante cierta duda de contar su historia a un completo desconocido que por cierto, era clasificado como peligroso mentalmente.
—Eso mismo podría decirte yo. Al final estas tú invadiendo mi pequeña morada — Ante el silencio de Lina, este continuó — Mira, llevo muchos años aquí y a pesar de que de alguna manera ya me acostumbré necesito un poco de diversión, como por ejemplo irme de este lugar de una vez por todas.
—¿Cómo piensas hacerlo?
—Necesito a alguien de mi parte, y de alguna manera justo apareciste en este momento con ciertas ganas de venganza que la verdad me sirve mucho de ayuda — Se recostó mirando hacia el techo — La pregunta es, sí serás lo suficiente confiable, y sí tu sed de venganza es tan fuerte como para primero, unirte conmigo ya que puedo ayudarte y segundo que seas capaz de llegar a cualquier cosa, no estoy para juegos.
—Ten por seguro que estoy dispuesta a llegar hasta cualquier cosa con tal de hacerlos pagar — Sonrió Lina, porque sea lo que sea, alguien por primera vez se había ofrecido ayudarla.
—Perfecto, entonces somos oficialmente socios linda. — Ambos estrecharon sus manos, al parecer no había sido tan malo estar en ese lugar...
Mismo propósito diferentes razones... Una de ellas con la idea de limpiar su nombre, y la otra, con la meta de recuperar a su antiguo amor llevándose a los que intentaron separarlos alguna vez...
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