Capítulo 10 - No podía renunciar
Ana
Fue un tanto extraño la conversación con Eric, de hecho, era como si estuviéramos contando la historia de otras personas y nosotros solo fuéramos unos aficionados compartiendo nuestra opinión.
—Querían acabar con nuestras vidas — Susurré mientras fijaba mi vista en el gran ventanal donde a los lejos podías admirar el característico "Hollywood" de Los Ángeles.
— ¿Crees que ellos sepan quienes fueron? — Preguntó Eric a mi lado.
—Mi padre se mantiene al margen respecto a muchas cosas y si sospecha de alguien no me ha dado señales de querer decírmelo.
—Hay una posibilidad en la que he pensado y es sí mi hermana lo sabe — Tomó un largo suspiro antes de continuar — A veces habla respecto a alguien que estuvo en nuestro pasado, y que gracias a esa persona muchas cosas se arruinaron.
<<Las cosas comenzaron a ponerse tensas desde que lo alejamos de ella provocando que cambiara, y sobre todo desde que tú hermana murió dejándonos un problema mayor>> Recordé lo que había dicho mi padre el día que salí del hospital.
¿Era la misma persona que estaba hablando Eric?
— ¿Qué vamos a hacer?, si de hecho se supone que no podemos vernos — Habló preocupado — Las cosas están mucho más complicadas, y la verdad no sé si pueda volver a la universidad.
—No pienses en eso, ambos tenemos que hacerlo, tenemos que recuperar las cosas, además descubrir quién nos quiere muertos y que por lo visto ha fallado — El tono de llamada de mi teléfono sonó, por lo que cuando vi la pantalla comprobé que era mi padre — Nadie puede saber que ya nos hemos visto Eric.
— ¿Por qué?
—Porque todos piensan así y es mejor dejarlo de esa forma ya que tendríamos cierta ventaja para la persona que está detrás de nosotros y después de que amenazaran a mamá estoy segura de que no descansará hasta vernos muertos. Ten mucho cuidado Eric — Me levanté para buscar un lindo vestido rápido y salir debido a la insistencia de mi padre.
—Pero... ¿Cómo vamos a comunicarnos? — Preguntó siguiéndome hasta la puerta — Y como que amenazaron a tu madre.
—Supongo que en la universidad tendremos que vernos, así que ya sabes cuando, por ahora sigue actuando igual, de lo otro te lo cuento después — Pensé en acercarme, pero la duda me venció y simplemente me despedí con la mano para luego bajar por el ascensor.
Aunque dudó un poco, lo convencí de que no me había decidido por que ropa traer, y él simplemente se limitó a creerme, en realidad estaba convencida que últimamente le mentiría muchas veces, me molestaba, porque sea lo que sea, terminaba siendo un peso para mí y es por el simple hecho de protegerlo que he tomado esa decisión, quería evitar problemas, no estaba entre mis propósitos involucrarlo.
Papá me dijo que tenía que irse al trabajo por lo que me quedé sola en casa a la espera de mi cita con Camilo, aunque me sentía extraña por la sorpresa que aún no abandonaba mi cuerpo al ver a Eric, porque ya estaba en un punto en que quería iniciar de nuevo, terminado lo que era nuestro matrimonio que se convirtió en un tema extraño para mí, pero ahora las cosas habían cambiado, verlo me hizo eliminar esa seguridad que tenía en un inicio, por lo que mi confusión creció.
El vestido quedaba perfecto y a pesar de no ser muy elegante, atravesaba la raya de lo formal, por lo que busqué en YouTube una indicación para maquillarme pues había olvidado para que se utilizaban ciertas brochas, no obstante, quería algo simple pero que tuviera cierto encanto, porque primero me costaba un poco el delineador y no tenía mucho tiempo así que confiando por no salir hecha un desastre me dirigí hacia el famoso restaurante donde Camilo me había enviado la dirección.
El lugar era increíble, a primera vista todo el espacio era en color negro, y a un lado de la pared había una extraña escultura que era iluminada por luces púrpuras dándole cierto atractivo, que para ser sincera era hermoso. Luego de admirar absolutamente todo, un hombre se me acercó preguntándome sí traía acompañantes, por lo que dije el nombre de Camilo y me llevó hacia una mesa enfrente de la escultura que me había fascinado.
— ¿Acerté? — Preguntó una voz masculina a mi lado
—Demasiado — Dije sonriendo mientras un Camilo muy elegante se sentaba a mi lado. Tenía un traje blanco que le quedaba perfecto, era en efecto, un hombre muy atractivo, con una barba muy bien cuidada y cierto porte que provocaba que lo miraras por horas.
— ¿Sabes Ana?, me siento violado por ti, ¿Sueles ser muy observadora? — Preguntó riendo por lo que yo aparté la mirada apenada
—Verás...Lo siento — Dije evitando la risa escandalosa que amenazaba con salir — Es que tenías un insecto o bueno creí haber visto uno.
—Supongamos que voy a creerlo — Replicó sonriendo — Por otra parte, pedí uno de los mejores platos de este lugar — Llamó al mesero que antes me había atendido y pidió un vino con nombre extraño — Verás Ana, no suelo salir con mis pacientes, pero contigo fue diferente y es que desde el primer momento en que llegaste a la sala de urgencias, sentí que en ti había algo diferente, de hecho, pensé que era una estupidez que supusiera eso si ni siquiera te conocía, aunque sabía muy bien de tú labor como exitosa estudiante, aunque en el momento en que despertaste las cosas cambiaron y bueno ya ves lo que pasó — Terminó sorprendiéndome, pues para ser sincera no esperaba ese tipo de confesión
—La verdad me has dejado sin palabras — Admití — Pero en sí, solo me queda agradecerte por todo el apoyo que he recibido de ti, y es que has sido una ayuda para mi tanto en las terapias como durante toda esta recuperación de mi accidente.
—Y lo seguiré siendo — Sonrió mientras tomaba mi mano.
La cita pasó muy rápido, pues Camilo tenía que volver a su puesto de trabajo para hacer guardia durante la noche, una de las cosas que admiraba mucho de los médicos y que esperaba también hacer era que algún día tuviera la oportunidad de salvar a alguien como lo hice con el actor un tiempo atrás. Camilo se ofreció a llevarme y aunque no acepté, al finar terminó convenciéndome.
—Bueno esto ha sido todo, pero espero muy pronto volver a repetirlo — Dijo al estacionar su auto en frente de mi casa.
—Fue increíble, y la comida estaba deliciosa, te agradezco mucho Camilo — Me disponía a salir del auto, pero su mano me detuvo.
—Hay algo que he querido hacer hace mucho tiempo y bueno creo que es el momento... — Se acercó lentamente mientras su mirada estaba fija en mis labios, de hecho, me dejé llevar por el momento y cuanto estampó sus labios en los míos le correspondí. Por un momento olvidé todas las confusiones que inundaban mi cabeza y aunque sentí algo extraño no fue hasta que gracias a la bocina del auto desperté no solo de mi ensoñación, sino de la falsa fantasía de amor que me había creado.
Yo no estaba directamente con Eric, pero a pesar de todo había un compromiso que no se había roto, así que debía regirme a él, debía respetarlo. Entonces me separé de Camilo, despidiéndome de manera apresurada para entrar a mi casa, había cometido un error, había traicionado a alguien que no lo merecía...
¿Qué me estaba pensando?
*
Eric
Cuando la vi fue sorprendente, porque luego de que me resignara de buscarla o intentar sacarle información a mi hermana, la encuentro en el apartamento que habíamos compartido en un pasado.
Ana era hermosa, podía justificar lo que sentí en algún momento como para casarme con ella y a pesar de la escasez de recuerdos juntos, el solo hecho de tener el momento exacto donde le pedí matrimonio era algo que me removía sentimientos que al final me demostraban que había una oportunidad para los dos.
Cuando llegué al auto sin las cosas que se suponía que iba a traer, mamá me preguntó la razón y simplemente me justifiqué con que me había impactado el lugar, pero la realidad era que había sido una persona la que me había dejado sin palabras, y era Ana.
El día se había pasado rápido así que decidí salir a tomar aire pues ya me estaban sintiendo un tanto desesperado, entonces, con la promesa de no alejarme mucho a mis hermanas, me dispuse a caminar cerca de un bonito parque mientras el crepúsculo iluminaba el lugar, me senté en una silla que daba la vista a una cancha de futbol donde varias personas jugaban pasándose el balón, pero lo que me llamó la atención fue el hospital que estaba muy cerca de ahí, donde algunos médicos se tomaban un descanso de lo que supuse fue un ajetreado día.
—Es una carrera que cuesta — Habló una chica sentándose a mi lado — He tenido que arriesgar mucho, pero es cierto que vale la pena.
—Supongo que sí — Respondí — ¿Eres estudiante o ya médica?
—Estudiante — Me miró sonriendo — Pero también me gusta venir aquí y admirar el lugar donde pasaré algunos años de mi vida.
— ¿Sabes?, actualmente me sigo preguntando si esta es la carrera correcta para mí, y es que luego de ese accidente yo...Olvidé absolutamente todo — No entendía porque le confesaba mis pensamientos a una desconocida, pero quizás eso ayudaría a liberar ese peso que estaba cargando desde que mamá me informó respecto a mi vida como estudiante.
—No lo hagas — La observé mientras hablaba — El hecho de que ya hayas elegido la carrera es por algo, y a pesar de que tus recuerdos se borraran existe algo llamado vocación, que no la pueden tener todos, y que es imposible de eliminar de la memoria.
—Tienes mucha razón — Me sorprendió la determinación con la que hablaba y que de repente eliminara todas las dudas que había tenido — Soy Eric, mucho gusto.
—Lina, y bueno ha sido un placer hablar contigo Eric — Se levantó para quedar al frente de mí, su nombre se me hacía muy conocido pero lo ignoré — No olvides lo que te dije, no renuncies a esta carrera que es maravillosa — Se despidió para luego desaparecer entre los edificios.
No podía renunciar...
Ana y Lina tenían razón, esta era mi oportunidad y tenía que recuperar mi vida...
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