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Ambos corrieron a ella, feliz de verla la abrazaron entre los dos.

Ella se separó. —no tan fuerte caballeros, aplastaran el presente que traje para vuestro pequeño.— sonrió.

el bebé por ahora duerme, por qué no te llevamos a dar un paseo el reino es más agradable en plena nevada.—Jungkook habló, miro a Taehyung y él asintió.

bien, dejemos que descanse.— entregó los obsequios a la criada que la acompañaba. —demos un paseo.—

Eunha junto las manos y dio un pequeño brinco de felicidad. —excelente, traeré mi abrigo y ordenare la carroza.— se fue sin obtener respuesta.

¿cómo haz estado tú, Taehyung? ¿qué tal la vida en el castillo negro?— Hwasa.

Sonrió. —nunca había sido tan feliz, los días pasan volando y admito que me he acostumbrado con rapidez.—miró a Jungkook al responder.

Su novio le sonrió de vuelta.

saber eso me llena de felicidad, es un honor poder presenciarlos, ahora iré a saludar a los reyes, no seré descortés, enseguida regreso para irnos a pasear.— hizo una reverencia sin agachar el rostro y se marchó.

Ellos se quedaron solos en la sala principal y Jungkook aprovechó para acercarse al oído de Taehyung para decir con suavidad. —Amor, al regresar a los aposentos terminaremos lo que hemos empezado.—

Cosa que a Taehyung estremeció, pero se hizo un paso atrás para evitar besarlo, rojo y asustado de ser vistos, no respondió.

Terminaron por reunirse, salieron a pasear teniendo un rato agradable entre los cuatro.

Llegando a cenar juntos cuando la noche cayó. En la mesa se encontraba el rey, acompañado a su derecha por Tiffany quien le daba por fin comida solida al no tan pequeño príncipe Yoongi.

Jisoo no los acompañaba pues le daba de cenar a Young Soo en sus aposentos, a un costado de su cuna.

Conversaban entre todos, teniendo un humor ligero y con la visita de Hwasa todo estaba de un buen humor.

Pero eso no cambiaría el hecho de que el rey tenía que darle una noticia a su primogénito.  —Jungkook.— interrumpió la anterior charla.

El nombrado lo observó. —¿sí, su majestad?—

—en unos días harás un viaje, no será nada difícil, sólo serán pequeños recorridos a las aldeas del reino, te tomará tres días a lo mucho.— bebió de su copa, comentó tranquilo.

entendido rey, estaré listo.— Jungkook con respeto, pensó que la charla terminó ahí.

Pero, Namjoon volvio a hablar y lo hizo para alegrar los oídos del príncipe. —no irás sólo, Taehyung irá contigo, será el rey y quiero que reconozca sus futuras tierras, tú se las mostrarás.— después miró al príncipe Kim. —llevarás un mapa en vuestras manos, nombra y reconoce la ubicación de cada una de ellas, tendrías que saber llegar a ellas hasta con los ojos cerrados.—

Jungkook y Taehyung se miraron cómplices, con una discreta sonrisa.

se lo agradezco, me prepararé para salir cuando lo indique.— Taehyung respondió.

Namjoon sólo lo miró, no respondió a eso, siguieron cenando como anteriormente lo hacían.

Y terminaron, al ser noche los reyes se marcharon a sus aposentos.

Hwasa les habló a los príncipes ya que estaban solos. —¿puedo ver al pequeño ahora?—

—iré por él, si está despierto lo traeré.— Eunha emocionada fue por él.

Sí estaba despierto, durmió por la tarde, aunque Jisoo no estaba feliz de que se lo llevara, no podía oponerse.

Hwasa y los príncipes la esperaban en el cuarto de ella, donde estaban los presentes que le llevó al bebé.

Eunha lo llevaba con su rostro cubierto por una ligera manta blanca, tan delgada que casi era transparente.

Al llegar, destapó su cara.

Hwasa acercó el rostro al bebé y sujetó su mano con los guantes. —es tan pequeño.— con ternura susurró. —acerté en su talla, se verá precioso con los trajes de seda.— dijo en un tono más fuerte sacó uno y se los mostró.

Young Soo tenía los ojos cerrados pero cuando escuchó a Hwasa hablar los abrió e hizo ruido.

Ella se acercó y lo cargó. Le dio pequeños besitos en su mejilla y el bebé reía.

Jungkook amaba su risa como nada en la vida, después miró a Taehyung quien también sonrió de ternura por el bebé y la felicidad que sentía, no se podía medir.

Los Kim habían ido a visitar a Taehyung y el rey Nam preparó una cena junto a la chimenea por el frío.

Todos disfrutaban del banquete, de la convivencia con Hwasa y el bebé aquí.

En cuanto Hoseok observó a Hwasa se alegró, mentiría si dice que había olvidado lo que sucedió aquel día, pero hasta el momento no habían tenido oportunidad de hablar.

Hoseok la observaba cargar al bebé junto a Jungkook. Admirando su belleza.

¿quieres ir a pintar?— la voz de Eunha desvió su atención.

no soy tan bueno pintando en época fría, mis dedos fríos se entumen.— la miró y respondió amable.

Ella se sentó a su lado en la mesa. —te entiendo, cuesta un poco más ¿quieres más café?— linda.

—sí, gracias.— Hoseok sonrió.

Eunha le sirvió del tazón caliente y sirvió uno para ella también.

las galletas de mermelada del reino son deliciosas.— Hoseok mientras tomaba otra de la bandeja, mientras masticó observó a Hwasa dirigirse a él, nublando su atención sólo a ella.

Eunha notó que la dejó de escuchar.

hola Hoseok, no te había saludado aún.— Hwasa tocó su hombro pero caminó a una silla más, tomando su abrigo del respaldo.

Enseguida él se levantó. —princesa Hwasa, me llena de alegría verte.— sonriendo.

igual a mí.— ella también le sonrió. —a la mediante volveré a charlar contigo, iré a dar un paseo por los jardines del reino, aunque está muy frío, me encantaría verlo cubierto de pequeños copos de nieve.—

—¿puedo acompañarte?— Hoseok con entusiasmo.

claro, Jungkook nos espera.— ella caminó hacia la puerta que daba al jardín donde el príncipe Jeon la esperaba.

Hoseok miró a Eunha. —no te importa que yo .... — señaló a esa dirección.

en lo absoluto, diviértanse.— Eunha forzó la sonrisa.

El fue tras Hwasa y Eunha sólo miró la taza llena que le sirvió, triste.

Iban a salir, pero Young Soo empezó a llorar y Jungkook decidió no salir, por abrazar a su bebé.

Así que Hwasa y Hoseok salieron juntos. Pasando un increíble momento, uno romántico, el príncipe corrió a contarle a su padre sobre sus sentimientos por la chica y el rey se alegró, invitó a Hwasa a pasar unos días en el reino Kim. Y fue así como ella salió del castillo negro en poco tiempo.

Hwasa llevaba una semana con los Kim, el príncipe le encantaba y no lo podía negar. Aceptar sus sentimientos por él fue lo mejor que pudo hacer, él es tan inteligente, bondadoso, amoroso y tan apuesto que era demasiado para ser realidad.

Hoy era un día soleado.

Pensaron ir a dar un paseo por el rio más cercano del pueblo, llevaban una canasta con fresas, uvas y jugo de manzana para pasar un atardecer agradable juntos.

Caminaban hacia allá, Hwasa llevaba un vestido rosa demasiado casual, corte tres cuartos con mangas que cubrían sus brazos pero sólo un poco abajo del hombro y un estampado de flores blancas preciosas. Había recogido dos mechones de su cabello frontal hacia atrás y lo demás suelto, se veía preciosa sin olvidar sus guantes pequeños blancos.

Hoseok tenía pantalones de tiro alto los cuales dobló de la parte de abajo para no ensuciarlos, tenia una camisa de pana beige con cuello v floja, tenía tirantes desde la parte frontal del pantalón hasta atrás, tan atractivo con ese capello suavemente separado y cepillado, lucían como simples campesinos pasando un buen rato.

Llegaron al río, se sentaron a la orilla. Seguían conversando del tema que anteriormente tenían, Hwasa se colocó a un costado de Hoseok, pero aún más cerca, al punto en que sus piernas estaban chocando.

Eso puso nervioso al príncipe, quien parecía incapaz de sostener el equilibrio para sostener aquellas copas donde servía el jugo de ambos.

Pero pudo acabar y le dio su copa.
gracias.— ella respondió. —sabes Hoseok, siento mucha paz estando aquí.— miró por donde el rio desembocaba.

es un lugar muy tranquilo, me gusta venir aquí cuando estoy frustrado.— Hoseok después de beber, bajó su copa.

¿eso es seguido?— ella mirándolo.

sé llegar con los ojos cerrados, sólo imagínalo.— dijo con un tono bromista.

Ella se rió.

El admiró su sonrisa, armándose de valor al verla reír.

y éstos días me he frustrado mucho por un tema en específico ... — él más serio.

Ella cambió rápido la expresión. —¿por qué?—

El suspiró. —estoy enamorado de ti, desde que te vi pensé en ti como una mujer maravillosa y conociéndote confirmaste todo, eres mágica, tus ojos son preciosos y tan aterrorizantes para mis sentimientos, mi corazón te observa y quisiera salir de mí para pertenecerte a ti, mi alma ruega por saber si ... tengo una oportunidad contigo ... — dejó de hablar.

Ella tocó la orilla de su guante derecho, pensando en quitárselo y tocar a Hoseok. Quería saber el futuro, sabía perfectamente que también lo quería pero la incertidumbre del futuro golpeaba por primer vez a su puerta.

La pausa que él hizo era para sí mismo pues siguió hablando. —cuando me besaste sentí que respiré por primera vez, no creo ser digno de tocar tus labios, ni siquiera tus manos pero fue lo más placentero de mi vida, cautivaste mi corazón y se siente bien confesarte todo este amor, no estás obligada a corresponder, no quiero incomodarte. — él respetuoso.

Ella decidió. Por una vez no sabría lo que viene, sabía que para los enamorados era así; vivir en una asegurada duda del futuro, si el día siguiente seguirían juntos. Pero ella quería vivir esto, quería ser una enamorada también y sólo quería serlo de la mano de Hoseok. Ella se acercó al príncipe, sujetó su rostro y lo besó de nuevo.

El correspondió al beso pero no tardó en separarse para decirle justo frente a ella. —¿me darías el honor de ser tu novio?—

Ella asintió y siguieron besándose, recostados en el pasto, continuaron comiendo sus aperitivos y conversando cómodos.

Regresaron al castillo, de la mano, listos para anunciar que son novios.

<3

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