Prólogo.
Junio, 2016.
Sentía como la adrenalina corría por mis venas en el momento preciso de haber salido de casa. Sabía dos cosas, una de ellas era que mis padres me iban a matar y la otra, sería que debería fingir que eso no me iba a importar. Tenía que vivir mi vida al máximo si es que quiero sobrevivir. Jess me estaba esperando afuera de Bar Josh's, habíamos quedado de venir hoy. Las vacaciones de verano habían comenzado por lo que no me metería tanto en problemas por perder clases. Apenas terminaré el sexto semestre en la preparatoria estatal de Seattle, sólo dos semestre más y podré irme con mi hermana a California, lejos de nuestros padres, lejos de toda esta basura.
Jess estaba con una enorme sonrisa en los labios al momento de verme, ella era mayor que yo, dentro de unos días se iba a trasladar a la universidad de Seattle, ahí empezara a vivir ya que formará parte de una hermandad. Jess y yo éramos las mejores amigas del mundo, nos conocemos desde que somos unas niñas. Nuestra popularidad era muy masiva, por lo que no tuvimos ningún problema en haber encontrado unas identificaciones falsas para poder entrar al bar sin ninguna dificultad. Bueno, a menos que el guardia que este en la entrada nos cache, eso arruinaría nuestra noche.
—Pensé que no podrías escapar de casa, niña.
No contesté a ello, la verdad es que estaba muy emocionada como para decir un comentario erróneo que podría arruinar nuestra noche. Jess llevaba puesto un vestido extremadamente corto el cual, mostraba sus buenas curvas. En cambio yo llevaba unos shorts con una blusa de tirantes, no quería llamar la atención, ya que todos los chicos que estarán adentro son mayores de edad y la verdad es que prefiero no involucrarme con ninguno de ellos. Nos colamos en la fila y estuvimos haciendo bromas sobre la graduación. Helen, mi hermana mayor, se veía muy feliz y estaba feliz, su sueño siempre ha sido irse a estudiar a Los Ángeles, California, y mañana podrá cumplir ese sueño.
También es mi sueño, pero tendré que esperar hasta el próximo año, la verdad es que no me molesta en lo absoluto la idea de esperar, podré hacerlo con calma, así podré convivir más tiempo con Jess. Aunque ella también estará en la universidad y yo seguiré en la preparatoria; era nuestro turno para mostrar el carné, el guardia el cual tenía una expresión de amargura, se río al ver nuestras identificaciones. Estábamos fritas.
—¿Me quieren tomar el pelo? —el guardia nos arrojó las identificaciones a la cara—. Ni siquiera lo intenten, niñas —él se hizo a un lado para ver el cartel—, sólo son para mayores de edad.
Intercambié miradas con mi mejor amiga. Ella solo se encogió de hombros, pero no se hizo a un lado, sabía que Jess no se iría de aquí hasta que la dejen pasar. Aunque llegue la policía, ella no se moverá.
—No pierdan su tiempo —volvió a decir el guardia, esta vez sin reírse—. ¿Pueden irse a otra parte? Que atrás de ustedes si hay personas que tienen todo el derecho de entrar.
—Vámonos, Jess —la tomé del brazo, pero ella no se movió, lo cual me empezó a irritar.
Ella negó con la cabeza y caminó un paso hacia el guardia. Sus ojos estaban entrecerrados y tenía una expresión tan neutra en su rostro, que hizo que me tranquilizara por el momento.
—No pienso moverme de aquí, hasta que nos dejes pasar —susurró Jess—. Déjanos pasar y te puedo confirmar que vas a conservar tu empleo. Conozco al dueño, es amigo de papá y te aseguro que no le gustara en lo absoluto que no nos hayas dejado pasar.
El guardia nos miró con el ceño fruncido, Jess se veía demasiado tranquila, como si estuviera demasiado segura de que esto iba a funcionar, yo en cambio estaba más que nerviosa, ¿y que si la policía venía? El guardia ladeó su sonrisa y se apartó.
No podía creer que nos haya dejado pasar así de fácil. Jess me tomó de la mano y me arrastró hacia el bar. Ella se estaba riendo y yo le seguí la corriente.
—No puedo creer que tu padre conozca al dueño —murmuro mientras hacemos paso entre las personas que están aquí dentro.
Jess frunció el ceño y negó con la cabeza —: Ni siquiera sé quién es el dueño y mi padre muy apenas puede conservar su empleo. Por Dios, Ellen, eres tan crédula.
Rodeo los ojos y nos adentramos más al bar hasta llegar a la barra de bebidas. Jess pidió una margarita mientras que yo pedí una cerveza normal. No quería beber mucho, y sabía que esta cerveza me bastaría para toda la noche. La música era pegadiza y no pude evitar a moverme al compás de la canción; cuando nos entregaron nuestras bebidas, Jess jugueteó con el popote y sonrió.
—Todavía no puedo creer que entraré a la universidad —comentó, sonando un poco orgullosa de su logro—. ¿Sabes qué es lo mejor? Adiós a las estúpidas normas de mis padres. Los odio a ambos.
—¿No echaras de menos a Brandon? —me atreví a preguntarle.
Jess frunció el cejo y se río.
—Lo veo todos los días, Ellen. En ocasiones me asfixia —puso los ojos en blanco y me miró—. Quizás aproveches tu último año para ligártelo...
Mis ojos se abrieron como platos. ¿Cómo se atreve a insinuar eso sobre mí? Brandon era su novio, él la quería, ¿cómo se atreve a decir algo como eso?
—Ese chico no deja de mirarte —Jess dijo de repente, mirando por encima del hombro al mismo tiempo en que tomaba de su bebida.
Frunzo el ceño al mismo tiempo en que me giro sin cuidado y sin ser lo menos despistada posible. No pude ver a nadie que estuviera mirándonos, o al menos a mí. Lo más probable es que estuvieran mirando a Jess. Ella es quien siempre tiene la atención del todo mundo. No digo que yo sea fea, pero a comparación de Jess...
—Mentirosa —bebí de la cerveza—. Seguramente te estaba mirando a ti —bromeo.
—Lo sé, te puedo apostar que tiene mucho dinero —Jess empezó a sonreír, pero esa sonrisa no era para mí, lo presentía—. Debería ir a hablarle.
Niego al mismo tiempo en que la tomo del brazo —: Brandon te va a matar si se entera que estas coqueteando con otro tipo, Jess.
—No, por supuesto que no me va a matar y mucho menos se va a enterar, ¿entiendes eso? No puedes decírselo a nadie, ¿va?
No podía decirle que no a Jess. Asiento con la cabeza y mi mejor amiga se va de lo más feliz del mundo.
Brandon y Jess son la pareja del año. Brandon siempre ha sido mi mejor amigo, y Jess es mi mejor amiga. Empezaron a salir el verano pasado, yo no me enteré hasta Navidad, al principio no me emocionó la idea de que ellos salieran, ya que Jess sabía que yo tenía sentimientos hacia Brandon, pero Brandon siempre eligió a Jess. Y miren lo que está pasando justo ahora, ella le está pintando los cuernos a él y yo no puedo hacer nada, ¿por qué? Porque me veré como una zorra si se lo cuento.
Tomé la botella de cerveza y le di un profundo trago, quería golpear a Jess por estarle haciendo esto a Brandon, él nunca le ha fallado como novio, y es todo un caballero con Jess. No entiendo como Jess no es feliz sabiendo que él la ama. Pero quien soy yo para estarla cuestionando, es mi mejor amiga y deseo con toda mi alma a su novio. No podría hacerle esto pero a veces me lo pregunto, ¿por qué ella me lo hizo? Ella siempre supo que me moría por Brandon desde el jardín de niños y eso no le basto para haberse enrollado con él.
—Señorita —el tipo que preparó nuestras bebidas colocó una nueva botella de cerveza en mi campo de vista.
Niego con la cabeza y aparto la botella a un lado.
—No he pedido nada.
Me giro en busca de Jess, pero ella desapareció. Siento que me hierve la sangre. ¿A dónde se fue?
—Alguien me pidió que te sirviera una nueva cerveza, ya no es mi problema si te la tomas o no.
Dicho eso, él se dio la vuelta para seguir preparando las bebidas. Creo que aceptaré la cerveza, dije que no bebería esta noche, pero si Jess puede estar allí de zorra con cualquiera, ¿por qué yo no puedo estar de borracha? Cuando me terminé la cabeza que había pedido desde un principio, me tomé la otra botella de cerveza de solo tres tragos. Ver a Jess con un tipo que ni siquiera es su novio me enferma, ¿por qué razón ella le haría esto a Brandon? Y sé que soy la peor mejor amiga que puede existir en la faz de la tierra por estar llamando zorra a mi mejor amiga, pero en ocasiones se comporta como una zorra, quiero decir, Jess es mi mejor amiga, y la quiero, pero no es justo lo que le está haciendo a Brandon, ¿acaso el sabrá que ahora mismo estamos en un bar? No tengo ni la menor idea si él sabrá o no. Pero lo único que sé, es que Jess es una zorra.
Había perdido la cuenta de las botellas de cerveza que me había tomado en toda la noche, estaba tomando bebida tras bebida. Jamás bebo, no porque soy menor de edad, sino porque siempre suelo olvidar lo que ocurre, pero estoy muy consciente en estos momentos. Jess había desaparecido con el tal Elio, ya que ella tuvo el cinismo de regresar conmigo a decirme el nombre de aquel chico. Se suponía que era una noche de chicas, y no sabía que en los planes también incluía engañar a su fantástico novio y acostarte con un desconocido. Este tipo de cosas era muy común que Jess hiciera. No era la primera vez que ella engañaba a Brandon, era como la sexta vez en toda su relación. Al menos, él solo ha tenido pensamientos con alguien más que no sea Jess, como soy la mejor amiga de Brandon, él me lo ha contado.
Lo que más me duele en el alma, es que no puedo contárselo a Brandon, tal vez a ella sí puedo contarle todo acerca de los pensamientos de Brandon hacia otras mujeres, pero para mí está prohibido tener que hablar sobre las estúpidas experiencias con Jess. Tenía que hablar sobre ella como si fuera la mejor mujer en el mundo, como si fuera la novia perfecta, cuando en realidad no es nada de eso. Ella es una maldita doble cara.
Hay algo extraño entre la relación que tengo con Jess, y es que, no nos llevamos bien. Siempre nos llevamos la contraria y le sigo teniendo rencor porque ella sabía que Brandon me fascinaba y aun así ella empezó a salir con él. ¿Acaso eso es amistad? No tengo ni la menor idea.
Los ojos se me estaban cerrando y todo me estaba empezando a dar vueltas, eran más de las tres de la madrugada y pronto cerraran el bar. Debería pedirle a Jess que nos vayamos juntas. Ella tiene auto, y creo que esta menos ebria que yo, por lo que puede manejar sin ningún problema. Me tomé el alcohol restante de mi copa y arrastré mis piernas hacia la pista en busca de Jess. Aun a las tres de la madrugada, las personas seguían bailando como si fuera media noche, cuando en realidad es mas tarde, varios muchachos me hablaron e incluso uno se colocó enfrente de mí, en busca que bailara con él. Arrugué la nariz y lo rodeé para librarme de él. Jess no estaba aquí, por lo que eso quiere decir que la muy maldita se ha ido sin mí. ¡Me ha dejado!
Solté un suspiro de frustración y miré a mí alrededor.
«Bien, no pasa nada, solo relájate y pide ayuda, no pierdas la cabeza porque ella te abandonó...»
Los baños estaban justo enfrente de mí, por lo que solo tuve que atravesar a una bola de borrachos para entrar. Para mi buena suerte, el baño estaba totalmente solo. Había muy poca iluminación, pero esa me basto para ver mi reflejo en el espejo. Todo el maquillaje estaba escurrido fatalmente, tenía unas ojeras moradas y los ojos inyectados en sangre. Parpadeé un par de veces y me inclino para enjuagarme el rostro y poder quitarme al menos, un poco del maquillaje.
Jess me había dejado, me veo como un desastre total como para llamarle a Helen y pedirle que venga por mí. Mi plan C, sería llamarle al mismísimo Brandon y pedirle que me llevara a casa, pero jamás haría eso, por mucho que quiero que se entere lo que ocurrió entre Jess y el tal Elio, jamás le haría eso a Brandon. Y si ahora mismo me voy directamente a casa, mi madre me va a matar.
No tengo a donde ir, todo esto es culpa de Jess. Si ella nunca se hubiera ido con Elio, todo sería distinto. Grité aterrorizada por lo que me espera. Aunque se me ocurre otra idea, la casa de Brandon estaba a unas cuantas cuadras, por lo que podría ir a su casa hasta que se me baje un poco la borrachera.
Cuando salí del baño, tenía la esperanza de encontrarme por casualidad con Jess, pero ella había desaparecido totalmente. Saque mi móvil para enviarle un mensaje, al menos.
Gracias por haberme abandonado y descuida, no se lo diré a Brandon.
Guardé nuevamente mi móvil y salgo del bar.
Las calles estaban húmedas y el aire estaba frío. Ni siquiera parece verano, más bien parecía las primeras semanas de invierno. En Seattle era de lo más común que el ambiente estuviera así, siempre húmedo y frío, era raro cuando el sol salía.
La casa de los Cooper estaba enfrente de mí, tenía que entrar por la ventana para que la señora Cooper no me descubra. Pude darme cuenta que Brandon todavía estaba despierto, ya que su habitación estaba iluminada. Espero tener buena suerte con el árbol, mi tolerancia con el alcohol es pésima, por lo que creo que me voy a romper más que solo los shorts en el intento. Cuando logré escalar el árbol, toqué tres veces la ventana con mis nudillos, llamando la atención total de Brandon, él estaba acostado en su cama, leyendo un libro, pero al verme su atención cayó en mí.
Su ceño se frunció y soltó una carcajada al verme, él se puso de pie para ayudarme a entrar a su habitación.
—¿Desde cuándo soy Romeo y tu Julieta? —pregunté.
—Creo que desde que empezaste a tomar diariamente.
Le sonreí de oreja a oreja. Brandon me tomó de la cintura y de un solo movimiento, mis pies ya estaban tocando el suelo de su habitación.
—Tome un poquito —susurré, arrastrando las palabras—. No puedo llegar así a casa, mi madre me mataría si llego así.
—De acuerdo, puedes quedarte aquí.
Brandon me ayudó a acostarme en su cama sin hacer mucho ruido, la habitación de sus padres estaba justo a un lado, por lo que si no quiero que nos escuchen, debería guardar mucho silencio. Me acosté a un costado de él, Brandon guardó su móvil debajo de sus almohadas y se quedó mirando el techo mientras que yo lo estaba mirando solo a él.
Brandon era un chico demasiado guapo y atractivo. Puedo recordar claramente la primera vez que nos vimos y nos conocimos. Recuerdo que estaba en clase en el jardín de niños y había alguien de intercambio, creo que solamente me costó cinco minutos observarlo para quedar totalmente enamorada de Brandon Cooper; no fue difícil habernos hecho amigos.
Él siempre ha sido bueno en la bicicleta y yo era pésima, y prometió que cuando estuviéramos más grandes, él mismo me iba a enseñar a andar en una y cumplió con su promesa. Tercer año de preescolar, él me enseñó a montar en bicicleta, aunque tengo las rodillas llenas de cicatrices por ello, supe andar en bici.
Mientras fuimos creciendo, Jess se integró a nuestro equipo, al igual que otros chicos de mi barrio, como Elliot, quien es nuestro compañero en la preparatoria, o al menos es mi compañero. Brandon y yo con el paso de los años, comenzamos a juntarnos más, solo él y yo.
Una vez, nos habíamos escapado de casa y fuimos a un viejo edificio abandonado, no porque teníamos curiosidad de algo, simplemente porque tenía una buena altura y nos gustaba ver las estrellas. En ese preciso momento me había dado cuenta que realmente estaba enamorada; Brandon rozó su mano con la mía y me había confesado que era una gran amiga. Pensé que me besaría y ese sería nuestro primer beso...mi primer beso, pero no fue así.
Fueron pasando los años y él dio el estirón y comenzó a dejarle de gustar los comics y comenzó a interesarle los deportes. Cuando entramos a la preparatoria, quizá era más notable mi enamoramiento por él, aunque probablemente Brandon no se dio cuenta de ello, pero Jess sí. Recuerdo que ella misma me iba a ayudar a enamorarlo, porque estaba más que dispuesta a conquistarlo.
No pasó nada entre nosotros, hasta una noche, un día antes de navidad. Brandon se había escabullido a mi casa y me invitó a ir al viejo edificio, no me importó nada más que estar con él en nuestro viejo lugar; pasamos horas hablando hasta que amaneció y fue cuando me confesó algo, al principio pensé que confesaría sus sentimientos hacia mí, pero mi corazón se rompió totalmente al saber que él y mi supuesta mejor amiga eran pareja.
Brandon siempre había estado enamorada de Jess, desde que estábamos en el preescolar, no me di cuenta jamás de eso. Él no tenía ni idea que cada palabra que me decía, me provocaba un dolor inmenso en el corazón. Cuando regresé a casa, lloré y Helen estuvo para mí; lloré porque había perdido dos cosas: lo perdí a él sin siquiera tenerlo y perdí la confianza de mi supuesta mejor amiga.
Dos semanas después perdoné a Jess, o fingí perdonarla.
—¿Qué no se supone que deberías estar con Jess?
Mis ojos se cerraron con fuerza, había olvidado por cinco minutos que estaba con Jess. Aquí viene una terrible mentira, odiaba con toda mi alma tener que mentirle, odiaba tener que ser yo la mentirosa en todo esto. Ella siempre se libraba, dejándome con todo a mí.
—Sí, pero decidí que quería irse más temprano y yo como me quede en la barra, ya no supe que paso con Jess —ahora la mala en toda la historia soy yo. No Jess, sino que lo soy yo—. Descuida, de seguro ya está en casa.
Sentí que mi celular vibró, de inmediato miré mi celular para ver el mensaje, era de Jess.
Lo siento, Elio es fantásticooooo.
Sentí como me hervía la sangre, ¿quién se cree que es? Yo he sido la única persona que realmente se preocupa por Jess. He tenido que meter mis manos al fuego por su relación, quiero decir, si no fuera por mis mentiras, Jess y Brandon ya no serían novios, ¿saben que es lo peor? Que en toda mi vida, en mis dieciséis años he hecho una sola cosa mala y Jess me acusa con ella. ¿Pero qué clase de amiga es? Todo empezó a darme vueltas y juro que estoy a nada de desmayarme, pero tenía que contárselo a Brandon. Estaba harta de ser su juguete, estaba cansada de ser yo quien tiene que estarla justificando.
—Tengo que irme ahora mismo —saque ambas piernas de la cama y caminé hacia la ventana.
—Estas muy borracha, quédate aquí, no hay problema.
Oh, claro que me encantaría quedarme aquí con él, pero tenía que solucionar el problema desde la raíz. Tenía que decirle a Jess que no soy su juguete. Cuando saque una pierna a la ventana, todo volvió a girar, mis ojos empezaron a cerrarse. Lo único que recuerdo es que me caí al suelo y me quede ahí tirada.
A la mañana siguiente, no recordaba lo que había ocurrido. Recordaba que estaba en la habitación de Brandon, pero no recuerdo haber llegado a mi habitación. Quizás luego que me desmayé, Brandon me trajo a casa, de seguro mis padres ya saben que me puse hasta atrás anoche. Maldición, sé que lo peor no será el castigo o el regaño que me darán, sino la maldita jaqueca que siento.
Me senté en mi cama y me sacudo la cabeza, tenía pequeñas hojas de árbol enredadas en las greñas, la ropa que traía anoche estaba tirada en el suelo y había una horrible mancha verde en la alfombra. Cerré mis ojos e intento recordar lo que ocurrió, pero nada. Es como si me hubieran arrancado los recuerdos. La buena noticia, es que no estaba desnuda, por lo que eso quiere decir que no pasó nada de lo que tenía en mente.
Escuché que tocaron la puerta de mi habitación y luego se abrió. Helen entró al cuarto e hizo una mueca de asco al ver el vómito en la alfombra.
—Por Dios, ¿qué bebiste anoche? —Helen pregunta negando con la cabeza—. Tuviste suerte, papá y mamá no supieron que saliste.
—¿Eso quiere decir que no vieron que Brandon me trajo?
Helen frunció el ceño.
—¿Brandon? Brandon no ha estado por aquí, por lo que se, dijo que saliste corriendo de su casa y ya no supo a dónde te metiste, por cierto, tu celular no ha dejado de sonar.
Helen señaló hacia mi mesita de noche, mi móvil estaba encima. Lo tomo sin vacilar y entro a los mensajes, tenía dos de Brandon y cinco de Jess.
¿En dónde te metiste?
¿Ya llegaste a casa? ¿Sabes dónde está Jess?
No está en su casa.
¿Brandon fue con Jess?
Qé hiciste?
ELLEN!
MALDICIÓN.
Apagué mi celular y lo deje en su lugar, ¿a qué se refería Jess? No tenía ni idea de lo que había ocurrido anoche.
Jess estaba con el tal Elio, se fue con él, fui a casa de Brandon y eso es todo. Mi mente no puede procesar lo que ocurrió después y eso me estaba frustrando. Helen seguía en mi habitación, por lo que, tal vez, ella sabrá como llegue a casa.
—¿Quién me trajo? Quiero decir, acabas de decir que Brandon no fue quien me trajo, ¿llegue sola?
Mi hermana negó con la cabeza y se puso de pie.
—Un chico de pelo castaño, ojos verdes, muy alto por cierto.
—¿Su nombre era...?
Helen se encogió de hombros. La rubia camino hacia la puerta y antes de irse, me miró por encima del hombro con cautela —: Me iré en unos minutos, báñate, que me quiero despedir de ti con un gran abrazo, pero hueles a vómito.
Solté una risita nerviosa y le dije que estaba bien. ¿Un chico alto, de ojos verdes? No conozco a nadie con aquellas características, quiero decir, Brandon era medio pelirrojo, el único castaño que no he podido sacarme de la cabeza ha sido Elio. ¿Y si fue él quien me trajo a casa? No ¿Por qué lo haría? Anoche él ni yo establecimos una conversación, ni mucho menos una mirada. No tengo ni la mayor idea de quién es Elio. Tal vez no pasó nada del otro mundo y sea yo quien se está poniendo paranoica. Tenía que hacerle caso a mi hermana, pronto ella se irá a Los Ángeles, California, y no la veré hasta el próximo verano, por lo que debería estarme duchando en vez de pensar en algo que no tiene sentido.
Cuando salí de la ducha, pude darme cuenta que tenía un par de hematomas en los muslos, tengo la esperanza que sea por la caída en la habitación de Brandon la noche pasada, es lo último que puedo recordar. Que me caí en su habitación.
Me acerqué a mi armario y saque una blusa azul marino y un par de shorts negros deportivos. Aun no recibo un mensaje de Jess, esta mañana le envié dos para que me explicará que había ocurrido, pero no me ha contestado, ni siquiera los ha visto. Sin dar más vueltas, salgo de mi habitación y bajo hacia la sala, en donde se encontraba toda mi familia reunida. Sentí un hueco en la boca de mi estómago al ver a la señora y el señor Monroe, junto con una oficial. Miro a mis padres y ellos están igual de perdidos que los padres de Jess.
—¿Todo está bien? —tuve que preguntar, aunque mi voz estuviera hecha un hilo.
La detective Martínez (cuyo apellido está grabado en su placa), camino hacia mí y me miró de pies a cabeza, mirando con detalle los hematomas en mis muslos.
—¿Qué te ocurrió ahí?
—Anoche me caí, ¿qué está sucediendo?
Helen se me acercó y rodeó mis hombros con su delgado brazo, ella me acerco más a su cuerpo y me abrazó. Esto no tenía sentido, ¿por qué está sintiendo lastima por mí?
—Anoche usted se encontraba con la señorita Monroe en un bar, ¿no es así? —la detective Martínez tenía una ceja levantada y me miraba con desprecio.
Rayos, ahora mis padres se van a enterar de lo que ocurrió anoche. Y no solo eso, sino que también anoche ingerí alcohol.
—Yo...—el nudo se instaló en mi garganta, pero pude asentir con la cabeza—. Sí.
—¿Anoche a qué hora llegaste a casa, Ellen?
—Llego a las cinco —Helen contestó por mí—. Yo misma me la encontré.
—No recuerdo, yo ingerí mucho alcohol, Jess y yo peleamos y no sé a dónde se metió. Pero estaba con un chico, Elio. Estaba con un tal Elio.
La detective asintió con la cabeza y avanzó un paso hacia mí. Sentí que los pelos se me pusieron de punta y también pude sentir una mala vibra. Fue cuando caí en cuenta que algo no estaba bien. ¿A dónde fue Jess? Porque es obvio que se trata sobre ella. Miro a mi padre, el cual me estaba mirando con decepción y tristeza. Él más que nadie odiaba el alcohol y estaba decepcionado de mí por haber ingerido más de dos veces.
—¿Qué pasa? —vuelvo a preguntar intentando que la voz súper quebrada que tengo fuera solo de mi imaginación—. ¿Jess desapareció?
La oficial negó con la cabeza. Solté un suspiro.
—Encontramos un cuerpo esta mañana.
—¿U-Un cuerpo? —pregunté, pude sentir como estaba al borde de las lágrimas, sin embargo no lloré ni mucho menos me moví.
—Afuera de aquel bar. Necesito que vengas conmigo para que identifiques el cuerpo. No hemos podido hacerlo ya que este está incinerado —parpadeé—. Tenemos la leve sospecha que es el cuerpo de Jessica.
Sentí como todo se me vino abajo. Todo empezó a darme vueltas y cuando pensé que me desmayaría, no sucedió. Simplemente, me quedé helada.
N/a: Hola, hola. Bueno, por fin es quince por lo que hoy decidí publicar esta novela. La cuestión es que la novela la actualizaré cuando tenga tiempo 😅😅😅 ya que tengo otras novelas en progreso y por mis estudios, ya que presento cada dos semanas y sí, es muy pesado, pero espero actualizar una o dos veces por semana. En fin, espero que les guste esta nueva historia que la verdad vale mucho la pena leerla.
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