Capítulo 7.
Ellen.
Había tenido una excelente tarde junto con Elliot. Llevábamos mucho tiempo sin habernos divertido de aquella manera, pero todo se arruinó cuando nos encontramos con Harold. Tenía que aparecerse en nuestra cita junto con mi hermana, quiero decir, no me molesta que Helen haya aparecido, de hecho, se veía muy aburrida junto con la pequeña hermana de Harold y con el mismo Harold. La doble cita no me estaba entusiasmando demasiado, se supone que ir al cine con Elliot sería algo romántico, pero de solo pensar que estarán ellos, le quita el romance.
Elliot condujo hacia el centro comercial que horas atrás había acudido con mi hermana para comprarme un par de conjuntos de ropa. Habíamos llegado puntualmente, Harold nos alcanzaría aquí, por lo que deberíamos esperarlo mientras compramos los boletos o quién sabe. No había muchas películas que me llamasen la atención, pero Elliot quería ver una de acción al igual que mi hermana. La única que me apetecería ver, trata sobre una chica con cáncer que escribe cartas hacia niños con cáncer. Ella los ayuda para que puedan salir adelante y no rendirse. Era una película que estaba basada en un libro, realmente no he leído el libro, pero ya estando aquí me hubiese gustado haberlo leído.
Harold apareció en mi campo de vista y al verme, sonrió. Mi hermana se acercó hacia él y solo lo arrastró hacia donde estábamos Elliot y yo.
—Llegas justo a tiempo —dijo mi hermana, sonriendo.
—Si, como sea, ¿qué película veremos?
—Difícil de matar, el renacimiento* —Elliot contestó con entusiasmo—. A menos que quieras que veamos otra película.
Elliot me dio un beso en la mejilla, haciéndome sonreír levemente. No estaba de humor para estar así con él, por lo que solo le sonreí. Harod miró la cartelera y frunció el ceño al ver los títulos de las películas. Espero que al menos no quería ver esa película sobre aliens que mi novio quiere ver junto con mi hermana. Ya la habíamos visto el año pasado y debo de admitir que es una porquería de película que solo los nerds verían (o sea, Elliot).
—Creo que prefiero ver Un minuto más*
Levanté las manos al aire. Éramos dos contra dos. No pensaba ver una película de aliens que, claramente, no me apetece ver en estos momentos. Prefiero rentarla a tener que gastar mi dinero en una película con guiones espantosos. Elliot y mi hermana intercambiaron miradas y se encogieron de hombros.
—Si quieres ustedes dos entren a ver esa película cursi y Elliot y yo vemos la película que hemos esperado por un año —Helen dijo, frunciendo la boca.
Harold y yo intercambiamos miradas. No quería estar cerca de él, quiero decir, no. Él es un salvaje, hace unas horas vi a Drake y tenía la cara golpeada, me explicó que Harold fue hasta la mansión de sus padres y le dio una golpiza, ¿qué clase de persona hace eso? Harold es un salvaje sin remedio, por lo que me niego rotundamente al ver una película con él a solas. Antes de que pudiese responder, Harold asintió con la cabeza, haciendo que abriera la boca en una enorme O.
—Claro —Harold respondió—. Nos vemos al finalizar la película.
Elliot y Helen se fueron hacia donde venden los bótelos, dejándome a solas con Harold. Esto tenía que ser una broma de pésimo gusto. Es obvio que yo no le agrado y él no me agrada en lo absoluto. Con lo poco que lo he tenido que conocer, es más que suficiente para asegurarme que es un salvaje, problemático y grosero con las demás personas. Harold me miró y yo me dedique a poner los ojos en blanco, con irritación.
—Bien, ¿quieres que compartamos las palomitas? —él levantó ambas cejas.
¿Cómo puede ser tan cínico? Estoy furiosa con él por haber golpeado a su hermano. Bien, tal vez si fue culpa de Drake haberme contado algo tan privado sobre su hermano, pero la culpa cae en mí, porque fui yo quien se lo pregunto. Si Harold tenía que desquitarse con alguien, que hubiera sido conmigo y no con su hermano, el cual es amable y gracioso. Drake se ofreció a pasar por Helen y por mí a los dormitorios, claro que yo no ofrecí eso porque Elliot iría por mí, pero llevo a Helen. ¿Por qué él no puede ser así de amable?
—No pienso ver ninguna película contigo —mascullé entre dientes.
—¿Ahora por qué estas molesta conmigo? —quiso saber, el muy chismoso.
Y no pensaba quedarme callada. Antes de responder, me asegure que mi hermana y Elliot ya hayan entrado a la sala a ver la estúpida película de alien. Cuando fue así, tome a Harold de la mano y me lo lleve hasta un lugar no tan público. Coloqué mi mano en sus mejillas y las apreté con fuerza.
—Ya me entere porque estas así de golpeado —lo solté con brusquedad—. No tenías que golpear a tu hermano, los golpes nunca van a resolver el problema, Harold.
Él se rio y asintió con la cabeza al mismo tiempo.
—Eres una persona muy problemática e incluso eres grosero conmigo. Anoche que te conocí puse todo de mi parte para que al menos yo te agradara, pero no. Eres tan prejuicioso, sabes. No me agradas y claramente no veré una película contigo.
Harold volvió a asentir con la cabeza, mas no dijo nada. Simplemente tenía una expresión tan tranquila que me la trague por unos segundos, hasta que él me tomó de las manos y me arrastró hacia donde estaban vendiendo los bótelos. Harold le sonrió a la trabajadora y pidió dos bótelos para ver Un minuto más.
—¡Que no veré una película contigo! —exclamé, demasiado molesta por sus acciones.
Él, por otro lado, me miró por encima del hombro y me dedicó una sonrisa irónica.
—Que lastima, porque no veré una película cursi solo.
La trabajadora le hizo entrega de los boletos y nuevamente, Harold me tomó de la mano y ahora fuimos hacia la dulcería y en donde venden las palomitas y refrescos. Él pidió todo, yo simplemente me quedé cruzada de brazos, como una niña pequeña haciendo un berrinche, no quería ver una película. No quería estar con él y no quería hablarle. Me sentía tan decepcionada, ni siquiera conocía al tipo y me estaba decepcionando porque pensé que era mucho mejor de lo que podría imaginar.
Harold me dio una caja de palomitas de mantequilla y él se llevó los refrescos en las manos. La sala en la que pondrán la película era en la primera de nuestra izquierda, al entrar, la sala estaba completamente sola, y eso que falta menos de cinco minutos para que empiece. Sonreí.
—Genial —murmuré, cuando me dije que no varía una película a solas con él, no lo decía literalmente. Deseo que la sala se llenara por arte de magia, maldición—. Bien, veré una película contigo —dije, una vez que llegamos a la mitad de los asientos, Harold se sentó en los asientos que estaban en la mitad, pero yo me senté a cinco asientos lejos de él—, pero a distancia, no quiero estar cerca de ti.
Harold sonrió con ironía y se encogió de hombros —: Gracias por hacerme ese gran favor, Ell.
¿Ell? ¿Desde cuándo Harold me dice Ell?
Puse los ojos en blanco y me acomodé para ver la película. Cuando los créditos iban comenzando, empecé a sentir frío gracias al maldito aire acondicionado que ponen. Harold claro que lo pensó dos veces antes de venir, ya que traía puesta una chaqueta de mezclilla. Me abracé a mí misma e intenté concentrarme en la película. Era un hecho que Harold y yo seríamos los únicos en la sala. Quizás la película no sea tan buena y por eso no hay público. Sentí un escalofrió que recorrió todo mi cuerpo y de repente, Harold me colocó encima de los hombros su chaqueta. Abrí mi boca e iba a rechazarla, pero el aroma era tan increíble que me quedé sin palabras. Y en vez de decir algo, le quité unas palomitas y me las metí a la boca.
Cuando la película terminó, yo estaba con el moco tendido y con las lágrimas cayendo hasta mis mejillas. Estaba mal con la película, fue una de las mejores que he visto en mi vida, admito que fue un poco floja, pero en todo lo demás, fue increíble y el final fue tan desgarrador que me hizo llorar. Cuando encendieron las luces, rápidamente me seque las lágrimas de los ojos y miré a Harold, el cual parecía aburrido y con sueño. Él me miró a los ojos y se rio.
—¿Lloraste? —preguntó, con un tono burlón.
Puse cara de póquer y negué rápidamente.
—No, como crees —respondí, con un gran tono de sarcasmo.
—Solo es una película, Ellen.
—Lo sé —dije una vez que salimos de la sala. Mire el enorme reloj que estaba encima de nosotros. Marcaban las 20.00, por lo que todavía falta más de hora y media para que la película que mi novio y Helen están viendo—. Falta más de una hora para que ellos salgan.
—Me alegro de no haber visto esa película.
Sabía una gran cosa, y es que tenía que estar aquí con Harold hasta que terminara la función de la peli de los aliens. Lo único que quería es irme de aquí, creo que he inhalado demasiado aroma de palomitas recién horneadas. Harold se me acercó y frunció el ceño.
—A unas cuantas cuadras hay un bar...
—Sabes que no bebo —lo interrumpí, con cara de pocos amigos.
—Pero puedes pedir un refresco. Es mucho mejor que estar aquí, esperando a que la función termine.
Pues, en eso él tenía razón. Prefiero estar en un bar, en donde me traen un montón de recuerdos, que estar aquí como tonta esperando.
Harold y yo salimos del centro comercial y caminamos por la banqueta. El cielo estaba despejado, no había señales de nubes. La luna aún estaba llena como la noche anterior y las estrellas brillaban con mucha intensidad, el aire estaba cálido y por un momento me sentí tranquila y sin ganas de huir de mi cuñado.
El bar que él había comentado, estaba a unas cuadras del centro comercial, al menos, todavía cargo con el carné falso que Jess me obsequió el día en que murió. Sí, es raro decirlo así. Entramos al bar, el cual estaba medio lleno. La barra estaba libre y había unas cuantas mesas disponibles para sentarnos.
Harold me tomó de la cintura y me llevó hasta la barra, en donde él pidió una cerveza y yo solo una bebida sin alcohol. La música no estaba tan intensa como recordaba que era antes de que dejase de acudir a este tipo de lugares. Miré a mí al rededor y la decoración era de lo más simple posible. Las paredes eran de madera al igual que las mesas, se veía que no habían hecho una limpieza, pero no era tan desagradable como en otros bares a los cuales he asistido. El trabajador encargado en la barra, colocó nuestras bebidas enfrente de nosotros y luego se marchó. Mi bebida era de color rosa y tenía unas cuantas hojas de menta flotando, tomé el popote color negro y jugué con él un par de veces hasta que bebí de esta. Tenía al menos un cinco por ciento de alcohol, por lo que dudo ponerme ebria con esto.
—No lo golpeé porque quisiera —Harold dijo, tras haber bebido de la botella de cerveza que tenía en las manos. Lo miré—. No me gusta hablar sobre mi vida personal ni mucho menos sobre mi familia, y me molesto mucho que él te lo haya dicho, porque es mi vida y mi historia no la de él.
—Aun así no tenías ninguna razón para haberlo golpeado como un salvaje. Pudiste haber hablado con él antes.
—¿Crees que hablando se arreglaran las cosas, eh? —dije que sí, porque es lo obvio—. Tú no lo entiendes. Siempre ha sido Drake, es fastidioso, sabes. Que siempre lo prefieran y lo defiendan a él, él es el preferido de mi padre, inclusive de mi madre.
—No es verdad, los padres aman a sus hijos por igual, Harold —respondí, soltando todo el aire que había inhalado—. Créeme que no tienes que odiarlo porque crees que él es el preferido, no vale la pena que te fastidies con eso.
Harold se rio y negó a la vez. No podía creerme que él me estuviera hablando sobre lo que siente, quiero decir, no pensé que Harold quisiera hablarme sobre su vida después de lo que ocurrió anoche. Pensé que me prohibiría que me metería en su vida, pero no es así. Harold me lo está contando por una razón, así que cerraré la boca y escucharé atentamente.
—No lo odio por eso —Harold se llevó la botella a los labios y le dio un largo trago, terminándose el contenido—. Lo odio porque él me quitó la novia hace más de un año, fue antes de que haya conocido a Helen. Como te lo dije, siempre lo prefieren a él. ¿Por qué? Porque es el hermano guapo, el hermano popular, el maldito hermano perfecto. Estoy harto de esa mierda —él negó con la cabeza. Harold colocó la botella encima de la mesa y con un solo movimiento, la lanzó hacia atrás, casi cayéndose de la barra—. Es especial tener a una persona que no prefiera estar con Drake y prefiera estar conmigo. Como Helen, por alguna razón prefirió estar conmigo que son Drake y eso que Drake intento bajármela, pero no pudo.
»Sabes, mi familia esta arruinada. Me avergüenza llamarla de tal manera, es por eso que no hablo sobre mi familia, excepto sobre Marieta, ella es la única familiar que vale la pena —Harold colocó sus codos encima de la barra y escondió su rostro entre sus manos—. Por eso me puse como un loco anoche, porque temía lo que Drake pudo decirte, por alguna razón no afecta lo que pienses sobre mí.
Y con eso, me quedé boquiabierta. Ambos compartíamos el mismo sentimiento de temor al saber lo que pensamos del uno al otro. Anoche pasó lo mismo, pero fue conmigo. Cuando Helen le contó sobre mi defecto, pensé que él pensaría lo peor de mí y me afecto tanto la idea de que él pensara algo sobre mí que no es verdad. Él tiene el mismo temor hacia mí.
El silencio se instaló en nuestra conversación. Él ya había dicho mucho sobre lo que pensaba y sentía. Y debo de admitir que me sorprendió mucho que Drake le haya quitado la novia, ¿qué clase de hermano hace eso? Ahora me siento como una estúpida por haber defendido a Drake esta tarde, quería golpearme la cabeza contra la pared por lo menos, unas mil veces, o hasta que me quité el sentimiento de culpabilidad de encima.
Me quedé observando a Harold con detalle. Todavía tenía ese sentimiento de que lo conozco de alguna parte, hay algo familiar en su mirada y más que nada en sus ojos. Como si él hubiera formado parte de vida pero no lo puedo recordar. O quizá sea que yo me estoy volviendo completamente loca e imagino cosas. Sea lo que sea, no puedo estar molesta con él y lo comprendo. Helen también siempre ha sido la hija ejemplar y la hija perfecta, siempre me hacían a un lado, pero yo nunca le tuve rencor a Helen. No era culpa suya.
—Cambiando de tema... —dijo él, mirándome por un espacio pequeño de su escondite—. ¿Desde hace cuánto que conoces a Elliot?
Solté un suspiro y le di un pequeño trago a mi bebida.
—Lo conozco desde el preescolar. Aunque no nos hablábamos, él siempre ha sido mi vecino, bueno, lo era hasta que le ofrecieron la beca para estudiar un año antes aquí —respondí, asintiendo con la cabeza—. Llevamos un año más o menos.
—¿Cómo empezaron a salir, por cierto?
—Hace un año perdí a una amiga. Fue asesinada, pensé que mi mundo se iba a derrumbar por su muerte, pero Elliot estuvo allí. Aunque nunca fuimos amigos, ni conocidos, Elliot llegó en el momento perfecto para decirme que no iba a romperme en mil pedazos —por alguna razón, tenía una sonrisa en los labios—. Empezamos a salir, y luego comenzó nuestra relación. Disfrutamos los meses que tuvimos antes de que él se viniera a Los Ángeles. Admito que me puse triste, pero me sentía orgullosa de que él haya logrado una de sus metas.
El chico de las bebidas, colocó una nueva botella de cerveza en frente de Harold, llevándose la anterior. Harold bufó.
—¿Lo amas?
Lo miré, con los ojos bien abiertos.
—¿Lo amas? —él repitió, y esa pregunta retumbo en mi subconsciente.
—El amor es un sentimiento muy fuerte. Y se demuestra con hechos y pruebas. Elliot es...él es una persona increíble y amo estar con él, lo quiero demasiado, pero el amor no ha llegado. Por lo que no puedo amarlo.
—¿Puedo admitir una cosa? Pero es sin ofenderte, claro.
Asentí con la cabeza, y nuevamente jugué con el popote. Harold dio un tragó y dejó la botella en su lugar. Él sacudió la cabeza de un lado al otro y luego, me miró directamente a los ojos.
—No amo a Helen —Harold confesó—. Me gusta, ella es la chica más atrevida y divertida que he conocido, pero no la amo.
—Tal vez te sucede lo mismo que a mí, no estás listo para amar lo suficiente a una persona y temes a que no sea correspondido.
Él sonrió, pero esa sonrisa no expresaba alegría alguna. Era una sonrisa fría y forzada. Me he preguntado algo, desde el primer momento en el que lo conocí y es cómo puede ser tan frío con las demás personas. No solo conmigo, sino que también con Helen, su propia novia. Pero no iba a preguntárselo, era una de aquellas preguntas que me guardaría y haría como si nunca la hubiera pensado.
Miré por encima de mi hombro la pista de baile. Había varias personas bailando al compás de la música, por lo cual decidí para aliviar el ambiente, me puse de pie y levanté las cejas.
—Harold, ¿me harías el horrendo placer de bailar conmigo?
—Ni loco.
—Si no bailas conmigo, me estaré quejando por los próximos cuatro años que estaré en esta universidad —le regale una sonrisa irónica—. Vamos, tienes que dejar esa cerveza y tienes que mover el trasero.
Él puso los ojos en blanco, pero lo hizo. Él se puso de pie y me tomó de la mano. Fue una sensación extraña haber entrelazado los dedos, los cuales encajaron a la perfección. Sentí como una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo, de pies a cabeza, y por un momento me gustó estar con él, a solas. La canción era tranquila, por lo que solo tenía que estarnos moviendo de un lado al otro.
Me coloqué enfrente de él, y rodeé su cuello con mis brazos. Harold colocó sus manos en mi cintura y me atrojó hacia él. Nos movimos de un lado hacia el otro y sonreí.
—¿Ves? No vas a morirte por estar bailando con la persona más insufrible del planeta —susurré, alargando las palabras.
Harold por otro lado, tenía una expresión demasiado tranquila y relajada. Sus ojos color esmeralda estaban mirando mis labios y por un momento, me deje llevar por el momento. Todas las personas a nuestro al rededor iban desapareciendo y solo éramos Harold y yo, nadie más.
Una de sus manos bajo hacia mis caderas e hizo que me estremeciera, haciéndome temblar. Sentí una sensación tan agradable que no me moleste en borrar esa sonrisa de mis labios. Era una sensación que nunca antes había sentido en mi vida, había bailando con muchas personas, incluyendo a Elliot, pero nunca había sentido esa sensación de deseo y desesperación al mismo tiempo. No sentí culpabilidad por sentirme así de bien con Harold y no me sentí mal por esto.
Mi corazón latía con fuerza, y no podía controlar mi respiración acelerada cuando su rostro se iba acercando cada vez más al mío. Algo dentro de mí me gritaba que me alejara de él, pero la otra parte no quería que lo hiciera, inclusive me rogaba que estuviera más cerca de él. Harold me tomó de la mano e hizo que diera una vuelta completa, haciéndome que este a menos de diez centímetros lejos de su rostro. Lejos de sus labios.
Todo se empezó a volver borroso y sentía un hormigueo en mis manos, en donde estaban rozando con su piel. Quería gritar, quería alejarme lo más posible de él, pero no lo hice y quizás esté siendo demasiado egoísta, pero no me importo. Sabía exactamente lo que estaba haciendo y juro por Dios que me estaba fascinando lo que estaba sintiendo por dentro.
Harold remojó sus labios y cuando pensé que me besaría, se acercó hacia mi oído, su cálido aliento hizo que los pelos se me pusieran de punta.
—Deberíamos irnos.
Él se apartó de mí, y me dejó ahí de pie, con los sentimientos a flor de piel y con ese gran sentimiento de deseo. Cerré mis ojos y ahora el sentimiento de culpabilidad regreso. ¿En que estaba pensando? Harold es el novio de mi hermana, yo jamás le haría esto a Helen, ella es mi hermana y la quiero más a que a nadie, y no solo es ella. También es Elliot, jamás lo engañaría, él es el novio perfecto, ¿por qué lo haría? Cuando pude apaciguar mis pensamientos, regrese hacia la barra, solo para terminarme la bebida e irme con Harold de regreso al cine.
Cuando regresamos al cine, apenas estaban saliendo de la sala Helen y Elliot. Ambos venían discutiendo sobre el dichoso final de la película, en cambio, Harold y yo no habíamos compartido ni un solo comentario desde que salimos del bar. Ni siquiera era capaz de mirarlo a los ojos sin que los sentimientos que había sentido en la pista de baile regresaran para hacerme cuestionar lo que me está pasando. Helen se acercó a su novio e intento bésalo, pero este no lo permitió.
—¿Qué tal la película? —le pregunté a Elliot, quien me tomó de la cintura.
—Créeme que el final estuvo magnifico, amor —él me beso la mejilla—. ¿Y la de ustedes?
Miré a Harold, y él a mí, pero fue él quien apartó la mirada.
—Aburrida.
—Les dije que la película que vimos era mucho mejor —Helen comentó, con una sonrisa en sus labios—. ¿Iremos a la fiesta de Melissa esta noche?
—Yo creo que paso —Harold y yo dijimos al mismo tiempo.
Elliot se rio, pero asintió con la cabeza.
—Yo igual, creo que me iré a la fraternidad. ¿Quieres que te lleve?
—De hecho —interrumpió Harold, tomando de la mano a Helen—. Puedo llevarla yo, también llevare a Helen.
—¿Te parece bien, Ellen?
No, me parecía una pésima idea, pero lo único que quería era irme a los dormitorios y dormir toda la noche.
—Sí, estaría bien.
*Las películas mencionadas en este capítulo no existen*
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