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Capítulo 35.

Harold.

Mi madre había sugerido que pasáramos por el postre, pero podía notar como Ellen no quería comer más. Ella había pedido una pasta, pero no sabía que era extremadamente grande el plato, así que muy apenas pudo terminárselo. Yo en cambio, si iría directamente al postre, pero preferí evitarlo, solo para hacer sentir más cómoda a Ellen, además, antes de haber entrado al restaurante, me había comido el poste.

Para Ellen era demasiado con el solo hecho de que este cenando junto al hombre me hizo vivir un infierno, pero se estaba esforzando por sonreírle y contestar cada una de sus preguntas.

—Así que, Ellen —mi padre dijo, levantando la voz para llamar la atención de mi novia, ella indecisa por un momento, decidió mirarlo y ponerle una sonrisa falsa—. ¿Qué es lo que estas estudiando ahora mismo?

No sabía que es lo que estaba odiando más. Que él esté tratando de incomodarla con las preguntas que le está haciendo o que este bebiendo más de lo necesario.

Ellen no parecía notar mi irritación hacia mi padre, por lo que le contestó inmediatamente.

—Psicología —Ellen levantó su copa con agua dentro y le dio un largo trago.

Gray asintió con la cabeza, mirándola con detalle, haciendo que eso me estuviera molestando más de lo que llegue a pensar.

—¿Tus padres a que se dedican?

Sé exactamente lo que está haciendo aquel hombre: quiere estar seguro que me convenga estar con ella.

¡Esto es estúpido! Ni siquiera quiero que él se sienta orgulloso por mí y ahora cree que tiene ese maldito derecho para opinar sobre mi jodida vida. Quizás había convencido a Drake de terminar relaciones por las clases sociales, pero yo no.

—Mi mamá trabaja como secretaria en un despacho de abogados y mi padre trabaja en ese despacho.

—¿Es abogado? —Ellen asintió orgullosa de su familia. Eso me sorprendió de alguna manera, ya que yo nunca ha estado orgulloso de la mía—. ¿Qué planes tienes al graduarte de la universidad?

Gray cruzó sus brazos por encima de la mesa y se inclinó solo un poco, mirándola con atención. Ellen me miró por una fracción de segundo, pero no se dejó intimidar por mi padre, así que le respondió con un tono fuerte y directo.

—Creo que regresare a Seattle con mis padres. Solo sería algo temporal, hasta que encuentre un trabajo. Quiero tener una casa cerca de la playa, así que regresaría a California.

—No sabía que tenías planeado regresar a Seattle —le hice saber, llamando su atención.

—Quise omitir eso, quiero decir, todavía falta mucho, por eso no te lo había contado.

O quizás sea porque hay una posibilidad de que ya no estemos juntos para entonces. Gray volvió a asentir, esta vez más tiempo de lo que había pensado.

—Así que tu hermana también salía con Harold, y tú salías con Drake, ¿no es así?

No iba a soportar más esto. Hice caer el tenedor en mi plato, logrando obtener la atención de todos los presentes. Esto era lo que más me temía, que él empezara a hacer ese tipo de comentarios solo para hacer sentir mal a Ellen. ¿Quién diablos se cree que es?

—Suficientes preguntas, Gray —dije de manera abrupta—. Estas incomodando a mi novia.

Ellen negó con la cabeza, sonriendo con pena a la vez.

—No, está bien, no pasa nada...

—Lo lamento —Gray la interrumpió, alzando un poco más la voz—. No tenía ni idea de que te estaba incomodando, realmente lo siento, Ellen.

Podía ver a leguas que el muy maldito estaba mintiendo. Conocía a la perfección a ese buitre como para saber cuándo si y cuándo no estaba mintiendo.

Mi novia le sonrió y volvió a tomarme la mano por debajo de la mesa. Suspiré con alivio.

Lo que más quería ahora mismo es tener cualquier excusa para huir de este sitio. Fue una pésima idea haber juntado a Ellen con Gray. Pensé por un momento que todo podría cambiar, pero estaba muy equivocado.

Ese hijo de perra nunca cambiaria, nunca se iba a sentir satisfecho con cualquier cosa que haga, es más, hasta parece que nunca será suficiente los miles de esfuerzos que intente hacer, es como si se los pasara por el trasero y solo los depositara a la papelera. En cambio, cuando se trata de Drake, se siente orgulloso de él, no importa que cosa haga, siempre es Drake. Pero no culpo a mi hermano, nuestro padre está enfermo.

—Algún día de estos deberíamos salir todos juntos —mi madre dijo, intentando aliviar el ambiente tenso—. En día de acción de gracias podrías pasar con nosotros, Ellen. No es por nada, pero siempre la cena me sale muy deliciosa.

Ellen le sonrió a mi madre.

—Me alaga que me invite en sus planes, señora, pero lo que más quiero es estar con mis padres. Pero quizás acepte eso de salir con su familia.

Violeta asintió con la cabeza, acabándose su copa de vino tinto.

Mi hermana ya estaba dormida en el regazo de mamá. Eran más de las diez de la noche y solo quedaban pocas mesas llenas. No podía esperar para poder irme junto con Ellen, trataría de convencerla de que se quede en el departamento junto conmigo, creo que me es de gran ayuda tenerla conmigo.

Sentí mi celular vibrar por dentro de mi saco, así que lo saque rápidamente para asegurarme de quien es el mensaje, ya que solo vibró una sola vez. Desconocí el número por un momento, hasta que recordé de quien era: Vanessa Rudd. Estaba a punto de borrarlo, pero leí el nombre de Drake, llamando por completo mi atención.

Sé que habías dicho que no querías volver a hablar conmigo, pero esto es importante. Drake está muy borracho, estamos a unos metros del muelle.

¿Qué tan borracho?

¡Muy borracho! No es capaz de mantenerse de pie. ¡Ven ahora!

Y esa era una perfecta excusa para poderme largar de aquí junto con Ellen.

—Sabes las reglas, Harold. Nada de celulares en la mesa —mamá dijo, señalando con la mirada el móvil entre mis manos.

—De hecho, Ellen y yo tenemos que irnos. Hay una fuga en mi departamento y tengo que ir antes de que los vecinos empiecen a quejarse —Ellen frunció el ceño y rápidamente se puso de pie, al igual que yo.

—¿Una fuga? —preguntó Gray.

—Ajá —asentí—. Creo que nos veremos después.

Mi madre se puso de pie, no antes sin despertar a Marieta.

—Fue un placer volverte a ver, Ellen —mi madre le dio un pequeño abrazo a Ellen—. Espero verlos juntos pronto.

Asentí con la cabeza, sin saber que más que decir. Ni siquiera le di la oportunidad a Ellen para que se despidiera de mi padre, ya que la saque a rastras del restaurante.

—¿Cómo que hay una fuga? ¿Todo está bien?

Cuando finalmente llegamos al estacionamiento, tome a Ellen de los hombros, provocando que ella se girara con rapidez hacia mí. Su espalda había quedado pegada a la pared y cuando fue así, presione mis labios contra los suyos. La besé con necesidad, con deseo y desesperación. Había sido una gran espera no poderla besar allá dentro y justamente es lo que necesitaba para poder calmar la furia que nacía dentro de mí, tenía que besarla antes de que mi cabeza explotara.

Al principio a ella le costó trabajado seguirme el ritmo, pero poco después empezó a mover sus labios con la misma rapidez que los míos. Ella me rodeó el cuello con sus brazos mientras que yo estaba poniendo presión en su cintura, evitando por cualquier circunstancia que Ellen saliera de mi agarre.

Su corazón estaba palpitando contra el mío, y esa sola sensación me estaba volviendo completamente loco. Simplemente no podía esperar más tiempo para poder estar a solas con ella.

Me aparté de Ellen solo un poco y la miré.

—Invente lo de la fuga para poder salir de eso —le confesé, sin sentirme mal por haber mentido a mis padres—. Tenemos una situación y quiero que me contestes algo, ¿bien?

Ellen me miró a los ojos. Tenías las cejas ligeramente fruncidas, pero asintió con la cabeza, sin desviar el contacto visual.

—¿Cómo se tomó Drake que nosotros saliéramos?

La pregunta le había caído de sorpresa, ya que abrió los ojos con impresión. Por un momento se quedó callada, asegurándose de que estuviera hablando en serio, pero cuando se percató, susurró:

—Me dijo que todo estaría bien entre nosotros. Incluyéndote. Incluso dijo que no estaba molesto y que estaba feliz por nosotros.

Y eso era una mentira.

—Pues él te mintió.

—¿A qué te refieres? —se apartó de mi—. ¿Sabes algo de él? Presiento que me está evitando.

—Eso es lo que está haciendo y ahora tenemos que ir a salvarle el trasero. Está en una fiesta y por lo que sé, está muy borracho.

Su boca se abrió en una enorme O. Sin decir más, Ellen se fue como rayo hacia el Ford y me espero para que le abriera el asiento de copiloto, cuando fue así, no esperamos ningún minutos más en este estacionamiento ya que aceleré, dejando una nube de humo en el aire.

Le había pedido a Ellen que le marcara a Drake para que nos dijera en donde se encontraba la dichosa fiesta, pero él no contestó ninguna de sus llamadas. Incluso intenté con mi móvil, pero tampoco me respondió. Había seguido las pequeñas indicaciones que Vanessa me había dado en el mensaje, pero había pasado por el muelle más de tres veces y simplemente no encontré ninguna fiesta. Incluso había ido hasta la hermandad, pero nada. Ni siquiera hacen fiesta entresemana.

—Llámale a Vanessa —le tendí el teléfono a Ellen—. Sé que no es tu persona preferida, pero solamente ella sabe en donde esta Drake.

Ellen me arrebató el móvil de los dedos de mala gana. Ella me mostró la pantalla y sonrió con ironía.

—Tu clave.

Esbocé una sonrisa.

—Es tu nombre.

—Mentiroso.

La miré por una fracción de segundo.

—Averígualo por tu propia cuenta.

Ellen me miró con los ojos fruncidos, hasta que decidió obedecerme y en efecto, su nombre era mi clave. Vi como una sonrisa se le formó en sus labios, haciéndola callar. Ellen le marcó a Vanessa y le pedí de favor que le pusiera en altavoz.

Cuando Vanessa contestó, le pedí a toda prisa que me diera la dirección de la tal fiesta, y ella me la dio. Ahora sabia porque no la encontraba, estaba en una de las peores zonas de Santa Mónica.

Suspiré con frustración mientras conducía.

Había llegado a la dichosa fiesta en donde se encontraba mi hermano. Por un momento quise que Ellen no me acompañara, solamente por la manera en la que iba vestida, pero sabía que esa no es una opción, por lo que vote por tenerla cerca de mí, así me sentía más a gusto y no la perdería de vista.

—¿Por qué esta aquí? —Ellen me susurró al oído.

Tenía que admitir que este era un sitio horrible.

Todas las paredes estaban llenas de grafitis y había muy poca iluminación. Las personas que nos estaban rodeando tenían un cigarro de marihuana en las manos, fumando como si fuera lo más normal del mundo. La música estaba al tope, haciendo que me empezara a doler la cabeza, ya no solo sabía si era por el terrible olor que hay en el aire o la música extremadamente alta.

La casa era muy pequeña, por lo que constantemente había personas pasando a nuestro lado empujándonos a la vez. Las personas estaban bailando al ritmo de la música, pero a decir verdad la música no era muy pegajosa, por lo que me aleje con Ellen de ahí. Desvié los ojos de un lugar a otro en busca de mi hermano, pero lamentablemente no lo encontré. Ni mucho menos a Vanessa.

Ellen empezó a toser gracias al humo que estaba en el aire. Yo también tosí, pero no le preste demasiada importancia.

—¡Oigan, chicos!

Un hombre tatuado del rostro se colocó en nuestro camino, evitándonos el paso. El hombre media más de dos metros de altura, y aunque era intimidante, no lo era para mí. Me puse en guardia y tome de la cintura a Ellen.

—Creo que se han equivocado de fiesta —el hombre se rio—. Lo digo por la manera en la que van vestidos.

Él tenía un cigarrillo en los labios, este se lo llevo a los labios y le dio una calada, lanzando una bola de aire hacia nosotros.

—Estoy buscando a mi hermano, de hecho —vociferé, llamando su atención.

El tipo volvió a darle una calada al cigarrillo y luego asintió con la cabeza. Desvió la mirada de mí, hacia Ellen, por lo que tuve que estrecharla más hacia mi abdomen.

—¿Quién es tu hermano, pues?

—Drake —le respondí a la misma velocidad en la que él me hizo la pregunta.

Se quedó callado por un momento. Mirándonos con el ceño fruncido. Yo quería irme de una buena vez de este sitio. Maldición, Drake.

—Ya —asintió—. Síganme, el niño esta drogado.

—¿Drogado? —Ellen dijo, con un hilo de voz, a punto de romperse a llorar.

—Ajá.

Seguimos al hombre tatuado del rostro. Pasamos por la pista de baile, pero no fue necesario chocar con las demás personas, ya que todos le tenían miedo al tipo este. Tatuajes subió por las escaleras que estaban en el rincón, mirándonos por encima del hombro pero no se detuvo hasta que llegamos finalmente al segundo piso.

La luz acá arriba era mucho más opaca de lo que estaba allá abajo, el pequeño pasillo estaba totalmente vacío, pero podía escuchar a lo lejos unas risas y un poco de música mezclada con la de abajo. Ellen me echo una breve mirada, y yo también volteé a verla; tenía su mano entrelazada con la mía y podía sentir como estaba temblado. Quizás tenga miedo, yo le tenía más miedo de ver a mi hermano que al tipo que nos está guiando.

Tatuajes se detuvo en una puerta, cuya habitación es de donde provenían las risas y la música que ya había escuchado desde las escaleras. El hombre ni siquiera se molestó en tocar la puerta, simplemente la abrió y entró como si nada. En cambio, Ellen y yo nos quedamos un momento afuera, esperando a que fuéramos bienvenidos; tatuajes asomó la cabeza por la puerta y nos lanzó una sonrisa.

—Pueden pasar, no mordemos —se rio.

Tome a Ellen nuevamente y entramos al cuarto.

—¡Eh, Drake! Tu hermano ha venido por ti.

Cuando tatuajes se quitó de mi campo de visión, mis ojos se engrandaron al ver al tipo que estaba justo enfrente de mí.

Drake estaba desplomado en un sillón viejo. Tenía a dos chicas a su costado. Las chicas tenían una lata de cerveza en la mano y al notar la presencia mía y de Ellen, dejaron de reírse. Mi hermano tenía los ojos inyectados de sangre y pude ver como tenía sangre seca en su nariz. Le sostuve la mirada por un momento, hasta que Ellen empezó a sollozar; en la mesa había un par de inyecciones.

—¡¿Es en serio?! —le pregunté a Drake, mirándolo perplejo.

—¿Quién es él? —una chica le susurró a mi hermano. Lamentablemente pude escucharla.

—Nadie —dice él, enmarcando las cejas—. ¿Qué estás haciendo tú aquí?

Ladeé la quijada y lo miré.

—¿Estás hablando en serio? He venido a salvarte el culo.

—No te necesito —Drake le dio un trago a la lata de cerveza que sostenía entre sus manos—. Oh, Ellen, te ves bien.

Las chicas miraron a mi novia, intercambiaron miradas entre ellas y luego se empezaron a reír. Había un millón de cosas que podía hacer hora mismo, como llamar a la policía y acusarlo con mi madre, pero ¿qué ganaría con eso? No puedo salvar a mi hermano de su desgracia humana.

—Es hora de irnos, Drake —me acerqué hasta él y lo jaloneé de su camisa, ayudándolo a ponerse de pie—. Me das lastima, en serio.

—¡No necesito tu lástima! —él me dio un empujón en el pecho, haciéndome hacia atrás—. ¡Me has quitado la novia!

—Yo no te he quitado nada, Drake.

—Y lo niegas, que patético.

Con el rabillo del ojo miré rápidamente a Ellen. Ella tenía ambas manos cubriendo su boca. Quizás no se estaba creyendo que estuviera teniendo esta conversación con mi hermano, pero la estábamos teniendo, de alguna manera.

—Mira, Drake, no es el momento para hablarlo, ¿bien? Te tengo que sacar de aquí.

—¡Hazlo! —gritó tatuajes a nuestras espaldas—. Pero el chico me debe cincuenta dólares por todo lo que se metió.

Drake esbozó una pequeña sonrisa.

Tenía demasiado tiempo sin ver tan perdido a Drake. Realmente me daba lastima el chico. Pensé por un breve momento que Drake finalmente cambiaría, que ya no necesitaría esta porquería para tener su vida, pero estaba totalmente equivocado.

—Tenemos que irnos, Drake...—empezó Ellen, pero cuando ella abrió su boca, Drake la miró.

—¿Por qué estas con Harold? Oh, cierto, porque son novios.

—Estas actuando como un niño de cinco años, por Dios, Drake.

Él entrecerró los ojos, pero ni dijo nada más.

—Vámonos —pase mi brazo por su hombro, en busca de que él también me ayude para sacarlo de este sitio.

Ellen sacó un billete arrugado de cincuenta dólares y lo colocó encima de la mesa en la que estaban las inyecciones.

Cuando bajamos las escaleras, Drake empezó a balbucear cosas sin sentido, más que nada me estaba pidiendo que lo dejara, pero ni loco pensaba hacer tal cosa. Al salir de la pequeña casa, Ellen se fue corriendo hacia el Ford, pero antes de que abriera la puerta, Drake se separó de mí y negó con la cabeza.

—No —volvió a negar, esta vez con más frecuencia—. No pienso subir a ese auto con ella.

Ellen pasó saliva y me miró.

Maldición...

—¡Deja de comportarte como un cabrón! —musité con irritación. Cuando finalmente había sacado mi hermano, ahora no quiere cooperar—. Mira, Drake, mi paciencia hacia ti está llegando al máximo, así que...

—Vete con él —me interrumpió Ellen, haciéndome callar perfectamente bien—. Llamaré a alguien más para que me lleve. Lo importante es que ahora mismo Drake este en cama.

¿Estaba hablando en serio?

No esperé mucho para empezarme a reír. Lo que ella acababa de decir era totalmente ridículo. ¿Dejarla aquí? Por Dios, es algo suicida. Prefiero dejar aquí tirado a Drake que dejar a Ellen. Primero muerto.

—Ni en tus sueños, querida.

—Harold, por una vez en tu vida piensa en tu hermano —Drake asintió, haciéndome rechizar los dientes—. Ahora mismo llamare a Summer o a quien sea que pueda venir por mí, ¿?

—No, no y yo. ¡Estas loca!

—Ya soy lo suficientemente grande como para tomar mis decisiones. Ahora sube al auto y vete de aquí. Estaré contigo en menos de lo que te imaginas, ¿bien?

Volví a negar, sin embargo ella asintió, alejándose poco a poco de nosotros. No confiaba ni en mente en eso de dejarla aquí, no era una opción, pero conociéndola es mejor no protestar.

Tomé a mi hermano del brazo, esta vez con brusquedad y nos fuimos hasta el Ford. Antes de subirme, vi que Ellen ya estaba hablando por teléfono con alguien, quitándome un peso de encima.

N/a: ¡Hola, mis amores! Sólo pasaba por acá para decirles que faltan menos de cinco capítulos para que finalicé la novela 😭😭😭😭

En el próximo capítulo daré algunas noticias. Pero lo que quería decirles es que actualizaré solo una vez por semana. Así que nos vemos la próxima semana ❤

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