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Capítulo 22.

Ellen.

Cuando salí del despacho en el que había estado con Harold, pude sentirme más que sofocada. Ni siquiera era capaz de controlar los latidos descontrolados de mi corazón, me sentía tan vulnerable y molesta al mismo tiempo.

Jamás pensé que esta sería la manera en la que Harold se iba a enterar, ni mucho menos que terminaríamos de tal manera. Lo que menos me podía creer es que me estuviera comparando con Helen...yo no era igual que ella, yo no estoy haciendo lo mismo y no estoy haciendo que la historia se repite, pero me siento igual de miserable. Quizá si se lo hubiera dicho antes nos hubiéramos ahorrado este drama, pero ya es demasiado tarde.

Me quedé un momento afuera del despacho, intentando analizar y procesar lo que había ocurrido anteriormente, inclusive tenía la esperanza de que Harold saliera y así podríamos arreglar las cosas, pero cada vez que lo pienso más me doy cuenta de que nuestra relación ya está más que arruinada. Pienso que ya no hay nada que hacer, pero tampoco puedo dejar las cosas así, no es lo justo ni para él ni para mí.

Avance por el pasillo, intentando calmar mis sentimientos, pero no era capaz de dejar de llorar, por más que no quería ponerme a llorar, hacia lo contrario. No quería romperme pero no podía prometer nada, porque sabía que tarde o temprano lo haría.

Unas grandes manos me tomaron de la cintura, haciendo que me desviaran del camino. Drake se encontraba justo enfrente de mí, soltándome y mirándome con cautela. Por un momento quería decirle que se apartara de mí, sin embargo no era capaz de decírselo, lo que menos quería era también perderlo a él.

—Harold —el nudo se me colocó en la garganta, dejándome a medias.

—Lo sé —Drake tomó mi rostro entre sus manos y sonrió, pero con tristeza—. Te estaba buscando y al pasar por el despacho escuche todo. Ellen, yo lo siento.

—Él me odia, Harold piensa que soy igual o peor que Helen —sacudí la cabeza mientras que los brazos de Drake bajaron hasta mi cintura para abrazarme.

Lo rodeé con fuerza, aferrándome a él para no derrumbarme, pero ya era demasiado tarde. Estaba más que lastimada.

—Voy a hablar con él. Harold no tiene por qué odiarte.

—No —volví a negar, esta vez con desesperación—. Él tiene todo el derecho de odiarme, porque le mentí...

—Le mentiste por culpa mía. Él solo merece odiarme a mí, no a ti, Ellen.

—No tiene caso, Drake. De igual manera él me seguirá odiando porque no se lo conté. Tuve la oportunidad y la desaproveche. Es culpa mía, ¿bien?

—De todas maneras hablare con él, Ellen. Y no lo hago por ti, lo hago porque es lo correcto.

Sabía que Drake no me escucharía de igual manera, así que decidí asentir con la cabeza, apartándome un poco de él. Con una de sus manos me secó las lágrimas en mis mejillas, haciendo que me encogiera un poco. Estaba toda echa un desastre, no podía volver a la fiesta así porque así, ni siquiera me siento bienvenida en este sitio, ni siquiera sé que hare a partir de hoy. Es más que obvio que Harold ya no va a querer que me siga quedando en su departamento, y ni loca pienso volver con Helen; pero tampoco quiero pedirle ayuda a mi madre, le había prometido que no le ocasionaría problemas y eso es lo primero que he hecho desde que llegue a Santa Mónica.

Desvié la mirada de Drake y suspiré.

—No quiero estar aquí, Drake.

Él asintió, haciendo círculos con su dedo pulgar en mis mejillas.

—Llévate el Ferrari y ve a mi mansión, iré después de hablar con Harold.

Abrí mis ojos de par en par y negué.

—Él está furioso, no quiero que ustedes dos se peleen.

—Por Dios, Ellen —Drake se inclinó hacia mí, rozando suavemente sus labios contra los míos—. Habíamos discutido sobre peores cosas, créeme que esto no será nada comparado con eso.

No me tragaba eso. Yo misma vi a Harold. Por primera vez temí de mi misma, estando allí con él fue un desafío. Mis piernas habían estado temblando desde que entre hasta que salí del despacho. Coloqué mis manos en su cuello y le di un beso.

—No quiero que se lastimen, Drake.

—No puedo prometer nada, Ellen, pero intentare arreglar las cosas con Harold, ¿bien?

Presioné mis labios, y aunque no estaba demasiado segura de eso, asentí con la cabeza.

—Espérame en mi habitación, me reuniré contigo terminando de hablar con Harold —Drake besó mi frente y sonrió—. Te quiero, Ellen.

Drake colocó el llavero, el cual tenía la llave tanto de su auto como de la mansión de sus padres.

—Puedes decirle a Marieta que me tuve que ir porque no me sentía bien, ella estaba muy feliz de verme aquí.

—No te preocupes.

Asentí por última vez, antes de irme por donde había venido.

Harold.

Después de que se marchó Ellen, me había quedado sentado en el escritorio del abuelo, mirando el desorden que había hecho y las consecuencias que esto tendría. Por suerte mi abuelo estaba fuera de la ciudad, pero lo malo es que llegaría hasta mañana y hasta mañana me iría de regreso a Santa Mónica.

Sin embargo, me estaba haciendo responsable de todo lo que había ocasionado anteriormente, inclusive me estaba arrepintiendo de todo lo que hice y dije. Me estoy empezando a sentir como una mierda por haberle dicho a Ellen que está haciendo lo mismo que Helen, ni siquiera sé porque razón dije eso. Quizá fue el momento, quizá fue el impulso que sentía dentro de mí, sea lo que sea, ya no hay nada que hacer al respecto más que enfrentarla hasta el día después.

No sabía que pasaría entre Ellen y yo, pero sé que no será lo mismo que antes, y eso es lo que más me temí, que nuestra relación haya empeorado; podía sentir la presión dentro de mí, y era una presión que me estaba frustrando segundo tras segundo. Temí que pudiera explotar de tanto estrés que estaba experimentando ahora mismo. Llegue a considerar la idea de volverme a tomar una botella entera de vodka al menos, pero no ganaría nada. El dolor que estaba sintiendo ahora mismo iba a seguir e inclusivo iba a incrementar el doble.

Con el rabillo del ojo, pude ver como el pomo de la puerta empezó a girar, hasta que la puerta se entreabrió. Drake era quien se encontraba detrás de la puerta. Cuando pensé que entraría, se quedó un momento observando con detalle el despacho, desde en donde yo me encontraba hasta lo que estaba a nuestro alrededor.

—¿Puedo pasar?

La pregunta hizo que me cuestionara si venía a burlarse de mí o quería hablar sobre cualquier otra cosa. Sin embargo, accedí a que él entrara, así que asentí con la cabeza y recargue mi cuerpo en la silla en donde estaba sentado.

Drake cerró la puerta a sus espaldas y no tardó mucho en sentarse enfrente de mí, mirando el desastre que había hecho media hora atrás.

—¿Qué quieres? —le pregunté, murmurando con la voz ronca.

—No le diste tiempo a Ellen de que te explicara como realmente sucedieron las cosas. No tienes ningún derecho a ser un cabrón con ella y conmigo no.

Asentí, fulminándolo con la mirada.

—No quiero que me hables de cómo te la llevaste a la cama, Drake.

—¿Eso piensas? —mi hermano se rio, haciendo que tomara la misma postura que él. Drake se cayó, borrando aquella sonrisa de su rostro—. Ellen no es Helen, Harold. Ellen es mucho mejor que cualquier chica de la que nos hayamos peleado anteriormente.

—Yo sé porque estas con ella, Drake.

—Es por la misma razón en la que tú querías, ¿no? —él negó con la cabeza y se inclinó hacia mi dirección—. Si te molestaste con Ellen de esa manera no es porque tienes celos de mejores amigos, es porque sientes algo por ella.

Me quedé en silencio, intentando no reprimir la ansiedad que sentía por admitirlo, pero ¿qué ganaría con ello? Ellen ya eligió a Drake y no puedo hacer nada al respecto que hacerme a un lado, como de costumbre.

—¿Por qué te cuesta trabajo admitirlo, Harold?

—¡Porque yo realmente estoy enamorado de ella, Drake! ¿Eso querías escuchar? Pues bien, ya lo dije.

—¿Y por qué carajo no lo dijiste antes?

Me negaba a contestar eso, simplemente no podía decirlo. Quizá porque fui un estúpido o por querer esperar más tiempo. La cuestión es que ya no importe lo que yo siente, como dije anteriormente, Ellen eligió a Drake.

Me puse de pie y caminé en dirección a Drake, el cual rápidamente copió mi acto y me enfrentó. Quería golpearlo, quería —deseaba— matarlo, pero no ganare nada con eso, no me ayudara a quitarme la amargura que estoy sintiendo en mi pecho. Nada ayudaría, estaba jodido.

—Ellen no te merece, Drake, ¿lo sabes? —susurré, sacudiendo la cabeza a la vez—. Ella merece a alguien que realmente la quiera y que ame cuando escuche el sonido de su risa y que ame incluso sus defectos —me quedé en silencio un momento, frunciendo el entrecejo hasta que lo dije—. Y sé que tú eres esa persona.

—Espera, ¿qué?

—Eres mi hermano, Drake y te conozco. Cuando estás enamorado eres una distinta persona y aunque te odio no puedo odiar que tu hagas feliz a Ellen.

Drake se me quedó mirando por un momento, impresionado quizás. Yo estoy de igual manera que él y aunque me costaba trabajado admitirlo, ya lo dije. Quizá siempre le tiraba mierda a Drake estando con Ellen, siempre mencionaba lo pésimo hermano que era y mi desafortunada suerte que tuve de tenerlo como hermano, pero jamás hablamos como realmente es Drake Stuart, dejado de ese ego de estúpido cliché universitario; lo deje pasar porque sabía que Ellen terminaría más enamorada de él que de lo que ya lo estaba.

—Estas borracho, ¿es eso, no?

—No pienso repetirlo nuevamente, Drake. Solo deja de fastidiar y has feliz a Ellen y te juro que si le haces algún daño, te las veras conmigo.

Drake asintió con la cabeza.

—Pero Ellen...

—¡Que ya, carajo! No me hagas arrepentirme de esto, hermano.

—Ellen...espera, ¿me llamaste hermano?

Cerré mis ojos por una fracción de segundo.

Drake tenía la misma reacción que yo.

—Tenías más de siete años sin llamarme hermano, Harold.

Me quedé sosteniéndole la mirada. No era capaz de decir algo más, ni siquiera me había dado cuenta de lo que le había dicho anteriormente.

—Oh —me encogí de hombros—. Ni creas que te abrazaré, porque todavía te odio, Drake.

Él se rio, negando con la cabeza.

—Pensé que me ibas a golpear.

—Iba a, pero no gano nada con eso.

Ellen.

Había conducido por más de tres horas de regreso a Santa Mónica. Gracias al GPS no me perdí, pero sí que llegue más tarde de lo normal. Cuando llegue a la mansión de los Stuart, hice exactamente lo mismo que Drake me había pedido anteriormente: subí hasta su habitación y lo esperaré hasta que llegue.

Todo el camino a acá, no podía quitarme de la cabeza la manera tan brusca en la que Harold me había hablado. Todo se repetía en mi subconsciente, como si fuese una película que no tiene final. Sus ojos se habían puesto negros y su rostro estaba rojo del coraje, nunca antes había visto a una persona tan furiosa como Harold y es algo que por nada del mundo quería repetir.

Me quedé sentada en la cama de Drake, mirando en dirección a la puerta para que él llegara, admitía que estaba demasiado ansiosa, quería saber que estaba ocurrió después de haberme ido, ¿acaso ahora mismo Drake y Harold están hablando o quizás peleando? Tenía demasiadas cosas en mente, que ni siquiera me dejaban respirar.

Tuve que sacar mi celular y enviarle un nuevo mensaje a Drake, lo único que quería es que él llegara cuanto antes, además de que me sentía una completa intrusa aquí adentro, no me gustaba estar sola, no me daba buena espina estar aquí adentro. Entonces para matar el tiempo, me dediqué a mirar con mucho detalle la habitación de mi novio.

La cama era mucho más grande que la habitación en donde había pasado la noche anteriormente; en todas partes podía reconocer la fragancia de Drake, algo que hizo que algo dentro de mí se estremeciera. No había ningún poster o cuadros pegados en la pared, pero si había una estantería pegada en esta, con algunos libros de texto y trofeos en la estantería. Había algunas de sus camisetas tiradas en el suelo, pero no me importo aquel detalle.

Suspiré con frustración, volví a coger mi celular y busqué el número de Drake, esta vez para llamarlo. Pegué el móvil en mi oído y esperé a que me llamara, pero este me mando a buzón, haciéndome rechinar los dientes. Iba a hacerlo nuevamente, hasta que la puerta se abrió.

Drake entró a su habitación, quitándose la chaqueta de cuero que traía por encima. Me puse de pie rápidamente, caminando con rapidez hacia su dirección y lo observe con detalle. No tenía ningún rasguño, ninguna cortada ni mucho menos algún signo de sangre, es como si no le hubiera pasado nada. No le paso nada.

—¿Qué paso? ¿Hablaste con Harold? ¿Él como esta? ¿Está furioso conmigo aun?

Drake levantó las manos al aire y soltó una carcajada.

—Acabo de llegar, cariño, dame un respiro.

Asentí y regrese a la cama, pero no podía estar tan tranquila. Es raro que Drake haya llegado como si nada, a menos de que no haya hablado con Harold, cosa que dudaba demasiado. Drake minutos después de haber llegado, se colocó a mi lado pero en vez de sentarse se acostó boca arriba.

—Sí, hable con Harold. Él está más tranquilo que anteriormente y no, no está furioso, Ellen.

—¿Cómo es eso posible? Quiero decir, pensé que se iban a golpear...

—Me duele saber que querías que atravesara esa puerta con golpes en mi bello rostro, Ellen.

Puse los ojos en blanco y lo miré con una pequeña sonrisa.

—Él nos dio su bendición.

—¿De que estas hablando?

—Me dijo que si te llegaba a lastimar, me iba a matar, así que prácticamente nos dio su bendición para estar juntos, eh —Drake levantó sus cejas, tomándome de la cintura—. Sabes, me alegro de eso, ya que no tengo porque preocuparme a la hora de hacer esto.

Drake me movió de un solo movimiento, haciendo que quedara en horcajadas encima de él. Solté una risita nerviosa y volví a mirarlo.

—Dime que no me estas mintiendo, Drake.

Él negó con la cabeza, quitándome un gran peso de encima.

—No es que le agrade el todo que seamos pareja, pero al menos se va a esforzar.

—¿Seguro?

—Que sí —él puso los ojos en blanco—. Ahora cállate y mejor bésame, que eso llevo esperando desde que te fuiste de la fiesta.

Él colocó una de sus manos en mi espalda, haciendo que con facilidad me inclinara hacia él, Drake abrió su boca cuando la mía tuvo contacto con la suya, pero me separe un poco, mirándolo a los ojos.

—¿Seguro?

—Por Dios. ¡Que sí!

Volví a pegar nuestros labios, pero esta vez no hice nada para dejarnos de besar. Cada segundo el beso se iba haciendo más y más intenso, haciendo que una ola de calor me golpeara. Drake empezó a subirme el vestido hasta más arriba de los muslos, haciendo que abriera mi boca para soltar un pequeño suspiro lleno de deseo y desesperación al mismo tiempo.

Mis manos se quedaran aferradas en su camisa, hasta que poco a poco me atreví a acariciar su piel bajo esta. Su duro abdomen hizo que me estremeciera por un momento, pero cuando este desapareció no desaproveche la oportunidad para seguir acariciándolo.

Drake se separó un poco de mí, para quitarse la camisa por encima de la cabeza. Me quedé un momento mirándolo, ¿acaso estábamos...?

Sin embargo no decidí preguntarle, simplemente volví a besarlo con pasión y deseo. La desesperación que sentía dentro de mí era tan grande, que lo único que podía hacer al respecto era tocarlo, pero sabía que ir más allá no podía hacerlo. Solo había estado con una sola persona en toda mi vida y no sé si este preparada para dar un paso así de grande en esta relación, era algo que me estaba costando trabajado decidir, no desde hoy, desde hace antes.

—Drake —susurré contra sus labios—. No sé si pueda hacerlo.

Sus ojos azules se abrieron cuando dije eso. Sus pupilas estaban dilatadas e incluso tenía los ojos rojos. Tragó saliva y asintió con la cabeza.

—¿Todo bien?

—Si —asentí para mí misma—. Es que, solo he estado con Elliot en toda mi vida y no sé si...

—Eres perfecta, Ellen, no tienes por qué dudarlo.

El tono en el que él lo había dicho hizo que se me encogiera el corazón de ternura y confianza.

—Solo quiero que sea especial, sabes.

Drake volvió a asentir, besándome el mentón.

—Esto es especial para mí, ¿no lo es para ti?

—Claro que lo es, es perfecto.

—Espérame un momento, ¿bien?

Asentí con la cabeza, colocándome a un lado de Drake. Él al ponerse de pie me besó y luego de eso, entró al baño. No tardé mucho en escuchar como el agua de la regadera caía en el suelo, así que mientras decidí ver su habitación más a fondo.

Había una mesita de noche a un lado de su cama. Solo por curiosidad, abrí el primer cajón. Me cubrí la boca con ambas manos al ver una caja de preservativos en esta, tuve que desviar la mirada del cajón hacia la puerta del baño, dudo mucho que Drake salga ahora mismo así que puedo espiarlo mas.

Seguí mirando, además de la caja de preservativos, también había algún que otro collar y pulseras. Decidí abrir el segundo, el cual estaba un poco más amplio que el primero.

Tome la perilla y lo jale de un solo movimiento, haciendo que este se abriera del todo; vi un periódico en este, así que lo tomé para leerlo. El periódico tenía varios cortes en la primera página y estaba demasiado arrugado para determinar que era de hoy o incluso de esta semana, miré hacia la fecha, mi ceño se frunció con rapidez al leer la fecha: 15 de Junio, 2016. Sentí un nudo en la garganta, así que abrí el periódico y mi corazón se detuvo por un momento al leer la primera nota.

Se trataba sobre Jess. Sobre la muerte de Jess.

Volví a mirar hacia la puerta, todavía se podía escuchar la regadera así que eso me dio oportunidad de seguir mirando. Deje el periódico a un lado y saque otros cinco que estaban junto con estos.

Todos y cada uno de ellos tenían el mismo año, solo que distintos días y diferentes tiendas de periódicos, pero en todo y cada uno de ellos la atención estaba en Jess Monroe.

«Pero qué demonios... » Volví a mirar el periódico, y la puerta, no había señales de Drake.

Esto no tenía sentido, quizá sea una coincidencia. Drake no conocía a Jess, él mismo me lo dijo.

Debajo de los periódicos, había una pequeña caja color salmón, tenía que admitir que estaba demasiado mal estar rebuscado las cosas de Drake sin su permiso, pero esto era demasiado turbio así que sin pensarlo dos veces, tome la caja y la coloqué en mi regazo.

La caja tenía algunos brillos como decoración, por lo que dudo demasiado que Drake la haya hecho para guardar sus cosas; abrí la caja sin más, intentando descubrir que está ocultando mi supuesto novio.

Había muchos papeles en este, la mayoría son recibos de compras de algunas tiendas, algunos otros son papeles sin tanta ciencia, hasta que llegue a una fotografía la cual estaba doblada a la mitad. Le eche otra mirada rápida a la puerta, pero nada. Tome la fotografía entre mis manos y con demasiado cuidado la extendí para verla completamente.

Sentí que la respiración sé que corto. El corazón empezó a latirme con desesperación y sentí un dolor en la boca de mi estómago.

«Es Jess...es Jess y Harold, junto con Drake... »

Sostuve la fotografía entre mis dedos mirándola con detalle, mis ojos se habían humedecido, y tenía la boca abierta.

Jess estaba vestida con la ropa en la que ella murió, la misma ropa que traía aquella noche. Y Harold, Harold estaba abrazándola con fuerza mientras que Drake le daba un beso en la mejilla. Jess tenía una sonrisa en sus labios, la cual era tan grande que me dio rabia de solo verla; pude reconocer el exterior, era Josh's Bar.

Cerré mis ojos y sin querer deje tirar la foto al suelo, rápidamente me puse de pie y tome mi bolso junto con mis zapatos.

El agua dejó de sonar, por lo que si mi vida dependiera de ello, salí echa un rayo de la habitación de Drake, corriendo a la vez al bajar las escaleras y salí de la mansión.

«Esto tenía que ser una broma... »

N/a: ¡Ya somos 10 K!

Ay, perdón, me emocioné por llegar a esa cifra. Pues como saben, ya hay maratón sí, pero también quiero comentarles algo y es que, no sé si sepan pero tenía planeado mandar una de mis novelas a una editorial, pero he hecho cambio de planes. ¿Qué quiero decir? Pues sí, efectivamente, Prohibido Enamorarte será mandada a una editorial, así que crucen los dedos.

Si quieren que tenga más suerte, pueden ir al Instagram de la editorial y comentar tanto el nombre de esta novela y etiquetarme: @perlarubi0

Aquí les dejó el usuario de la Editorial para que vayan y comenten ❤

Y es en esta foto en la que tienen que comentar:

Besos y gracias a todas aquellas personas que han estado conmigo desde el principio.

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