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Capítulo 16.


Harold.

Después que Ellen se marchó a cumplir su castigo, decidí que sería muy buena idea llamar a Marieta, ya casi no hablaba con ella, gracias al grandioso de mi padre. No entiendo como una persona puede meterle tantas cosas a la cabeza a una niña de ocho años. Pero aunque él le dice a mi pequeña hermana que soy una mierda de persona, ella sigue buscando una manera para que nos veamos, de hecho quedamos que el próximo sábado iría a verla, ya que es su cumpleaños. Me gustaría llevar a Ellen, y sé que a mi hermana le encantara la idea, casi siempre se la menciono a Marieta cuando hablamos por teléfono, ella piensa que me estoy "enamorando" mientras que yo mismo me digo que no me deje llevar por ese sentimiento.

Cuando llame a la mansión de Gray, la niñera de Marieta fue la que contestó, ella ha sido muy amable ya que siempre hace todo lo posible para que Marieta y yo hablemos.

—¡Harold, Harold! —exclamó la pequeña, pude escucharla entusiasmada—. Pensé que no llamarías hoy, ¡ha sido una tortura!

Sonreí con tristeza. Ya ni siquiera me importaba mi madre, si no la pequeña que tiene por hija, Marieta era mi mundo entero y me cabrea que el cabrón de mi padre no me permita verla solo porque me resigno a aceptarlo como mi padre.

—Hola, chaparra.

—¡Oye! Ya creí dos centímetros, pronto estaré de tu tamaño, eh —escuché de fondo a Susan, la niñera—. ¿Cuándo nos veremos, Harold?

Ella no sabía que tenía planeado ir a verla el día de su cumpleaños, así que no puedo decirle nada. Quiero agarrarla desprevenida.

—No lo sé, he estado muy ocupado...

—Dile a tu novia que necesitas ver a tu hermana —ella me interrumpió, resoplando—. Admito que me agrada Ellen, pero ¡eres mi hermano, no de ella!

No pude evitar reírme por la pequeña. Algo muy común en Marieta es que, es demasiado celosa. Quizá con Drake no, ya que él nunca se ha preocupado por nuestra hermana, pero en cambio, conmigo es demasiado celosa. Muy pocas personas le han agradado que tengan que ver conmigo, como por ejemplo, Ellen.

—Oye, prometo verte pronto, chaparra.

—Más te vale, hermano —escuche unos murmullos, quizá ya haya llegado mi madre o el mismo Gray—. Tengo que colgar, mamá acaba de llegar.

Y como mi madre es la gata de Gray, era más que obvio que también le diría cosas espantosas a Marieta solo para quedar mal conmigo.

—Está bien. Nos veremos pronto, Marieta.

Ni siquiera pude despedirme bien de ella, ya que colgó.

Tenía la necesidad de ir hacia esa casa y robarme a la niña. Estaría mejor conmigo que con mis padres. Ni siquiera se preocupan por ella. Mamá se la pasa asustada por las personas en general. Drake solo piensa en chicas y la mejor manera para que lo odie y Gray solo se preocupa por su empresa. Lo único que quiero es poder destrozarlo, si, es mi padre, pero es el hombre que me arruino la infancia. No solo a mí me golpeaba hasta el punto de dejarme cicatrices en la espalda, sino que también a mi madre. A la cual sigue golpeando y ella actúa como si fuera lo más normal del mundo.

Cuando estaba a punto de salir del departamento para llevar a cabo de plan, recordé que no tenía mi Ford, se lo había prestado a Ellen. Qué más quisiera poder emborracharme hasta perder la consciencia como ella, pero le hice una promesa, no bebería nada. Porque sé que, si yo bebo, ella también lo hará. Y lo que menos quiero en estos momentos, es que se ponga catatónica.

Cuando Ellen terminó con Elliot y vino conmigo al departamento, tuve que mentirle al día siguiente diciéndole que solo se quedó dormida y no pasó nada más, pero eso fue una vil mentira piadosa. Sé que si se entera que, esa misma noche me había besado, nunca más me hubiera dirijo la palabra.

Esa noche.

Ellen se encontraba en la barra del bar en donde estábamos. Yo había dejado de beber y prácticamente, me había convertido en su niñero. Ella estaba a punto de pelearse con una pareja, les había empezó a gritar que el amor era una porquería y quien sabe que más ocurrencias. Me fui corriendo hasta donde estaba ella, Ellen sostenía una copa de vino entre sus manos y cuando estaba a nada de bebérsela, se la quite de las manos y aparte la copa lejos de ella.

—¡Dame eso, Harold! —ella exclamó, señalándome con el dedo índice.

—Ya estás muy borracha, no quiero que pierdas la memoria como Helen nos había dicho antes —Helen, ¡cómo no lo había pensado antes!

Admito que todo esto había sido culpa suya, si desde hace mucho le hubiera contado a Ellen que, Elliot le puso los cuernos, sé que no estaría así de borracha. No solo me preocupaba sus lagunas, si no que mañana tenemos clases y dudo mucho que ella quiera despertarse.

—Espera aquí, llamare a Helen.

—¡No! —Ellen negó, abriendo los ojos de par en par y se levantó de su lugar, perdiendo el equilibrio, obviamente—. Por favor, no lo hagas, Harold, ella me va a matar.

—Pero tengo que...

Por favor.

Ellen me miró con ojos suplicantes, no pude negarme a eso. Ahora el problema que tenía, es que no puede quedarse en los dormitorios así de borracha. Incluso pueden suspenderla por haber bebido un día antes de clases, admito que no quiero que se meta en problemas el primer día de clases, pero tampoco quería llevarla a mi departamento. Nunca antes he llevado a nadie, ya que es algo muy íntimo para mí, como para llevar a una simple desconocida.

—¿Dónde piensas dormir? —le pregunté, agachando la mirada para mirarla, ya que ella estaba recargada en mi pecho, estaba inclinada a nada de desmayarse.

—En un motel, yo que se —Ellen bostezo y sonrió con inocencia—. O en la misma calle si es necesario.

Arrugue la nariz y negué con desaprobación. También sé que sí, Helen se entera que la deje en un simple motel, me matara. Cerré los ojos por una fracción de segundo, luego resople y asentí con la cabeza.

—Vamos, puedes dormir en mi departamento.

Ella levantó la cabeza para mirarme y frunció el ceño. Lucia confundida y cansa al mismo tiempo, pero no se atrevió a cuestionar mi petición. Tuve que pagar con una tarjeta de crédito todas las bebidas que había pedido, no me molestaba pagar, pero sí que haya bebido en exceso. Me siento responsable de alguna manera, Ellen era menor que yo por dos años y era menos de edad, solo espero que, cuando salgamos, no nos encontremos con ningún policía porque de lo contrario estaremos en serio problemas.

Cuando finalmente me dieron mi tarjeta de crédito, tuve que sacarla a rastras del bar. Ellen estaba balbuceando un par de cosas, pero no le preste importancia ya que no entendía ni la menor idea de lo que estaba diciendo. El estacionamiento seguía lleno y por suerte, ningún auto estaba parado enfrente del mío; tome a Ellen de la cintura, solo para guiarla hacia dirección de mi auto y cuando fue así, casi se cae al suelo.

—Vamos, Ellen, no es hora de dormir.

Ella soltó un gruñido y frunció los ojos.

—Shhh —ella susurró, arrastrando las palabras—. Tu voz es insoportable.

No pude guárdame la sonrisa, así que sonreír de oreja a oreja. Tuve que dejar recargada a Ellen en mi auto para buscar las llaves de mi auto. Busque en mi chaqueta y cuando las encontré, tome a Ellen nuevamente la cintura y la ayude a meterla al asiento de copiloto. Le puse el cinturón de seguridad, ella ni siquiera se movía, seguramente estará dormida. Su cabeza golpeo mi pecho, pero no me moleste en apartarla, solo me dedique a poner el cinturón de seguridad y entonces la miré. Tenía las mejillas sonrojadas debido al alcohol y aunque tuviera todo el maquillaje corrido por la lluvia, sudor y lágrimas, se veía perfecta. Su tez era perfecta, no tenía ninguna imperfección más que una diminuta cicatriz que tenía a un lado de sus labios rasados.

—No comprendo porque Elliot te engañaría, Ellen —le susurre, acariciándole la mejilla con delicadeza. Tenía miedo de despertarla—. Eres hermosa...

Ellen abrió sus ojos, sus ojos marrones mezclados con gris, se cruzaron con los míos por una fracción de segundo, hasta que volvió a caer dormida; conduje al departamento con calma, apenas darían las dos de la mañana y no tenía sueño alguno, pero sabía que tenía que dormirme cuanto antes si mañana quiero llegar puntual a clases. Aparque mi auto en el lugar de siempre y desvié la mirada del estacionamiento hacia Ellen. No quería despertarla por nada del mundo, se veía tan tranquila dormida, que no quisiera que volviera a abrir los ojos por el resto de la noche. Me quite el cinturón de seguridad y rodeo todo el auto hasta llegar al de pasajero, abrí la puerta, le quite el cinturón a Ellen y la cargue entre mis brazos.

Para mi mala suerte, ella abrió sus ojos y me miró con sus ojos entrecerrados. Pensé que me pediría que la bajara o preguntaría en donde estábamos, pero en vez de eso, me rodeó el cuello con sus brazos y hundió su cabeza en mi cuello. Solté un suspiro de alivio por eso, había sido una larga noche y lo único que apetezco es irme directamente a la cama.

Cuando finalmente llegamos a mi departamento, pensé que sería mejor que ella durmiera en mi cama y yo en una de los invitados. No es por nada, pero mi cama es realmente cómoda y Ellen la merece. No sé cómo le hice, pero pude abrir la puerta de mi alcoba con Ellen entre mis brazos. Camine hacia la cama y con cuidado la deje en mi cama. Ella todavía tenía sus ojos abiertos, y me observaba con detalle.

Encendí la lámpara de noche y fui hacia mi armario para sacar una de mis camisas, no quisiera que ella durmiera con aquel incomodo vestido que trae puesto.

—¿Dónde estoy?

Ella preguntó a mis espaldas. La miro por encima del hombro y cuando encuentro una camisa adecuada para ella, la encaro.

—En mi departamento. No querías que te llevara a los dormitorios y no podía dejarte en un motel.

Caminé a su dirección y le di mi camiseta negra. Ella me miró con desconfianza, hasta que accedió a tomarla.

—¿Necesitas algo más? Dormiré en el cuarto de invitados.

Ellen estiro sus delgados brazos y asintió con la cabeza.

—Tengo la garganta seca, ¿puedes traerme un vaso de agua?

Asentí rápidamente. Cuando salí de mi habitación, me fui directamente hacia la cocina por un vaso de agua, pero me hizo loco solo para que ella pudiera cambiarse a tiempo; al regresar, ella ya traía mi camisa, pude ver como ella se intimido rápidamente al verme, pero fingió una sonrisa. Le di el vaso de agua, el cual ella se lo termino de un solo trago y lo puso en la mesita de noche.

—Estoy muy apenada por lo que ocurrió esta noche. Yo...yo jamás me había comportado de tal manera.

Negué con la cabeza, solo para que entendiera que, no importa. Helen se ha puesto igual o peor que ella, así que no importa. Incluso yo.

—Descuida. Lo malo es que mañana tendrás un horrendo dolor de cabeza.

Ellen se cubrió el rostro con las manos. Por un momento pensé que estaba avergonzada o incluso que se estaba riendo, pero empecé a escuchar sollozos de su parte. El corazón se me rompió cuando se descubrió la cara y mire las lágrimas en sus mejillas.

—Oye —me senté a su lado y la tome entre mis brazos. Ellen había recargado su cabeza en mi pecho, mientras que yo le di unas palmaditas en la espalda—. Elliot no vale la pena, ¿sí?

—Me dolió demasiado que me haya engañado.

Ellen se separó rápidamente de mí. Aun tenía las mejillas húmedas por las lágrimas. Solo por intuición, le acaricie la mejilla y con el dedo pulgar le seque las lágrimas. Ellen sonrió con inocencia.

—Déjalo pasar.

Ella asintió con la cabeza.

Nos quedamos en aquella posición por un largo momento. Ambos nos estábamos mirando, pude escuchar como ella estaba respirando con dificultad, en cambio yo tenía la respiración acelerada y a cada rato el pecho se me llenaba de aire.

—Creo que te dejare dormir...

Ellen presionó sus labios contra los míos, haciéndome callar. Yo me quedé con los ojos abiertos mientras que ella los tenia bien cerrados. Ninguno de los dos se movió, hasta que me atreví a hacerlo.

Mi mano bajo de su mejilla hasta su cintura, haciendo que ella se acercara a mí. Mi lengua había entrado a su boca, haciendo que Ellen soltara un suspiro lleno de desesperación. Sus manos se hundieron en mi cabello, jalando el cuero cabelludo y haciendo gruñir por ello.

Ellen se puso en horcajadas encima de mí. Por un momento pensé en Helen, quería apartarme de su hermana, pero desde el primer momento en el que vi a esta chica entrometida, quise besarla, quise hacerle de todo, así que por un momento, prefiero que nos dejemos llevar por el momento. Mis manos fueron subiendo, haciendo que también la tela de mi camisa lo hiciera; la chica se separó un momento de mí, pensé que se apartaría por siempre, pero solo lo hizo para quitarse la camiseta.

Admitía que la acción que ella había hecho, me había dejado boquiabierto, pero ella me regreso el beso, haciendo que me perdiera en sus labios. Encaje mis dedos en su piel desnuda, pude sentir como temblaba encima de mí, pero a ella no pareció importarle eso, porque seguía besándome con deseo. Ellen subió mi camisa hasta mi abdomen y sin titubear me la quite por encima de la cabeza.

—No quiero aprovecharme de ti...estas borracha...

Ella me calló, presionando su dedo índice encima de mis labios. Una sonrisa maliciosa se dibujó en sus labios y luego susurró lentamente, haciendo que la deseara más de lo que ya la deseaba:

—Las personas borrachas siempre hacen cosas que nunca se han atrevido a hacer y créeme que lo que más quiero, Harold, es acostarme contigo.

Coloco ambas manos en sus mejillas y vuelvo a besarla, con más intensidad que las veces anteriores. Cuando finalmente me había quitado el pantalón, Ellen se apartó de mí con brusquedad y se bajó de la cama. Lo que vino después solo fue vómito, el cual cayó en su vestido. Me incorpore inmediatamente y salí de la habitación en busca del trapeador, lástima que cuando regrese, ella ya se había quedado dormida.

Pensé en irme a la habitación de invitados, pero ella podría vomitar nuevamente y prefiero que haga tal cosa en el suelo y no en mi cama. Me recosté en la cama, a un lado de ella y sin dudarlo los veces, la rodeo con mis brazos y le di un beso en su hombro desnudo. Solo espero que, mañana por la mañana, ella no olvide lo que ocurrió esta noche.

Actualidad.


Cuando me desperté, sentía un insoportable dolor en la cabeza, gracias al cigarro de mi buen amigo Elliot. No recordaba demasiado de lo que había ocurrido, ni siquiera sabía si seguía siendo el mismo día o ya era de noche. Localice mi celular, el cual estaba encima de la mesita de noche, eran pasadas las diez de la mañana. Había dormido demasiado. Me puse de pie y salí de mi habitación hacia dirección a la cocina, para mi sorpresa, me encontré con Ellen la cual estaba con su laptop encima de la cocina, ella sostenía una taza de té en su mano y al verme, casi la escupe.

—¿Elliot se ha ido?

Pude notar como su pecho se inflaba y luego soltaba todo el aire que había acumulado. Se veía nerviosa, e incluso asustada.

—¿Ellen? —pregunto, levantando una ceja.

—Si —ella asintió con torpeza y rápidamente, sonrió—. Y... ¿dormiste bien?

La pregunta me había confundido un poco, pero no me vi afectado hacia eso. Asentí con la cabeza y recargue ambas manos en la barra de la cocina, mirándola con atención.

—¿Por qué preguntas?

Pude ver como las mejillas de Ella se iban tiñendo de un color rosado.

—¿Hice algo anoche? —fue lo único que se me ocurrió preguntar. Ellen está actuando de manera extraña y no solo eso, también luce nerviosa desde que me vio entrar por la cocina—. ¿Te hice daño?

Ellen paso saliva y negó rápidamente.

—No...no me hiciste daño —pude sentir como la bilis se me bajo de la garganta—, pero anoche pegaste tus labios con los míos.

—¿Cómo dijiste?

—Anoche me besaste.

Abrí los ojos como platos y la miré con la boca abierta. ¿Qué hice qué? Quería golpearme en la cabeza, lo admito, si es que la bese, no me arrepiento de eso, pero sí de haberlo olvidado.

—Ah —dije, con la voz echa un hilo. No sabía cómo debería actuar después de eso. Por dentro, me siento satisfecho por al fin besarla, pero ¿acaso ella está feliz por eso? Luce apenada, como si le hubiera dado vergüenza que alguien más se llegara a enterar que anoche nos besamos. No lucia entusiasmada ni mucho menos feliz por eso, entones se me viene a cabeza cuando intente besarla aquel día en la escuela, ella me aparto de ella. No quería besarme, quizá anoche sucedió lo mismo—. No significa nada —me encogí de hombros, fingiendo que no me importaba—. ¿O a ti te importa?

Ellen se quedó en silencio, pensando algo, pero rápidamente, negó con la cabeza. Endurezco la mandíbula, no sé porque me estoy haciendo ilusiones con ella. Está más claro que el agua que, Ellen no me ve como hombre, si no como un simple amigo. Y eso me enferma.

—Pienso salir esta noche, ¿no te importa?

—No —Ellen me sonrió—. Estas en todo tu derecho.

Asentí con la cabeza y sin decir nada más, salí de la cocina echando fuego por todas partes. Me alegro de no poder recordar aquel beso. Creo que, por alguna razón, no estamos destinados a estar juntos.

Ellen olvidó cuando nos besamos por primera vez. Y yo no recuerdo cuando nos besamos por segunda. La diferencia es que, para ella el segundo beso no significo nada, pero para mí, el primero fue todo. No tenía ni la menor idea de que debería hacer hoy, porque mis planes era pasar el día junto a Ellen, quizás viendo una película o yo que sé, pero por el momento, no quiero estar con ella. No quiero tenerla cerca, creo que eso de fingir que somos novios solo fue para aprovecharme de la situación para tenerla cerca, ya que ya no me importa en lo más mínimo vengarme de Helen, y sé que Ellen piensa lo mismo, pero yo no quería dejar de hacerlo porque solo de esa manera la tenía cerca, podía decir con orgullo que era mi novia, y aunque era solo una farsa, que más daría porque eso fuera real.

Me había metido a ducharme y cuando salí, Ellen seguía en su laptop, eran más de las tres de la tarde y aunque había dicho que saldría de noche, no puedo soportar seguir con ella más tiempo. Me había puesto lo primero que vi y cuando fue así, miré a Ellen, la cual se había cambiado de sitio, ahora estaba en la sala, acostada y en el regazo su laptop. Ella me miró por encima de la pantalla y sonrió con inocencia. Un pequeño hoyuelo se remarcó, haciendo que desviara la mirada.

—Pensé que saldrías más tarde —ella comentó, sacudiendo la cabeza.

—¿Recuerdas a Vanessa?

Ella se quedó callada un par de segundos, hasta que asintió con la cabeza.

—Pues tu plan está funcionando. Me acaba de llamar para que nos veamos, ¡eres un genio!

No me interesaba en lo más mínimo tener que verme con Vanessa. Aunque era la chica más sexy de todo el instituto, solo había una chica que realmente me interesaba, pero aquella chica no estaba interesada en mí: Ellen Camille Colin.

—Oh —su sonrisa era nerviosa, pero también era sincera de alguna manera—. ¡Suerte!

Asentí con la cabeza. Tenía la esperanza que ella hubiera dicho algo más, pero solo dijo un suerte. Tome las llaves del Ford y salí del departamento. Dispuesto a yo mismo romperme el corazón en mil pedazos. 



N/a: ¡Hola, chic@s! Bueno, quería decirle dos cosas. Una de ellas es que, anteriormente, había dicho que esta novela estaría en privado, pero cuando la he puesto (en otras de mis novelas) a nadie le llega la notificación, por lo que he decidido no ponerla en privado.

La segunda es que, ya no actualizare hasta la próxima semana. Mañana entro al instituto y como es la semana de mi cumpleaños, creo que no me dará mucho tiempo para actualizar. Y como había comentado anteriormente, actualizare la otra semana como anteriormente, martes y viernes :)

Por cierto, les quería dar las gracias por mas de 6k! Ya pronto llegaremos a los 10 y me gustaría hacer un maratón (de al menos, tres capítulos), pero también lo estoy pensando porque creo que la novela solo tendrá treinta y cinco capítulos, aunque no lo sé. Ya veremos...

Aquí les dejo mi Instagram : @perlarubi0

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