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19

Salta totalmente a la vista que Jin tenía razón. Es un potenciador de popularidad.

Mientras camino por la senda empedrada que va hasta el edificio de Filosofía, al menos quince personas se dirigen a mí. «Hola». «¿Cómo estás?». «Qué guapo vas».

Me saludan tantas sonrisas, manos y voces que siento como si hubiese puesto el pie en otro planeta completamente diferente. Un planeta llamado «Jungkook», porque todo el mundo parece conocerme. Pero yo no tengo ni idea de quiénes son. Supongo que los conocí en la fiesta de Soobin.

Una sensación de malestar retuerce mi estómago y una oleada de vergüenza me envuelve. Acelero el paso. Desconcertado por toda la atención, prácticamente echo a correr hasta que entro en la clase y me siento en mi silla junto a Sinb. Jin y Namjoon no han llegado todavía, algo que me produce cierto alivio. No estoy seguro de tener ganas de hablar con ninguno de ellos en este momento.

—He oído que has salido con Kim Seokjin este fin de semana. —Es lo primero que me dice Sinb.

Madre del amor hermoso. ¿No puedo estar ni un solo segundo sin que alguien me recuerde a este tío?

—Eh, sí —digo sin darle importancia.

—¿Eso es todo? ¿«Sí»? Vamos, quiero todos los detalles sucios.

—No hay ninguno. —Me encojo de hombros—. Solo pasamos el rato juntos de vez en cuando. —Al parecer, esta es ahora mi respuesta comodín.

—¿Qué pasa con tu otro flechazo? —Sinb hace un gesto descarado con la cabeza hacia el pasillo opuesto.Sigo su mirada y me doy cuenta de que Namjoon acaba de aparecer. Se instala en su sitio y saca un MacBook de su mochila, y como si sintiese mis ojos puestos en él,levanta la cabeza y sonríe.

Le devuelvo la sonrisa y a continuación entra Hirai. Rompo el contacto visual y me concentro en el podio.

Jin se retrasa, lo cual es raro en él. Sé que anoche estuvo con sus compañeros de equipo y que no tenía entrenamiento esta mañana, pero dudo que se haya quedado durmiendo hasta las cuatro de la tarde.

Discretamente saco mi teléfono para escribirle un SMS, pero su mensaje llega primero.

Él: He tenido q solucionar una emergencia. Llego para la segunda mitad d clase.Coge apuntes para mí hasta q llegue, ok?

Yo: Todo OK??

Él: Sí. Resolviendo un marrón de Tae. Larga historia. T veo luego.

Cojo muchos apuntes durante la clase, más por Jin que por mí; yo ya me he estudiado el tema que está explicando y he memorizado la última teoría. Mientras Momo suelta su rollo, mi mente empieza a volar. Pienso en mi próxima cita para cenar con Nam y vuelvo a sentir esa sensación de inquietud que me hace tener el estómago revuelto.¿Por qué estoy tan nervioso? Es solo una cena. Y en eso se va a quedar. Hay chicos que se abren de piernas en la primera cita, pero desde luego yo no soy uno de ellos.

Pero Namjoon es un jugador de fútbol americano. Los chicos con los que sale probablemente se desnudan antes de que el camarero haya traído la carta. ¿Y si espera eso de mí?¿Y si...?¡No!, me digo con firmeza a mí mismo. Me niego a creer que Nam sea el tipo de tío capaz de presionar a alguien para que se acueste con él.

A los cuarenta y cinco minutos, Hirai concede un descanso, y todos los fumadores salen de la clase como si hubieran estado atrapados en el interior de una mina durante dos semanas. Yo también voy fuera, pero no a fumar, sino a buscar a Jin, que todavía no ha hecho acto de presencia.

Namjoon me sigue al pasillo.

—Voy a por un café. ¿Te apetece uno?

—No, gracias.

Curva los labios cuando se encuentran nuestras miradas.

—¿Sigue en pie lo del domingo?

—Sí.

Asiente contento con la cabeza.

—Guay.

No puedo dejar de admirar su culo mientras se aleja. Sus pantalones cargo no son super ajustados, pero recogen su culo muy bien. Su cuerpo es realmente increíble. Solo desearía tener una mejor idea de cómo es su personalidad. Todavía me resulta difícil saber cómo es y eso me da rabia.

Por eso precisamente vas a cenar con el chaval, para llegar a conocerlo.

Exacto. Me obligo a recordar eso cuando dirijo mi atención de nuevo a la puerta principal. En ese preciso instante, Jin entra dando grandes zancadas. Sus mejillas están sonrojadas por el frío y lleva la cazadora de hockey cerrada hasta el cuello.

Sus Timberlands negras hacen un ruido sordo al chocar con el suelo brillante mientras se dirige hacia mí.

—Ey, ¿qué me he perdido? —pregunta.

—No mucho. Hirai está hablando de Rousseau.

Jin mira a la entrada de la clase.

—¿Está ella ahí dentro?

Asiento con la cabeza.

—Bien, bien. Voy a ver si puede darme el examen corregido ahora en lugar de al final de la clase. Todavía sigo gestionando esa emergencia, así que no puedo quedarme.

—¿Vas a decirme lo que ha pasado o tengo que empezar a jugar a las adivinanzas?

Él sonríe.

—Tae ha perdido su carnet falso. Lo necesita en caso de que esta noche nos lo pidan en la puerta, así que le voy a llevar en coche a las afueras de Seul, a un tío que los hace en el acto. —Hace una pausa—. Tienes carnet, ¿verdad? El portero del Malone's nos conoce a los chicos y a mí, por lo que no deberíamos tener problemas para poder entrar, pero tú igual sí.

—Sí, tengo carnet. Y por cierto, ¿por qué Yoongi celebra su fiesta de cumpleaños un lunes? ¿Hasta qué hora tenéis pensado quedaros por ahí?

—Probablemente no hasta demasiado tarde. Me aseguraré de que llegues a casa cuando te quieras ir. Y es un lunes porque Soobin le «robó» la oportunidad a Yoongi al hacer su fiesta el sábado. Eso, y que no entrenamos en el hielo los martes. Al Equipo le toca sala de musculación y cuando estás con resaca, es mucho más fácil levantar pesas que patinar.

Resoplo.

—¿No sería más fácil simplemente no emborracharse?

Se ríe.

—Eso díselo al cumpleañero. Pero no te preocupes, me toca ser el conductor esta noche. Voy a estar absolutamente sobrio. Ah, y quería hablar contigo de una cosa,pero en un segundo, ¿vale? Déjame hablar con Momo primero. Vuelvo enseguida.

Un momento después de que Jin desaparezca en el aula, Namjoon reaparece con un café en un vaso de plástico.

—¿Entras? —me pregunta mientras camina hacia la puerta.

—Entro en un minuto. Estoy esperando a alguien.

Dos minutos más tarde, Jin aparece en el pasillo. Le echo un vistazo a la expresión y sé que está a punto de darme buenas noticias.

—¿Has aprobado? —le grito.Él levanta el examen sobre su cabeza como si estuviera representando una escena de El rey león.

—¡Un 9! ¡La hostia!

Yo suspiro.

—¡Joder! ¿En serio?

—Sí.

Antes de que pueda parpadear, Jin me coge en sus brazos y me abraza hasta sacarme el aire de los pulmones. Le pongo mis brazos alrededor de su cuello y me echo a reír cuando me eleva hasta que dejo de tocar el suelo con los pies y me da tantas vueltas que me mareo.

Nuestra imagen eufórica atrae la atención de varias miradas curiosas, pero no me importa. La alegría de Jin es contagiosa. Cuando por fin me deja en el suelo, le arranco el papel de la mano. Después de todas esas horas que he invertido en esas clases particulares, siento que la nota es un poco mía también, y mi pecho rebosa de orgullo cuando me pongo a leer sus palabras de sobresaliente.

—Está genial —le digo—. ¿Significa que tu media vuelve a estar donde tiene que estar?

—Por supuesto que sí.

—Bien. —Entrecierro mis ojos—. Ahora asegúrate de que sigue siendo así.

—Lo será... si me prometes que me vas a ayudar a preparar los exámenes y los trabajos que hay que entregar.

—Oye, tronco, nuestro acuerdo ya no tiene validez. No te prometo nada, pero... —Como siempre que estoy con Kim Seokjin, acabo cediendo—. Voy a ayudarte a mantener la nota como muestra de mi amistad, pero solo cuando tenga tiempo.

Con una sonrisa, tira de mí para darme otro abrazo.

—No podría haberlo hecho sin ti, ¿sabes? —Su voz ahora es más grave y su cálido aliento me hace cosquillas en la sien. Se separa de mí, pero centra sus magnéticos ojos grises en mi cara y luego baja su cabeza ligeramente; por un angustiante segundo creo que va a besarme.Salgo de forma abrupta del abrazo.

—Así que supongo que esta noche toca celebración —digo, quitándole hierro.

—Todavía tienes pensado venir, ¿verdad? —Hay un punto de intensidad en su voz.

—¿No acabo de decir eso? —gruño.Su rostro muestra fugazmente alivio.

—Escucha... Quería contarte algo a ver qué piensas.

Reviso mi teléfono y me doy cuenta de que solo quedan tres minutos para que la clase comience de nuevo.

—¿Puedes hacerlo más tarde? Debería volver a...

—Solo será un minuto. —Su mirada se queda fija en la mía—. ¿Confías en mí?

Una sensación de cautela me invade, pero, cuando respondo, lo hago con una certeza tan indiscutible que me sorprende a mí mismo.

—Por supuesto que sí.

Es que es verdad. A pesar de conocerlo desde hace poco, confío totalmente en él.

—Me alegro mucho. —Su voz se densa y se aclara la garganta antes de continuar—. Quiero que te tomes una copa esta noche.

Me pongo rígido.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque creo que te vendrá bien.

—A ver si me entero bien, ¿por eso me has invitado a la fiesta de Yoongi esta noche?—le digo con sarcasmo—. ¿Para emborracharme?

—No. —Jin niega con la cabeza, visiblemente agotado—. Para ayudarte a ver que no pasa nada por bajar la guardia a veces. Mira, me toca conducir a mí esta noche, pero me ofrezco a ser algo más que tu conductor. Seré tu guardaespaldas y tu camarero y, lo más importante, tu amigo. Me comprometo a cuidar de ti esta noche, Kookie.

Estoy extrañamente conmovido por su discurso. Pero no está para nada justificado.

—No soy un alcohólico que necesita beber, Jin.

—No pienso eso para nada, idiota. Solo quería que supieras que si decides que te apetece tomar una cerveza o las que sean, no tienes que preocuparte. Yo me encargo.—Duda—. Sé que tu amiga tuvo una mala experiencia bebiendo en público, pero te prometo que nunca dejaría que eso te pasara a ti.

Me estremezco cuando dice «tu amiga», pero por suerte, no creo que se haya dado cuenta. Parte de mí desea no haberle soltado nunca la típica excusa de «le pasó a una amiga», pero me resulta imposible arrepentirme del todo. Solo mis amigos más cercanos saben lo que me pasó y sí, podría confiar en Jin, pero no me sentiría cómodo contándole lo de la violación.

—Así que si quieres beber esta noche, te prometo que no te pasará nada malo. —Suena tan sincero que mi corazón se contrae de la emoción—. En fin, eso es todo loque te quería decir. Solo... piénsatelo, ¿vale?

Mi garganta está tan estrecha que apenas puedo decir una palabra.

—Vale. —Exhalo un suspiro tembloroso—. Lo pensaré.

.....

Cada centímetro de espacio disponible en el Malone's, un bar que para empezar no tiene mucho espacio, está ocupado por jugadores de hockey. El lugar es tan pequeño que la mayoría de las veces solo se puede estar de pie.

Esta noche no hay apenas espacio suficiente para respirar, y de lo de sentarse,mejor ni hablamos.

El equipo al completo ha venido a la fiesta de cumpleaños de Yoongi y los lunes son la noche de karaoke, así que la estrecha sala es la hostia de ruidosa y está abarrotada de gente. Lo positivo de todo esto es que ninguno de nosotros ha tenido que enseñar el carnet falso en la puerta.

De repente me doy cuenta de que en unos pocos meses mi carnet falso dejará de ser útil. Una vez llegue el 21 de enero, seré recompensado con algo más que ser legalmente un adulto; por fin tendré acceso a la herencia que me dejaron mis abuelos,lo que significa que voy a estar un paso más cerca de librarme de mi viejo.

Jungkook llega unos veinte minutos después que nosotros. No lo he ido a buscar porque su ensayo acabó tarde e insistió en que cogía un taxi. También había insistido en ir primero a su residencia a ducharse y cambiarse de ropa, y cuando lo veo entrar,apoyo de todo corazón esa decisión. Está que te mueres de guapo con sus Jeans rasgados, botines altos y su camiseta de algodón. Todo negro, por supuesto. Cuando se va acercando, busco dónde están sus detalles de color. Lo descubro cuando gira la cabeza para saludar a Yoongi.

Una horquilla enorme de color amarillo con pequeñas estrellas azules le sujeta el pelo oscuro hacia atrás. Me encanta que se lo deje crecer.

—Ey —dice el—. Hace un calor de morirse aquí dentro. Me alegro de no haber traído un abrigo.

—Hola. —Me inclino y le doy un beso en la mejilla. Me hubiera encantado apuntar a sus deliciosos labios, pero a pesar de que yo considero esto una cita, estoy convencido de que para Jungkook no es así—. ¿Cómo ha ido el ensayo?

—Como siempre —dice con mirada sombría—. Como siempre quiere decir una mierda.

—¿Qué ha dicho el subnormal de Cass esta vez?

—Nada importante. Solo se ha comportado como el capullo que es. —Jungkook suspira—. Gané la discusión sobre dónde colocar el puente en la canción, pero he perdido con lo del segundo estribillo. Ya sabes, cuando quiere que entre el coro.

Me quejo en voz alta.

—¡Jo, por el amor de Dios, Kookie! ¿Has cedido en eso?

—Eran dos contra uno —dice con tristeza—. MJ ha decidido que su canción necesita irremediablemente un coro para una apoteosis máxima. Empezamos a ensayar con ellos el miércoles.

Está evidentemente muy cabreado, así que le doy un pellizquito en el brazo y digo:

—¿Quieres beber algo?

Observo cómo su esbelta garganta se mueve de arriba abajo cuando traga saliva.No responde al instante. Solo me mira a los ojos, como si estuviera tratando de taladrar mentalmente mi cerebro y entrar en él. Termino conteniendo la respiración,porque sé que algo importante está a punto de suceder. Puede pasar que Jungkook deposite su confianza en mis manos o que la encierre y tire la llave. Esto último sería el equivalente a una brutal carga de cadera porque, joder, quiero que confíe en mí.

Cuando finalmente contesta, su voz es tan débil que no puedo oírlo por encima de la música.

—¿Qué?

Un suspiro se escapa de sus labios y a continuación levanta la voz.

—He dicho que vaaaale.

Con esa palabra pequeñita mi corazón se hincha como un globo de helio.

Confianza De Jungkook, te presento a Jin.

Lucho para controlar mi total felicidad conformándome con un ligero gesto afirmativo con la cabeza mientras la acerco hasta la barra del bar.

—¿Qué te apetece? ¿Cerveza? ¿Whisky?

—No, yo quiero algo más rico.

—Te juro por Dios, Kookie, que si te pides un licor de melocotón o algo típico de chicas como eso, oficialmente dejo de ser tu amigo.

—Pero es que yo quiero —protesta—. ¿Por qué no me puedo tomar una copa de chicas? Ah, mira, creo que me apetece una piña colada.

Suelto un suspiro.

—Vale. Por lo menos es mejor que el licor de melocotón.

Ya en la barra, pido la bebida de Jungkook y empiezo a examinar cada movimiento del barman. Jungkook también lo mira con ojos de halcón.

Con dos de los clientes más vigilantes del planeta haciendo un escrupuloso seguimiento del proceso de preparación de una piña colada de principio a fin, no hay ni un asomo de duda de que la copa no contiene ninguna droga. Unos minutos más tarde, pongo la copa en la mano de Jungkook.

Le da un pequeño sorbo y después me sonríe.

—Mmm. Delicioso.

La alegría casi se desborda en mi corazón.

—Ven, te voy a presentar a algunos de los chicos.

Lo vuelvo a coger del brazo y caminamos hacia el ruidoso grupo que hay en la mesa de billar; ahí le presento a Suho y a Simms. Tae y Hoseok nos ven, se dirigen hacia nosotros y ambos saludan a Jungkook con un abrazo. El abrazo de Tae dura quizás demasiado tiempo, pero cuando me encuentro con su mirada, su expresión es de total inocencia. Es posible que esté siendo un poco paranoico.

Pero qué coño, ya estoy compitiendo con Namjoon por el afecto de Jungkook y lo último que quiero es a mi mejor amigo presentándose también como candidato.

Pero... ¿estoy realmente compitiendo? Todavía no estoy seguro de lo que quiero de el. A ver..., vale, quiero sexo. Quiero sexo ya, ya y ya. Pero si por algún milagro decide darme eso, ¿qué pasa? ¿Qué sucede después? ¿Clavo una bandera en la tierra y lo reclamo como mi novio?Las novios son una distracción y yo no me puedo permitir ninguna distracción en este momento, sobre todo cuando hace solo dos semanas he estado a punto de perder mi posición en el equipo.

No hay muchas cosas en las que mi padre y yo estemos de acuerdo, pero cuando se trata de centrarse y de ser ambicioso, estamos más que de acuerdo. Después de licenciarme seré jugador profesional. Hasta entonces, tengo que concentrarme en mantener mis notas altas y en llevar a mi equipo a una nueva victoria en el Frozen Four. Fracasar no es una opción.¿Pero ver a Jungkook enrollándose con otro tío?Eso tampoco es una opción.

Espada, te presento a la pared.

—Oh, Dios, esto está taaaan bueno —anuncia él mientras se toma otro trago enorme—. Quiero otro ya.

Me río.

—¿Qué te parece si te acabas este primero? Después podemos hablar del siguiente.

—Vale —resopla. A continuación vacía el resto de su copa a una velocidad que no he visto en la vida, lame sus labios y me mira sonriente

—. Bueno, ¿qué te parece si vamos a por el siguiente?

Imposible reprimir la sonrisa que se extiende por mi cara. Ay, ay, ay. Tengo la sensación de que Jungkook va a ser un borracho muy...

Interesante.

Doy totalmente en el clavo.Tres piñas coladas después, Jungkook está en el escenario cantando una canción con el karaoke.

Sí. Chico borracho de karaoke.Lo único que le salva es que es un cantante estupendo. No me puedo ni imaginar lo vergonzoso que sería si estuviese borracho y no tuviese buen oído.Todo el bar está como loco con la interpretación de Jungkook. Él canta a todo pulmón Bad Romance de Lady Gaga y casi todo el mundo está cantando, incluyendo amás de uno de mis compañeros de equipo borrachos. De repente me encuentro sonriendo como un idiota mientras miro el escenario. No hay nada lascivo en lo que hace. No va de Lolita provocativa. Ni un movimiento de baile sugerente. Mientras canta, Jungkook echa la cabeza hacia atrás con entusiasmo, con las mejillas encendidas y los ojos brillantes.

Es tan lindo que hace que me duela el pecho.Joder, quiero besarlo de nuevo. Quiero sentir sus labios sobre los míos. Quiero oír ese ruido gutural que hizo la primera vez que le chupé su lengua.

Maravilloso. Ahora estoy duro como una roca, en medio de un bar hasta arriba de amigos.

—¡Jungkook es increíble! —grita Tae, desplazándose hacia mí. Él también sonríe mientras observa a Jungkook, pero hay un brillo extraño en los ojos. Un brillo que parece... deseo.

—Es una gran artista —es la respuesta absurda que se me ocurre, porque estoy demasiado distraído por su expresión.

Un aplauso ensordecedor estalla cuando termina la canción de Jungkook. Un segundo después, Yoongi se sube al escenario y le susurra algo al oído. Por lo que puedo deducir, está tratando de convencerlo para cantar a dúo, pero no deja de tocarle su brazo desnudo mientras lo persuade, y no hay duda de que hay una chispa de inquietud en los ojos de Jungkook.

«Es mi señal para rescatarlo», me digo antes de comenzar mi camino entre la multitud. Cuando llego a la parte inferior del escenario de baja altura, rodeo mi boca con mis manos y llamo a Hannah.

—¡Kookie, trae tu precioso culito aquí!

Su cara se ilumina cuando me ve. Sin perder un instante, sale del escenario hasta donde están esperándolo mis brazos, riendo de alegría mientras la hago girar sobre sus pies.

—Oh, Dios, ¡esto es super divertido! —exclama—. ¡Tenemos que venir aquí tooooodos los días!

Una risa cosquillea mi garganta; analizo su cara para ver dónde la puedo situar en mi escala de borrachera increíblemente fiable. 1 es estar sobrio y 10 es estar «voy a despertarme en pelotas en Portland sin acordarme de cómo he llegado aquí».

Dado que su mirada sigue nítida y no está trabándose al hablar ni tropezándose, decido que probablemente esté en un 5: contento pero consciente de lo que pasa.Y es posible que esto me convierta en un arrogante cabrón, pero me encanta ser el que la ha llevado a estar así. Soy la persona a la que ha confiado su cuidado para permitirse relajarse y pasar un buen rato.

Con otra sonrisa brillante, coge mi mano y tira de mí para alejarnos de la pista de baile.

—¿A dónde vamos? —pregunto riéndome.—¡Tengo que hacer pis! Y me prometiste que serías mi guardaespaldas, así que eso significa que tienes que esperar junto a la puerta haciendo guardia. —Sus hipnóticos ojos negros me miran, temblando de incertidumbre—. No vas a dejar que nada malo me pase, ¿verdad, Jin?

Un nudo del tamaño de Japon se instala en mi garganta. Trago con fuerza intento hablar por encima de él.

—Jamás.

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