18
He estado descuidando a mis amigos desde que empecé a darle clases particulares a Jin, pero ahora que ya ha hecho el examen, mi tiempo libre vuelve a pertenecerme. Así que la noche después de la fiesta de Choi Soobin, me encuentro con mis amigos de siempre en la cafetería del campus; estoy emocionado por volver a ver a todo el mundo. Y es evidente que me han echado de menos igual que yo a ellos.
—¡Kook-Kook! —Dexter salta de su silla y se me tira encima en un abrazo de oso. Y cuando digo abrazo de oso, lo digo de verdad, porque Dex es un tío gigante.
Siempre se burlan de él diciendo que es exactamente igual al chico de la peli Un sueño posible, y que por lo tanto debería estar jugando de defensa en el equipo de fútbol americano, pero Dex no tiene ni una célula de deportista en su cuerpo. Está estudiando Música como yo, y créeme, el tío canta de morir.Solar es la siguiente en saludarme, y como de costumbre, su boca de listilla suelta un comentario listillo.
—¿Te han abducido los extraterrestres? —pregunta mientras me abraza con tanta fuerza que apenas puedo respirar—. Espero que la respuesta sea que sí y que te haya metido una sonda por el culo durante diez horas seguidas, porque te lo mereces por ignorarme durante más de una semana.
Me río de la imagen que ha descrito.
—Lo sé. Soy lo peor. Pero tenía que dar unas clases particulares y me han tenido super ocupado.
—Oh, todos sabemos quién te ha tenido super ocupado —suelta Hwasa desde la silla junto a Dex—. ¿Kim Seokjin, Kook? ¿En serio?
Ahogo un suspiro.
—¿Quién os lo ha dicho? ¿Jimin?
Hwasa sube las cejas elevando la mirada al aire de la manera más teatral posible.Creo que es algo de los estudiantes de teatro. Es como que no pudieran decir una palabra ni hacer un gesto sin sobreactuar
—Por supuesto que nos lo dijo. A diferencia de ti, Jimin no nos guarda nunca ningún secreto.
—Oh, basta ya. Simplemente he estado ocupado con las clases particulares y los ensayos. Y todo lo que Jimin os haya dicho sobre Jin es mentira. —Me desabrocho mi abrigo de invierno y lo dejo caer sobre la silla vacía junto a Solar—.Le estoy ayudando a aprobar Ética. Eso es todo.
El novio de Solar, Eric, mueve sus cejas en mi dirección por encima de su taza de café.
—Sabes que eso te convierte en el enemigo, ¿no?
—Eh, vamos —protesto—. Eso es muy cruel.
—Dice el traidor —se burla Solar—. ¿Cómo te atreves a hacerte colega de un deportista imbécil? ¡¡Cómo te atreves!!
Puedo ver por sus expresiones divertidas que están todos de broma. O al menos así es hasta que Jin me manda un mensaje.Mi teléfono maúlla y sonrío nada más sacarlo de mi bolso.
Jin: Tenías q haber venido a la fiesta ayer. 1 chica le tiró una jarra de birra a Yoongi n toda la cabeza.
Resoplo en voz alta y respondo rápidamente al SMS; quiero saber más.
Yo: Dios. Por qué? (aunq estoy seguro d q se lo merecía).
Él: Supongo q se le olvidó decirle q no salían juntos en exclusiva.
Yo: Por supuesto. Deportistas.
Él: Deportistas... termina esa frase... Deportistas, q son todos impresionantes.Gracias, peque. Acepto ese premio en nombre d todos nosotros.
Yo: El premio al más gilipollas? Sí, eres el portavoz perfecto.
Él: Ayyyy. Eso ha dolido. No soy un gilipollas.
La idea de haber podido herir sus sentimientos me provoca un sentimiento de culpa.
Yo: Tienes razón. No lo eres. Lo siento.
Él: Jaja. Eres el más blando en el planeta tierra. No me ha dolido en absoluto.
Yo: Me alegro. La disculpa era puro teatro.
—¡¡Jeon Jungkook, pase a la oficina del director!!
Subo la cabeza de un respingo y descubro a mis cuatro amigos observándome y sonriéndome de nuevo.Dex, responsable de la estruendosa orden, se dirige al grupo.
—Oh, uau, mirad, nos está prestando atención.
—Lo siento —digo con gesto de culpabilidad—. Pondré el móvil lejos de mi alcance el tiempo que dure este encuentro.
—Oye, ¿a que no adivinas a quién vimos anoche en el Ferro? —dice Solar,refiriéndose al restaurante italiano del pueblo.
—Ya estamos —su novio suspira—. ¿No puedes estar ni cinco segundos sin soltar un chisme, cariño?
—No. —Solar le dirige una sonrisa alegre a su chico antes de volverse hacia mí—.Cass y Mary Jane —anuncia—. Tenían una cita.
—¿Sabías tú que estaban juntos? —pregunta Hwasa.
—Sé que él la invitó a salir —admito—. Pero albergaba la esperanza de que Mary Jane fuese lo suficientemente inteligente como para decir que no.
Pero no me sorprende escuchar que MJ ha hecho todo lo contrario. Y ahora, lo que menos me apetece en el universo es ir al ensayo del lunes, porque si ahora Cass y MJ son «pareja»... no volveré a ganar una discusión sobre el dueto nunca más.
—¿Sigue ese capullo causando problemas en los ensayos? —pregunta Dex con el ceño fruncido.
—Sí. Es como si hubiese tomado la decisión de que su misión en la vida es darme por saco. Pero no ensayamos los fines de semana, así que hasta el lunes tengo un descansito de sus mierdas. ¿Cómo va tu canción?
La expresión de Dex se pone seria.
—La verdad es que muy bien. Taemin se está portando muy bien; escucha todas mis sugerencias. No se muestra posesivo con su canción, pero tampoco tiene ningún problema en rechazar mis ideas cuando lo cree conveniente, algo que agradezco.
Bueno, al menos uno de nosotros ha tenido suerte en el tema de los compositores.MJ parece estar totalmente conforme con dejar que Cass acerque una cerilla a su canción y la prenda fuego.
—Qué bueno. Quiero que me cuentes más, pero tengo que tomarme un café primero.—Salto de mi silla y cojo el bolso—. ¿Queréis que os traiga alguna cosa?
Todos niegan con la cabeza a la vez y me dirijo a la barra de pedidos para situarme al final de la larguísima cola. La cafetería está sorprendentemente llena para ser un domingo por la noche. Me quedo perplejo cuando varias personas de la cola me hacen un gesto de saludo con la cabeza o me dicen «hola».
No conozco a ninguna. Sonrío con torpeza, devuelvo el gesto y a continuación finjo mensajear con el móvil, porque no quiero verme obligado a mantener una conversación con un extraño. ¿Quizá los conocí en la fiesta de Soobin?
Todas las personas que Jin me presentó aparecen totalmente borrosas en mi recuerdo. Las únicas personas cuyos nombres y rostros recuerdo son Soobin, Namjoon y algunos de los otros jugadores de fútbol americano.
Noto un suave golpe en mi hombro, me doy la vuelta y me encuentro con despiertos ojos de Namjoon.
Hablando del rey de Roma.
—Oh, hola —digo con una voz más aguda de lo normal.
—Ey. —Se mete las manos en los bolsillos de su cazadora de fútbol—. ¿Qué tal?
Intento sonar casual a pesar de tener el corazón a mil por hora.
—Bien. ¿Y tú?
—Muy bien. Pero... tengo curiosidad por una cosa. —Ladea la cabeza de la manera más adorable del universo, y cuando un mechón de pelo negro cae sobre su frente, me tengo que reprimir las ganas de a partárselo—. ¿Qué es exactamente lo que tienes en contra de las fiestas? —pregunta con una sonrisa.
Parpadeo.
—¿Qué?
—Te he visto en dos fiestas y en las dos te marchaste pronto. —Hace una pausa—.En realidad, en las dos te marchaste con Seokjin.
Cierto malestar se enrolla en mi espina dorsal.
—Eh, sí. Bueno, Jin tiene coche. Me cuesta decir que no si me ofrecen montar en coche.
En cuanto las palabras salen de mi boca, me doy cuenta de lo guarro que suena,pero a diferencia de Jin, que se habría lanzado corriendo a bromear con lo de«montar», Namjoon ni siquiera esboza una sonrisa. Si acaso, parece un poco desconcertado.Se queda callado un segundo antes de decir en voz baja:
—¿Sabes qué? Te lo voy a preguntar directamente. Tú y Jin, ¿sois amigos o hay algo más?
Mi teléfono suena en el mismo instante que Namjoon plantea la pregunta, lo que demuestra que los iPhone carecen totalmente del don de la no oportunidad. Cuando el Sexy Back de Justin Timberlake resuena desde el altavoz, toda la gente que está en la cola me mira con una sonrisa. ¿Por qué está saliendo Sexy Back a todo volumen de mi teléfono? Bueno, pues porque un jugador de hockey muy desagradable ha programado ese tono de llamada para su contacto y yo he sido demasiado vago como para cambiarlo.La mirada de Namjoon baja de sopetón a mi teléfono y, como la pantalla está hacia arriba, ve perfectamente el nombre que aparece parpadeando en letras mayúsculas bien grandes.
KIM SEOKJIN.
—Supongo que eso responde a mi pregunta —dice con ironía.Le doy rápidamente al botón de ignorar.
—No. Jin y yo no estamos juntos. Y para que no pienses que soy una friki total,he de decir que yo no he asignado ese tono a su contacto. Ha sido él. Namjoon todavía parece dudar.
—Entonces ¿no estáis saliendo?
Dado que la razón para ir a la fiesta de Soobin con Jin era convertirme en un objetivo deseable, sigo con la mentira.
—Salimos de vez en cuando, pero no estamos saliendo en exclusiva ni nada.También vemos a otras personas.
—Ah. Vale.
La cola se va desplazando hacia la barra y voy avanzando junto con él.
—¿Eso significa que puedes cenar conmigo alguna vez? —pregunta Namjoon con una leve sonrisa.Una señal de alarma se enciende en mi vientre. No puedo entender a qué viene, así que decido ignorarla.
—Puedo hacer lo que quiera. Como te he dicho antes, Jin y yo no estamos juntos. Solo pasamos el rato juntos de vez en cuando.
Dios, ¡cómo ha sonado eso! Sé lo que piensan los chicos cuando escuchan algo así.Para eso podría haber dicho: solo me acuesto con él, pero sin compromiso ninguno.Sin embargo, a Namjoon eso no parece desanimarle.
Sus manos van de los bolsillos a las trabillas de sus pantalones cargo, componiendo una pose un poco rara.
—Mira, Jungkook. Creo que eres un chico muy guay. —Se encoge de hombros—.Me gustaría llegar a conocerte mejor.
Mi corazón se para en seco.
—¿En serio?
—Totalmente. Y no me importa que estés saliendo con otras personas al mismo tiempo, pero... —Su expresión se vuelve intensa—. Si tú y yo salimos por ahí un par de veces y tenemos el tipo de conexión que creo que vamos a tener, querré firmar una cláusula de exclusividad enseguida.
No puedo evitar sonreír.
—No sabía que los futbolistas estuviesen interesados en la monogamia —bromeo.Él se ríe.
—Te puedo asegurar que mis compañeros de equipo no lo están ni de lejos, pero yo no soy como ellos. Si me gusta una chico, quiero que esté conmigo y con nadie más. —No sé qué decir a eso, pero por suerte continúa antes de que yo pueda responder—. Pero es demasiado pronto para hablar de esas cosas, ¿eh? ¿Qué tal si empezamos con la cena?
Ay, Dios bendito. Me está pidiendo salir. No para un café, ni para estudiar; esto es una cita en toda regla.Debería estar dando volteretas por dentro o algo así, pero en cambio no me puedo deshacer de un cierto temor que revolotea en mi estómago: las pequeñas campanas de alarma que me están diciendo que diga... no. ¡Pero eso es una locura! He estado obsesionado con este tío desde que comenzó el curso. Quiero salir con él.Exhalo una respiración lenta.
—Claro, eso suena muy bien. ¿Cuándo?
—Bueno, estoy un poco liado esta semana que viene. Tengo que escribir dos ensayos y después, el fin de semana, estaré en Busan con el equipo. ¿Qué tal en una semana a partir de hoy? ¿El próximo domingo quizá?
Mi teléfono escupe su interpretación de Sexy Back.Los labios de Namjoon se fruncen ligeramente, pero se relajan cuando me apresuro a darle otra vez a ignorar.
—El próximo domingo me viene guay —le digo con firmeza.
—Estupendo.
Llegamos a la barra y yo pido un mocha latte grande, pero antes de que pueda coger mi cartera, Namjoon se acerca a mi lado, hace su pedido y ofrece pagar por los dos.
—Yo invito.
Su voz ronca provoca un escalofrío en mí.
—Gracias.
Mientras avanzamos hacia el otro extremo de la barra a esperar a que nos traigan nuestras bebidas, hace esa inclinación de cabeza tan linda de nuevo.
—¿Te quedas por aquí o quieres que te acompañe de vuelta a tu residencia? Porque vives en una de las residencias, ¿verdad? ¿O vives fuera del campus?
—Estoy en la Residencia Bristol.
—Ey, somos vecinos. Estoy justo al lado, en la Hartford.
La camarera deposita nuestros cafés en la barra. Nam coge su vaso y después me sonríe.
—¿Le apetece dar un paseo a casa conmigo, bello joven?
Bueno. Eso ha sido... muy cursi. Y no le ha dado las gracias a la chica de la barra cuando le entregó su café. No sé por qué, pero me molesta.Aun así, fuerzo una sonrisa, a pesar de negar con la cabeza.
—Lo haría, pero estoy aquí con mis amigos.
Sus ojos parpadean.
—Eres un crack de la socialización, ¿no?
Me río con torpeza.
—En realidad no. Hacía tiempo que no veía a mis amigos. He estado demasiado ocupado como para salir.
—No tan ocupado como para ver a Seokjin —corrige. Hay un punto burlón en su voz, pero también noto algo más amargo. ¿Celos? O tal vez es resentimiento. Pero acontinuación vuelve a sonreír y coge juguetonamente el teléfono de mi mano—. Voy a apuntarte mi número. Mándame un mensaje cuando tengas un rato y vamos viendo los detalles para la próxima seman.
Mi corazón se acelera, pero esta vez es de excitación nerviosa. No me puedo creer que estemos de verdad planeando una cita.
Namjoon acaba de meter su número en mi lista de contactos cuando el teléfono suena en su mano.¡Sorpresa!
Es Jin otra vez.
—Quizá sea mejor que respondas —murmura Namjoon.
Creo que podría tener razón. ¿Tres llamadas en dos minutos? Está claro que puede ser una emergencia.O puede ser que Jin esté intentando tocarme las narices como de costumbre.
—Nos vemos el domingo. —Namjoon me devuelve el teléfono y sonríe otra vez, pero esta vez la sonrisa es mega extraña. Después se marcha de la cafetería.
Me alejo de la barra y contesto la llamada antes de que salte el buzón de voz.
—Ey, ¿qué pasa? —le digo, irritado.
—¡Por fin! —La voz cabreada de Jin se mete en mi oído—. ¿Por qué llevas encima un teléfono móvil si no te molestas en cogerlo cuando alguien te llama? Será mejor que tengas una buena razón para haber estado ignorándome, Kookie.
—¿Y si estaba en la ducha? —me quejo—. O haciendo pis. O practicando yoga. O corriendo en bolas por el patio.
—¿Estabas haciendo alguna de esas cosas? —pregunta.
—No, pero podría haber estado haciéndolas. No me paso el día sentado esperando a que me llames, idiota.
Ignora la pulla.
—¿Qué son todas esas voces? ¿Dónde estás?
—En el Coffee Hut. Me estoy poniendo al día con algunos amigos. —Omito la parte en la que Namjoon me ha invitado a salir con él. Por alguna razón, no creo que Jin lo aprobara y no estoy de humor para discutir con él
—. Y bien, ¿qué es eso tan importante que te ha hecho llamarme cinco millones de veces?
—El cumpleaños de Yoongi es mañana y el equipo va al bar Malone's. Probablemente terminemos la fiesta en nuestra casa. ¿Te vienes?
Me río.
—¿Me estás preguntando si quiero ir a un bar a ver cómo un montón de jugadores de hockey se pillan un pedo? ¿Cómo puedes pensar que me puede molar eso?
—Tienes que venir —dice con firmeza—. Mañana me dan el resultado de mi examen parcial ¿recuerdas? Y eso significa que estaré celebrándolo o compadeciéndome de mí mismo. Sea lo que sea, te quiero ahí.
—No sé...
—Por favor.
Uau. ¿Jin conoce las palabras «por favor»? Impactante.
—Muy bien —cedo, porque por alguna estúpida razón, no puedo decir que no a este chico—. Iré.
—¡De puta madre! ¿Te recojo a las ocho?
—Vale.
Cuelgo, preguntándome cómo es posible que en cinco minutos haya organizado no una, sino DOS citas.
Una con el chico que me gusta y otra con el chico a quien he besado.
Sabiamente, mantengo ambos detalles para mí mismo cuando me reúno en la mesa con mis amigos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro