El final
Me hallo parado en las puertas de tan hórrido y dantesco lugar, tras conocer mi historia quizás te preguntes, ¿Por que un sacerdote le guarda rencor a un simple enfermo mental? En realidad no le guardo rencor, es mi deseo que vaya ante nuestro señor y reciba su juicio final, es probable que consideres eso como rencor pero, ¿No dicen las sagradas escrituras que ese debería ser en todo momento el proceder de todo sacerdote?.
Podríamos detenernos a filosofar largo y tendido sobre lo hipócrita, quizás, que suene lo que dije, pero ¿No seria esa la forma de pensar que se esperaría de todo buen cristiano?
Dejemos ese tema a un lado, tras investigar día y noche por varias semanas me decidí a librar al mundo del monstruoso fantasma de ese demente, estudie durante mucho tiempo como exorcizar, incluso fui a la santa sede a instruirme; una vez sentí tenia armas mas que suficientes me dirigí a aquel lugar maldito.
Mentiría si les dijera que en esos momentos no sentía miedo, siendo muy honesto me temblaban las piernas, y entre mas me acercaba al manicomio, mas me temblaban estas; como pude logre llegar al lugar, desde hacia varios pasos podía vislumbrar la valla que separaba al lugar de la calle, al caminar hacia la entrada se podían admirar mas detalles de toda la estructura, podía verse a simple vista los lugares donde esos youtubers rompieron la reja para cruzar hacia el interior del edificio, yo opte por algo menos invasivo, solo llegué a dónde decía "entrada", atravesé el umbral, llegué a la entrada, empuje la puerta y, tan fácil como suena, ingresé al edificio.
Desgraciadamente, no había andado ni diez pasos adentro cuando sentí la primera de las muchas almas atrapadas aquí por culpa de aquel monstruo, se trataba de una atractiva joven, quizás tendrá 18 años de edad, 20 a lo mucho, por su ropa me doy cuenta era paciente en este lugar, la reconozco rápido, puesto que cuando ella fue internada aquí, yo ya me había ordenado sacerdote, y porque sus padres vinieron a la capilla donde mi mentor y yo dábamos misa, llegaron casi suplicándome que exorcizará a su pequeña, al parecer la chica les confesó ser lesbiana y ellos lo tomaron a mal, presa de la ignorancia de la época, les exhorté a tener fe en qué los doctores lograrían curarla*, también reconocí las heridas que ese maldito le causó, en su ropa podía verse el agujero que cada cuchillada provocó, adornado con una morbosa y enorme mancha de sangre en la tela, la cuál, debido al tiempo transcurrido, se había secado tanto que parecía virutas de óxido, he de confesar que sentí algo de náuseas al ver las manchas de sangre, las cuales aumentaron al llegar a mi nariz el metálico olor de la sangre.
La pobre criatura al principio se asusto con mi presencia, pero al ver mi rostro su ensangrentado rostro se iluminó
- No puedo creer que usted esté aquí, vaya que ha envejecido, ¿Viene a sacarme de aquí?
- Vine a llevármelo a él, de ser necesario me iré y volveré con ayuda. Le respondí yo
- Usted es la ayuda padre. Musitó la chica, aunque logré escucharla, para mí pesar.
Seguí caminando intentando sentir un cambio en el ambiente, o algún indicio que me avisará la cercanía de mi objetivo.
Lo único que divise habitación tras habitación fue un sinfín de almas hechas presas por aquel enfermo bastardo, todas y cada una de ellas al verme salia de su encierro, y con una mirada llena de una esperanza hace mucho tiempo perdida veían en mi una pequeña probabilidad de ser libres y al disfrutar del eterno descanso; de lo que nunca me di cuenta fue de un par de ojos que hacia rato me vigilaban como los grandes felinos a su presa, hasta el momento en que esta desprevenida y lanza su ataque, solo que a mi ese depredador no podría tomarme desprevenido.
Hacia rato sentía un sutil descenso en la temperatura y la progresiva pesadez del aire, por lo que deje a la pequeña comitiva que me rodeaba y me dirigí a otro lugar:
-Ya sal de tu escondite, pude sentir desde que llegue que me observas
-Siempre tan perspicaz, padre- hablo aquel espíritu con una voz de ultratumba, capaz de helarle la sangre hasta al mas valiente, tuve que recurrir hasta del último átomo de valor y de voluntad dentro de mi, para no salir corriendo en cuanto escuché su grotesca voz.
-Y tú, sigues siendo tan insolente como la única vez que te visite- fue mi respuesta
-No intente hacerse el chistoso conmigo, anciano decrepito; volví a todos estos estúpidos prisioneros de este lugar y puedo volverte uno de ellos si se me antoja- amenazó tajante-mente.
-Siempre atacando a la yugular, veo que ni la muerte ha logrado cambiarte ni un poco, es una lastima.
-Déjese de cuentos, anciano decrepito, se muy bien a que vino, quiere echarme de aquí, para que deje de asustar a todo el mundo, ¡Pues no me iré! ¡Entiéndelo viejo saco de huesos!-
-El señor todo lo puede, nunca quisiste que esa simple verdad entrara en tu enferma y dura cabeza...
El espíritu no me dejo terminar lo que intentaba decir, pues sus ojos reflejaban un salvajismo casi animal, si los vampiros existieran, estoy seguro que sus ojos se verían como los de aquel espectro al momento de abalanzarse hacia mi en una salvaje y demente carrera; cualquiera habría sentido oleada tras oleada del mas puro terror, pero yo ya tenia mi as bajo la manga, él estaba a punto de lanzarse hacia mi dispuesto a atacar, cuando algo detuvo su avance.
Al menos cinco siluetas sujetaban al asesino literalmente con sus vidas, entre ellas distinguí a la pobre Susana, rápidamente juzgue que esas valientes almas me conseguían tiempo, por lo que empece sin demora, abrí el libro de exorcismos y comencé a recitar las oraciones que liberaran a estas pobres almas.
Deben entender primero, que un exorcismo no es algo tan sencillo como veo lo planteo, es un largo proceso con varios pasos, con el mas mínimo error en alguno de ellos, todo se estropeo, antes de haber entrado en el lugar cree una especie de cerco con agua bendita y hostias benditas, esparciendo ambas en un perímetro alrededor del edificio.
El espectro intento zafarse de sus captores con la furia de una bestia acorralada, su instinto lo obligo a tratar de escapar del lugar, su sorpresa fue mayúscula cuando trato de atravesar la pared y choco contra la misma, incluso alguien con el limitado cerebro de él, entendió al tercer intento que estaba atrapado, tras lanzar un grito de frustación mezclado con impotencia, se volteo hacia mi, en su palido y podrido rostro se reflejaban el odio y rabia mas puros, gestos que enorgullecerían al mismo Lucifer, cada vez que el espectro intentaba atacarme los otros espíritus lo detenían en seco; los menos ágiles eran atravesados por los brazos de su asesino, dejando eso de lado, resultaron ilesos.
Conforme avanzaba mi exorcismo, el maldito asesino me intentaba atacar con más furia, más violencia, pero en respuesta me protegían sus víctimas con más ímpetu, en cuanto termine de pronunciar la oración que finaliza el exorcismo, saque de mi sotana un frasco con agua bendita traída desde El Vaticano, antes de abrirlo y rociar su contenido, pude decirle al anima
- Tal parece que tus prisioneros ya no te temen, perdiste todo poder sobre ellos, ojalá Él conceda paz a tu alma.
Tras decir eso rocíe el agua bendita en dirección al espectro, está al tocarlo emitió un brillo, y nuestro fantasma torció su rostro en indescriptibles muecas de dolor, mientras, una cegadora luz lo cubrió todo, salí de ahí lo más rápido que pude pero antes de salir juraría que escuche un coro de "gracias", lo cual infló mi corazón de la más pura de las alegrías, conforme me alejaba del lugar veía de reojo como el edificio se derrumbaba, como si aquello que lo sostenía hubiera desaparecido.
Diario "El sol de México" 1 de Julio de 2010
Un extraño suceso ocurrió en las primeras horas del día de hoy, la clínica San Rafael, célebre lugar desde hace algunos años, se derrumbó en circunstancias que solo podrían describirse como extrañas; en opinión de protección civil, el edificio finalmente sucumbió a años de exposición a los elementos, terremotos y negligencias en su construcción; al preguntar si sospecharon en algún punto que el derrumbe se debiera a causas humanas, contestaron que fue la primera teoría, pero no se encontró evidencia que corrobore dicha teoria
Notas
*Hasta 1990, la homosexualidad se consideraba enfermedad mental, gracias a varios doctores, psicólogos y personalidades públicas (como lady di), se reconsideró como orientación sexual, años después la OMS misma hizo lo mismo al no considerarla enfermedad, actualmente considerar la homosexualidad una enfermedad es una estupidez mayúscula
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