•Hagamos felices a los demás•
7 |Hagamos felices a los demás|
Spencer caminaba contenta por los pasillos del instituto. Su brillante sonrisa deslumbraba a todo el alumnado. Su peculiar color de cabello lucía radiante. Sus ojos derramaban alegría. Solo estaba siendo Spencer.
Chris caminaba lentamente por los pasillos mientras disfrutaba de su "música tranquila". Tenía una muy pequeña sonrisa en sus rosados labios, pero la única que pudo notar esa sonrisa era la chica rubia. Lo que no sabía ella es que la causa de esa sonrisa era ella misma.
Los dos tortolitos habían hecho un trato. Todos los martes y viernes se juntarian en el aula de arte, ya que ese día no estaba ocupado. Ese sería su lugar, hablarían y pasarían el rato. Claramente a Chris no le parecía una buena idea, de hecho Spencer tardó un día en convencer al chico, pero al final lo logró. Estaban contentos.
La chica rubia abrió su casillero, sacando sus cosas de forma rápida. Hannah la acompañaba. Su amiga se dio cuenta de la gran sonrisa que portaba la ojiazul.
-¿Por qué tan contenta, Spency?-la chica rio por el apodo por el que la llamó Hannah. Volteó su brillante rostro hacia el de su bajita amiga.
-No lo se... Solo digamos que logré algo y estoy feliz por ello.- Spencer agrandó aún más su sonrisa. Hannah sonrió tiernamente.
-Interesante... ¿Se trata del chico castaño, Chris?- al escuchar ese nombre, Spencer no pudo evitar recordar esos ojos verdes tan lindos que portaba el chico.
-Tal vez... Pero solo somos amigos, no vayas a pensar otra cosa.- aclaró Spency. Hannah levantó sus manos demostrando inocencia. Las dos rieron.
El -ya no tan- amargado chico castaño, buscaba con la mirada a Spencer. Quería mostrarle algo. De pronto se puso a pensar lo extraño que era que de un momento a otro Spencer haya podido cambiar mucho en él. Spencer y Chris llevan por lo menos un mes de conocerse y son inseparables, aunque el castaño trata de parecer bastante indiferente, pero no era así.
El chico visualizó a la rubia en su casillero. Estaba apunto de caminar hacia ella pero un brazo fuerte lo volteó. ¿Qué demonios?
-Robinson.- Chris sintió un escalofrío pasar por su columna vertebral. Era Keith, el capitán del equipo de Fútbol del instituto. Los ojos de Chris viajaron a su alrededor, por alguna razón la atención de todo el instituto estaba sobre ellos.
-¿Que quieres?- el frío de Chris apareció, matando cualquier pisca de amabilidad. El aspecto de Keith lo intimidaba un poco, el chico moreno era bastante alto, además de estar en forma y dar el aspecto como el bravucón mata bebés de la escuela. Keith lo miraba con enojo. ¿Ahora qué hizo?
-¡¿Puedes decirme que demonios quieres con mi novia?!- ¿Eh? ¿De qué estaba hablando? Chris palpó una cara de auntentica confusión. El moreno rodó los ojos cuando se fijó en la cara del flaco castaño. -No te hagas el tonto, Robinson. Te he visto estos días con Emily. Ella ha estado distante conmigo por tu culpa.- ahora todo parecía dar más sentido. Emily...
Chris casi se ríe en la cara del gorila... casi. Spencer no se quedaba atrás, ella también presenciaba la escena, y estaba tan extrañada como el castaño.
-Mira, yo no he estado con tu novia. Ella es la que se acerca a mí, y si ustedes dos tienen problemas en su relación, hablen sin involucrarme. No quiero que me hagan perder de mi valioso tiempo en sus estupideces.- soltó el castaño. El moreno se veía aún más enfadado que antes. Chris rodó los ojos.
-Más te vale no acercarte a ella, Robinson. Estás advertido.- amenazó Keith mientras apuntaba a Chris con su mugroso dedo. El castaño puso los ojos en blanco, fastidiado. El moreno desapareció de su vista, así como la atención hacia la escena. Y al final de todo ¿Donde se encontraba la dichosa novia crea problemas?
Spencer avanzó hacia el castaño algo preocupada. Pero no pudo decirle nada porque el tiempo le ganó y la campana sonó. Todos los alumnos fueron a sus respectivas aulas. Chris camino sin ganas como siempre, su buen humor de esta mañana se habia desaparecido por completo.
•
Spencer buscaba desesperada al chico con la mirada. Lo encontró en donde se esperaba, la mesa más solitaria de la cafetería, leyendo un libro y masticando una manzana roja. De solo verlo la rubia esbozó una tierna sonrisa.
La ojiazul camino decidida al chico hasta que se sentó frente a él. Como era de costumbre, Chris no la miró, pero estaba más que seguro de que se trataba de su amiga -bueno en realidad si única amiga-, solo espero a que hablara.
-He visto la gran escena esta mañana.- confesó la rubia. El cuerpo de Chris se tensó al recordar eso.
-¿A si?- pregunto desinteresado. La chica aún lo miraba preocupada. Su mano se posó en la del chico para llamar su atención. Chris al sentir la fria mano de Spencer sintió una especie de electricidad, pero la ignoró porque le pareció estúpidamente cursi pensar que era algo romántico.
-Si... Pero, ¿Todo está bien? Me refiero, Keith parecía estar muy enojado...- contesto con miedo la chica a que él se molestara con ella. La mirada verde del castaño se fijó en la mirada azul de la rubia.
-Tranquila. Todo está bien, solo fue un... malentendido.- confesó Chris encogiéndose de hombros y regresando su mirada al libro. Spencer asintió en silencio y retiro su mano de la del chico amargado.
Chris cerró el libro y la miró esbozando una pequeñita sonrisa. Le entrego el libro en la mesa. Spencer lo miró confundida.
-¿No lo terminarás?- pregunto la rubia algo extrañada. El chico la miro a los ojos, algo que hizo que Spencer sintiera algo en su estómago. Creo que iba a vomitar de lo cursi que se tornaba todo eso.
-Ya lo terminé.- contesto el chico simple. Ella sonrió sorprendida.
-Pero si lo empezaste a leer hace muy poco.-dijo la chica juntando sus cejas. El castaño sonrió y se encogió de hombros, desviando su mirada hacia cualquier otra parte que no fueran los ojos de la rubia.
-Es bueno.- trato de sonar lo más desinteresado posible, pero si estaba diciendo la verdad. Spency sonrió.
Mantuvieron una pequeña conversación de cualquier cosa como todos los días. Para los dos era bastante agradable pasar tiempo juntos.
-¿Estarás esta tarde cierto?- pregunto la chica, esperando a que su respuesta fuera una afirmación.
-No me queda de otra.- contesto apaticamente el chico. La rubia rió negando con la cabeza. El chico la miro sonriendo. Vaya, cada minuto más que esta con ella, el ser sin alma aprende a sonreír más.
-Bueno, entonces nos vemos ahí.- dijo Spencer, le guiñó un ojo y se levantó de la mesa. Chris rodó los ojos divertido.
Diablos, estos dos chicos estaban perdidos.
•
Spencer arrastraba a un gruñón Chris por el pasillo. Al parecer el amargado ya no tenía muchas ganas de ir, tenía que hacer tarea, pero ahí estaba, siendo arrastrado por la rubia hacia el aula.
La chica reía por la actitud del castaño. Cuando entraron se percataron de una sorpresa. Y no una buena. Los dos guardaron silencio mirando.
Una chica pelirroja se encontraba sentada en una de las sillas que se encontraban en el aula. Estaba en posición fetal, abrazando sus rodillas y sollozando. Estaba llorando. Chris y Spencer se voltearon a ver, los dos sin nada que decir.
Spencer caminó lentamente hacia la pobre chica. Chris la siguió, pero guardando distancia. La rubia se agachó en frente de la pelirroja y tocó su hombro. La chica desconocida se sobresaltó, girando su cabeza hacia Spencer. La rubia le regaló una sonrisa tranquilizadora. La pelirroja parecía estar muy mal, su cara estaba completamente roja y sus mejillas estaban húmedas por las lágrimas.
-¿Estas bien?- Por Dios, Spencer, obviamente la chica no está bien. Chris se golpeó la frente mentalmente. La pelirroja se limitó a negar. -¿Como te llamas, bonita?- preguntó la ojiazul, quería ayudar.
-April...-contesto después de un suspiro. La mirada verde de April observo a Chris, parecía no estar muy cómoda siendo observada por dos chicos que no conoce. Spencer se apiadó de ella.
-¿Quieres un abrazo?-pregunto tiernamente nuestra amable Spencer. La pelirroja asintió y se dejó abrazar por la rubia. April se sintió libre de llorar un poco más.
Chris definitivamente era inservible en esa situación. Solo miraba la escena callado. Sentía un poco de pena por la pelirroja, pero también un poco fastidiado por estar ahí. Bueno ya sabes, Chris es Chris.
Después de un rato la chica dejó de llorar y se separó de la rubia. April le regaló una sonrisa apenada.
-Gracias.- agradeció la pelirroja. Spencer asintió sonriendo. La rubia se giró a ver a Chris y lo fulminó con la mirada. El maldito no ayudaba en nada. El castaño no entendía porque lo había mirado así.
-¿Quisieras hablar de lo que paso? Tranquila, no le diremos a nadie. Solo queremos ayudar.- Chris no entendía porque Spencer hablaba en plural. April pareció pensarlo un poco. Pero al final habló.
-Mis... mis amigas me dejaron sola, porque piensan que soy muy molesta. Y eso me hizo sentir muy mal, además Miranda se burló de la forma en la que ha-hablo.- confesó la pobre chica. Oh vaya, era tartamuda. Increíble, pensó Chris. Maldito sin alma. Spencer la miro con ternura.
-Linda, si tus amigas te hacen sentir mal, eso quiere decir que no son tus amigas. O quizás deberías hablar con ellas sobre el tema y si no te hacen caso, debes hacerles ver que están abandonando a una muy bella persona de lado. Pero ya verás que si las pones en su lugar te sentirás mejor, además de que puedes conocer gente nueva y buena que no hacías por estar con ella. ¿No es así, Chris?- la rubia se giró al chico. El asintió repetidas veces aunque en realidad solo lo hacía porque le temía a Spencer. La pelirroja sonrió débilmente.
-Aunque si me dejas dar mi opinión, yo creo que deberías ignorarlas completamente y olvidarte de ellas. De todas maneras, ¿para qué quieres estar con gente que solo te haga gastar tu tiempo?- palabras del sabio y desabrido Chris, aunque en cierto punto podría tener razón. Spencer sonrió al ver que el castaño quería ayudar. Aunque al chico no le importaba, solo trataba de no quedarse tan fuera de la situación.
La pelirroja sonrió de nuevo. Estaba muy agradecida por esos dos chicos. Hablo un poco más con ellos y les dio un sincero abrazo a los dos. Sí, al amargado también. April se fue después de un rato, se fue más aliviada. Spencer se sentía como una superheroína. Y Chris, bueno ya sabemos, no hay por que que aclararlo.
Spencer le sonreía emocionada a Chris. Lo miraba con esos ojos de emoción. El castaño sonrió por su actitud infantil.
-¿Te das cuenta de lo que acabamos de hacer?- preguntó la rubia emocionada. Chris no contestó. -¡Acabamos de salvarle la vida a una pobre chica!- vaya, Spencer era muy dramática.
-Solo la ayudamos a salir de su pequeña depresión, no es la gran cosa.- confesó Chris indiferente. Spencer rodo los ojos pero su emoción no se apagó.
-¡Claro que es la gran cosa, Chris! Si tenemos el poder de alegrar el día de las personas entonces...- la rubia paró de hablar para pensar mejor.
-¿Entonces...?- pregunto Chris cruzado de brazos. La ojiazul sonrió mirando a Chris con ojos que explotaban en alegría.
-¡Hagamos felices a los demás, Chris!
Oh oh, Chris ya se veía venir las locas ideas de Spencer. Y no le agradaban en lo absoluto...
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