21. EPÍLOGO

—Wowowowow espera, ¿qué?

—¿Qué?

—No puede terminar así, ¡es un final horrible!

—¿Por qué lo dices?

—¡Porque deberían de acabar felices juntos hasta morir ancianos!

—Spencer....

—¡Es que sí! ¿Estás loco? ¿Qué clase de narrador eres?

—Sólo trato de no ser cliché...

—¡Eres super dramático! ¿Como iba a acabar así?

—Bueno pero es mi historia Spen...

—Oh no, señor. Es nuestra historia y la vas a acabar bien. La vas a acabar como es.

Chris río y negó con la cabeza mientras acariciaba el cabello rubio de la chica acostaba en su regazo.

—Bueno, entonces, ¿cómo debería acabarla?

—Verás...

...

Chris decidió acompañar a Spencer al aeropuerto. Era doloroso verla marchar, pero muy en el fondo, estaba feliz. Estaba feliz porque la vería volar. La vería ser la estrella más brillante en el cielo.

Spencer no había dejado de llorar desde que salió de su casa. Dejaría a Chris. ¡Dejaría a su maldito novio por una travesura estúpida de adolescentes inmaduros! Pero quizás, al final estaba bien. Sabria que Chris sería el verdadero Chris sin filtros. Sabía que hablaría con él a diario sin importar la distancia. Sabía que sería grande y eso la alegraba.

Cuando llegó el momento de despedirse, tardaron siglos en despegarse el uno del otro. Chris jamás había visto llorar tanto a Spencer. Spencer jamás había visto llorar tanto a Chris. Eran cómo dos niños chiquitos.

—Te amo, Chris...

—No me lo digas como si fuera la última vez que me lo vayas a decir, Spencer. No será así.

—No me importa, quiero que nunca se te olvide, tonto. Te amo.– el castaño sonrió y la besó.

—Yo te amo a tí, Spencer. Pero ¿sabes?

—¿Hmm?

—No te voy a extrañar.– la rubia se separó bruscamente del abrazo y lo miró extrañada.

—¿Qué?

—Que no te voy a extrañar, Spencer.

—¿P-por qué n-no?– pregunto la chica dolida.

—Porque estaré a tu esquina...

Eso fue lo último que dijo Chris antes de que la chica se marchara por el otro lado de la puerta. Ya tenía que abordar. Todo el vuelo se la pasó pensando. Estaba hecha un manojo de dudas. Le dolía el hecho de que haya dicho que no la extrañaría...

Al llegar a Nueva York, un taxi la llevó a ella y a su familia a su nueva casa. Spencer ayudó a bajar las cosas y estuvo hasta tarde ayudando a acomodar la bonita nueva casa. Extrañaba a Chris como nada en el mundo. Quería escapar con él de nuevo, a pesar de que la situación con su familia había mejorado.

—¡Spencer!– le gritó su madre desde la cocina. —¡Sal y ve a revisar si llegó el periódico!

¿Periodico? ¿Seguían repartiendo de esos? ¿A las ocho de la noche?

La chica salió confusa se la casa. Bajo las escaleras de la entrada pero no veía nada. Hasta que su mirada se topó con una cabellera castaña.

Ahora entendía todo.

Los dos se miraron y sonrieron.

No necesitaron de más palabras.

Reconstruirian su vida juntos.

Y con un simple abrazo,

Firmaron aquel contrato...

...

—Bah, que mi final trágico estaba mejor.

—¡Claro que no! Este es el mejor final Chris. ¿No lo ves? Él se mudó junto a ella. Podrían reconstruir su vida y recrear la Oficina y... ¡todo!

—¿Y que hay de Blue? ¿O Alex?

—¡Los iria a visitar y ya!

Los dos rieron. Era algo que hacían a menudo.

—Bueno me parece que hemos tenido suficiente de historias. Vamos a dormir,¿no?

—¿Pero te gustó el final?

Chris sonrió.

—Claro, pero me gusta más éste.

—¿Cual?

—El final en el que sé, que a pesar de todas las dificultades que hemos tenido, estamos juntos Spencer. A pesar de nuestras historias.

—Tienes razón. Me gusta más este.

Los dos sonrieron.

—Pero antes de ir a dormir, ¿que nombre le pondrías a nuestra historia, Chris?

—Hmmm...

—Prohibido distraerse.

—Me encanta.

****

Fin... ¿?

Naaah

×××

Agradecimientos a:

Mi lector favorito: Dariann. Te dedico este último capítulo con amor. Gracias por el apoyo, me hace feliz. ♡