•Dejarte sin aliento•
10. Dejarte sin aliento.
Hay veces en las que haces cosas por impulsos, sin antes pensar en las consecuencias a largo plazo. A veces hacemos desiciones que tal vez causen cosas que jamás imaginamos que pasarían. Otras veces en donde menos buscamos es en donde más encontramos y de quien menos esperamos, es de quien más recibimos. Son cosas que pasan, cosas que son casi imposibles de controlar, y por eso no hay que culparnos, pero hay que sacarle el mejor provecho. Cometemos errores, pero lo mejor es aprender de ellos, saber que esta bien y que esta mal....
Spencer había creído en esa frase toda su vida. Pero en este instante de su vida, en ese momento exacto.... Spencer mandó al diablo todo eso y se enfocó en su ridícula venganza.
-¿Estás segura de haremos esto?-preguntó Hannah, abrazándose a ella misma para darse más calor.
Spencer había convencido a Hannah para que la ayudara en su perfecta venganza. Era de noche, más o menos en la media noche, la rubia y su amiga se encontraban en el bosque buscando cualquier tipo de bicho asqueroso. Se habían escabullido fuera de la cabaña sin que nadie se diera cuenta. La castaña solo cumplía su papel de buena amiga, pero en verdad ella pensaba que Spencer se había vuelto loca.
La rubia no olvidaba lo que había hecho Chris horas atrás, en el lago. Oh ese maldito lo iba a pagar. Ahora podría estar durmiendo plácidamente, pero no sabe lo que le esperaría en la mañana.
-Estoy más que segura.-afirmó la ojiazul con una voz gruesa y rasposa. Hannah tragó saliva.
Cuando las dos chicas habían recolectado suficientes bichitos como arañas, algunos gusanos, escarabajos e incluso caracoles, se dirigieron en silencio hasta la cabaña de hombres.
Spencer abrió silenciosamente la puerta para no causar ruido. Le señalo a Hannah con el dedo hacia en frente, para que supiera que podía avanzar. Las chicas buscaron entre las literas el cuerpo dormido del castaño.
La rubia encontró a Chris en la última cama, y la única que no era una litera. Claro, era de esperarse. Spencer apreció al castaño, se veía mucho más en paz y tranquilo de lo que se ve cuando esta despierto. Incluso se veía tierno en esa tranquilidad. A Spencer le gustaría ver ese lado del amargado alguna vez. Pero en ese momento no tenía tiempo para pensar cursilerías. Era hora de la venganza.
-¡Hannah, por aquí!-susurró la chica. Su amiga se acercó en silencio hasta llegar al cuerpo del bello durmiente.
-Podría jurar que este chico es un angelito que se hace pasar por el mismísimo demonio.-confesó Hannah en un murmullo. Spencer rodó los ojos, ese chico no tenía arreglo de todas formas.
-Olvida eso y hagámoslo. Rápido, alguien podría vernos.- la verdad es que parecía que todos los hombres en esa cabaña estaban más que dormidos. Los ronquidos gruesos de los chicos retumbaban molestos por toda la cabaña. La castaña asintió y empezó a colocar los insectos al rededor de la almohada de Chris. Cuando terminaron, Spencer sonrió satisfecha.
-¿Como haremos que los bichos se queden ahí?-preguntó Hannah. La rubia sacó una pequeña galleta de su bolsillo. Vaya, esa chica si que tenía todo planeado.
-La comida los mantendrá ahí. Ahora, vámonos.- las chicas salieron de ahí tan rápido como entraron.
Al parecer su plan iba de maravilla, nadie se había dado cuenta, solo faltaba a que amaneciera y que Chris se encuentre con su gran sorpresa....
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El Sol salió reluciente, haciendo cantar a los pájaros y dándole belleza a todo el bosque. El clima fresco acariciaba las hojas de los árboles. El silencio era relajado y el agua era...
-¡AAAAAAAAAAAHHHH!
Demonios, Chris, déjame ser una buena narradora.
El chico castaño se despertó con una extraña sensación. Sentía unas raras cosquillas en la frente, por un momento pensó que se trataba de Spencer jugando con su cabello. Oh, pobre Chris. Cuando abrió los ojos se encontró con su peor pesadilla. No tardo ni un segundo en gritar como si estuviera siendo asesinado y correr despavorido fuera de la cabaña.
Podría jurar que el grito se escuchó por todo el bosque. Tanto así, que la bella durmiente se despertó. Casi todo el alumnado, incluyendo algunos maestros salieron fuera de las cabañas para ver que sucedía.
Chris se encontró rodeado de adolescentes preocupados por el grito de terror del chico. La profesora Hemmings llegó hasta el chico. Spencer adoraba la escena desde la puerta principal de la cabaña de mujeres.
-¡Robinson! ¿Se encuentra usted bien? ¿Que ha pasado?- preguntó la maestra. Chris parecía un loco, su cabello era un desastre y sus ojos estaban más abiertos que unos platos.
-Si... si, lo que pasa es que... habían insectos en m-mi cama...
Todo, absolutamente todo el instituto, se rió en la cara del pobre Chris. El castaño sintió la mayor vergüenza en toda su vida, a pesar de que nada le importase, esta vez era demasiado. Spencer no reía, pero sonreía victoriosa.
Entonces la mente de Chris hizo click. Era obvio que todo eso se trataba de, ni más ni menos que de la maldita rubia preguntona, dramática e insoportablemente irresistible. La mirada furiosa del chico buscó la de Spencer hasta que encontró sus azules ojos.
Con esa mirada, Chris le escupió en la cara que se vengaria como nunca. Esta vez se había pasado de la raya, y lo iba a pagar...
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-¡Bueno chicos, espero que todos estén preparados, porque en este momento iniciará las competiciones del día!-hablo la guía/maestra de química a todos los adolescentes emocionados.-¡Empezaremos con retos de resistencia y habilidad física. Necesitarán trabajar en equipo para lograr llegar hasta la meta. Después de eso, resolverán un juego de destreza, específicamente un rompecabezas de grandes pero pocas piezas. Cuando hayan terminado, correrán de regreso para acá, yo los estaré esperando para entregarles una lista de objetos que tendrán que encontrar en nuestro tercer y último reto. Buscaran por toda el área del campamento junto sus parejas. Recuerden, no valen juegos sucios ni tampoco dejar de lado a su compañero! ¿Entendido?
Todo el instituto asintió. Estaban preparados y ansiosos. Chris prestaba atención, mientras que al mismo tiempo, compartía una ardida mirada con Spencer, los dos fulminandose mutuamente.
El castaño se encontraba a lado de Emily, mientras que Spencer del emo Jonnah. La competencia estaba a punto de comenzar y en lo único que podían pensar Chris y Spencer era como le ganarían al otro.
La maestra dio por comenzada la carrera, todas las parejas corrieron hacia la zona de obstáculos. Como era trabajo en equipo, cada pareja estaba amarrada a su compañero de las muñecas con una cuerda.
Spencer corría rápido, pero el torpe de su compañero se pegaba con todo. Mientras tanto, Chris y Emily iban a toda velocidad, a pesar de que el chico no era muy atlético, cuando se lo proponía lo era. La rubia los miró con furia, ella debía ganarle a Chris no le importaba lo que costara.
La ojiazul giró la cabeza para mirar a su compañero.
-Si no empiezas a correr lo más rápido posible, juro que te cortare todo tu preciado fleco de emo...- amenazó la agresiva de Spencer, Jonnah asintió repetidas veces con miedo.
La pareja empezó a ir más rápido, hasta que iban nariz con nariz contra el americano castaño y la asiática de cabello oscuro. Las dos parejas llegaron al área de destreza. Era tal cual como había explicado la guía.
Emily intentó colocar algunas piezas, pero ninguna encajaba según ella. Spencer y Jonnah estaban a punto de acabar y Chris estaba desesperado porque su compañera no dejaba que él hiciera el rompecabezas.
-Emily, déjame a mi por favor.- pidió el castaño ya harto. Emily no se apartó.
-Espera, ya lo tengo...
-Emily, no sabes ni siquiera poner una sola maldita pieza bien, déjame hacerlo yo, y dejamos de gastar tiempo por tu culpa.-escupió el muchacho interrumpiendo a la pelinegra. Chris estaba consciente de lo grosero que había sonado, pero realmente no le afectaba. La chica lo miró ofendida y se apartó para luego darle la espalda al grosero. Chris aprovechó eso y terminó el rompecabezas en menos de un minuto.
La rubia y el emo ya se habían adelantado hasta llegar de regreso a la maestra. La profesora desató a los dos chicos para que la siguiente actividad fuera más fácil de resolver. Después de unos minutos llegaron Chris y una muy molesta Emily. A las dos parejas se les fue entregado una pequeña tarjeta con una lista de objetos.
Spencer y Jonnah empezaron a caminar, la rubia repasaba los objetos, pero alguien la interrumpió.
-Cuidado y no confundes los objetos con insectos.- escupió Chris mientras caminaba un poco más atrás de ella. Spencer le volteó a ver y rodó los ojos.
-Espero que te haya gustado el regalito de la mañana. ¿Lo has disfrutado?- rió la rubia. Pero por muy extraño que sea Chris esbozó una pequeña sonrisa, algo que asustó a Spencer.
-De hecho, sí. ¿Por qué sabes que es lo mejor?-pronunció el castaño mientras se acercaba mucho más a la ojiazul. Ella negó lentamente con la cabeza.-Lo mejor es que ahora me podré vengar de nuevo.
Y dicho eso, el castaño tomó rápidamente la tarjeta de Spencer y salió corriendo a quien sabe dónde. La rubia le gritó, intentó buscarlo con la mirada pero se había perdido entre tantos árboles. Jonnah se había ido y la había dejado sola. Spencer bufó y pateó una roca, furiosa.
-¡Juro que cuando te encuentre, terminaré con esa bonita cara de niño bueno que tienes, Chris!- gritó la chica a la nada, teniendo esperanzas de que el chico volviera.
Spencer caminó hacia atrás hasta chocar con un árbol. Suspiró y miró sus pies. Hasta que de repente, una fría mano tomó la de la chica para girarla bruscamente. La chica se encontró frente a frente con un tranquilo Chris.
-¿Me llamabas?-ronroneo el chico. Por un acto reflejo, Spencer caminó hacia atrás, pero Chris se acercó a ella. La rubia tragó saliva, la cercanía entre ellos era demasiada y a distancia mínima. ¿Que estaba haciendo el castaño? ¿Se había vuelto loco?
-De-devuélveme mi tarjeta, Chris.- ordenó Spencer, respirando entrecortadamente. El castaño sonrió. Por Dios, tener a ese chico tan cerca la estaba poniendo extremadamente nerviosa.
-¿Y si no, qué?- respondió el muchacho, juntando su cara aún más con la de Spencer. La chica estaba en una crisis mental. Chris no sabía que carajos estaba haciendo, pero se dejaba llevar. La chica trató de separarse de Chris, pero él la acorraló en el árbol. Ay no.
-Yo... yo me...- Spencer quiso seguir hablando, pero Chris tenía sus labios a milímetros de los de la chica. ¿Iban a besarse? ¿El castaño la besaría? La mirada azul de Spencer no podía enfocarse en otra cosa que en los labios tentadoramente rosados de Chris. Él sonreía triunfador por el efecto que tenía sobre ella. Se sentía raramente... bien.
-Spencer.- la llamó en un susurro. El aliento de ambos se mezclaba y sus respiraciones aceleraban. Spencer temblaba de las piernas, pero ni ella se dio cuenta. Chris acercó aún más su cara.
-Chris...-respondió la chica completamente embobada. Su corazón bombeaba sangre desesperadamente. El castaño sonrió de nuevo, mirando a la chica a los ojos, ella hizo lo mismo. Y cuando ella pensó que la besaría, cuando Spencer cerraba los ojos lentamente, el chico le susurró la oído.
-Eres tremendamente ingenua.-soltó el chico, separándose bruscamente de la rubia, haciendo que esta abriera los ojos como platos. ¿Pero qué...?
El chico le devolvió la tarjeta, poniéndola en el bolsillo de la chica, mientras que está aún seguía en estado de shock. Estaba procesando lo que pasaba. Cuando el chico estaba a punto de alejarse volvió a hablar.
-Oh, por cierto. Me he dado cuenta de algo...-comento el chico dándose lentamente la vuelta. Spencer estaba confundida.
-¿Qué?
-Me encanta dejarte sin aliento.
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-¡Y luego se fue como si nada! ¡Ese maldito me humilló como nunca! ¡Y yo fui una ingenua que se dejó llevar por sus idiotas sentimientos!
Spencer caminaba enfurecida hacia la cabaña principal, acompañada de Hannah, quien escuchaba atentamente las quejas de la rubia. La competencia de la tarde había terminado, con la victoria de una pareja de chicos gays. Bueno por lo menos no había ganado Chris y su compañera hueca.
-Bueno, ¿pero no se supone que de eso trata una guerra? Por lo menos su guerra.- comentó Hannah confundida. Spencer iba mirando al suelo, pateando rocas y aplastando hormiguitas inocentes.
-¡Pero esta vez fue demasiado! ¡Jugó con mis sentimientos!
-¿Tus sentimientos?-interrumpió la castaña.-¡¿Te gusta Chris?!- Hannah había dicho demasiado alta esa pregunta, y Spencer abrió los ojos como platos.
-¡No!- gritó la ojiazul. Hannah no estuvo muy convencida. -Quiero decir, me hizo pensar que me besaría.
Hannah se cruzó de brazos y detuvo su paso. Spencer paró a su lado, nerviosa.
-Pero si no te gusta, ¿por qué te afecta tanto?- cuestionó Hannah. Spencer no sabía que contestar, pero antes de poder decir algo, una persona las interrumpió.
-¿Interrumpo algo?-preguntó James, acercándose a las dos chicas. Spencer sonrió aliviada.
-Para nada.-contestó Spencer regalándole una bonita sonrisa al rubio. La castaña a su lado rodó los ojos. Quien entiende a esa rubia hormonal.
-¿Quieren venir a sentarse con nosotros?-preguntó el chico de la brillante sonrisa, otro chico de tez morena y más bajito que él se acercó a ellas. Las chicas supusieron que era amigo de James.
-Claro. Antes, ¿nos dan un minuto?- pidió Hannah, antes de que Spencer pudiera decir algo. Los dos chicos asintieron y se fueron hacia adentro de la gran cabaña.
-¿Por que tenemos que esperar?-pregunto Spencer confundida. Hannah colocó sus manos en los hombros de la rubia.
-Tu no vendrás con nosotros.-soltó la chica castaña. Spencer frunció el ceño.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Porque tú iras a hablar con Chris, arreglarán las cosas y terminarán de una vez por todas esta rivalidad estúpida que tienen.-ordenó la castaña. Spencer soltó una risa.
-Estas loca si crees que me daré por vencida. Él sabrá que ganó.- bufó la rubia cruzándose de brazos. Hannah la miro a los ojos.
-Spencer, eres una chica de bien que no hace cosas como estas para mostrarse superior. ¿O me vas a negar que no extrañas que tú y Chris sean los amigos inseparables? Si es que son amigos...- la castaña pronunció lo último más bajito, por lo que Spencer no logró entender. La rubia lo pensó unos segundos. Era cierto, ella extrañaba tener al amargado de Chris siempre a su lado, de alguna manera, la hacia sentir completa. Spencer suspiró, se rindió por primera vez.
-De acuerdo. Pero solo si tú por lo menos te ligas a ese chico amigo de James. Vi que te hacia "ojitos".- ronroneo Spencer, su amiga rodó los ojos mientras se sonrojaba un poco.
-No te prometo nada.-las dos rieron.
Hannah se dirigió dentro del comedor, mientras que Spencer buscó a Chris con la mirada. No lo veía en ninguna parte.
Por una parte, la rubia se sentía furiosa con Chris por lo que hizo. Otra parte se sentía apenada de lo que pasó y sentía nervios de encontrarlo de nuevo. Pero su otra parte gritaba confusión, no sabía que era lo que había sentido cuando Chris casi la besa, y se preguntaba si el castaño también había sentido algo.
Spencer no encontró a Chris por ninguna parte de la cabaña. Pensó que podría estar en su cama, pero no era posible, ya que las cabañas se cierran cuando es hora de comer. La posibilidad de que se encontrara dentro era casi nula, Chris de todas maneras siempre seguía las indicaciones de los profesores.
La chica decidió buscar fuera de la cabaña, al rededor de esta. Hasta que encontró al castaño, sentado bajo un árbol... fumando.
-¿Chris, qué...?
La rubia no pudo terminar su frase porque fue interrumpida. Aunque logró captar la atención del chico.
-¡No entiendo! ¡Dices que me amas pero no lo demuestras!-gritó la voz de un chico la cual ninguno de los dos conocía.
-¡Es que no lo entiendes! Es complicado...
Era la discusión de dos chicos. Estaban a unos cuantos metros de Spencer y Chris. Spencer se escondió tras un árbol para ver que pasaba. Chris hizo lo mismo.
-¿Complicado? Yo no le veo lo complicado, Sam.- reclamó uno de los chicos. Oh... eran los que habían ganado la competencia. El castaño y la rubia supusieron que estaban teniendo una discusión.
-Sabes lo difícil para mi que es aún mostrar lo que siento. Mis padres todavía piensan que soy hetero, ¿no crees que en frente de toda la escuela no me daría vergüenza?-Spencer pensó que el chico no deberia ocultar su sexualidad, además de que de todas maneras, era bastante obvio. Chris tiró su cigarrillo y lo aplastó, sin despegar su atención de la pareja.
-¿Vergüenza? Estamos en pleno siglo veintiuno. Empiezo a creer que lo que te da vergüenza es estar conmigo.- contestó dolido la pareja de Sam. La rubia los veía preocupada. Chris trataba de entender porque hacían tanto drama por cosas tan estúpidas.
-¡No es eso, Grizz! ¡Yo...
El chico no pudo seguir hablando por que la torpe de Spencer pisó una rama escandalosamente. Eso capto la atención de los dos chicos, Chris se golpeó la frente mentalmente. La pareja le dedicó una mirada de desagrado a Spencer mientras caminaban lejos, pero ella los detuvo.
-¡Esperen!-les llamó la chica, los dos voltearon fastidiados. Chris salió de su escondite para posicionarse detrás de Spencer. -Que-queremos ayudar.-dijo nerviosa la rubia. ¿Otra vez con el plural? ¿Cuando entenderá que a Chris no le importan los problemas de los demás?
-Mejor métanse en sus propios asuntos.-escupió el que parecía ser Grizz. Los dos se giraron para volver a avanzar pero la rubia volvió a hablar.
-Creo que deberías tratar de entender por lo que está pasando Sam.-soltó Spencer, haciendo que la pareja parara en seco. Los dos se giraron. Chris adoraba la escena recargado de en un árbol de brazos cruzados.
-¿Disculpa?-preguntó Grizz con tono enojado. Sam posó su mano en el hombro del chico para señalar que se calmara. La chica siguió hablando mientras daba pequeños pasos hacia ellos, dándoles un poco más de confianza.
-Quiero decir, tal vez Sam no esté aún preparado para enseñar quien es, pero eso no significa que te quiera menos. Debes darle su tiempo. Pero Sam-se dirigió al otro muchacho-, creo que deberías empezar a quererte más y no tener miedo a mostrarte, a mostrar que tu también tienes el derecho a amar como todos.
Las palabras de Spencer hicieron sonreír a Sam, y Grizz se sonrojo. La rubia les dedicó otra sonrisa.
-De todas maneras todo el mundo sabe que ustedes dos son gays.-soltó Chris de repente, ganándose una mirada fulminante de Spencer.
-¡Chris!- murmuró la chica entre dientes.
-¿Qué? Es verdad.- Chris se encogió de hombros.
-No te preocupes. Sabemos que todos saben, solo que a veces siento las miradas sucias de otros y eso hace que tema el enseñar cariño hacia Grizz en público.-confesó Sam, ahora tomando de la mano de Grizz.
-No creo que deberías preocuparte por eso, querido. Ama sin miedo a lo que los demás piensen. Y si me dejan opinar, pienso que ustedes hacen una hermosa pareja.-admitió Spencer, regalándoles una bonita y gran sonrisa. Chris se colocó a lado de ella.
-Pienso igual.- dijo fríamente el chico castaño. Bueno, por lo menos colaboraba. La pareja les regaló una sonrisa.
-Bueno, gracias, supongo. Y tienes razón, debo pensar más en Sam, a veces soy muy egoísta. Lo lamento, amor.- declaró Grizz hacia Sam, y el chico le regaló un pequeño beso en los labios.
-Gracias igual. Y para agradecer bien, pueden quedarse con los asientos en el área VIP del autobús. De todas maneras, Grizz y yo odiamos sentirnos superiores.- sonrío Sam honesto. Spencer iba a mostrarse noble y decir que no era necesario, pero Chris habló primero.
-Muchas gracias, lo tomaremos.- dijo Chris orgulloso. La pareja se fue sonriente hacia la cabaña y Spencer miró amenazadora a Chris.
-¿Qué? Era una gran oferta.- la chica rodó los ojos.
-¿Te das cuenta? ¡Ayudamos a otras personas! ¡La Oficina de los Problemas Resueltos puede funcionar!
Ay no, otra vez no. Chris pensó que prefería callar su chillona voz de emoción con un beso. Pero borró ese pensamiento tan rápido como llegó. No, Chris, no.
El chico se encogió de hombros como respuesta.
-Pero... ¿Chris?- preguntó tímida la chica, el castaño no dijo nada pero la miro a los ojos. -¿Podemos olvidar todo lo que pasó estos días?
-¿De todo?
-Absolutamente todo.
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