Mi familia es bastante normal, está mi padre que es fabuloso tiene el pelo negro y rizado, los ojos marrones profundos y muy buen sentido del humor, todas las noches (no importaba lo mayor que era yo ya) me llevaba en volandas a la cama, cosa que me encantaba y que nunca admitiría ante nadie. Luego está mi madre, es la mujer más hermosa que jamás he conocido, tiene el pelo rubio y liso con ojos transparentes y muy expresivos. Mi hermano, Marcos es el centro de mi mundo, tiene diez años y le encantan los dinosaurios, tiene el color de pelo de mi madre, rubio casi blanco, pero lo tiene tan rizado como papá, mientras que sus ojos son azul marino. Y por último voy yo, éramos una familia normal con un apellido normal (Aguilar) y una casa normal. Todo fue normal hasta que un día cometí el peor error de mi vida, me prohibí comer.

Aquel día empezó normal, como cualquier otro, Marcos se lanzó a mis brazos y empezó a hablarme de dinosaurios como todas las mañanas, dijo que explotaría si comía tanto bacon, no te pongas triste Marcos, yo sé que no lo hiciste a propósito, de verdad que lo sé. Lo hiciste como una broma, como cuando yo te decía que si comías tanto chocolate ibas a volverte marrón, supongo que tu comentario ayudo, pero no creo que fuese el causante, salí a las ocho para coger el autobús y me senté, como todos los días con una amiga con la que nunca hablaba excepto en el bus, Sophia, empezaste a hablarme de Andrés y de lo guapo que era así que desvíe la mirada hacia la ventanilla y tu miraste hacia donde yo miraba "Esa pastelería es genial" dijiste entusiasta y aunque yo no había mirado allí no te dije nada y tu continuaste "Sus pasteles son deliciosos ¿No me digas que no arrasarías la tienda?" Se que no te referías como algo malo Sophia, solo lo decías por hablar de algo, pero tranquila me lo tomé a risa, como lo de mi hermano. Solo fueron dos cosas que coincidieron en un mal día, pero te diste cuenta de que apague la mirada e intentaste arreglarlo ¿No te dije siempre que cada vez que querías arreglar algo lo estropeabas más? Pero tu nunca me hiciste caso, tú siempre fuiste a tu bola "Lo siento Ali, no quería ofenderte" dijiste con las manos pegadas a la boca como si hubieses matado a un conejito "Por que deberías" pregunté rezagando porque no nombrase eso, porque me hablase de que eran muy caros o muy lejos de mi casa, pero no lo hiciste "Bueno, por...por tu...peso, es decir, como estás a dieta y tal" Te miré muy mal, lo sé, pero no me importó, noté como mis ojos se humedecieron y lo peor, faltaban seis paradas para llegar al instituto por tanto no podía bajarme pero te miré fulminante centrándome en la rabia que sentía y no en la pena, te callaste, por primera vez en tu vida comprendiste que no era el momento de hablar pero si de callarte y mirar en otra dirección que no fuese la de mis ojos llorosos. Bajé corriendo cuando paró dispuesta a hacer campana de la primera clase para poder llorar en los baños de mujeres como tantas veces había hecho, al subir me encontré a Gabriel, mi novio, con sus amigos nadie sabía que teníamos una relación, ni siquiera Sophia, pues tú querías mantenerlo en secreto y yo no te dije que no "¿Y La Alisson y tú que?" Dijo tu mejor amigo, Félix "¿Qué?" Preguntaste a la defensiva, Jaime hizo signos con las manos y tú negaste von la cabeza, era normal, lo nuestro era un secreto, por tanto no me enfadé contigo, en ese momento "Nada de nada" "Es mona" dijo Félix "Si, pero es una vaca, se te sube encima y te aplasta" esto que dijiste me dolió Gabri, muy hondo me dolió "Ha adelgazado" "Si ya, 200 gramos ¿No te fastidia?" Todos rieron con tus bromas Gabriel ¿Era eso lo que querías, risas? ¿Quizás querías dejar claro que no me querías? ¿Lo pensabas? Yo no lo sé y cuando leas esto solo tú lo sabrás y espero ver cómo los demás te miran con asco y repulsión, quiero que veas como tus amigos se asquean al mirarte, como Félix te rehusa, quiero que veas a mi madre mirándote con sus hermosos ojos transparentes y que te duela, que veas a mi hermano llorando con el ceño fruncido y que te duela y sobre todo quiero que veas a tu padre negando con la cabeza ¡Oh, cuanto lo deseo! ¡Demasiado! Bueno, yo seguí avanzando y pasé de tus comentarios, Bueno, no, pero ya iba hacia el baño para llorar así que...

Luego vino gimnasia profesor Jamekin, gracias por obligarme a odiar más y más mi cuerpo, muchas gracias. Sus alentadores comentarios como: "Mueve ese culo lleno de grasa Aguilar", "Espero que tu cuerpo pueda hacer otras cosas aparte de almacenar grasa" o "Intenta subir tu patética grasa por la cuerda" fueron perfectas para ayudarme a reflexionar sobre mi decisión, obviamente debía de decirlos delante de mis compañeros, como si ellos solos no fuesen ingeniosos para burlarse de mi grasa.

Volví reventada a mi casa donde mis padres no estaban  pero si mi muñeco de porcelana que volvió a mis brazos, continuó diciendo que nada de esto fue culpa tuya Marcos, nada. "¿No comes? Está rico" dijiste feliz, yo te dije que ya había comido y tú no insististe más. Y ese fue el día, el día en el que me prohibí comer.