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Pasar tanto tiempo juntos

Me pone muy mal

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La forma en que se mueve es perfecta y yo espero que esto sea para él, al menos la mitad de placentero que es para mí, porque Deucalion definitivamente sabe lo que hace y en pocos minutos encontró el ritmo, la intensidad y el ángulo adecuado. Ese que hace vibrar todo mi cuerpo y olvidarme del mundo a mi alrededor.

—¿Te gusta? —me pregunta sin hacer ningún intento por detenerse. Y yo asiento con entusiasmo, haciéndolo sonreír—. Entonces déjame escucharte de nuevo... —pide cerca de mi oído y no estoy seguro en que momento empecé a morderme el labio para ahogar mis gemidos, pero de inmediato dejo de hacerlo.

Ahora solo espero no verme tan ridículo como me escucho, pero para ser justos estoy en desventaja. Esta posición no es demasiado popular entre mis clientes. Todo parece mucho más íntimo e intenso de esta forma, con nuestros cuerpos así de cerca y sus intensos ojos azules sobre mí.

En menos tiempo del que esperaba estoy justo en el límite y como si Deucalion pudiera anticiparlo, aumenta el ritmo de sus embestidas y rodea mi pene con su mano, mi cuerpo se derrite ante su toque y ni siquiera los años de práctica evitan que mi semen se derrame sobre mi cuerpo en incontrolables espasmos.

Me siento tan ligero, flotando en una plenitud post-orgásmica, cuando siento que su cuerpo se tensa por unos segundos para después relajarse por completo al alcanzar su propia culminación, dejandose caer sobre mí.

—Lo siento —se disculpa con una sonrisa cuando me remuevo debajo de él. Entonces rueda para acostarse a mi lado, y juro que ya extraño su caliente piel sobre la mía. Se levanta para entrar al baño donde desecha el condón y me preocupa de pronto ya no ser bienvenido.

—¿Debería irme...? —le pregunto intentado ocultar la vacilación en mi voz cuando él regresa con un pañuelo húmedo.

—Preferiría que te quedaras. Si eso a ti te parece bien —dice mirándome con sinceridad, al mismo tiempo que limpia el semen de mi abdomen haciéndome cosquillas— Y sé que no tengo tu edad, pero si me das un poco de tiempo podríamos repetir.

—Eso suena bien —le digo sonriendo mucho más feliz de lo que recuerdo haberme sentido hace años. Su mirada baja a mis labios de nuevo. No ha intentado besarme después de las muchas veces que lo he evadido, así que se acuesta de nuevo en la cama y me acerca para que me recargue en su pecho.

Me siento tan relajado, seguro y tranquilo y es algo completamente nuevo para mí, pero ya no quiero pensar en lo mucho que me gusta, porque sé que solo es algo temporal, entonces su respiración se hace lenta hasta que termina por adormecerme y cuando vuelvo a abrir mis ojos me siento un poco desorientado. Originalmente no había sido mi intención quedarme dormido y al intentar levantarme con cuidado de no despertarlo, sus brazos me pegan más a él.

—¿Qué pasa?

—Solo me preguntaba ¿si aún sigue en pie esa segunda ronda...? —le pregunto y él parece más despierto cuando me conduce a la puerta de su baño. Esta vez todo es un poco más desordenado, más desesperado, más rápido, pero igual de satisfactorio y me encanta saber que voy a sentir lo bien que Deucalion me cogió cuando regrese a mi departamento, pero que también recodaré lo dulce que fue mientras nos bañamos juntos.

—Pediré que nos traigan algo —dice bajando a la cocina después de vestirse, yo estoy mirando dentro de su refrigerador y él ya tiene con el celular en mano.

—¿Debes estar bromeando? Aquí hay comida suficiente para alimentarnos por varios días. Así que vas a ayudarme a preparar el desayuno —le digo con un tono mandón, que no deja lugar a discusión, parece sorprendido y yo estoy seguro que nadie le ha hablado así, pero pronto recupera su semblante confiado.

—Entonces estoy a tu entera disposición, solo espero que puedas disculpar mis nulas habilidades culinarias.

—Tranquilo, estoy bastante seguro que podrás con esto —le digo entregándole la fruta para que la corte, quedándome a propósito con una fresa, para morderla frente a él de forma seductora.

—Esto es una tortura ¿En algún momento me dejaras besarte? —me pregunta mirándome con hambre y sin pensarlo mucho asiento. Entonces me acorrala contra la barra para unir nuestros labios con pasión, nuestras lenguas se acarician compartiendo el sabor acido de la fruta, que tengo que admitir me sabe mucho mejor ahora, sus manos bajan a mi trasero y me alejo antes de que esto termine conmigo siendo follado inclinado sobre la mesa.

Deucalion parece reacio a soltarme y yo sonrió con satisfacción ignorándolo para seleccionar el resto de los ingredientes. Preparo con esmero el desayuno y cuando termino nos sentamos a comer. Él admite que ha pasado mucho desde la última vez que comió algo casero y luego exagera diciendo que es la mejor comida que ha tenido.

—¿Cuándo puedo verte de nuevo? —me pregunta cuando me levanto. Él me toma de la mano para atraerme y hacerme sentar en su regazo.

—Me gustaría verte otra vez, pero no es posible...

—¿Por qué no? —pregunta visiblemente desconcertado.

—Porque no soy de aquí.

—Iré donde sea, no importa el lugar —presiona y me levanto poniendo distancia entre los dos.

—Es más complicado que eso...

—Encontrare la forma...

—No y por favor no insistas... —lo interrumpo antes que siga—. Escucha esto fue increíble, hace mucho que no me sentía así con alguien Deucalion, pero yo no soy el chico que conociste. Todo fue una mentira. Así que es mejor que olvides lo que paso y que también te olvides de mi...

—Scott, espera por favor —dice al tiempo que tomo mis pocas pertenencias para correr a mi motocicleta sin mirar atrás. 

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Y es que es un peligro

Tú forma natural

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Pasaron los días y no pude olvidarlo. Honestamente ni siquiera lo intente. Solo tenia su nombre de pila (uno que bien podía ser falso) y una muy detallada descripción física, pero no me daría por vencido hasta verlo de nuevo. 

Después de 13 días que me parecieron una eternidad por fin pude encontrarlo.   

Scott estaba en una transitada avenida hablando de forma animada con el dueño de un automóvil frente al mío, su lenguaje corporal sugería lo interesado que estaba, pero cuando su mirada se encontró con la mía cambio por completo su semblante. Enderezo su espalda y paso del hombre para caminar hacia a mi.

—Mi tarifa es de 500 dólares.

—Scott, solo quiero hablar contigo —le digo cuando se recarga en mi ventana.

—Pues ya sabes mi precio —dice haciendo el amago de incorporarse para irse.

—Bien. Te pagaré —digo recurriendo a una medida desesperada para no perder su atención. Lo veo entonces detenerse y cambiar su semblante, parece dolido, casi decepcionado, pero oculta su expresión antes de subirse a mi automóvil e indicarme una dirección para después permanecer en silencio todo el tiempo del viaje a pesar de mis intentos. 

Nos detenemos en un motel barato y yo no cuestiono su elección, pago por la habitación y cuando cierro la puerta detrás de mi, Scott comienza a quitarse la ligera ropa que apenas cubría su piel y me acerco para detener sus temblorosas manos.

—Scott, no tienes que hacer esto —le digo mirando sus ojos.

—La mayoría de mis clientes solo quieren  meterme la verga en la garganta o en el culo lo antes posible y hace unos días tu no parecías ser la excepción Deucalion —me dice mirándome retadoramente.

—Supongo que esperas que reaccione negativamente a tus palabras, pero insisto en tener una conversación contigo y estoy dispuesto a que sea bajo tus términos —le digo sacando un sobre con un fajo de billetes, se lo extiendo y lo veo dudar, entiendo que mis acciones pueden ser contraproducentes, pero cada vez es más fácil ver la vulnerabilidad bajo su mascara.

—No me conoces —me reclama con un fuego en su mirada—. Que me follaras una noche no significa que sepas nada de mi, así que déjame aclarártelo. Dejo que hombres me follen por dinero, pero no soy capaz de sentir nada por nadie.

—¿Entonces porque estas llorando? —le digo tomando suavemente su barbilla para que me mire, su expresión es indescifrable y yo solo quiero envolverlo en mis brazos y confortarlo, pero no quiero que eso provoque que se aleje de nuevo—. Scott si me dices que esa noche juntos no significo nada me iré, te dejare en paz y no volveré a buscarte, pero lo que sentí y lo que vi en ti no se puede fingir. Me arrepiento tanto por haberte dejado ir esa mañana, pero nuestra historia no tiene porque terminar así.

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