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Capítulo 1 La vida patea traseros

La hermosa Grecia, destino turístico abundante gracias a su increíble cultura y sus afrodisíacas playas.

Ese lugar se había convertido en mi hogar hace no menos de 5 años, mi padre contrajo nupcias con una nativa y bella mujer perteneciente a este lugar, el cual no me desagrada para nada, sin embargo como cualquier otra persona extraño mi país.

La vida era grata conmigo, de ser un artesano y diseñador humillado por muchos, mi padre paso a ser el dueño de una micro empresa de modas aquí en Grecia, sus diseños se venden como pan caliente y al parecer a las personas les encantaba la combinación de los trajes típicos con algo más moderno y casual.

Ademas Adara, mi madrastra, es muy amable y hace todo lo posible por tratarme como si fuera su hija, eso me alegra mucho, nunca vi a mi madre y conozco casi nada de ella, de su historia o lo que fue su vida y el motivo por el cual no estuvo con nosotros, mi padre parece no querer hablar de eso, por lo tanto trato de mantenerme al margen.

Pero vamos vengo pidiendo vía como Toyota nuevo en carretera destapada, no importa el pasado ¿o sí?, Además si no llego pronto a la clase de inglés me darán con la chancleta...

-y bien ¿algo nuevo que contar?, pregunte a Ángela mientras me sentaba del lado derecho

- Konichiwa Cata-neesan - saludo Angela alegremente haciendo una reverencia casi imperceptible, para Catalina aún era algo tierno observarla, de alguna u otra forma siempre recordaba el día que se conocieron, Tan hostil como un gato con hambre. Además de que la imagen de japonesita dulce que tenía en mi cabeza no convino con ella para nada, era increíble que hubiéramos logrado establecer una relación amistosa.- Bueno pues...- Prosiguió la mujer nipona- Hiciste el deber

-¡Mier... coles!- catalina rebuscaba entre su bolso- estoy segura que lo había metido ¡no puede ser!

-Tranquila Nee-san si quieres puedo pasártelo- la oji-amarillo seguía observando inquieta a su amiga.

- ¡Bingo! Aquí esta, falsa alarma

- ¡Ne-saan! tú y tus arranques van hacer que me coma mi propia tarea ¡Se más cuidadosa!

Si lo se mi estilo de vida era algo... muy descuidado, si me aseaba era porque aun conocía la vergüenza, o porque aun asistía a clase, no lo sé.

Los demás chicos entraron como manada de ovejas, a pesar de ir en la universidad algunas conductas infantiles no podían desaparecer por completo, esa era la señal de que la Profesora Alma Delia se acercaba, ya casi podía escuchar el repiqueteo de sus tacones.

Profesora: ¡Buena tarde chicos! Por favor coloquen su deber en el escritorio y aun no escriban nada de lo que vaya a anotar en la pizarra.

Alma Delia era una mujer impresionante ya saben, joven, exitosa, y una belleza envidiable, una modelo sesenta, noventa e inteligente.

No solo la profesora destacaba notablemente pues las chicas de la escuela me parecían impresionantemente atractivas, tanto las griegas como las demás extranjeras, un ejemplo claro era mi socia de al lado, Angela, representante del estereotipo de belleza asiático en su máximo esplendor, su cara fácilmente podría aparecer en un programa de idols y su piel era tan pero tan ¡tersa!. Hacen que me sienta como un espantapájaros, a veces he pensado que lo único bonito de mi es el cabello castaño y ondulado que poseo, sin embargo he decidido no acomplejarme por la presencia no tan sobresaliente que tengo.

La profesora comenzó a notar cuanto jeroglífico se le vino en mente, cuando de pronto...

¡Pum!, alguien había pateado fuertemente la puerta- ¡Ya llegue Putas!- ¿Si mencione que no todo en esta vida es bello? Bueno pues Alma Delia no se escapa de este dicho, no era que precisamente fuera la persona más paciente y calmada del mundo, podrías viajar al infierno solo por no hacer algunas de sus tareas sin sentido, ¿Se imaginan?, Pues al parecer Jesús no.

-¡Haber joven! ¿Cuáles Putas?- Alma delia no tenía una expresión muy amable y sus dos brazos estaban cruzados de manera desaprobatoria, sin olvidar que sus orejas parecían sacar Humo cual locomotora vieja.

- ¿Que es una puta?- se escuchó al fondo del aula, Los labios de Ariana soltaron aquella pregunta sin ningún tipo de vergüenza, era bastante compresible de ella, la chica en cuestión era bastante inocente y tierna, de esas que quieres secuestrar y llevarte a casa. Y aunque la situación no era la mejor no desaprovecho para saciar su curiosidad, sus bellos ojos azules esperaban ansiosos la respuesta, por otra parte Alma Delia ya no sabía si llorar, reír o suicidarse.

Por la mente de la profesora pasaron varios rumores sobre la chica de la interrogante, en el peor escenario se veía encerrada en una celda por exponer abiertamente la explicación de un tema explícitamente sexual a una chica de padres religiosos sobreprotectores. Meneo su cabeza tratando de regresar a la realidad, no quería verse involucrada en más problemas.

-Es algo que sabrá con el tiempo jovencita, por lo mientras no pregunte. Y usted Jesús pase y váyase preparando mentalmente para su sanción.

Este tipo de anécdotas son de las que recuerdas en las reuniones alcohólicas con tus amigos después de haberte graduado, mientras todos mueren de risa, Bien creo que mis futuros hijos tendrán unos cuentos para dormir bastante entretenidos ¡o si! Seré una gran madre.

La ultima clase o mejor dicho curso del día había terminado, por lo tanto podría retirarme a encerrarme en casa haciendo tareas hasta que anocheciera ¡Muy bien! Esta noche se me entume el trasero. Mire por la ventana Ángela se dirigía hacia mí, mientras que el desafortunado Jesús comenzaba su tortura.

-No debo decirle Putas a mis compañeros, No debo decirle Putas a mis compañeros- repetía como loro mientras hacía lagartijas con la mano izquierda y con la otra escribía planas en una hoja.

¡Pero qué es esto! Es que parece que las mañas del kínder no desaparecen de los métodos de tortura de la profesora.

-Cata-neesan, ¿vamos a comer algo?- indago la castaña- quiero pollo frito, en el bar familiar venden unas alitas deliciosas también.

- ohh claro, sirve que me distraigo un poco de la ola de trabajo que se me avecina

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-¡ahh! Estoy llena, comí como un puerco, te llevare a casa vale- Angela miro con una sonrisa a Cata.

-¿y eso? ¿A qué se debe tanta amabilidad?- interrogo audazmente la pelicastaña

- mmm bueno creo que llegaremos más rápido en mi auto, además de que quiero que vayamos de inmediato tal vez y alcances a dormir 1 hora con suerte- comento la japonesa no sin antes emitir una pequeña risa.

-o ya veo te estas burlando de mí, ya quiero verte cuando estés en tus evaluaciones jaja bien aceptare gustosa tu amabilidad come on -

Las dos chicas subieron al auto y emprendieron camino, durante el trayecto hablaron de temas triviales, entre ellos destacaba el desgaste mental que ambas tenían en esos momentos y la incertidumbre de ser desempleadas, que vivirían en el futuro.

Cuando por fin llegaron Cata se despidió de la asiática no sin antes agradecerle de nuevo, bajo apresuradamente del auto, como ya había dicho tenía una velada intensa, reservada con el computador y una dosis de cafeína.

Era el día de descanso de su padre así que esperaba verlo en el comedor leyendo su blog favorito de moda en la Tableta. Un hermoso día como cualquier otro pensaba, no sabía que la vida estaba a punto de echarla por la puerta, literalmente.

-¡Papa he llegado a casa!, ni te imaginas almorcé pollo frito, decidí distraerme un poco con Angi - así era como llamaba de cariño a su amiga, bajo su bolso y coloco las llaves en el estante que estaba al lado de la puerta, empezó a entrar por el pasillo que llevaba al comedor y sala- Bueno hoy me espera una noche de trabajo ardu- la joven no logro terminar su frase ya que su mirada se topo con un rostro desconocido y algo raro, y por si no fuera poco su padre se encontraba con un semblante completamente serio.

-Catalina tenemos que hablar- Catalina, su nombre pareció hacer eco en su cabeza, ¿qué es lo que pasaba? su padre solo la llamaba por su nombre completo cuando estaba furioso, pero ella no había hecho nada malo, no que recordara.

-¿Qué pasa papa? ¿Quién es el?- dijo refiriéndose al hombre de extravagante cabellera verde, su corazón comenzó a latir desmesuradamente, y los nervios comenzaron a apoderarse de su cuerpo, en otra situación abría saludado cordialmente a los invitados para después retirarse a su cuarto, pero esta vez solo se sentó y espero a que su papá hablara.

-Tú- el hombre dudo un poco, suspiro y lleno su alma de valor- Tú ya no puedes seguir viviendo aquí y deja ya de decirme papa.

¿De verdad todo terminaría así?, se envolvió en las sabanas de su nueva "vida", sin evitarlo lloro y se acurruco cual niña de tres años, las palabras de su ahora no padre resonaban en su cabeza.

-Yo... Yo nunca te quise ni te querré simplemente me quede contigo por lastima, tu madre era una mujer de vida alegre que te abandono conmigo, yo ni siquiera sabía quién era tu padre biológico así que intente deshacerme de ti pero mi madre insistió en que te criara, tenía que sentar cabeza según ella. Con esta oportunidad, ahora puedo vivir la vida que no tuve desde que llegaste a mí, con una hermosa mujer y un estilo de vida mejor.

En estos momentos te entrego a tu verdadero padre, el te ha estado buscando por varios estos años.

Te entrego ¡Te entrego ¡ como si fuera un cachorro.

No puedo creer que ni siquiera me quiso aunque sea un poco, yo si lo ame como no tienen idea.

Me desperté sin ganas, confundida, deseando que lo que acababa de pasar solo fuera un sueño, pero no. La noche de trabajo prometedora se había ido por la borda.

No me quite los harapos que tenía como piyama, mi humor este día no era el mejor como para hacer tal cosa, baje las escaleras de aquella enorme casa, seguramente la habitación a la que me trajo mi padre desaparecido estaba en el tercer piso, no quería toparme con ese hombre no ahora, necesitaba procesar bien las cosas, necesitaba armar mi vida de nuevo.

Como si un ser superior me escuchara, ahí estaba en el gran comedor de esa gran cocina, aquel ser superior parecía escupirme en la cara pues además de él, un montón de desconocidos se encontraban sentados, esperando supongo, a que sirvieran el desayuno, naturalmente las miradas se posaron en mí, la incomodidad que me rodeaba en esos momentos no la había sentido desde que me orine en el kínder.

Trate de no prestar atención a aquellos rostros nuevos, el hombre, Shion, mi padre perdido, se percató de mi presencia y enseguida hablo torpemente.

-Des-Despertaste- dijo atontado, pero enseguida recupero esa postura calmada- siéntate, están a punto de traer el desayuno.

-Gracias- fue lo único que pronuncie y no de la mejor manera, la empleada coloco los platos y todos empezaron a comer, juguetee un poco con el tenedor mientras analizaba el entorno, solo hombres, casualmente todos jóvenes y ridículamente atractivos, probé un bocado del omelet que estaba en mi plato, el aura tensa no se iba de la sala hasta que

-¡Papi, Papi!-Una pequeña niña de cabellera negra y corta le calculaba no más de cuatro años de edad, se aproximaba hacia Shion, mientras que con sus manos se frotaba sus grisáceos ojos- ¡ Quiero comer contigo!- Shion sonrió y la cargo.

-Ven aquí chaparra- "chaparra" un recuerdo de mi no padre tratando de darme de comer coliflor llego a mi mente, apreté mi agarre al tenedor para no flaquear emocionalmente y me apresure a comer.

La niña que se encontraba en el regazo de Shion miro con atención a la invitada y después sonrió – Papi ¿Ella es mi hermanita?- pregunto con alegría la menor

-Así es pequeña- yo solo la mire, y dibuje en mis rostro una sonrisa forzada, enseguida hable

- Muchas gracias por la comida, que tengan todos buena mañana, con permiso-

Shion se sobresaltó pero no dijo nada, me lleve los tratos al fregadero y los lave rápidamente, cuando iba subir de nuevo a la habitación la mayoría seguía en el comedor.

Cerré la puerta bruscamente, mire la hora aun había tiempo, si me apresuraba podría tener mi domingo libre, seque mis lágrimas.

- no puedo darme el lujo de deprimirme ¡Yo puedo!- me dije a mi misma aun con el llanto a flote- Bien a hacer la habitación primero.

Comencé con mis labores escolares, tenía que terminar antes de la una ya que tenía que asistir a mis prácticas profesionales a la morgue de la capital. También quería platicar lo más pronto con Angela, ansiaba desahogarme y contarle todo lo sucedido, tal vez así encontraría un poco de paz interna, di un suspiro, mi sábado estaba completamente saturado y yo quería deshacerme de la carga emocional que tenía cuanto antes.

Continúe mi cita con el teclado, el tiempo me pareció muy eterno a comparación de otras veces, ya casi era la hora mencionada y aun me faltaban dos trabajos de teoría. Me estire como método de defensa ante el cansancio y los huesos de mi espalda crujieron al compás, guarde el trabajo era todo, "por ahora". Alce la mirada no me había dado cuenta de que la habitación era considerablemente grande, el escritorio en el que me encontraba era de madera blanca con cajones y algunas de sus tapas eran de vidrio, este se encontraba al centro justo al lado del gran ventanal que daba vista al enorme jardín, analice tranquilamente el espacio del lugar y la encontré, justamente en una esquina se encontraban mis maletas y encima estaban los artículos de mi laptop, agradecía que mí no padre me hubiera dado por lo menos mis cosas, no quería pedirle dinero al hombre desconocido que se hacía llamar mi padre de verdad.

Me levante de la cilla que parecía ser de un oficinista, y camine a la puerta que creí sería el baño, no me equivoque eso me alegraba.

Termine de ducharme, aliste mi bolso y mi bata blanca, me mire en el espejo del tocador que igualmente era de color blanco, siempre había adorado el uniforme de mi facultad, creía que el azul marino resaltaba mucho mi persona.

Baje lentamente las escaleras, me tome mi tiempo para observar detenidamente la casa, ¡Cuánto lujo! ¿Pues a que se dedicara este tipo?, ¿Sera acaso un narcotraficante?, sacudí la cabeza, ojala no, pensé.

Mire mi reloj de mano, estaba muy a tiempo, saque mi teléfono y active el GPS, aproximadamente media hora en bus, llegue a la planta baja, justo en el gran portón de la entrada se encontraba retrancado uno de los tipos que estaba en el comedor esta mañana, lo mire por un momento su piel morena contrastaba perfectamente con su larga y ondulada melena azul marina, parecía tener no más de veinticinco años, el enseguida noto mi presencia, me examino de arriba abajo, de abajo hacia arriba.

Hasta ahora en la facultad y en mi vida escolar había conocido gran variedad de hombres no me malinterpreten "conocido", algunos de gran inteligencia y modales impecables, otros eran la representación de un Brayan robando en un Oxxo, asimismo presencie la miserable existencia de patanes encantadores, pero ninguno se podría comparar con este, tan descarado y sexi.

No me dio tiempo de mencionar una sola palabra, cuando el muy atrevido me guiño un ojo de manera seductora.


¡Dios ilumíname o elimíname, pero ayúdame! 


!Hola a todos!

solo estoy aquí para comentar que estoy reescribiendo la historia, espero les guste.

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