V E I N T I T R É S | S E C R E T O S 👠
«No quería separarme de ella»
Klaus
El rostro que se le podía describir a Ágata era una mezcla de estupefacción y repulsión. De todos los años que conocía en persona a Nolan, de todas las cosas que vivieron juntos en la universidad y los buenos amigos que fueron por muchos años, jamás creyó que él fuera el causante de tanto sufrimiento. Pero no solo sufrimiento para ella, sino para muchas familias que perdían a sus hijos e hijas por culpa del «negocio» que él había creado junto con Le Goff.
La joven negó con la cabeza, intentando poder decir algo más, salir de ese trance que había entrado y poder ser ella misma.
Y la Ágata que muchos conocían, salió a la luz.
—Eres un maldito cabrón. —Su voz se escuchaba bastante brusca, nada suave como solía hablar y a Nolan le pareció gracioso aquello.
Caminó hacia ella, se agachó y agarró con fuerza la mandíbula de la joven, clavando sus dedos en la piel suave de ella, haciéndole mucho daño.
Nolan parecía tenerle odio, la palabra más horrible que podía dedicarle a una persona y ese odio se le notaba en la mirada. Ágata comprendió, intentando comprender lo que le estaba ocurriendo, que todas aquellas sonrisas, aquellas preocupaciones, eran solo un papel sobre su rostro y que el verdadero Nolan era el que tenía ahora delante.
El hombre se echó el cabello hacia atrás y clavó más sus uñas en la piel tersa de ella, haciendo que sangrara y algunas gotas empezaran a resbalarse por su mandíbula.
—Me lo suelen decir mucho. Sobre todo, cuando suplican por su vida. —Deseó apretar más sus dedos, dejarle una marca de por vida, pero la dejó y se limpió la mano de restos de su sangre con una servilleta que tenía en su bolsillo. Observó los ojos de Ágata y dijo. —Da una satisfacción...
Ágata casi vomita al escuchar aquellas palabras tan crueles de la boca de ese hombre y no quiso mirarlo a los ojos, pero fue fuerte por ella y no se la apartó en ningún segundo.
—¿Desde cuando te has convertido en un asco de persona?
La piel de ella, por la mandíbula, sangraba lentamente por culpa de las marcas que le habían dejado Nolan con sus uñas. Pero a pesar del dolor, Ágata se centró más en él por el golpe tan fuerte que Nolan le había hecho al descubrir que era quien deseaba asesinarla.
—Siempre he sido así. Lo que tu nunca lo habías visto.
Ágata siguió;
—¿Por qué?
Él comenzó a mover sus brazos, como si le fuera la vida en ellos y alguien encendió una pequeña luz para que aquel lugar se viera con algo más de claridad. No sabría describirlo, pero era sucio, como una nave industrial abandonada, desastrosa y con olor a polvo. Observó a varias personas allí, todos hombres, suponiendo que eran matones o asesinos que Le Goff y Deimos enviaban a sus futuras víctimas.
Pero hubo uno que le llamó la atención por su gran parecido físico a alguien que había visto hacía unos meses. Lo que sus ojos... Sus ojos eran los mismos al de una persona muy importante para ella, solo que la mascarilla negra que llevaba y aquel cabello tan diferente no la ayudaban. A parte de que no podía ser él. Era imposible.
—¿Por qué hago esto? —Llamó la atención de Ágata y continuó. —¿Por qué prostituyo a mujeres, vendo droga y me lucro con ello vendiendo todo eso? Conocí a Le Goff hace unos años y él ya era así, tras hablar y tener varias experiencias sobre este tema, decidimos meternos de lleno en este negocio.
—Cuando te detengan...
Él rio, negando repetidas veces a la vez que se metía las manos en el bolsillo.
Ágata captó la pistola que llevaba detrás, metida en su pantalón y temió más de lo que jamás había creído. Solo agradeció que Klaus no estuviera allí para verla morir.
—¿De verdad crees eso? Te creía mejor periodista. Hay más personas poderosas y famosas metidas en esto de lo que tu te piensas.
Ella no quiso indagar más. Había mucha mierda metida en ese negocio que tenían aquellos 2 cabrones y prefería no meterse más de lo que ya estaba metida. Por lo que prefirió comprender otras cosas, mirando como ahora su hermano Thiago hacía acto de presencia, caminando detrás de Nolan y escuchando todo como los demás.
La nave industrial estaba llena de aquellos hombres vestidos de negro con sus mascarillas, para que no fuesen reconocidos y solo uno le llamaba la atención a ella.
—¿Por qué me odias tanto? ¿Tu y Thiago?
Ambos se miraron y, con una sonrisa cómplice, Nolan contestó;
—Ambos tenemos en común lo que tu sola existencia hizo a nuestra familia. —La joven arrugó su frente sin comprender nada. —A... ¿Qué no lo sabes? Que maleducado por tu parte, Thiago. Tu padre tuvo una aventura con mi madre mientras estaba casado. Motivo de divorcio y, cuando mi madre se quedó embarazada de ti, falleció cuando yo tenía 2 años dándote a luz. Adivina... Tu madre, la que te crio, no le importó que no fueses su hija realmente y ese cariño que yo merecía, lo recibiste tu con tus padres.
Saber todo aquello, entender que las cosas nunca habían sido como ella pensaba y que sus padres jamás hubiesen sido sincera con ella, eso le dolía mucho más que a nada en ese mundo. Amaba a su madre con toda su alma y lo pasó fatal cuando falleció por aquella enfermedad. Amaba a su padre y se sintió culpable por su muerte... Pero prefería no pensar en aquel secreto que le habían ocultado a ella, prefería no pensar en ello porque pronto se reuniría con sus padres. Y no quería reunirse aún con ellos. Sobre todo, quería pasar mucho más tiempo con Klaus, decirle que lo quería... Pero las cosas eran muy complicadas en ese momento y sabía que no lo contaría.
—¿Qué culpa tengo yo de ello? —preguntó la joven rubia.
Nolan se acercó a ella y, de un manotazo, le pegó en el rostro de la joven, dándole justo en los labios, donde empezaría a sangrar al chocar sus labios contra sus dientes.
Las ganas que Ágata empezaba a tenerle a Nolan no eran nada comparadas a nada.
—Mucha —respondió como si nada—. Mi padre fue un cliente de mi madre y nunca supe nada de él. Cuando creí que iba a tener un padre, fallece mi madre y me envían a un orfanato, todo porque mi madre nunca le dijo al tuyo que ya tenía un hijo.
—No puedes culparme a mí por algo que hicieron unos adultos.
Nolan sonrió, mientras se acercaba a ella y pegaba sus labios en el oído de la joven, para hacerle más daño. Colocó su mano sobre su garganta y empezó a apretarla con fuerza, asfixiándola.
—No... Pero visto que tu padre ya está muerto y mi madre también, tu eres mi único objetivo antes de seguir con mi negocio al alza.
Cuando empezaba a quedarse sin aire, Nolan la soltó y se alejó de ella nuevamente, divirtiéndose de la situación de la joven.
—Eres un...
—¿Un que? —La miró con suficiencia—. Te recuerdo que tu vida está en mis manos.
Sacó un cuchillo y comenzó a jugar con él con sus dedos mientras la miraba a los ojos.
Y ella sacó fuerzas a pesar del miedo que tenía en ese momento, del temor de perder su vida y no vivir más de lo que le gustaría. De llegar a ser una anciana y contar esas experiencias a sus nietos y quizás, con suerte, junto con Klaus. Pero ya no tenía esperanzas. Estaba en manos de personas malas que querían matarla, y primero la harían sufrir como más quisieran y lo peor es que habían muchas maneras de torturar a alguien y más a una mujer como Ágata.
Ella tragó saliva, mirando el cuchillo y susurró;
—Yo ya estoy muerta... ¿A que esperas?
Él sonrió, pero no dijo nada.
Y ahí fue cuando comenzó a indagar más y, ya que iba a morir, quería saber todo, la verdad. Sobre todo, porque había buscado la ayuda de Klaus para protegerla, aunque sin duda, lejos de lo que estaba viviendo en ese momento, agradeció que le hubiesen puesto en su camino a un hombre como Klaus.
—¿Por qué molestarte en buscarme escoltas? ¿Por qué siempre me has intentado convencer para que no fuera a fiestas porque podía pasarme algo?
—Porque tu haces lo contrario a lo que te digan —respondió. —Y funcionó.
—¿Y por qué me insististe en ponerme más guardaespaldas?
Él seguía con el juego del cuchillo mientras volvía a acercarse a la joven.
—Entra dentro del lote. Si no lo hago, me hubieses descubierto antes. Y aquello de los pétalos y esas mierdas... Me hacían gracia al verte sufrir tanto —contestó divertido—. Además, Klaus era el idóneo para el papel. Parecía que los astros me habían puesto el informe de él sobre mi mesa cuando buscaba un escolta. —Aquello dejó patidifusa a Ágata cuando las palabras de Zeus comenzaban a tener sentido en su mente. No fue Nolan quien eligió a Klaus, había sido Zeus y todavía no sabía ni quien era—. No se quien cojones me lo dio, pero al ver que llevaba tiempo sin trabajar por año sabático y que tuviese tantos problemas emocionales después del ejército, traumas... Me hizo pensar que era el correcto. Que no estaría al 100 por 100.
Las lágrimas de Ágata no pasaron desapercibidas que, después de tanto intentar aguantarlas, ya empezaban a salir de sus hermosos ojos, cayendo en cascada por sus mejillas y se sintió humillada al ver como varios de aquellos hombres la miraban como un trozo de carne. Temió mucho por todo y solo deseaba que, si su vida iba a acabar, que acabase rápido.
Pero no iba a ser así y la harían sufrir mucho físicamente.
Él la miró al verla llorar.
—Pero me equivoqué y resultó ser el mejor de todos... Aunque ya no está aquí para salvarte.
Su mano rozó la mejilla de la joven y ella apartó la cara para que ni la rozara.
—No me toques —susurró con los dientes apretados.
Y Nolan, perdiendo los nervios, tomó el culillo de su pistola y le pegó en la cabeza de ella hasta en 3 ocasiones, dejándola algo aturdida.
La sangre de su cabeza empezó a salir, manchando su cabello dorado y cayendo por su rostro hasta llegar a su cuello. Eso era solo el principio de todas las cosas que le quedaban por pasar y no quería ni imaginarse lo que viviría en esa nave. No quería imaginárselo.
En ese momento, Nolan se giró y miró a aquel hombre que Ágata le llamaba tanto la atención con un rostro de enfado, odio incluso y su jefe le dijo;
—Tu, amárrala mejor.
Él se acercó y Ágata trató de verlo, pero entre que ese hombre ocultaba su rostro y ella se encontraba aturdida, no pudo verlo bien.
Aquel hombre se agachó y la ató un poco más fuerte de sus piernas, notando como ese hombre colocaba una cosa minúscula dentro de la cuerda, extrañándola por completo. Y cuando se levantó para atarle mejor las manos, se acercó a su oído y susurró;
—Te sacaré de aquí, pequeña.
La joven se quedó congelada al escuchar aquella última palabra. Era imposible que fuera él, y solo había una persona en ese mundo que la llamaba así... Y estaba muerto, ella lo había visto morir y, cuando le vio los ojos y ese hombre observó los de ella, lo vio.
El hombre se giró y no lo volvió a ver porque se había colocado tras ella.
Nolan sacó su arma de nuevo y apuntó hacia la cabeza de la joven, haciendo temblar a Ágata.
—¿Últimas palabras?
La joven, lejos de que estuviese asustada, temblorosa y sabiendo que ese era su final, respondió;
—Que te follen.
El hombre sonrió y contestó;
—Que elegancia.
Se preparó para apretar el gatillo, cuando notó una fuerte descarga eléctrica proveniente de su móvil que hizo tirarlo a lo lejos.
Ágata abrió los ojos para ver que ocurría y Nolan miró a Thiago, el cual este último no comprendía que es lo que había hecho.
—¡Que coño! ¿Lo has visto?
—¿Tu soltando el móvil? Si... Muy ridículo —respondió Thiago.
Y el móvil, el cual estaba en el suelo, empezó a salir algo de humo, imaginándose Ágata que es lo que le había ocurrido.
Nolan, con más enfado, apuntó a la frente de ella, pegando la pistola allí mismo, cuando un disparo sonó fuertemente, asustando a la joven.
Ella abrió los ojos, extrañada de que no sintiera dolor y al abrirlos, se encontró con un rostro desfigurado de Nolan, con una bala incrustada en la cabeza y saliendo demasiada sangre de allí.
Cayó al suelo con los ojos abiertos.
Al levantar su mirada, se encontró con un Klaus, que aún seguía apuntando en dirección a Nolan.
Es ahí que un grupo de policías entraron armados hasta los dientes, en una emboscada para detener a todos los que se encontraban allí, incluido el hermano de Ágata, quien fue el primero en intentar huir, pero no tuvo nada de suerte.
La joven se giró como pudo, a pesar del mareo provocado por los golpes en la cabeza y no encontró a aquel hombre. Ya había desaparecido.
Klaus corrió hacia ella y lo primero que hizo fue analizar las heridas de esta y luego besó la frente de la joven, temblando por el miedo de perderla. La besó tantas veces, que Ágata, a pesar de que le gustase esa sensación y de estar tranquila de estar él a su lado, todas las fuerzas que tuvo comenzaron a faltarle después de ese momento de estrés.
Deimos, quien ella lo conocía como Nolan, había muerto a manos de su escolta, salvándola la vida a aquella joven.
Klaus empezó a desatarla por completo, con sus manos temblorosas y luego la volvió a besar delante de todos, sin importarle lo más mínimo.
La joven lloró desconsolada, poniendo sus brazos sobre el cuello de él, tomando sus últimas fuerzas, las que le quedaban para poder sentirlo más cerca de ella y él la acarició con suavidad, con cuidado de hacerla daño y su angustia, la angustia en el rostro de Klaus era más que evidente. Pero a la vez estaba tranquilo al verla viva y entre sus brazos, pudiendo ver de nuevo aquellos hermosos ojos ahora llorosos y se juró no volver a perderla jamás.
—Ya está... Ahora estarás a salvo.
Las palabras de él la reconfortaron y, aun impactada, lloró en el hombro de él, desahogándose mientras todos los que se encontraban allí detenían a algunos de los secuestradores, aunque otros escapaban lejos.
—Vaya, esto si es una novedad.
La joven, al escuchar aquella voz tan conocida, levantó la mirada y se encontró con el inspector que llevaba aquel caso.
—Phillip... ¿Qué haces aquí? —preguntó Ágata.
—Llevo este caso —respondió sonriente, alejando esa chulería frente a ella.
Klaus, sin comprender nada, les preguntó;
—¿Se conocen?
Ágata asintió.
—Phillip fue el mejor amigo de mi padre.
El inspector sonrió y negó con la cabeza, para rectificar.
—Las mejores amistades nunca acaban.
Ágata sonrió, a pesar de que aún estaba asustada por todo lo que había vivido y que apenas podía hablar con normalidad. Su guardaespaldas la tomó, llevándola en sus brazos fuera de la nave industrial y salieron fuera en el aire libre, dándole de lleno aquel fresco que ella necesitaba.
Juraba que era de noche por lo oscuro que estaba el lugar, pero apenas eran las 6 de la tarde y, cuando miró hacia el sitio, descubrió que las ventanas estaban tapiadas por completo y la droga que seguía en su cuerpo, le hacía ver todo más oscuro.
Ella se acomodó en el cuello de Klaus mientras que la llevaba hasta la ambulancia y la sentó allí, para que los paramédicos la atendieran.
Fue ahí cuando Gabin se acercó, algo desesperado y un Klaus cabreado, trató de guardas distancias con él antes de tratarlo como un saco de boxeo.
Gabin la abrazó y, cuando intentó besarla, ella se alejó y negó con la cabeza.
Un Klaus bastante celoso quiso separar a Gabin de ella, pero se quedó quieto mirando la escena.
—¿Estás bien?
—Si. No te preocupes —respondió ella con un hilo de voz.
Él intentó besarla otra vez, pero ella volvió a alejarse como pudo con las fuerzas que le quedaban.
—No, Gabin.
Él sabía que las cosas entre ellos ya estaban rotas y por eso susurró;
—Vale... Cuando te recuperes hablamos.
Gabin se marchó y un Klaus preocupado por ella, se acercó, al verla tan mal después de la horrible experiencia.
—Siempre fue Nolan... —murmuró ella—. Nolan... Mi mejor amigo y resultó ser mi hermano, quien quería vengarse porque no tuvo una infancia... —Negó, pensando en todo aquello—. Me has salvado, Klaus.
Los ojos de ella volvieron a los de él y Klaus se sentó a su lado, echando un mechón de pelo detrás de su oreja para decirle;
—Ahora y siempre te voy a salvar, como tu me salvas a mí. —Besó con delicadeza la mejilla de la joven y continuó. —Ahora vamos al hospital, te harán unas pruebas a ver si te han hecho daños internos y volverás a casa esta noche.
Ella asintió y buscó con la mirada a aquella persona que estuvo allí dentro y que sabía quien era, pero no lo vio.
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Un Klaus, que acababa de salir de la habitación donde se encontraba Ágata, esperando las pruebas y cerró la puerta, mientras le pedía a Enzo que vigilara.
Aún podía ver en su mirada como aquel asesino trataba de dispararla frente a él. Y Klaus estaba aún angustiado de tan solo pensarlo, por no hablar de lo mal que estaba de verla así después de lo que vivió.
No quería dejarla sola en ningún momento, pero también necesitaba saber las pruebas para poder protegerla mejor en casa, en el piso de ella. Cuando la encontró y vio lo herida que estaba, deseó asesinar a todos los que estaban allí, haciéndola sufrir, pero le importaba más el bienestar de ella y, cuanto antes se la llevara de ese lugar, mejor.
—No quiero que entre nadie a verla. Aún está en peligro y necesitamos meter a Le Goff e n la cárcel —contestó Klaus, mientras Enzo asentía por la orden impuesta por su jefe.
—Desde la cárcel puede enviar a gente a asesinarla —respondió y el alemán sabía muy bien que aquello era cierto.
—Lo sé —murmuró, mientras se alejaba para poder llevársela de allí cuanto antes.
Enzo vigiló que nadie entrase, aún con las dudas de que es lo que quiere hacer Klaus para proteger a Ágata. Porque hasta él sabía que, por mucho que lo intentasen, lo que debía hacer Ágata era irse lejos y hasta cambiar de identidad.
Un doctor se acercó a Enzo, enseñando su identificación.
—Doctor Smith, vengo a hablar con la paciente Ágata Conte.
Enzo vio el reconocimiento y asintió, dejándolo pasar.
El doctor entró y cerró la puerta, metiéndose por el cuarto, encontrándose con una joven llena de heridas en el rostro y un ojo hinchado. Ella no observó al hombre desde el primer vistazo, sino que siguió mirando sus manos después de estar todo aquel tiempo con Klaus haciéndole compañía.
Y cuando por el rabillo del ojo vio a aquel hombre, el disgusto en ella se notó.
—Zeus... —susurró mientras el hombre la escuchaba, bajándose la mascarilla blanca que tenía—. O también puedo llamarte; papá.
Ágata levantó la mirada y con aquella mirada fría y llena de enfado, observó a su padre, el cual se encontraba al otro lado de la habitación.
La vergüenza en el rostro del hombre se hizo notar y dejó la carpeta que llevaba para asimilar más su disfraz y, manteniendo una distancia prudente, su voz sonó con suavidad.
—Lo siento.
Ella negó con la cabeza mientras miraba a su padre, el cual creía que llevaba muerto todo aquel tiempo, cuando en realidad todo era una mentira que la había hecho sufrir mucho. Y ver a su padre, el cual estaba mirándola esperando alguna respuesta de ella, quiso preguntarle.
—¿Qué sientes? ¿Haberme metido en toda esta mierda o haberme engañado con tu muerte falsa? —insinuó con una seriedad en su rostro que su padre se esperaba.
La conocía tan bien que sabía que iba a tratarlo así y se lo merecía, él sabía que se lo merecía, pero de no haber hecho todo ese espectáculo, las cosas hubiesen sido peores para su hija. Necesitaba alejarse de ella, creer que estaba muerto para que la investigación avanzara y más después del artículo que había escrito su hija y que la ponía en el ojo público.
—Fue todo por tu bien. —Fue lo que trató de decirle.
Pero Ágata no le creyó.
—¿Por mi bien? ¿Has visto todo lo que he pasado?
Si, lo había visto y muchas de esas veces trató de ayudarla. Y gracias a la protección de Klaus, su hija seguía viva.
—Si... Lo he visto. Y si no fingía mi muerte te hubiesen matado antes y yo no podría haberte ayudado.
—¿Desde cuando eres un puto hacker? —preguntó, sin conocer a su padre realmente—. ¿Cuándo ibas a decirme la verdad sobre mamá?
Él se acercó a su hija y se sentó en la cama, alejado de ella para que tuviese espacio.
Llevaba años siendo informático y conoció a algunas personas que le enseñaron ciertas cosas sobre el otro lado de internet. Pero no tenía tiempo de entrar en detalles con su hija sobre sus habilidades. Tenía poco tiempo para explicarle ciertas cosas que jamás le había dicho y para su futura protección.
—Tu madre y yo íbamos a divorciarnos y conocí a una chica. Nos enamoramos y se quedó embarazada de ti. Pero en el parto murió y Clara lo supo todo ese tiempo. —Nombró a la madre de Ágata, quien la crio como su hija y la que fue la mejor persona que conoció en su vida—. Nos íbamos a separar, pero por algún motivo, tu nacimiento nos juntó más y ella te crio como su hija. Fuiste su hija.
Ágata quiso a su madre y la seguiría queriendo siempre. Fue la que estuvo a su lado para lo bueno y para lo malo, al igual que Ágata lo estuvo para ella para lo bueno y para lo malo.
Al no conocer a su madre biológica, no le llamaba ningún sentimiento dentro de su pecho, porque para ella su madre siempre fue Clara. Pero saber todo aquello, era doloroso.
—¿Y mi madre biológica? ¿Sabías lo de Nolan?
Adrien negó.
—No. Nunca me dijo nada de otro hijo. No he entendido porqué y tampoco quiero saberlo ahora —murmuró. —No después de que ese cabrón intentase matar a mi hija.
Una risa amarga salió del fondo de su garganta.
—Tu hija...
—Daría mi vida por ti, Ágata —aclaró y sonó completamente sincero.
Estuvo con su hija todos aquellos meses en la sombra, tratando se protegerla y de poder sacar a la luz ciertas cosas que Le Goff escondía y faltaba poco para conseguirlo. Su único deseo, realmente, era volver a ver a su hija y que ella supiera que no había muerto.
Y las lágrimas de la pequeña de sus ojos salieron, destrozándola poco a poco, al igual que le destrozó a él al verla.
—Me duele que me mintieras —susurró mientras su padre se acercaba a ella al verla así—. Te hice un funeral, lloré cada noche y me sentí culpable por lo que te pasó.
—Lo sé. Lo vi... Asistí allí con Phillip —susurró y sonaba arrepentido, porque no quería verla sufrir.
Pero no había otra manera, ese había sido su decisión para poder atrapar a aquellas personas que seguían haciendo daño a tantas personas.
—¿Él fue quien apuntó con el arma aquella noche? ¿El que te ayudó a fingir tu muerte? —preguntó Ágata y él asintió.
—Si...
Ella sonrió, pero era de nerviosismo y saber todas aquellas cosas en un día era muy duro.
—No espero que lo entiendas, pero voy a sacarte de aquí y voy a salvarte. Necesitas irte muy lejos de todo, que estés a salvo y que nadie te reconozca —contestó. —Y eso significa tener una nueva vida.
Ágata no le respondió, solo lo miró a los ojos con ese enfado de ella y que tanto conocía él.
—¿Recuerdas aquella vez que te dije que confiaras solo en 2 personas?
Ágata recordó aquella fiesta en el que compartió un baile con su padre y que ni siquiera sabía que era él, pero desde ese momento juraba conocerlo, si no fuera porque tuviese aquella máscara en su rostro.
—Si... La primera era Klaus... Pero la segunda no me lo dijiste —contestó, dejando la seriedad a un lado.
—Klaus fue un hombre que conocí hace unos años y que ni siquiera sabe que soy tu padre —continuó. —Es un hombre en quien puedes confiar y creo que entre ustedes hay algo más.
Ella no dijo nada, solo miró a sus manos.
Entonces, la mano de Adrien se posó sobre la suya y la acarició con aquel amor paternal.
—La otra persona soy yo —respondió. —Confía en mí.
—Papá... Ya me he llevado golpes fuertes por confiar en personas muy cercanas —susurró.
—Lo sé... Pero hazlo. Tienes que irte lejos, muy lejos sin que nadie lo sepa.
Más lágrimas salieron de sus preciosos ojos y su padre colocó sus manos sobre las mejillas de su pequeña para limpiárselas.
—Tengo miedo, papá.
Adrien negó con la cabeza, seguro de que estaría protegida allá a donde fuera y dijo;
—No vas a estar sola. Yo te ayudaré en todo lo posible para que nadie te encuentre, en buscarte un hogar lejos, muy lejos de aquí. Va a ser difícil, pero tu eres fuerte, pequeña.
Ágata sabía que solo le quedaba confiar en él, para poder estar a salvo y que los demás que la acompañaban todos aquellos meses, también lo estuviesen.
—¿Estarás a mi lado?
Aquella fue una pregunta difícil de responder para Adrien, pero no podía mentirle a su hija, no más después de las cosas que le había ocultado sobre su madre y su muerte. Ya no habría más mentiras.
—Por desgracia, esta va a ser la última vez que nos veamos cara a cara. Es lo mejor... —murmuró, haciendo llorar más a la joven—. Para la sociedad yo ya estoy muerto y tengo que hacer lo posible por encerrar a Le Goff.
—Pero Deimos ya está muerto.
Él negó con la cabeza, porque con aquello no bastaba.
—Pero Le Goff no va a dejar de hacer lo que ha estado haciendo —contradijo con sinceridad—. Me entiendes, ¿verdad?
Adrien se le notaba en la voz el enfado que tenía con su hijo Thiago, el que intentase matar a su propia hermana solo por venganza. Y nadie tenía el derecho de hacerle eso a una persona, a cualquiera.
Negó, dejando eso a un lado y centrándose en su pequeña.
Y aquello que iba a decir, iba a ser muy difícil, porque sabía el lazo que se había construido entre su hija y aquel hombre que le había salvado hacía años. Porque claro, Adrien fue el que puso el informe encima de la mesa de Nolan para que él fuera a contratar a Klaus.
—También tendrás que despedir a Klaus.
Los ojos de Ágata se agrandaron nada más escucharlo.
—¿Qué? Eso si que no. Me dijiste que confiara en él. Klaus es la persona idónea para el puesto —respondió rápidamente y eso nunca lo haría, jamás se separaría de él.
—Ágata —trató de hablar Adrien, pero ella no lo dejó.
—No, papá.
—Ágata, créeme. No te puedo decir para que objetivo, pero si no lo despides y le dices que se aleje de ti, lo perseguirán. Quieren verte muerta a ti y a todos los que te sigan. —Sabía que era difícil, pero Klaus estaría a salvo y ella también y si sus planes salían como tenía planeado, ambos se lo agradecerían algún día—. Confía en mi, cariño.
Ella se lo pensó, pero no quería separarse de él. Lo amaba y quería estar a su lado, pero era cierto. Ella estaba ahora en el ojo del huracán, ahora que Deimos estaba muerto y que su hermano estaba en la cárcel, Le Goff iría a por ella o a cualquiera que quisiera ayudarla. Y el nombre de Klaus aparecía en grande como su próximo objetivo, por no hablar de Wanda, Enzo y Black.
Entonces, preguntó;
—¿Lo volveré a ver?
Adrien no quería prometerle nada, así que solo le quedó ser sincero con ella.
—No te puedo prometer nada. Pero si no lo dejas, van a ir a por él.
Ella asintió sin decir nada.
Su padre miró a su hija con amor, aprendiéndose de memoria cada gesto de ella, aunque ya lo tenía más que memorizado. Quería que se le grabase en su mente para el resto de su vida y quería verla feliz, lejos del sufrimiento, pero era más complicado y si sus planes salían bien, estaba seguro de que ese deseo se cumpliría.
—Ahora irás a casa. Habla con Klaus y luego espera mi llamada. Llévate algunas cosas que necesites y olvídate de llevarte móviles y portátiles. Nada electrónico —inició mientras ella lo escuchaba—. Lo tengo todo preparado. Voy a ayudarte a irte de aquí sin que nadie lo sepa. Solo yo.
Ellos no dijeron nada y Ágata empezó a llorar con algo más de fuerza.
Adrien la abrazó con fuerza, tratando de consolarla y odiándose de que todo aquello fuese tan duro por su culpa, porque por algo del pasado ahora perseguían a su hija. Aunque Deimos estuviese muerto, ahora Le Goff iría a por ella, pero no por mucho tiempo si todo salía como lo tenía pensado.
—Te quiero tanto, pequeña.
La besó en la cien con amor, se levantó y, costándole bastante en marchase, se despidió de ella para luego no volver a mirar atrás. Se despidió de Enzo y caminó por el hospital, hasta que se metió en un cuarto de limpieza y empezó a llorar allí mismo, tratando de hacer el menor ruido posible, antes de huir de allí.
Y aquella noche iba a ser la más larga para todos, sobre todo para Ágata.
***
Si, aquí tienen un nuevo capítulo. Y no, no es viernes de actualización. Pero, como esta es la semana final de "Prohibida", vamos a leer varios capítulos de esta historia.
¿Cuando subiré el próximo? No lo sé porque aún no la he escrito, pero trataré de subir los que quedan para concluirla :3
¿Que les ha parecido?
¿Se esperaban todo esto?
Nos leemos, prohibidas.
Patri García
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