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21

Tenía el nombre del programa y sabía cómo lucía su ícono, pero desactivarlo no sería una tarea fácil.

Clet guardaba lo que yo creía que era la computadora madre en su biblioteca, y muy difícilmente la habitación quedaba vacía. Sin mencionar que cuando eso pasaba él se aseguraba de que estuviera cerrada con llave o de darme alguna orden que me prohibiera el acceso a ella. Además, no era tan tonto como para dejar sin protección su pequeña notebook, seguramente tenía un elaborado sistema de seguridad.

"No podemos arriesgarnos a que suceda el más mínimo error". Sus palabras se repetían constantemente en mi mente, aún no me cuadraba que me hubiera confiado tanta información sobre el programa. Me creí muy inteligente intentando engañarlo para que lo haga, pero... ¿Y si él me había contado todo eso porque quería que yo intentara desactivarlo? ¿Sería esto una trampa para demostrarme lo que sucedería entonces? ¿Sobreviviría yo si Dolly era destruido?

Los días pasaron, y aunque mis inseguridades sobre los posibles motivos ocultos de Clet crecían, también lo hacía mi determinación por encontrar la forma de irrumpir en esa habitación. No era importante lo que me sucediera si podía lograr que ninguna otra sufriera lo que yo había experimentado en los últimos meses.

Pero mientras en los días pensaba, en las noches dejaba de hacerlo y me convertía en una de las robotinas sexuales que vagaban por las casas de los hombres de la ciudad. Hasta que una noche, la del 14 de Noviembre, si mal no recuerdo, comencé a fallar.

Noté que algo estaba mal conmigo en cuanto entré al garaje del complejo de edificios donde habitaba uno de mis clientes habituales, un hombre que siempre vestía una elegante camisa marcada por unos lamparones de sudor y unos pantalones negros de ejecutivo. Generalmente, cuando la puerta se cerraba detrás de nosotros y él apoyaba una de sus callosas manos en mi espalda desnuda, todo se volvía negro y mi cerebro se apagaba hasta que B volvía por mí, pero no esa vez. Aún hoy tengo presente cada segundo de ese encuentro en mi memoria.

- ¿Qué haremos hoy, papi? - La pregunta se escapó de mis labios en una voz demasiado aguda como para ser la mia.

- ¡Calla! - Bramó azotando mi trasero. - Mi mujer decidió quedarse hoy, esa maldita arpía... Tendré que ser rápido.

Hice un sonido de queja y puse un enorme puchero como si me disgustara la idea de que ese sujeto con cara de cocainómano no se pasara horas toqueteandome.

- Niña consentida. - Susurró acercándose a mí y frotando la parte baja de sus pantalones contra mí de forma que levantó la tela de mi vestido. Solté un gemido. - Sí... Sí... hazme sentir cuanto te gusta, muévete conmigo. - Obedecí.

Tiempo después mi ropa estaba en el suelo y mi cuerpo se encontraba apoyado sobre el frío capó del auto con el suyo bloqueando cualquier salida y dirigiendo mis movimientos.

Contuve un grito de placer cuando introdujo su miembro en mí, lo había sacado de sus pantalones apenas desabrochados que rosaban contra la piel de mis muslos al compás de su febril accionar. Su pene se volvía cada vez más duro en mi interior, anticipando un orgasmo que nunca llegó.

Se apartó rápidamente de mí como si le diera asco. El sudor había reclamado la tela de la camisa que llevaba, pegándola a su cuerpo y unas gotas caían por su rostro.

- Arrodíllate. - Exigió concentrado en mantener su erección ayudado con su mano. Acto seguido acabó sobre mis pechos con una expresión satisfecha dibujada en su cara. - Vete, ya terminamos por hoy. - Dijo dándose media vuelta y reacomodando su ropa antes de ingresar nuevamente a la casa, dejándome en la oscuridad total.

No sé cómo logré recuperar mis prendas y ponermelas sintiendo la desagradable y pegajosa sensación del semen en mi piel, pero minutos después ya estaba completamente vestida y en la calle esperando para volver a casa.

En el tiempo que tardó en llegar la camioneta de Barney, decidí internamente que no llamaría la atención sobre lo que habia sucedido esa noche. No quería que Clet "se encargara de mí" al descubrir que lo recordaba todo. Debía encontrar la forma de usar este error a mi favor y jugar bien mis cartas.

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Nota importante de la autora:
¡Hola! Me alegro mucho de que esta historia haya explotado como lo hizo, pero todo tiene un final y a Programada le falta un par de capítulos para llegar al suyo.

Pero no se preocupen, en cuanto eso suceda mi próxima meta será editar la historia añadiendo algunas escenas en cada capítulo y haciendolos más largos. Esto que están leyendo sólo será el "diagrama" del proyecto final.

Quería que ustedes me ayudaran a decidir algo. Hace unos meses había pensado en hacer una historia spin-off sobre Clet, pero pensandola bien descubrí que sólo contaría de 3 partes. ¿Prefieren que la haga igual o que ponga esas partes como extras dentro de esta historia?

Espero sus respuestas, besitos.

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