Prólogo
Si alguien le preguntara a BaekHyun cómo había logrado vivir todo este tiempo... lo cierto era que ya no estaba seguro. Muchas personas a su alrededor tenían la misma cuestión: ¿cómo alguien podía vivir tanto? La mera idea de la inmortalidad les fascinaba como les había dado miedo a cientos de humanos que conoció, y aunque en su mayoría la gente acordaba en que sería interesante vivir más para saber, explorar, conocer y vivir infinidad de cosas como no podían imaginarse a lo largo de miles de años, en general asumían que era una idea espantosa.
"Creo que me volvería loca."
"¿Cómo podrías soportar vivir por tanto tiempo en este mundo? Si se está cayendo a pedazos, no quisiera ni saber cómo estará en cien años más."
"Sería horroroso, ¿tener que encargarme de mi declaración de impuestos por toda una eternidad? No, ¡gracias!"
"Incluso si de alguna forma lograste volverte millonario porque desde 1800 has ido ahorrando, no pienso que el dinero lo sea todo en la vida."
"Se volvería un poco solitario, ¿no? Si todo mundo a tu alrededor comienza a morir, a irse o a desaparecer en un punto, ¿qué chiste tiene seguir vivo?"
Sí, bueno, comentarios como esos y más los había escuchado a montón. Al vivir su día a día entre una sociedad que veía a su especie como un cuento fantástico, de terror... o romance, hasta erótico—ni idea de por qué los vampiros se habían vuelto +18, malditas novelas juveniles de quinta—, no era extraño haberse topado con el tema. Él no lo traía a la conversación, a veces solo surgía, y al oírlo de casualidad una vez u otra, BaekHyun mismo había resonado en esas palabras.
¿Cómo había soportado tanto? No era que tuviese otra opción. Era eso o clavarse una estaca en su corazón muerto, y como no le había sonado sencillo lo segundo en tiempos anteriores de duda, no hizo más que seguir viviendo por todo ese rato.
Eso no negba sí comenzar a sentirse exhausto de esta larga existencia. Después de cuatrocientos años como vampiro, BaekHyun finalmente había llegado a su punto máximo, y aunque en tiempos pasados había visto laborioso clavarse algo, ya lo estaba considerando. Hoy hacerlo hasta sonaba como un alivio...
"Necesitas salir más," su amigo y hermano de misma transformación le dijo, tan solo hace unos días cuando decidió liberar con alguien sus molestias. Como poco lo hacía, conocedor de que el tema de soy un viejo vampiro y empiezo a perderle el valor a la vida no era algo que pudiese hablar tan libremente con cualquier psicólogo o persona, en la invitación que le hizo a SeHun de pasar hasta el patio de su mansión, a lo alto de una villa lejos del ruido que era la inmensa Seúl, después de haberle traído su dotación de sangre fresca, salió a tratar el tema con un simple me siento exhausto. SeHun lo entendió, porque estaban conectados. Convertidos por su mismo donador, casi compartían una cabeza, no mismos sentimientos. Su consejo no fue el esperado por algo. "Casi no lo has hecho. Desde hace años, ni siquiera para irte a alimentar, ¡si me has pedido todo este tiempo que te traiga algo del centro donador!"
"No es que no salga por completo..."
"Que des la vuelta por este inmenso patio, a ejercitarte un poco caminando y corriendo por el monte que es tu vecindario, o a sentarte ahorita como lo hacemos junto a tu alberca no significa que en serio estés saliendo, BaekHyun," el filo de su boca se fue hacia abajo, sin respuesta. Solo en la atenta escucha, incluso cuando estaba en desacuerdo. SeHun lo sabía, por algo insistió: "Tienes que salir, pero en serio. Tal como lo hacíamos en los viejos tiempos. ¿Alguna vez has salido para cazar algo?"
"Ya no estamos en esos viejos tiempos, SeHun, no voy a ir a clavarle el diente a cualquier persona o animal que se me cruce en la noche... hay tantas enfermedades ahorita, no quisiera pegarme algo."
"Como si eso alguna vez te hubiera detenido en el tiempo de la viruela."
"Tener viruela y ser inmortal es un asco."
"¡Te recuperaste en dos días!"
"Y fueron los dos peores días de mi vida. Aún no entiendo cómo es que nuestro corazón no late, pero seguimos pudiendo enfermarnos, ¿no deberíamos ser inmunes o algo ya?"
"Solo los vampiros de nacimiento tienen ese privilegio, nosotros, de transformación, sanamos más rápido," bufó, porque incluso entre su raza había estatus. Como si la discriminación de una sociedad como la suya no fuese suficiente, y así era como querían que él le viese algo bueno a la vida. "Pero no estaba hablando en ese sentido. Sabes que puedes ir a obtener tu sangre de otro modo."
"¿Aparte de en los centros? ¿Qué? ¿Quieres que vaya a un bar, un antro de esos sucios donde se venden humanos al por mayor? No estoy para tener un adicto al placer de mordisco en mi casa, ya pasé por eso, y es un asco sobrellevar las consecuencias."
"Podrías conocer a alguien de esa forma," otro bufido. Qué estaba esperando SeHun, en serio, si ya sabía que él era la persona más antisocial, incluso desde antes de ser vampiro.
Había conseguido su fortuna por su habilidad de comprar lo que otros no vieron de provecho, con poca visión para un futuro. Seúl había sido un pedazo de tierra para muchos en el pasado, con nombre distinto, nada que arrendar ni hacerse de uno propio, y a distancia muchos creían que era un desperdicio. BaekHyun no, después de haber vivido tanto en este mundo, entendía cómo se manejaban los negocios.
Mover unos hilos acá, hacerse de unas firmas y papeles por allá, ¡listo! Se hizo dueño de las tierras más cotizadas en la metrópolis que era ahora. Como jefe administrador de tantos terrenos que tenían edificios a los que les cobraba renta, y gestionaba por varias agencias subsidiarias, se hizo de dinero, pero eso nunca fue a través de conexiones y comunicación, solo de astucia en tiempos de provecho.
Nadie conocía a la figura detrás de INB100, Agencia de Bienes y Entretenimiento, no tenían cómo, si los que trabajaban bajo su mando iban a morir y él seguiría ahí para contratar a otros, ¿por qué tendría que convivir de algún modo? Jamás lo hizo aún para subsistir, y SeHun quería que él lo hiciera por gusto.
"No sé qué más quieres que te diga. No veo razones para que odies tu existencia actual. Técnicamente no te falta nada, estás rodeado de dinero, de bienes y lujos. Si algo te falta, quizá sea interacción social, pero al mencionarla, te quejas. ¿Cómo quieres solucionar tu problema?"
"No es que lo quiera solucionar, yo solo... no sé, ¡ya no sé, ¿de acuerdo?! No estoy seguro, solo me gustaría que algo pudiese darle sentido a la vida de nuevo. Si tan solo lo obtuviera, quizá no sentiría este dolor interno de cansancio. De verdad estoy considerando hacer algo para acabar con mi existencia, ya no veo razones para seguir en este mundo si no hay más propósitos. Todo lo que pude hacer, ya lo hice en su momento. Hoy... con toda la gente que hace mi trabajo, solo soy un ente más entre millones, desprovisto de alguna importancia, de valor... alguno."
"Eso no es cierto, sabes que tienes un valor, BaekHyun. Eres mi hermano..."
"Incluso si yo desaparezco, sé que podrías superarlo, como con todas las cosas y personas... no me necesitas para seguir viviendo, SeHun."
"BaekHyun..." SeHun se escuchó un poco destrozado en esa mención, mas, solo le dijo: "Tienes que salir más," en esa insistencia que le trajo otro suspiro, acomodado sobre sus manos con sus piernas embutidas en sus pantalones negros entallados y la camisa de mismo color y mangas largas dentro del agua. De movimientos erráticos, salpicó la orilla. SeHun lo vio sin estarla tocando, sentado en la banca a su derecha con su perfecto porte de hombre alto y delgado, espalda ancha aún para resaltarse con una simple playera blanca, jeans y zapatos. Su estilo tenía un toque único sin importar la época en la que vivían; hoy que los pelos largos ya no eran una novedad, ese cabello corto y negro, dividido a la mitad le quedaba fabuloso, aun como libro abierto. Era el lujo de tener una cara perfecta, ovalada, cincelada en una mandíbula filosa, nariz recta, larga, como sus cejas contrapuestas a sus labios chicos. Sí, sin duda SeHun sobreviviría bien sin él en este mundo tan superficial y materialista. "Hay mucho allá afuera que le podría dar más sentido a tu vida y tú solo no lo estás viendo."
No como él, aun cuando no había caído a oídos sordos su consejo. Aunque BaekHyun no creyó que fuera lo que estaba buscando, entendió hacia dónde iba SeHun con esto. Después de despedirlo todavía lo pensó, y por supuesto, estar recluido en su mundito que era su mansión, incluso con las miles de habitaciones, patios y actividades de las que se podía hacer ahí adentro teniendo toda la vida y el tiempo para hacerlas, podía ser una buena parte de la razón por la que dejaba de tener significado la vida. Salir quizá le daba otra visión y le quitaba esas ideas de estar considerando destruir su existencia.
Solo él no podía continuar haciendo lo que su amigo. Por más gente interesante, lugares y cosas por descubrir que hubiera, BaekHyun sabía que después de cuatrocientos años ya había conocido y visto más de lo necesario. Había tenido su tiempo de locura, entre la caza furtiva de animales y humanos, los viajes al extranjero, aprender nuevos idiomas, culturas, actividades, artes y estudiar cientos de carreras—hasta entrar y salir de cultos, si BaekHyun había iniciado algunos propios en sus buenos días—, comprar extravagancias, ganar y perder por igual, poco podía hacer ahora que no hubiese vivido ya.
Mencionar las cosas de esta forma era una mínima cosa, no dijo ni una pizca de todo. Y conocer a nuevas personas... como SeHun quizá nombró, quedaba ya casi descartado. BaekHyun se había hecho de relaciones en demasía, románticas como amistosas. Incluso como fiel ente antisocial, de una u otra manera consiguió tenerlas, porque otras personas se las presentaron, y al final también era humano, claro que no había estado exento de crearlas.
No podía ignorarse que era guapo. Atraía la atención, tal vez por ese brillo de su transformación de vampiro al buscar ser llamativo para otras personas y dejarse seducir para atacar y comérselas. Eso había sido así hace mucho tiempo, cuando en serio eran los monstruos que la gente describía cuentos y leyendas. La característica atractiva y seductora no se eliminó a pesar de que la raza sí cambió sus métodos de supervivencia. Si eras guapo desde antes de ser vampiro, estabas de suerte, ahora eras el doble de guapo.
BaekHyun nunca se había considerado guapo como tal, solo regular, como cualquier otro hombre coreano. En sus tiempos como humano, su piel era más morena, quemada por el sol de un trabajo en el que no recibía sombra, y hasta había tenido cicatrices, acné de una adolescencia muy hormonal, un cabello negro, sucio y largo, y si era delgado debió ser por su falta de alimento. Pero con su 1,74, no a muchos apantallaba. En su transformación, su piel palideció, las manchas de sus viejos vestigios de un cutis sin cuidado desaparecieron, su cabello mejoró, brillante y sedoso, se acentuaron algunos de sus mejores atributos como sus hombros anchos, sus caderas y muslos, además de perder un poco de la grasa de bebé en su abdomen y cara.
Con un rostro no muy circular ni ovalado, un cutis de envidia, ojos pequeños y gachos, nariz de botón, labios suaves y delgados, solo sus orejas grandes podían resaltar un poco en su perfección. Se había pintado el cabello de mil maneras, corto, largo, luces, todo probó por no temer perderlo ni salirle canas hasta regresar a su negro y dejarlo corto sobre su frente ahora. También usó bigote y barba, hasta que prefirió eliminar todo el vello facial y corporal por completo al ver que estaba mejor y más suavecito. Si algo hizo hasta el momento medio 'antinatural' fue haberse tatuado lunares con métodos especiales de vampiro solo para no perderlos en lo que su cuerpo buscaba borrarlos para darle más excelencia, y era una tarea que debía hacer cada cierto tiempo por su curación rápida que seguía borrándolos, pero BaekHyun era necio al tenerlos y el dolor de las agujas ya no le molestaba tanto. Era su pizca de humanidad que igual llamaba la atención de otras personas, y les gustaba tanto para no acabar con sus relaciones en vida.
Ser un vampiro inmortal, enemigo de la luz solar e imposibilitado de comer cualquier alimento humano porque le provocaba asco, sin poder reflejarse en los espejos o tener capacidad de entrar a otras residencias sin el permiso de sus propietarios ni decir el nombre de Dios sin que su boca se le hiciera chicharrón, BaekHyun había hallado mucho problema en relacionarse con humanos que no estuviesen ya enterados de su existencia—porque los había, había humanos que sabían muy bien de los vampiros, como más criaturas de un submundo místico para muchos, y no era un tema de cuidado solo de circunstancias—, pero lo hizo por todo lo que ya dijo.
Se relacionó con humanos, mujeres, hombres y hasta personas no binarias. De todas las maneras posibles. Unas con real pesar para... hacerle entender ese comentario atrás y sentir el dolor de saber que la pérdida iba a ser una constante en su eterna existencia y desgraciadamente no podía contenerla, por más opciones que él diese, si algunas personas no estaban deseando acompañarlo por la eternidad—ni deseaban intentarlo.
Lo hizo igual con los vampiros, pues si pensó que tal vez el caso podía ser distinto (ya que de ese modo no habría problemas en la pérdida), se equivocó. A veces la ruptura fue peor, a sabiendas de que ahí seguía la persona rondando cerca, y él ya no debía tener más mínimo contacto. Relaciones de años... siglos y milenios no era para muchas personas.
Si algo, era probablemente basura. Jamás podían esperarse que una relación amistosa o romántica pudiese durar tanto.
"Si conoces a tu destinado, capaz descubras algo distinto," por ahí escuchó en alguna ocasión, ya no sabía de quién, porque fue hace tanto tiempo.
No importaba, verse con esos pensamientos que lo reducían a pura negatividad, a veces lo regresaba a este sin motivo alguno. BaekHyun tenía algo por seguro: esa historia de los destinados no era real. Sin importar cuánto pareciera de la misma forma para los vampiros, hombres lobo, hadas, brujas, hechiceros, monstruos y más... una cosa era creer que existiese su especie y otra creerse el cuento de que todos tenían a una persona destinada para vivir en un hermoso amor por el resto (o eterna realidad) de su vida.
Muchas culturas del submundo lo creían, y era bonito. Cuando eras una mujer u hombre lobo que iba por ahí viviendo en comunidad, corriendo y aullándole a la luna, sí, por qué no, creer en un destinado era bonito, hasta instintivo. BaekHyun asumía era esa parte animal de conservar la especie, y quizá los destinados no existían, pero ellos se lo habían creído para asumir que la pareja con la que andaban de verdad era la indicada, porque no tenían mucho más tiempo para cambiarla.
O cuando eras una hadita que solo veía en lo superficial, con todo rosa, entre risas, lista para hacer del mundo algo más bonito con tu magia, por supuesto, la existencia de un destinado era algo maravilloso. Se acoplaba perfecto a su género, como un cuento de hadas, de ahí venía el nombre, claro.
Para muchas criaturas tener a ese destinado del que tanto hablaban sonaba provechoso y posible, porque no eran como él que iba a seguir después de que ellos ya se hubieran ido junto con todos sus descendientes de una rama. Los vampiros no negaban la existencia—en general— de destinados, pero era sabido que no lo veían del mismo modo.
¿Cómo iba a saber si alguien fuera su destinado? Lo sientes, le habían dicho, pero ja, si supieran la de cosas que ya había sentido por tantas personas. ¿Acaso alguna de esas fue su destinado y ya lo había perdido a causa de una discusión, distintos intereses y proyectos o la vida misma que los hizo volar como polvo?
No creía que salir y conocer nuevas personas le hiciera un bien en lo absoluto. Incluso si decía que deseaba que algo le diese sentido a su vida, no era literal una persona.
Solo estaba harto de que esta existencia no diese más, y por primera vez en sus más de cuatrocientos años se había arrepentido de pensar en convertirse siquiera.
Una estaca al corazón... sonaba muy ajetreado para acabar con su vida, pero había otras formas en las que un vampiro moría, ¿no? ¿Eso de echarse agua bendita a montón lo achicharraría? ¿Sería muy doloroso? ¿O ahorcarse con una cuerda? Podía hacerlo funcionar, después de todo, era inmortal no por ser inmune a todos los daños. El dolor lo sentía, igual la enfermedad, entonces, una de esas formas mundanas del suicidio quizá daba un buen resultado...
Sonaba exageradamente depresivo de ese modo, sin embargo, lo estaba. BaekHyun había llegado a un punto máximo de su existencia. No encontraba más razones para seguir viviendo, aun con SeHun como su único amigo, sabía que no había más. Estaba listo, ya había vivido todo lo que se mereció y le extendieron después de casi morir en las hambrunas... con rectitud consideraba acabar con su vida, y mientras contemplaba cuál era la opción menos aparatosa o la del menor dolor, frente a esa pistola de balas benditas, las pastillas de ajo, un cuchillo de plata, el agua bendita embotellada y una cuerda de la que se podía colgar, sentado en la cabecera de uno de sus inmensos comedores de caoba, el sonar de su timbre lo distrajo.
Con intriga, frunció el ceño. Vio hacia la puerta como si esperase que hubiera sido una broma. Él nunca recibía visitas, ninguna a excepción de SeHun, pero ya le había traído su dotación de sangre la semana anterior, no había razón para que volviera. Tampoco era que él tocase la puerta cuando sabía entrar por sus medios.
Era aún de día allá afuera. Todas sus cortinas estaban echadas por lo mismo, la luz se percibía, mas, no entraba, no podía ver quién estaba del otro lado de su gran puerta doble de madera.
¿Cómo habían entrado a su residencia? ¿No deberían haber pasado por seguridad en el portón para anunciarle que había una o más personas buscándolo? ¿Cuándo fue la última vez que oyó su timbre de verdad?
Dudó en si responder siquiera. Estaba temiendo que fuese algo malo. Era estúpido si se sabía que él era el monstruo ahí para otros, pero... bueno, uno nunca sabía. Eso se dijo hasta que lo pensó de nuevo, y creyó que, si estaba intentando acabar con su vida, ¿por qué preocuparse mucho? ¿Acaso no le facilitarían el trabajo si abría la puerta y de pronto algo o alguien le saltaba encima?
«Sí, una muerte pequeña y corta, tal como el valor de mi existencia», se dijo, sin pensarlo más. Se levantó de la silla y arrastró las patas bajo los pisos de mármol blanco.
Llegó en pocas zancadas hasta la puerta—más sobrevolando en la normalidad de sus actos dentro de casa—, y al abrir con un chasquido su doble puerta, si hubo algo que se esperara tal vez fue todo menos un hombre alto de cabello corto, rubio, frente despejada, bien trajeado con saco y pantalones beige o camisa blanca, más portafolio en una mano y un paraguas negro inmenso en otra.
Eso y sus lentes de sol lo delataron, aunque su piel no era tan pálida, BaekHyun estaba seguro: era un vampiro. La sonrisa que le dio al verlo lejos de la hoja que sostenía en esa misma mano del portafolio fue su confirmación. Nadie tenía los colmillos tan grandes como ellos, casi se olía, y si BaekHyun tenía que darle más descripción, era obvio: se trataba de un vampiro joven. Recién transformado, ¿cuánto tendría?, ¿dos años? Apestaba a novato.
Su ceño lo dijo todo, estaba confundido, pero eso poco redujo la gigantesca sonrisa del interpelado. Debió saber desde ese punto que la dirección de su vida iba a cambiar... de la manera en la que él menos lo estaba planeando.
"¿Esta es la casa del amo Byun BaekHyun?" Ni siquiera respondió, lleno de asco por ese terrible olor del recién llegado, y más por escucharle llamarlo amo, como si estuvieran en... ¿qué? ¿1800? BaekHyun odió esa época, sin importar lo bien que le quedaba el hanbok, fue mala por la división de castas y la espantosa austeridad cubierta por el imperio. "Es usted, ¿no es cierto?" Sabría qué le dijo que él era ese amo Byun BaekHyun, si su porte, la mera idea de que no había nadie más en esa casa o la foto que tenía impresa hasta a color en su maldita hoja en mano—¿de dónde habrían sacado esa foto suya? No de su Instagram, seguro—, lo supo de una u otra forma. "¡Sí! Genial. Eh, ¡hola! Mi nombre es Park ChanYeol, vengo del Programa de Rehabilitación Emocional Vampírica para darle significado a su existencia de nuevo."
El novato quedó ahí ante él, con esa sonrisa de encanto abierta de par en par como sus brazos. Y ya que estaba posando ahí como modelo, BaekHyun lo vio: definitivamente había más cosas lentas y tortuosas con las que acabar su vida.
¡Bienvenidas y bienvenidos a una nueva historia de la temática halloweenesca (2024)! Si han venido antes o después de que el tiempo haya pasado, no importa, en cualquier día del año se pueden disfrutar estas historias~ 😈
Obvio tenía que hacer algo por el concepto de BaekHyun, y como creo que nunca había escrito yo sobre un ChanBaek vampiro (¿por qué casi siempre es un BaekHyun vampiro y un ChanYeol hombre lobo? 🤔), decidí irme con todo~
Esta historia, aunque entra en la spooky season, no va a ser mucho de terror. No se esperen un final terrorífico, es corta, va a tener algo de comedia, drama, romance y de todo, pero no dará miedo. Igual hay advertencias en la sinopsis que recomiendo leer para saber lo que se esperan 👀
🦇 Entonces, ¿qué opinan? ¿Cómo empezamos esta historia?
🦇 ¿Ideas sobre nuestros queridos personajes que conforman nuestra nueva lectura?
🦇 ¿Qué se esperan de las siguientes partes? ¿Algo que desean leer pronto?
¡Muchas gracias por llegar hasta aquí! Si lo disfrutaron, espero puedan dejar sus votitos y comentarios para saber sus opiniones y más. Nos leeremos en la siguiente parte, ¡hasta entonces! 💙
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