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San Francisco

Capítulo 10

No me quedaba mucho tiempo ya eran las nueve y media, busco mi chaqueta entre los suéteres al igual que mis confiables botas.

Decido vestir con mi sostén rojo y un pantalón negro que llega hasta la cintura. Justo a tiempo escucho el timbre de mi casa junto al grito de Rose.

— Creo que ya viste quien regreso — digo con emoción al notar a Rose quien abraza a Sawyer, incluso con unas cuantas lagrimas en el rostro.

— Estas tan grande, pero estas muy delgado, tienes que comer más, ¿tienen tiempo para qué les prepare algo? — indica Rose con preocupación antes de voltear a verme — Te miras estupenda.

— Simplemente hermosa — menciona Sawyer— no podemos quedarnos mucho tiempo, pero mañana sería un gusto Rose.

— Tengan mucho cuidado — advierte Rose a lo que yo solo asiento y me acerco para tomar el casco, me despido de Rose y salgo junto a Sawyer.

— Creo que me extrañó — una gran sonrisa se forma en el rostro de Sawyer

— Pronto encontraras el altar que te tiene — esbozo una sonrisa

— Antes de irnos, tengo unas cosas para ti—extiende una bolsa la cual contiene un pañuelo negro junto a un gorro simple del mismo color.

— ¿Vamos a robar un banco? — pregunto extrañada

— Podríamos hacerlo al regresar, pero por el momento es para protegerte así nadie sabe quién eres, las carreras cambiaron Rye.

Decido obedecer sin hacer más preguntas por lo que me coloco el pañuelo el cual cubre mi boca y mi nariz y el gorro hace que solamente mis ojos se miren.

— ¿Cómo me veo? — esbozo una sonrisa

— Para ser sincero me daría miedo si te veo en la calle.

Me coloca el casco y el hace lo mismo, me sujeto de él y nos vamos, adoro sentir la adrenalina de estar junto a él en su motocicleta, es como si nada nos detuviera.

El lugar que una vez conocía a la perfección había cambiado completamente, las peleas seguían bajo el gran arco, cualquier discusión se arreglaba ahí, lo que había cambiado eran los corredores los de los autos estaban de un lado y nosotros en la otra esquina, estabamos divididos y sobre todo se encontraban grandes plataformas para ver las carreras.

— Arriba, en la plataforma — señala Sawyer — esos son los sujetos de los que tienes que cuidarte.

Bajamos de la motocicleta y se quita el casco, yo hago lo mismo excepto que no era un gran cambio gracias al disfraz elaborado por Sawyer.

— Dios, son ustedes, son ustedes — aquel grito de emoción era inconfundible, tanto que no hizo falta mucho para ubicar a Dante quien corre hacia nosotros para darnos un abrazo, su mirada se fija en mi a lo que me sujeta de la cintura y me da una vuelta en el aire. — Pensamos que ustedes... — dice con preocupación

— Volvimos, R y S volvieron — indica Sawyer mientras pasa su brazo sobre mis hombros

Sin notarlo las personas que antes rodeaban los autos nos veían y murmuraban entre sí, habíamos llamado la atención, al menos más de lo planeado.

— ¿Eres Sawyer verdad? — se atreve a preguntar alguien de la multitud

— Sí, soy yo — dice sin importancia

Las multitud grita con conmoción como si el hijo pródigo hubiera vuelto, así era.

¿Están muy ocupados para estar conmigo? — Indica una voz calida que logro reconocer y localizar en seguida al ver su cabello pelirrojo resaltando entre la multitud mientras se acerca a nosotros.

— No puede ser, sigues aquí — corro a abrazarla

— ¿Yo?, tú estás aquí te daba por muerta al no saber nada de ti, te extrañé mucho — indica ella con emoción en su rostro

Hadley, la pelirroja era una de las mejores corredoras de autos, era novia de Dante quien competía con nosotros desde que les ganamos en una carrera, éramos unidos, tanto que cuando decidimos desaparecer ellos también lo hicieron.

Era curioso como sabían que a donde Sawyer fuera yo iba, éramos como magnetos, aunque solamente lograrán ver mis ojos sabían con exactitud que era yo.

— ¿Qué pasa con el disfraz? — pregunta Hadley de manera burlona

— Sammy quiere protegerme — indico mientras señalo a Sawyer quien rueda los ojos al escuchar mi respuesta

— Ay Sammy, te extrañamos — dice Hadley quien ríe junto a Dante

— No me vuelvan a llamar Sammy — reniega entre dientes

— ¿Qué dices una carrera por los viejos tiempos? — pregunta Dan a Sawyer

— Adelante — él esboza una sonrisa

— Mientras ellos juegan, ¿qué te parece descubrir qué tan oxidada estas? — pregunta Had mientras esboza una sonrisa y extiende la mano

— No creo que sea muy seguro, no conduce hace mucho tiempo — interviene Sawyer

— Quiero hacerlo, confía en mí — digo con seguridad mientras lo observo a los ojos — Por favor Sammy.

— Apuesto la cena de hoy a que gana mi chica — dice Sawyer con toda seguridad

— Te adoro Rye, pero no creo que le ganes a Hadley, al menos hoy no — menciona Dan con lastima — es una apuesta — Dan estrecha la mano de Sawyer

— Toma, conduces mi auto, voy a usar el de un amigo que me debe un favor — menciona Had mientras me lanza las llaves

Quiero soltar un grito de emoción, pero decido callar y dirigirme al auto de Had el cual resalta con su color rojo cereza que contrasta con la tapicería negra, tenia que admitirlo, la pelirroja tenía buen gusto.

Dejo de admirar el auto entro para tomar mi posición en la línea de salida.

Vamos Rylee, eres la mejor.

¡Era la mejor hace dos años!, ahora con suerte conduzco a la universidad.

Las manos me tiemblan al notar a la rubia que está frente a los autos lanzar la bandera al suelo. Lograba sentir los cambios, sentía el motor, sentía la velocidad, sentía la carrera.

Velocidad, peligro y adrenalina era lo que me hacía sentir viva, Had iba delante mía, por lo que acelero y logró rebasar antes de la vuelta final debajo del puente.

Había pasado tanto tiempo y todo se convirtió en vagos recuerdos, la línea final se aproximaba, las personas atentas a lo que sucedía y Sawyer enfrente de todos.

— Rye, Rye, vamos... — escucho el murmuro de Sawyer mientras mis manos siguen sujetando el volante y mis piernas se encuentran temblando mientras mi corazón late con fuerza.

— ¿Ganamos? — pregunto mientras observo a Sawyer a los ojos

— Ganamos — esboza una sonrisa tranquilizadora

Salgo del auto y me lanzo sobre él haciendo que me sujete de la cintura con fuerza casi como si temiera que me fuera a ir.

No llores Rylee, tu no lloras.

— Creo que no debí dudar de tus
capacidades — dice Dan mientras se acerca a nosotros

— Esa es mi chica — grita Hadley con emoción

Las personas gritando de la efuria que ocasiona cada carrera poco a poco se va disipando junto a la musica del lugar la cual está a todo volumen.

— Had, llévate a Rye — dice Sawyer de manera fría, fijando su vista hacia alguien que está detrás mía

— ¿Qué, por qué? — digo confundida ante el drástico cambio de actitud de Sawyer

— San Francisco Rylee — me observa un momento en forma de súplica

Sin mirar hacia atrás entró al auto junto con Hadley y abro pasó entre las personas, hasta poder subir la velocidad al salir del lugar hasta llegar a la cafetería.

— ¿San Francisco? — pregunta Had confundida

— Es nuestra forma de decir, ¿confías en mi? — digo en voz baja

— ¿Pero por qué San Francisco? — dice aún confusa ante la situación

— Es donde él me pidió ser su novia y donde él condujo con los ojos vendados mientras lo guiaba, por eso San Francisco.

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