Sammy
Capítulo 8
Mi cabeza dolía, al menos podía moverme excepto por el peso del brazo de Seth que está sobre mi, después de tres meses ya teníamos confianza.
— Hey, Seth, ¡seth!
— ¿Qué sucede Rylee? — murmura sin levantar su rostro de la almohada
— Tu brazo me esta aplastando.
Se da la vuelta y se queda viendo al techo.
— No deberíamos comer tanto de noche.
— No creo que sea eso, muy posible sea tu magnífica idea de mezclar el tequila con vodka.
— No importa, solo quiero dormir, pero tengo que irme.
Tres meses junto a Seth y Liam, el tiempo pasaba rápido a la par de ellos era divertido y logré conocer más a Seth aunque sigue con la idea de mostrarme cosas de la vida.
Vuelvo a acostarme hasta que un teléfono comienza a sonar.
Maldita sea.
— Rye ahorita no puedo, voy de salida.
— Solo vengo a darte tu teléfono, lo dejaste en mi casa.
— Gracias, nos vemos, se me hace tarde, cierra la puerta cuando salgas por favor — Seth se acerca a mi y me da un beso en la frente, sube a su auto y se va.
— ¿Qué acaba de suceder?
Cierro la puerta y entro nuevamente a la mía, me acuesto en la cama y me quedo dormida nuevamente.
— Genial Rylee, aprovechas tu juventud al máximo — hablo conmigo misma
Busco entre mi ropa y me pongo una sudadera junto a un pantalón, tomo mi impermeable y salgo a caminar.
Saludo a unas cuentas personas y paso por la casa de Hannah, no Rylee.
— ¡Castaña!
Corro al notar quien me estaba llamando, era un sujeto con capucha negra notablemente más alto que yo.
Corre por tu vida.
Vamos Rylee, recuerda que tienes que hacer cuando alguien te sigue, entro a la cafetería de siempre y me siento en la barra donde todos puedan verme.
— ¿Acaso huyes de mi?
Me da miedo voltear a ver pero observo de reojo como se quita la capucha dejando ver su cabello rubio.
— Voy a gritar y voy a tirar patadas si sigues...
— Pensé que te alegraría más verme.
— ¡Sammy! — me lanzó sobre él haciendo que caiga de la silla junto a mi
— Sammy, Sammy, Sammy.
No dejo de abrazarlo incluso enrollo mis piernas al rededor suyo.
— Rye, déjame respirar por favor.
— Si te suelto vas a volver a irte.
— Prometo que no iré a ningún lugar solo no me gusta estar en el suelo en medio de una cafetería.
Me levanto y extiendo mi mano para ayudarlo a levantarse, sacude su ropa y peina su cabello.
— ¿Me extrañaste?
— Demasiado para ser verdad, ¿cuándo volviste?
Mi corazón se acelera al verlo, después de tanto tiempo había vuelto, estaba aquí.
— Hace dos horas, estaba en mi habitación cuando te vi pasar.
— ¿Has hablado con Hannah?
— ¿De cómo al fin pusiste un límite? — esboza una sonrisa — Rye, los únicos que se enfadan cuando pones un límite son los que se beneficiaban de que no lo tuvieras.
— Pero es tu hermana.
— Sabes muy bien que nunca tuvimos una grandiosa relación.
— ¿Cuanto tiempo te quedarás?
— Un tiempo, aún no lo defino, ¿vamos a comer o no? — me abraza
Pedimos varias cosas entre ellas la mayoría de tipos de café que había en el lugar.
— ¿Y qué ha sido de ti?
— Me caí de un techo y luego de las escaleras — me encojo de hombros
— Creo que te pase mi mala suerte, me sucedían cosas sin explicación.
— ¿Me estás jodiendo?, obviamente nada iba a salir bien de alguien conduciendo con los ojos vendados mientras alguien lo guía.
— No vi que te quejaras, excepo el día en el hospital, no dejabas de llorar.
— ¡Estabas en coma! — le doy un golpe
— ¡Solo dormía!
— Sawyer — lo observo de manera amenazadora
— Me llamaste por mi nombre, no es buena señal.
— Antes no te gustaba que te llamara Sammy.
— Pero en Yale nadie me llamaba así — se encoje de hombros
— ¿Te sacaron de Yale?
— Pedí mi traslado, tengo unas cosas que atender.
— Ahora todos tienen asuntos — gruño
— ¿Quién te tiene de mal humor?
— Su nombre es Seth, es amigo de Li y tengo miedo, algo no me cuadra.
— ¿Me acompañas hoy?, necesitas despejarte.
— Aún tengo mi chaqueta guardada — esbozo una sonrisa
— Solo no hables con nadie, las cosas han cambiado en ese lugar, hay personas peligrosas.
— ¿Más que tú? — mi pregunta hace que comience a reír sin parar
— Hablo en serio Rylee, no volví por gusto.
— Entonces tendremos que enfrentar esto juntos.
— Esa es mi chica, vamos, te traje unas cosas — se pone de pie — Hannah no esta en la casa, salió con Dylan.
Pagamos todo lo que habíamos comido y salimos al estacionamiento, caminamos por toda la banqueta mientras nos empujamos levemente.
— ¡Sawyer! — grita una voz chillona
— ¿Te conozco?
— Soy Anne, amiga de Hannah, salimos antes de salir de estudiar.
— Oye cariño, ¿es costumbre para ti salir con las amigas de tu hermana? — cruzo mi brazo con el suyo — Vamos a hablar de esto en la casa, no puede ser posible.
Caminamos dejando a Anne sin palabras y algo confundida, corremos hasta su casa sin voltear a ver.
— Creo que no se te olvida como ayudarme.
— Es la manera con la que trataba de alejar a todas tus ex novias, aunque termine en esa lista también.
— Rye, eso no es así.
— Estoy bromeando Sammy, quiero ver mis regalos.
— ¿Lista para entrar a Narnia?
— Creo que no.
Toma mi mano y entramos a su habitación, habían muchas cajas en todos lados incluso lograban cubrir la ventana.
— ¿Cómo dejaste que Hannah convirtiera mi habitación en un gimnasio?
— Era una buena idea en ese momento aunque solo lo utilizamos una semana.
— Siéntate y cierra los ojos.
Me lanzo a la cama y cierro los ojos mientras muevo mis piernas ya que no tocan el suelo.
— Listo, abre los ojos.
— ¡Es de Yale! — tomo la sudadera que tiene en las manos — Me recuerda tanto a las chicas Gilmore.
Me pongo la sudadera la cual me queda extremadamente grande, pero no importaba.
— Es de nueva York.
— Me encanta — sacudó la bola de cristal haciendo que caiga una Nevada sobre Central Park — Gracias Sammy.
— Y por su puesto, guarde muy bien esto.
Abre el clóset el cual estaba completamente vacío, quita una parte del cielo falso sacando un casco negro.
— Pensé que había quedado perdido por la última vez.
— Solo tenía unos cuantos golpes que pude arreglar, es tu casco de la suerte, vamos a necesitarlo.
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