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Ni una pregunta

Capítulo 2

— Te amamos — decimos al unísono con Liam mientras recibimos la comida que Jane nos acaba de preparar

— ¿Saben qué podían ir a comprar pizza a otro lugar? — Jane frunce el ceño

— Pero, ¿cuál es el punto si tú no la cocinas? — indico en un intento hacer que su enojo desvanezca

— Dejen cerrado y dale las llaves a Maggie, y por favor no rompan nada.

— ¡Suerte en tu concierto de
mañana! — grita Liam

— ¡Estoy súper emocionada! — ironiza y cierra la puerta

— ¿Cómo es qué conocen a la dueña del restaurante?

— Maggie es mi vecina, ella trabaja aquí y así conocimos a Jane — explica Li

Comemos las dos pizzas que Jane nos preparó y ponemos la música a todo volumen para que el ambiente se sienta mejor.

—  Voy a ver si Jane dejo algo de
postre — Liam se pone de pie y entra a la cocina.

— ¿Y de dónde eres? — cuestiono mientras abotono mi camisa

— De aquí, pero vengo de Alemania, estuve ahí durante dos años.

— No te recuerdo — hago una mueca al intentar recordar

Mi mente comienza a divagar en mi pasado lo cual no es mi mejor idea, pero por más que intento recordar en ningún momento aparece Seth.

— Claro que no, es evidente que nos movemos en diferentes círculos — esboza una sonrisa

— ¿Qué quieres decir con eso? — enarco la ceja con molestia, este sujeto no me conoce y ya me está juzgando

— Nada, chica fresa.

— Eres tan agradable como abrazar un cactus, no soy fresa, solo soy Rylee — ruedo los ojos

— Me presentó, soy quien va a sacarte de esa burbuja a la cual llamas vida.

— ¿Tú planeas sacarme de mi burbuja? —rio en la última parte — ¿Habla el chico malo que sus padres enviaron al extranjero seguramente a un internado para arreglar sus problemas? Eres un típico cliché

— Rye, creo que has leído muchas novelas.

— Soy Rylee — digo con molestia

— Como digas Rye.

Antes de poder renegar algo de la actitud de Seth Liam sale de la cocina con una expresión de decepción.

— No hay postre, todo está cerrado — Li salta el mostrador — ¿Vamos a la playa?

— Sí, tengo que ir a traer el auto — murmuro mientras me alejo de la mesa

—–——————————

— La playa parece un basurero — dice Seth

— Se mira así por la fiesta, los adolescentes ebrios no son parte de la playa — digo con cierta molestia — Adiós Li, recuerda darle la llave a Maggie.

Camino hacia el auto, pero me detengo a pensar dos veces si subir o no ya que Hannah sigue en mi casa y en estos momentos no me apetece una pelea.

— ¿Ya nos vamos? — Seth se acerca con la maleta en la mano

— ¿No se supone que te ibas a ir con Liam? — digo con cierto disgusto

— Él me dijo que vivimos cerca, así que es más fácil que tú me lleves.

— Es muy tentadora tu oferta, pero creo que tendrás que caminar, mis padres me enseñaron a no subir a desconocidos al auto.

Subo al auto y comienzo a retroceder lentamente hasta que siento como golpeo algo. Por favor que no sea Seth. Bajó con temor a observar y efectivamente era Seth.

— Si este es tu plan para matarme tendrás que hacerlo mejor — dice con molestia mientras se sostiene la cabeza

— ¿Quién en su sano juicio dice "creo que me pondré detrás de un auto"?

— ¿Quién en su sano juicio no observa al retroceder?

— Sube, voy a llevarte al hospital — tomó su maleta y lanzó en la parte de atrás

— Mejor llévame a casa, quiero descansar.

— ¿Algo más un café, un té? — ruedo los ojos

— Un café no estaría mal — se encoje de hombros

Comienzo a conducir por la carretera, aunque el tráfico me detiene un poco, el ambiente estaba en completo silencio debido a que Seth no dejaba de estar en el celular lo cual no me importó.

Mejor así no lo soportas.

— ¿Cuál de todas es tu casa?

— Esta — señala aquella casa blanca la cual lleva mucho tiempo desocupada y que lastimosamente es la casa que está frente a la mía

— No puede ser — me doy un golpe contra el volante

— Descansa querida vecina, si es que puedes — esboza una sonrisa y baja del auto

Tal vez el día en que todo mi mundo se derrumbó Seth se fue de aquí y por eso no me recuerdo de él, aún recuerdo cuando los vecinos se mudaron, pero nunca supe que tenían un hijo, siempre pensé que eran solo una pareja de empresarios solitarios, niego con la cabeza sacando a Seth de mis pensamientos y me estaciono, bajo del auto y abro la puerta de mi casa la cual está a oscuras las luces estaban apagadas y no había ruido.

— Rose, ¿estás aquí? — digo en voz baja mientras entro a la cocina

— Es su día libre o eso dijo Hannah — indica Dylan con cierta diversión

— Aleja tu asqueroso ser de mi mantequilla de maní.

— Querida Rylee, tan mala como siempre — comienza a reír — No engañas a nadie, todos sabemos que solo eres una niña asustada.

— Dylan, quiero que te vayas de mi casa en este momento.

Voy a golpearlo si no se mueve, no solo porque esta en mi casa, también sería venganza por todo el daño que siempre ocasiona.

— Déjame pensarlo — hace una pausa
—Creo que no, quiero seguir divirtiéndome con tu amiga un rato más.

— ¡Fuera de mi casa!

Él esboza una sonrisa y se da la vuelta, sabía que no iba a hacerme caso, lastimosamente no tenía muchas personas a las cuales recurrir, al menos ya no era así.

Salgo de la cocina con enfado y salgo de mi casa pensando dos veces si cruzar la calle o no.

— Sé que casi te mato con mi auto y que no nos llevamos muy bien, también que nos conocemos hace unas horas, pero necesito tu ayuda.

Seth me observa de manera extraña, intentando procesar todo lo que acabo de decir, supongo que ya estaba por dormir ya que solo viste un pantalón de pijama.

— ¿Qué sucede vecina? — se recuesta en la puerta con una sonrisa cautivadora en el rostro

— Tú viviste aquí hace tiempo, ¿conoces a Dylan Fenet?

Su rostro cambia por completo haciendo que me dé algo de temor.

— Lo conozco, es un idiota — se limita a decir

— Está en mi casa junto a una amiga y no quiere salir, ayúdame a sacarlo de mi casa, prometo que no volveré a pedirte ningún favor.

— No puedo hacer eso, lo siento — casi puedo sentir algo de lastima en su tono de voz

— Vamos, solo quiero que le digas que se vaya, no pido mucho.

— No puedo hacerlo Rylee, te quiero ayudar, pero no me puedo acercar a él.

— Gracias — digo en un murmuro

Me doy la vuelta y comienzo a caminar hacia mi casa, no quiero abrir la puerta, pero no podía quedarme a dormir en la calle, aunque dormir en el auto no era una mala opción.

— Si hago esto no quiero que hagas preguntas — mi cuerpo se tensa al escuchar la voz de Seth

— Lo prometo — Por ahora,

Seth entra con molestia a la casa siguiendome hasta la cocina, sus pasos son firmes, tanto que suenan en el eco de la casa prácticamente vacía.

— Maldita sea — Dylan deja caer el vaso con agua y Hannah se espanta al ver como este se rompe

— Dylan — Seth esboza una sonrisa

— No, no, ¿qué haces aquí? — dice Dylan con temor

— Pedir que te vayas, ya — remarca en lo ultimo

Dylan no oculta su cara de preocupación la cual rápidamente se torna en enojo — Bien jugado Rylee, pero tu gran defensor pronto va a hacer que caigas.

— ¡Fuera Dylan y no quiero ver que molestes a Rylee! — espeta Seth mientras tensa la mandíbula

Al verlo, Dylan ya se encuentra fuera de la casa buscando las llaves de su auto para poder irse.

— Genial, ya lo arruinaste — Hannah sale de la casa, aunque solo tenía puesta una bata y se va con Dylan

— Gracias, lo siento por molestarte...

— Sigo esperando ese café — esboza una sonrisa

— Para tu suerte soy una experta preparando café.

Nos dirigimos hacia la cocina nuevamente y preparo la cafetera la cual se tarda un poco en realizar al café por lo que mejor busco donde sentarme y al final opto por sentarme en la bahía de la cocina para esperar.

— ¿Qué sucede con Dylan? — pregunto con curiosidad

— Dijimos que nada de preguntas.

— Claro, tienes que mantener tu imagen de chico malo y misterioso.

— Y tú de chica fresa.

— Odio admitirlo, pero tal vez si lo sea.

— Si algo no te gusta, cámbialo — se sienta a la par mía — No tienes que ser siempre lo que dicen.

— Un completo desconocido me da consejos de vida, creo recordar que no me agradas.

— Solo espera puedo apostar todo lo que tengo a que caerás a mis pies y ya no me llamarás desconocido.

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