23
Al día siguiente, Hoseok estaba afuera del salón de profesores. Esperando.
Esperando a Taehyung.
Desde el beso en la mejilla él no se había comunicado ni siquiera por mails, no es como que lo extrañara pero solo quería asegurarse que estuviese bien. Ya había pasado, sigilosamente, por el comedor estudiantil pero no lo había visto, ¿había faltado? ¿Le había pasado algo?
—Buenos días, profesor Jung.
De inmediato giró hacia esa voz. La voz grave e indiscutible de Taehyung. Sintió un gran alivio recorrerlo al darse cuenta que estaba bien pero aquello duró poco tiempo hasta que otro sentimiento lo inundó... Taehyung se veía hermoso, más de lo normal, ¿o es que recién se tomaba el tiempo de apreciarlo?
—Buenos días, Kim —dijo sonando lo más firme posible. Taehyung le sonrió débilmente mirándolo fijo como pareciendo querer hacer algo, pero algo que no se debía hacer el público. Por alguna razón el beso del día anterior volvió a su mente y esperó no estar ruborizado por recordar aquello.
—¿Llego en mal momento? —preguntó luego de relamer sus labios y mirar al suelo.
—No... ¿Por qué lo pregunta?
—Parece esperar a alguien —respondió mirándolo ahora con curiosidad.
—Oh, no, yo solo —piensa rápido, piensa rápido—... Estaba yendo a mi oficina. —Terminó diciendo para encaminarse a ella aunque no sabría que haría una vez dentro.
—¿Puedo acompañarlo?
—No creo que sea buena idea...
Taehyung le sonrió ampliamente: —Solo lo acompañaré.
Hoseok tragó saliva pero finalmente asintió y caminó lento a su oficina, pensando en que hacer cuando llegue y tratando de ignorar la presencia de Taehyung la cual lo ponía tímido por alguna razón.
—Y... ¿ya comenzó a leer el libro que le regalé? —Intentó hacer conversación para no sentirse tan intimidado.
—Por supuesto, ¿usted qué tal va con el que le di?
—Supongo que también. —Taehyung asintió y se dio cuenta que se veía algo distraído, como si estuviera pensando en algo más. Algo que le inquietaba... ¿tal vez una duda del próximo examen?
Cuando llegó a su oficina y abrió la puerta el castaño pareció quedar afuera pero no lo supo porque no lo miró. Hoseok fingía agarrar unas carpetas cuando la puerta se cerró con fuerza, haciéndolo saltar en su lugar y girar a mirarlo más que un poco asustado.
—Es por las dudas de que alguien pudiese vernos —se excusó Taehyung como tranquilizándolo pero lo único que consiguió fue ponerlo de los nervios, y el pelinegro caminó hacia la puerta de inmediato para volver a abrirla imaginándose a alguien tocando y encontrándolos ahí dentro a solas.
—Será peor si tocan y nos ven encerrados aquí —dijo intentando no titubear e intentando mantener la calma. Pero todo ese intento de calma se fue a la borda cuando fue tomado de la mano siendo impedido para que abra la puerta.
Taehyung le estaba impidiendo que abra la puerta.
Su mano envolvía por completo la suya alejándolo lentamente de la perilla de la puerta y Hoseok lo miró de inmediato, asustado, su mente se volvió un completo caos al igual que sus sentidos porque el castaño también lo miraba fijo, sin soltarlo, y por lo contrario parecer aferrarse más a su mano.
Su corazón latía rápido, demasiado, tanto que sentía que el castaño podría sentir su pulso acelerado a través de su tacto. Y fue peor, o tal vez mejor, cuando Taehyung acarició sus nudillos con el pulgar. Pero ante aquel gesto Hoseok no tuvo fuerza y tampoco intención de alejarse como lo estaba planeando. Dejó al castaño acariciarlo y aunque estaba asustado -sumamente asustado- aquel gesto lo relajó. Su pulgar moviéndose lentamente por el relieve de sus nudillos era algo que no había experimentado antes. Con nadie. Cabía destacar que con la persona que estuvo antes de casarse nunca había llegado a más que besos. No habían existido caricias, tampoco algo más íntimo, solo besos y palabras.
Y Hoseok, ahora, podía asegurar que esa caricia parecía valer más que cualquier tipo de besos.
Pero debía estar equivocado, porque Taehyung no le podría estar acariciando con otra intención más que cariño de amigos... El castaño solo era muy cariñoso.
Hoseok movió su mano intentando librarse de su agarre y pareció recién hacer reaccionar a Taehyung. El castaño pareció despertar de una especie de sueño despierto y ahora lo miraba con puro temor. Jung le sonrió débilmente, aunque aún se sentía nervioso. Logró que el otro apenas sonría bajando su mirada a sus manos, parecía ruborizarse. Quiso tanto acariciar su cabello castaño y decirle "Mereces ser feliz" recordando las cosas que le contó de su vida, aunque aquella frase estaba incompleta. Porque sí, quería que sea feliz pero él mismo quería comprobar eso, él mismo quería verlo sonreír siempre, presenciarlo cada momento que lo hiciera, él solo, que no le sonría a nadie más que a él.
Pronto se dio cuenta de lo que sentía, Hoseok quería que Taehyung le sonría de esa forma solo a él. Porque Taehyung era demasiado lindo para sonreírle a otros. Porque no quería que nadie se enamorara de esa sonrisa de la forma en que él lo estaba.
Se tensó.
El pelinegro se asustó mucho ante esos pensamiento y se soltó de inmediato, aclarando su voz como si nada hubiese pasado y caminando a las carpetas que había fingido que necesitaba.
Se sentía extraño pero más avergonzado, y Taehyung quien no decía nada a espaldas suyo lo desconcertó, porque muy por dentro deseaba que el castaño hablara, que le dijera la razón de su caricias. Que le aclare cuál era su verdadera intención. ¿Era solo cariño amistoso, cierto? Mordió sus labios de espaldas a él recordándose lo que realmente eran.
Profesor y alumno. Un alumno. Nada más.
—Debería irse, el receso está por terminar y no llegará a su clase —dijo Hoseok, fingiendo total desinterés, sabía que el castaño se iría apenas escuchar aquel tono. El pelinegro era un buen mentiroso por los años que llevaba haciéndolo.
—Yo... —Taehyung pareció querer decir algo y cuando Hoseok lo miró, vio que tenía un poco de decepción dibujada en su cara—. Tiene razón. Nos vemos mañana, profesor.
Sí... profesor, somos profesor y alumno. Nada más.
—Hasta mañana, Kim.
Cuando Taehyung se fue el pelinegro se pasó las manos por la cara. Una vez más vino a su mente el toque de la mano del castaño y la caricia en sus nudillos. Se apoyó al estante y dejó salir el aire retenido de sus pulmones. Sus mejillas estaban calientes y seguro tenían un tono rojizo al recordar su mirada y la suavidad de su mano al envolverlo.
Parecía un adolescente en su primera cita. Qué ridículo. Solo había sido un toque de manos, nada del otro mundo. Y seguro para el castaño tampoco había sido algo del otro mundo. Hoseok debía de pisar tierra.
Taehyung estaba frente al espejo del baño de la universidad, su mano quemando ante el contacto que hacía minutos había estado sintiendo. Cerró sus ojos con fuerza y mojó su cara, refrescándose.
No sabía qué fue eso y tampoco si Jung estaba molesto con él por ese atrevimiento. Lo único que sabía que es que le gustó. Le gustó y mucho tomar la mano de su profesor. Y lo haría todas las veces que tuviese la oportunidad, aún corriendo el riesgo de ser empujado o llamado la atención.
Durante todo el día solo ese recuerdo se repetía una y otra vez en su mente. Se sentía feliz pero a la vez se sentía preocupado de lo que estuviese pensando su profesor de él. Él realmente quería ir a verlo al finalizar las clases pero a la vez también se sentía muy avergonzado, ¿se había pasado? ¿Había descubierto sus sentimientos reales? Bueno, en realidad eso era lo que quería pero ahora tenía dudas y miedo, ¿y si lo ignoraba? ¿Y si lo consideraba una falta de respeto? ¿Y si se alejaba de él y no volvía a hablarle nunca más? ¿Y si pedía un reemplazo para no ser más su profesor?
Resopló y seguido a eso recordó que mañana sería miércoles. Debía disculparse si o si.
Mirando la hora en su teléfono corrió directamente al estacionamiento donde sabía que Hoseok dejaba su auto, pero mientras giró hacia el pasillo que llevaba a ese lugar al elevar la vista se lo encontró a unos pasos adelante.
—Profesor —lo llamó mientras corría hacia él. Hoseok se detuvo girando hacia él. Su mirada era normal.
—¿Necesita algo, Kim? —preguntó una vez que estaban a solo dos metros de distancia. Se veía muy tranquilo, como si nada hubiese pasado. Taehyung odiaba eso pero a la vez lo agradecía porque sino sería muy incómodo.
—Creo que le debo una disculpa-
—¿Por qué? —preguntó Jung de inmediato interrumpiéndolo con una sonrisa tan tranquila que parecía fingida—. Si no ha hecho nada...
—Por lo de... lo de su oficina, ¿no está molesto? —susurró un poco avergonzado. Hoseok mantuvo su sonrisa leve y negó.
—Bueno... fue un poco... inesperado, pero supongo que ya lo conozco lo suficiente como para saber que no lo hizo con mala intención. No se preocupe, Kim. No estoy molesto.
Taehyung se volvió a sentir decepcionado, ¿de verdad no había sentido nada él? ¿No había significado nada? ¿Tan insignificante era?
—Bien —dijo sonriendo con la mirada baja—. Cierto... ya me conoce. —Eso era lo único bueno que rescato de lo que dijo, o eso creía. Algo era algo.
Hoseok asintió: —Nos vemos mañana, Kim.
—Hasta mañana —dijo Taehyung con una mueca, al ver a su profesor yéndose antes de esperar una respuesta.
Era obvio que él no miraba a Taehyung más que un alumno. Era tan decepcionante y triste para el castaño, no podía sentirse más inferior y con el autoestima más bajo del que se sentía.
Taehyung había soñado con tomar ambas manos de su profesor aquella noche, y estaba seguro que tendría varios sueños por el estilo en lo que quedara de su vida porque aún no lo superaba. Estaba seguro que su profesor ni siquiera había vuelto a pensar en eso. Hizo una mueca triste.
No tenía ni idea como llegar a él.
Una vez más en clases de Jung, el castaño se propuso llamar su atención, y que mejor que hacerlo respondiendo todas las preguntas que hacía. Responderlas bien, claramente, para recibir miradas de admiración. Tenía tantas ganas de que su profesor lo mirara y mirara por horas.
Sin embargo, logró más que miradas de su profesor.
Su corazón latía a mil por hora porque Jung había pasado por su lado y lo había rozado en varias ocaciones. El pelinegro había rozado sus dedos en la mano que Taehyung tenía sobre el borde de su mesa. No sabía si era intencional porque era un roce casi imperceptible, como por error.
Taehyung se pregunta mentalmente, como es que alguien como él se podía estremecer hasta los huesos por un simple y ligero roce. Se iba a responder que capaz porque hacía semanas no tenía relaciones y probablemente estar en abstinencia lo estaba haciendo sensible a todo pero la verdad era que no es que el castaño quería tomar a su profesor sobre el escritorio de su oficina -aunque pensarlo no sonaba mal- sino que lo que más deseaba y quería era tomar sus manos, y ya.
Intentando ignorar sus pensamientos volvió a prestar atención. Su profesor estaba casi enfrente suyo -ya que se sentaba adelante de todo- e hizo una pregunta para toda la clase diciendo que el que la respondiera bien se ganaba un punto extra en el examen. Así fue que comenzó una mini batalla entre quien daba la mejor explicación a la pregunta de Jung. Con el pasar de los segundos y minutos la batalla se redujo a dos chicos que no dejaban de contradecirse y esos dos chicos se trataban del cerebrito de la clase y Taehyung. El castaño estaba tan sumergido en la discusión que ni se dio cuenta que Hoseok veía claramente sorprendido de uno al otro intentando seguir aquella disputa.
Y finalmente hubo un solo ganador.
Como era de esperar fue el cerebrito de la clase, porque la mayoría del curso estaba de acuerdo con que su respuesta era la acertada mas que la del castaño.
—Los odio a todos, ojalá desaprueben —soltó Taehyung sumamente frustrado haciendo reír a todos por el tono de niño caprichoso de su voz. Y aunque había estado molesto, cuando escuchó la pequeña risita que soltó su profesor seguido de cómo el tocó su hombro en un apretón afectivo, cambió rápidamente de humor. Tal vez no había ganado el punto extra pero había resultado ser el ganador al lograr esas dos cosas.
Jung hizo un leve apretón a su hombro y luego lo soltó de inmediato como dándose cuenta de lo que hacía. A Taehyung debería importarle que su profesor se veía ahora arrepentido pero la verdad es que en lo único que podía pensar una y otra vez era en el leve toque que le dio a su hombro. El castaño había ganado, eso era seguro.
Por otro lado Hoseok creía que había cometido un gran error en hacer eso pero al ver el rostro feliz de Taehyung y que a nadie en el curso le pareció raro aquel gesto, se convenció con que no era un error, así que cada vez que pasaba cerca del castaño tocaba su hombro suavemente, hasta que comenzó el receso.
Y las cosas cambiarían un poco -mucho- apenas comenzar ese receso.
Desde ya les deseo feliz navidad, gentecita. Cuídense mucho y tomen agüita. Dua les quiere💜
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