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22

Habían decidido terminar el rompecabezas tridimensional del Big Ben que era para lo que había ido Hoseok principalmente. Pero en cuanto lo terminaron se pusieron a hacer otro, el pelinegro ni se fijo en la hora.

En aquella sala solo se escuchaban risas divertidas y comentarios donde parecían discutir de algo más serio a lo que estaban haciendo. A pesar de parecer concentrados en lo que hacían, ambos tenían momentos en que se quedaban mirando al otro, sin que ese se dé cuenta. Taehyung no podía creer que la persona que le gustara estuviese ahí junto a él, era inevitable mirarlo. Hoseok simplemente no se daba cuenta de las miradas que le daba al castaño, él simplemente lo miraba porque se perdía en su lindo perfil y tono de piel.

—Espera. Ese es de esta pieza. —Hoseok se paralizó cuando Taehyung envolvió su mano sobre la suya que tenía la pieza en cuestión. Y sin soltarle, la unió a otra.

Su mano era tibia, suave y reconfortante. Grande. Sintió algo en su interior pero no supo descifrar qué fue y que en cuanto Taehyung soltó su mano -con la pieza ya unida a la otra- aquello que sintió en su interior se transformó un extraño vacío. Un vacío feo. Quería volver a sentir su toque. Hoseok sacudió la cabeza por ese pensamiento, Taehyung parecía muy distante a aquello, el castaño seguía armando el rompecabezas. Tal vez, debía irse antes de comenzar a enloquecer.

—¿Qué quieres comer? —preguntó Taehyung levantándose y caminando hacia su teléfono. El pelinegro quiso morder sus labios pensativo, en realidad había pensando en que ya debía irse, iba a decirle eso pero el castaño se veía muy entusiasmado y había comenzado a nombrar distintos tipos de comidas que podrían pedir por teléfono. Hoseok no tenía corazón para interrumpirlo y negarse a aceptar lo que le proponía.

—Lo que usted quiera —asintió y Taehyung hizo aquella bonita sonrisa que últimamente hacía, para luego comenzar a llamar.

El pelinegro suspiró apoyando su espalda en el respaldar del sillón mientras el castaño hablaba por teléfono. Debía relajarse, nada malo estaba pasando. Solo estaba en el departamento de un alumno suyo pero no de mala forma o con otras intensiones. Se obligó a disfrutar del momento, porque después de todo le gustaba estar con él.

Sí, le gustaba pasar tiempo con Taehyung.

El tiempo se perdió entre la deliciosa comida a domicilio, las discusiones sobre qué pieza iba con que pieza, los libros, las charlas ocasionales de Taehyung contándole un poco de su vida, preguntándole más de él y porque eligió estudiar literatura. Pero sobre todo el tiempo se perdió en las miradas duraderas que se daban.

A esa altura, Hoseok había sido descubierto mirándolo varias veces y aunque al principio sintió morir de vergüenza ahora ya no era así. Y hasta ambos se habían quedado mirándose para luego girar sus miradas a cualquier lado sonriendo levemente. Claro que ninguno se daba cuenta de la sonrisas tontas que hacían por haberse mirado de esa forma.

Todo era muy inocente, y eso era lo que no los ponía incómodos.

No había tensión, al menos de parte de Hoseok.

La hora de irse llegó aunque claramente ninguno parecía querer. Hoseok se sorprendió a sí mismo deseando no irse del departamento del castaño, pero inmediatamente se justificó mentalmente con que era solo porque no quería ver a su esposa. Aunque una parte dentro suyo parecía querer decirle otra cosa.

—Nos vemos mañana —le dijo Taehyung en el marco de su puerta.

—¿Mañana? —preguntó un poco confundido porque sus clases con él eran los miércoles y mañana sería lunes.

—Pasaré a... tengo dudas de algunas cosas, de su materia por supuesto. Así que... iré a la sala de profesores a buscarlo, como lo hacía antes, usted sabe... —Pareció titubear un poco.

Jung por alguna razón se sintió divertido con eso.

—Entiendo. Está bien, nos vemos mañana, Kim —se despidió caminado al ascensor del edificio.

—Hoseok —lo llamó y el mencionado se vio obligado a detenerse. Giró a Taehyung preparado para reprenderlo por llamarlo por su nombre pero el castaño se acercó a él, tan cerca que el pelinegro retrocedió un paso hacia atrás extrañado ante la cercanía—. Gracias por los libros y gracias por... por haberte quedado a comer.

Hoseok pensaba decir "de nada, Kim" pero aquello se evaporó de su mente en cuanto el castaño se acercó y lo besó en la mejilla. Los ojos de Hoseok se quisieron abrir par a par pero estaba tan inmerso en una especie de shock que simplemente se quedó en su lugar, al sentir aquel tacto. Los labios de Taehyung en su mejilla lo habían besado superficialmente y un solo segundo, sin embargo, fue demasiado para Jung.

El castaño le hizo una pequeña venia en despedida entrando a su departamento y cerrando su puerta. Hoseok estaba tan sorprendido y con miles de emociones en su interior aún que no notó el rubor del castaño, y tampoco notó que el beso apenas había sido un leve roce, menos que la pequeña venia que Taehyung hizo con la cabeza fue a la velocidad de la luz para luego entrar corriendo a su departamento.

El pelinegro caminó al ascensor parpadeando sumamente confundido, confundido con lo que estaba sintiendo, con un calor en sus mejillas y la necesidad de tocar donde había sido besado. Algo le dijo que eso podría ser algo malo así que se sintió un poco preocupado hasta llegar al auto.

Cuando ya estaba dentro, con las manos en el volante, se dio cuenta que aún sus manos deseaban estar en su mejilla, en donde había sido besado. Aquello le pareció estúpido y sin lógica así que el pelinegro solo sacudió la cabeza y obligó a callar esa necesidad comenzando a conducir a su casa.

Antes de llegar a su casa Hoseok llegó a la conclusión de que el beso que le dio Taehyung simplemente había sido de agradecimiento y no debía pensar mucho en ello. Debía dejar de sentirse extraño. Taehyung solo era un chico muy tierno, agradecido y amable. Nada más. Eran profesor y alumno.

Apenas entró a su casa vio que estaba su esposa en la sala con la computadora que era de él. Ella al verlo se levantó de la mesa yendo hacia él con una expresión muy fea y su computadora en mano.

—¿Que haces con-

—¿Quién diablos es Kim? —interrumpió con voz cargada de enojo.

Hoseok miró a un lado vacío de la casa obligándose a actuar normal. Estaba jodido.

—¿Qué haces mirando mis correos? Es mi material de trabajo. Déjalo ahí, Sora.

—¿Trabajo? ¿Estás acostándote con un alumno tuyo? —Ella se rió falsamente tirando la computadora sobre el sillón haciendo que Hoseok tenga un pequeño infarto cuando rebotó y pareció caer al piso—. Lo que faltaba... Eres tan asqueroso.

—No me estoy acostando con ningún alumno mío. Por Dios —respondió yendo a tomar su computadora. Ella se lo impidió agarrándolo fuerte del brazo y él apretó sus labios en una línea al sentir sus uñas largas clavándose en su piel—. Sora-

—Dime la maldita verdad. ¡Joder! ¡Sé que te estás acostando con alguien! ¡Te estás acostando con ese tal Kim! ¡¿Cierto?! —Comenzó a mover su brazo mientras le gritaba. Haciéndole daño.

—No, no lo hago —dijo manteniendo la compostura, aguantando el dolor. Como siempre cuando peleaban.

—¡¿Y por qué fuiste a su departamento?! ¡¿Es dónde vas todos los sábados a la noche?! ¡Aún seguimos casados, Hoseok!

—Te pedí el divorcio-

Se cayó cuando ella lo soltó e inmediato le dio una cachetada. Una de las cosas por las que odiaba pelear con ella y siempre intentaba llegar a una hora que no esté en casa era que se ponía agresiva.

—¿Quieres el puto divorcio? Díselo a tus padres y que ellos me lo digan a mí y a mi familia —dijo empujándolo con brusquedad hacia atrás—. Ah, y no te olvides de contarles que es porque sigues andando chupando pollas por ahí. A tú mamá le encantará escuchar eso, maldito maricón.

Hoseok no le respondió y solo se quedó la pared vacía de la sala, como siempre lo hacía. Ella sabía cómo lastimarlo, ¿y cómo no? Si alguna vez fue su mejor amiga, o eso creía. Ella había estado de acuerdo con el acuerdo de sus padres para casarse con él aunque supiera que era porque querían alejarlo de quien le gustaba, Yoongi. Ella había aceptado creyendo que con el tiempo Hoseok cambiaría y se enamoraría de ella, a pesar de las veces que él le dijo que no pasaría. Él siempre se lo dejó en claro. Ella no lo escuchó o no quiso escucharlo.

Hoseok suspiró y entró a su correo intentando olvidar el mal momento vivido.

De: V_1231@...
Para: JHoseok@...
Llegó bien? (Domingo, 20:09)
Hola profesor! Espero que haya llegado bien (por favor, hágamelo saber para quedarme tranquilo)

No pudo evitar sonreír al leer eso. Y ni siquiera se le pasó por la cabeza el porqué sonreía.

De: JHoseok@...
Para: V_1231@...
Llegó bien? (Domingo, 20:58)
Llegué bien, puede quedarse tranquilo.

De: V_1231@...
Para: JHoseok@...
Llegó bien? (Domingo, 21:02)
Genial! Nos vemos mañana ;)

De: JHoseok@...
Para: V_1231@...
Llegó bien? (Domingo, 21:04)
Nos vemos mañana, Kim.

Solo un leve intercambio de palabras y olvidó por completo lo que había pasado minutos antes con Sora, olvidó el dolor de sus uñas en su brazo y olvidó la cachetada que quemaba en su mejilla. Olvidó todo eso por estar deseando que llegara mañana.

No indagó en la profundidad de ese sentimiento.

Taehyung llegó en el primer receso al salón de profesores. Hoseok lo saludó con un pequeño asentimiento como si ambos fueran completos desconocidos como siempre, sobre todo por la cantidad de miradas que habían recibido estando ahí parados en el pasillo de la universidad.

—Yo... le traje algo —dijo Taehyung entregándole una bolsa de regalo. Hoseok dudó en tomarla o no pero finalmente lo hizo y vio su interior, sus labios se separaron unos centímetros en sorpresa—. Ayer mencionó que le gustaban los libros de aventura, alguien me dijo que ese le gustaría.

Las comisuras de los labios de Hoseok se fueron levantando de a poco formando una sonrisa enternecida mientras agarraba el libro y leía el título, nadie podría asegurar quien de los dos se veía más feliz pero sí que ambos lo estaban.

—¿Lo compró? —preguntó volviendo a meter el libro en la bolsa y mirando de reojo a sus costados.

—No te preocupes por eso. —Hoseok lo miró con terror por el tuteo en plena universidad pero antes de que pudiera protestar Taehyung pareció darse cuenta—. Quiero decir, no se preocupe, profesor.

El pelinegro no sabía qué decir y tampoco sabía como manejar lo que estaba sintiendo, lo único que podía manejar eran las expresiones de su cara, como su sonrisa, que aunque quería sonreír muy ampliamente solo lo hacía discretamente.

—Debo... iré a dejarlo a mi oficina —anunció Hoseok un poco nervioso por haberse dado cuenta que se había quedado mirando en silencio a su alumno, y no es que no lo hubiese hecho ayer durante todo el día sino que ahora estaban en un lugar público. Y todos pensarían que es por algo más, cuando claramente no era por nada más que... que... que afecto de profesor a alumno. Solo eso.

Taehyung asintió y el pelinegro bajó la mirada caminando a su oficina preguntándose, a cada paso, como es que se había encariñado tan rápido con el castaño. Pero debió suponerlo, él se veía tan desprotegido y solo. Hoseok realmente esperaba que su amigo, un tal Park que alguna vez le habló, cuidara bien al chico de sonrisa rectangular.

No pudo evitar sonreír dándose cuenta que realmente parecía tener una sonrisa rectangular. Aquello era extremadamente adorable.

Hoseok se detuvo y miró con cuidado hacia atrás, casi llegando a su oficina. Se sobresaltó al verlo.

—Kim —nombró al castaño a su lado, lo había estado siguiendo todo ese tiempo y no se había percatado de aquello—. ¿Había algo que quería decirme?

—No, solo... quería acompañarlo.

El pelinegro parpadeó y estuvo a punto de decirle que no lo siga, que se vuelva, que estaba mal y más cosas por el estilo pero, no lo hizo. No quiso hacerlo... simplemente retomó el camino a su oficina.

Una vez frente a su puerta, la abrió con una mano porque la otra tenía la bonita bolsa de regalo donde estaba el libro que le había regalado el castaño.

Entró a su oficina con la bolsa y la dejó con mucho cuidado en su escritorio porque al final de su clase volvería a buscarlo y llevárselo a su casa. Al finalizar giró lentamente sabiendo a quien se encontraría luego de hacerlo, y no se equivocó, Taehyung estaba de pie al frente suyo.

—Gracias de nuevo. —Decidió decir para romper el silencio extraño.

—De nada, profesor —contestó el castaño mirándolo fijo.

Hoseok decidió regalarle una leve sonrisa la cual sabía que se le marcarían los hoyuelos, para que el castaño dejara de verse tan tenso. Pero no pareció ayudar, y lo único que consiguió es que la manzana de Adán del castaño se moviera.

—¿Pasa... algo? —preguntó esperando que el castaño dijera que no y que sólo se había quedado pensando en que tenía un examen la próxima hora o algo así pero una vez más, se equivocó.

Volvía a tener a Taehyung acortando la distancia con él, yendo directo a su mejilla, o mejor dicho sus labios fueron directo a su mejilla.

Hoseok tragó en seco totalmente paralizado, como la noche anterior, pero no lo alejó y por lo contrario, cerró sus ojos sintiendo sus labios y su respiración en su mejilla, ahora duraba más hasta sentía la suavidad de sus labios. Parecía estúpido y cualquiera diría que perdió la cabeza pero cuando cerró los ojos el beso se sintió íntimo... romántico. Y se asustó.

Se asustó tanto que terminó alejándose.

Sin embargo, no le dijo nada, aunque tampoco lo miró. Solo miró a un costado. Hoseok estaba luchando consigo mismo sobre que le pasaba. Era un beso, pero un beso de agradecimiento. Nada más.

Sintió como Taehyung se fue, él se fue sin decir nada y cuando salió, el pelinegro se encontró a sí mismo deseando que el castaño haya dicho algo, cualquier cosa antes de irse, pero... era seguro que ese beso no era algo del otro mundo para el castaño.

Tenía que calmarse. Solo fue un beso en la mejilla, nada mas.

Nada más, se repetía mentalmente mientras tocaba su mejilla y sonreía sin darse cuenta.


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