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¿Por qué...?, ¿Por qué me dejaste solo?

***

En la ciudad de Bran en Rumania, Transilvania, se puede ver una preparatoria en particular, en los pasillos, se puede ver a un maestro corriendo con desesperó, se podía ver que tenia la ropa maltratada y un poco desgarrada.

En sí daba un poco de asco, y daba más si veías las bolitas de papel y pegamento en algunas partes de su vestimenta, aquel profesor se veía bastante asustado...

¿Por qué motivo?

El hombre seguía corriendo y corriendo, los pasillos a su simple vista parecían infinitos hasta llegar a su destino, hasta que al doblar una esquina sin dejar la carrera vio a lo lejos esa puerta del lugar al que este profesor -si es que así se le puede decir- iba.

"La oficina de la Directora", era su destino.

Y al llegar...

Comenzó a tocar la puerta de la oficina con mucha fuerza.

Se veía alterado.

Pobre. Era la palabra que se podía decir para tenerle consuelo.

— ¡Directora Valentane!, ¡Directora Valentane! — Mencionó tocando con fuerza la puerta de la oficina y casi a gritos, ¿Qué le pasa a este hombre?

Si es que se le puede llamar así.

¿Qué le pasa a este señor?

¿Qué problema tendrá?

La verdad era muy desesperante escuchar sus alaridos de este... "Profesor" que hasta a cierta mujer dentro de aquella oficina le estaba molestando.

La piel blanca y suave como algodón, cabellera rubia cual oro, y ojos morados magenta, aquella mujer demostraban "Tranquilidad"

En realidad no estaba tranquila, estaba fastidiada.

Su faz arrugada en una mueca alterada y cansada le estaba poniendo a prueba de que se volvería vieja muy rápido si sigue escuchando quejas de otro hombre queriendo renunciar.

— No otra vez. — Dijo agotada aquella rubia, más conocida como Mai Valentane. — ¡Pase profesor Takada! — Hablo en leves quejas de cansancio usando un volumen de voz desganado, pero el profesor pudo escuchar sus palabras perfectamente, y entro con brusquedad a la habitación, un poco más y este... "Profesor" de seguro pateaba la puerta.

— ¡Directora Valentane!, necesitamos hablar... — Dijo casi temblando y jadeando por lo mucho que corrió.

— ¿De qué se trata profesor?

— ¡RENUNCIO, ESTOY HARTO, ESTOS CRÍOS NO HACEN MÁS QUE HACER DESASTRES Y SACARME DE QUICIO, Y NO MÁS!, ¿ME ENTENDIÓ?, ¡NO MÁS! — Gritos, gritos y más gritos, por favor, es decir, por algo existe la buena educación... "Profesor"

Y al terminar su huracán de gritos, solo se pudo escuchar el fuerte estruendo de la puerta siendo cerrada, asustando un poco a Valentane, un poco más y le rompía la puerta.

— Suspiro pesado... O quizás fue un suspiro lleno de estrés — ¡Van 10 profesores esta semana! suerte que contrate otro ayer por las dudas.

Mujer prevenida vale por dos, pero la pregunta es...

¿Quién es el que provocó este dilema con este... "Profesor"?

Carcajadas y carcajadas, era todo lo que se podía escuchar saliendo de los finos y pequeños labios de un pequeño tricolor ojí-amatista, tez blanca y cabellera tricolor, en los cuales intervenían el morado, negro y amarillo para sus mechones en su frente del pequeño de cabello picudo, con todas sus risas parecía que quería desmayarse en aquel salón en el que este se encontraba con sus otros dos amigos, los cuales también se mataban a carcajadas...

Uno de ellos era de cabellera castaña, tez blanca y ojos marrones.

— ¿Vieron como salió corriendo? — Menciono el castaño a carcajadas.

— ¡Sin duda este es un record, este es el décimo caballeros! — Dijo un rubio de ojos miel y tez blanca.

— Oye Yugi, ¿Cómo es que se te ocurrió la idea de rasgarle la ropa? — Pregunto el rubio.

— Es muy simple, cuando se tiene a una niña genio babeando por ti, es muy fácil averiguar información sobre el mayor temor de tu propio profesor — Menciono el tricolor.

— Rebeca se lució en entrar a la casa del profesor — Menciono el castaño.

— Quién diría que este viejo tenia un trauma de ser humillado en su propia fiesta de cumpleaños — Menciono el tricolor.

— La parte más graciosa que me contaste fue en la que al profesor le quitaron la ropa hasta verlo desnudo. — Menciono su amigo rubio con más risas.

— La directora Valentane cree que puede ganarnos contratando a más profesores, pero nada va a cambiar. — Menciono Yugi.

— No puedo esperar a que venga el siguiente, me pregunto como será.

El timbre sonó, y los tres amigos estaban en el recreo sentados en una banca, donde se quedaron conversando.

— ¡Eres un tonto si crees que puedes gustarle a mi hermana! — Menciono el rubio sosteniendo le la camisa a su amigo castaño.

— Eso lo veremos, prácticamente la tengo comiendo de mi entrepierna. — Dijo burlón el castaño mientras se daba un leve golpe en el muslo cerca de su miembro.

— ¡A la madres imbécil, a mi hermana no la tocas!

— Tranquilo Joey, solo bromeaba... tal vez — Menciono el castaño.

— Trístan, eres un asqueroso, en lo único en lo que siempre tienes que pensar es en sexo. — Menciono Yugi comiendo.

— Mira quién habla, yo tal vez tendré sueños eróticos con la hermana de Joey.

— ¿¡QUÉ!? — Grito Joey.

— ¡Es broma!, pero al menos yo no tengo sueños perversos con la profesora Tea Gardner — Dijo volteando la cabeza de Yugi con una mano, dejándole a la vista a cierta castaña de tez blanca y ojos azules, quién estaba teniendo una charla algo lejos con otra profesora por lo visto. — Hasta tu amiguito se ve que se quiere parar. —Dijo burlón señalando el... miembro de Yugi.

— Wow, wow, wow, mucho cuidado estúpido. — Dijo apartando la mano de Trístan. — Esta zona prohibida no se toca, este amigón es para las chicas, no para morbosos como tu. — Menciono Yugi para seguir comiendo su almuerzo.

Desde la oficina de la directora Valentane, esta podía ver por la ventana a todos los alumnos jugando en el patio, pero sobretodo miraba a cierto grupo de amigos que comía, reía y se platicaban mutuamente.

Se encontraba molesta, el que había contratado al enterarse de lo sucedido con el otro profesor al topárselo automáticamente renunció.

— Ni pienses que ganaste esta vez Muto. — Menciono seria y saco su celular, donde marco un numeró, sus ojos miraban atentamente cada numeró anotado en la pantalla de su celular para llamar al destinatario de su llamada, espero un momento hasta que le respondieran, y esta hablo.

— ¿Qué quieres Valentane? — La voz era escalofriante y profunda, tanto que sería capaz de hipnotizar a las personas.

— Tienes el empleo, te quiero aquí en menos de media hora.

— Será cuando tenga tiempo Valentane, ahora estoy ocupado.

— No me importa Sennen, vienes o te despido. — Habló decidida.

Se le escuchó dando un suspiró.

— ¿Y bien?

— Voy para allá.

Habían pasado unos minutos, y Yugi se paseaba en la patineta por los pasillos. Trístan y Joey no estaban con él, pues Yugi siempre quiere un momento para él. Y lo que más le gustaba era sacar su patineta de su casillero y ponerse a patinar por ahí, manchando apropósito el suelo con marcas de ruedas.

— Creo que los conserjes tendrán mucho trabajo que hacer.

Dobló la esquina de un pasillo.

— Pensó. — Y si hago ese truco que quería hacer. — Imaginó. — Si, si puedo, no hay nadie en los pasillos, se tiene que aprovechar.

Y así fue, Yugi dio una vuelta a un pasillo y se detuvo justo en una esquina donde cerca de esa esquina estaba la oficina de la directora.

— Bien, el truco era patinar, saltar pateando la patineta hacía atrás y... — Pensó. — ¿Qué más era?, ah verdad daba una vuelta hacía adelante y terminó con pose épica. — Es que son cosas que solo Yugi Muto se atreve a hacer. — Bueno a ponerlo en práctica.

Con su pie de forma diestra movió su patineta y hizo que apuntará al pasillo donde el quería ir.

Yugi se concentró para prepararse, y con el pie fuera de la patineta dio impulso para moverse. este vio que esta distancia sobre la patineta estaba bien y salto empujando su "vehículo" para atrás, pero al saltar cuando estaba por dar una vuelta hacía adelante cuando iba a tocar el suelo, algo rápidamente fue corriendo hacía él, lo cual hizo que perdiera la concentración, era algo que ni su visión capto con claridad. Él estaba por caer al suelo y lastimarse pero justo lo que venía corriendo se chocó con él y cayó dando unas vueltas y al acabar de rodar que este sintió un peso sobre su cuerpo. La caída fue dolorosa.

Sus ojos estaban cerrados para calmar un poco su mareo y dolor que estaba teniendo, no veía nada, y Yugi solo pensaba en lo que acaba de pasar.

Ayyy... ¿Qué mierda fue eso?

— Oye niño, ¿Estás bien? — La voz era profunda.

Escuche que me preguntaron y abrí lentamente los ojos por el dolor, donde me sorprendí, encima de mi... ¡ESTA MI PUTO CLON! ¡¿ESTOY EN UN SALÓN DE ESPEJOS O QUE CARAJO?!

¡HAY UN HOMBRE - IDÉNTICO - A MÍ!

Su cuerpo era grande, literalmente me pesaba el tenerlo encima. Su piel era blanca como la leche, bueno digo que se parece a la leche porque ustedes están presentes leyendo esto, pero si no estuvieran diría que este tiene la piel tan blanca como el esperma, joder. Sus ojos eran rojo intenso, parecían rubis, bueno rubis porque están presentes pero yo diría rojo menstruación. Su cabellera era igual a la mía, excepto que él tenia el contorno de la cabellera rojo oscuro y tiene mechones dorados de más.

Mi hermano gemelo.

Bueno es eso o de verdad me acabo de golpear muy fuerte la cabeza y me volví loco.

De hecho ni bien abrí mis ojos vi que se sorprendió, yo estaba mirando lo igual, es decir, no en todos los días te encuentras a tu copia en la preparatoria.

— Niño, te pregunté si estas bien. — Hablo después de salir de su trance.

— Que pregunta más coherente viejo. Acabo de caer al suelo con usted aplastándome, ¡¿ESO ES ESTAR BIEN?!

— Bien tranquilo. Fue un accidente. — Se empezó a levantar de mi encima.

— Tsk, accidente, ¡UN ACCIDENTE ES LO QUE VA A TENER CUANDO TERMINE CON USTED! — Me levante y me limpie.

— No te alteres niño, ¿No te parece que eres muy joven para soltar hígado?

— ¿Y a usted no le parece que existo como para que se este chocando conmigo? — Me cruce de brazos. — Además, ¿Cómo carajo pudo...?

Escuche como alguien se aclaraba la garganta, eso interrumpió mis palabras y me di vuelta. Para mi mala suerte ahí se encontraba la directora... mierda.

Y lo peor... tenía mi patineta en una mano... doble mierda...

— ¿Qué esta pasando aquí? — Miró seria y con la mueca media fruncida. — Creo que como la directora tengo derecho a saber lo que acaba de pasar.

Vieja metiche.

— Y a ti Muto creí haberte dicho que estaba prohibido patinar por los pasillos.

— Disculpe directora pero yo no estaba patinando, yo me dirigía a patinar afuera.

— Ajá Muto. — Me miro mal. — por si acaso te quitaré la patineta.

— Haga lo que quiera. — Me comencé a ir.

— ¡YUGI MUTO VUELVE ACÁ EN ESTE INSTANTE!

Yo como siempre no hice casó, aparte luego la niña genio me entregará mi patineta, ¿Para qué rogarle a la directora... si tengo a su hija para que me haga el trabajo?

El recreo termino después de que pasará media hora y Yugi, Joey y Trìstan se encontraban sentados conversando, todo estaba muy pero muy tranquilo, hasta que a cierto Tricolor le llegó un mensaje en su celular, y justamente era de la chica que se resbalaba por las babas que esta misma tiraba al suelo cada vez que pensaba en cierto tricolor oji-amatista.

— ¿Qué pasa Yugi? — Pregunto Joey.

— Es un mensaje de Rebeca, según su mensaje se entero de que habrá un nuevo profesor. — Dijo mostrando su celular.

— Vaya, cuando se es la hija de la directora te enteras de todo rápido. — Menciono Trìstan.

— No solo eso, si no fuera por ella, yo no estaría en esta preparatoria, además ella me da buenos beneficios diciendo me toda esta información.

— Bueno si hay un nuevo profesor, no puedo esperar en hacer que este también sea el siguiente en que salga a tomar por culo con la cola entre las patas

Pasaron unos segundos después de las palabras de aquel castaño, y se escucho abrir la puerta, unos tacones resonaron por el suelo, dejando ver a la directora Mai Valentane, pero no venía sola, al parecer venía acompañada, pero esto si que le sorprendió a aquel chico de ojos amatistas intensos, que este hombre... es el mismo con el que se chocó...

Pero lo que él no sabia es que ese choque solo seria el inicio de su nueva pesadilla.

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