Capítulo 38
Escuchaste una suave voz hablarte, abriste los ojos y lo primero que tus ojos vieron fue a Kyojuro. Tenía una sonrisa en su rostro, está sentado en su lado de la cama, pero se encuentra mirándote y con una de sus manos en tu cabello, acariciándote suavemente.
—¡Toma un baño y desayunemos juntos!
Bostezaste, exclamó con entusiasmo.
—¿Ya es lunes? Ah...
Tallaste tus ojos, él alejó su mano de ti, te sentaste en la cama al mismo tiempo que quitaste la cobija de encima tuyo. Parpadeaste para poder ver mejor, entonces tu mirada fue a dar a tu pareja.
—¿A qué hora despertaste? —preguntaste levantándote de la cama.
—Hace 40 minutos, no tiene mucho que terminé de ducharme. ¡En lo que tú te bañas haré el desayuno! Me iré primero.
—Tengo flojera y sueño... —murmuraste caminando.
El rubio se levantó para seguirte.
—Dormimos algo tarde ayer, no te culpo —una risita salió de su boca.
También sonreíste. Te paraste en frente del closet y lo abriste para sacar tu uniforme, al dejarlo en la cama tu atención se enfocó en Rengoku, quien estaba poniéndose la corbata; está en frente del espejo, fuiste a su lado y solo miraste los movimientos que hacia con sus manos. Él se dio cuenta desde el momento en que lo miraste, te vio demasiado concentrada mirándolo, así que le causó curiosidad.
—Se ve algo complicado —comentaste mirándole a los ojos.
Giró a verte, negando.
—¡Para nada!, ¿Quieres que te enseñe como se hace?
Sus manos fueron al nudo de su corbata, pusiste atención a sus manos y lo detuviste cuando viste que se la iba a quitar. Él te sonrió.
—Luego puedes enseñarme, no hace falta que... ¿Te desvistas? —dudaste, una risita salió de tu boca. —Voy a ir a bañarme, no quiero que se haga más tarde.
—No me molesta hacerlo para ti —respondió a lo primero que dijiste.
—¡No digas esas cosas antes de que vayamos al colegio!
Exclamaste dándole un leve empujoncito, tu cara se puso caliente, desviaste la mirada para luego alejarte algunos pasos, decirle que vas a ir a bañarte y salir de la habitación.
Luego de que desayunaran juntos, Kyojuro se despidió de ti con un beso y se fue. Tú terminaste de arreglarte media hora después, saliste con tiempo de sobra aunque si resultó un tanto extraño llegar a la escuela desde otro lugar; por lo menos ahora te queda más cerca que antes, de eso no tienes queja alguna.
Tuvieron que pasar algunas clases hasta llegar a historia, recordando lo que pasó en el supermercado un suspiro salió de tu boca cuando lo saludaron, comenzó la clase con normalidad; procuraste no voltear a verlo en ningún momento o habría una alta probabilidad de que sus miradas se encontraran, es mucho más difícil ahora que viven juntos. Llegó un momento en el que pidió formar equipos, fue elección libre así que por obvias razones Yuu y tú se juntaron, sin embargo les faltaban dos integrantes más, y ninguno de ustedes dos se llevan bien con sus demás compañeros. Yuu tiene amigos, pero los conoce, así que cuando juntaron sus asientos para platicar sobre el tema, recomendaste hablar con el profesor para que se pudieran quedar juntos sin nadie más.
—Dile tú —nurmuraste mientras jugabas con tu lápiz.
—No, dile tú, parece que le caes mejor —te miró.
—No, lo dudo...
—Solo dile y ya —insistió.
—¿Sucede algo, chicos? —los dos se sobresaltaron cuando lo escucharon.
El rubio jaló una silla para sentarse junto a los dos, se cruzó de brazos mientras una sonrisita aparecía en su rostro, poniendo atención a lo que dirán pronto. Cruzaste miradas con Yuu, era obvio que ninguno de los dos quería hablar, esto provocó que se quedaran callados durante un momento, formando un silencio incómodo.
—Nosotros queremos explicar que... —el azabache te interrumpió.
—¡Queremos hacer el trabajo solos! Bueno, _______ y yo.
Lo miraste feo.
—Si ibas a interrumpirme lo hubieras dicho tú desde un principio —le diste un leve golpe en el hombro.
—Ibas a dar muchas vueltas...
Rengoku frunció levemente el ceño, se aclaró la garganta para que dejaran de discutir y voltearan a verlo.
—Me gustaría saber porque no desean unirse a sus compañeros —se acomodó en la silla.
—No trabajan y no... Bueno, yo no me llevo bien con nadie a excepción de Yuu —murmuraste, una risita se escapó de tu boca.
Tu amigo sonrió, se inclinó un poco hacia ti y te dio algunas palmadas suaves en la cabeza, te sorprendió lo que hizo, no pudiste evitar no mirarlo. Él te sonrió, Kyojuro sabe que es tu único amigo, pero no pudo evitar sentirse algo molesto, a él también le gustaría poder hacer eso sin que se vea mal. Un suspiro salió de su boca, intentó no cambiar la sonrisa de su cara, no quiere que sea demasiado obvio, pero quizás mirándolo bien será fácil saber que está algo fastidiado. Ustedes dos voltearon a ver a su profesor, pues tu compañero creyó que Rengoku comenzaba a hartarse, y a ti te pareció raro.
—Pueden trabajar solos...
Una expresión de felicidad apareció en el rostro de los dos, chocaron sus manos.
—Pero quiero que su trabajo sea uno de los mejores —te miró.
«¿Por qué me ve a mí? Hará que me ponga nerviosa...» tus ojos se movieron para dejar de verlo, el azabache se dio cuenta de esto y sonrió; con uno de sus brazos rodeó tus hombros.
—¡Nos esforzaremos, Rengoku sensei! —exclamó.
—¡Qué así sea chicos!, den su mejor esfuerzo, pero también cuidense. Organicen bien su tiempo, ¿sí? Para que puedas asistir al trabajo, ________.
Asentiste nerviosa.
El profesor se levantó, dejó la silla en su lugar y revolvió tu cabello junto al de tu amigo, los dos lo contemplaron con sorpresa; los dos se ruborizaron cuando el rubio les guiñó un ojo, aunque sabes que lo hizo sólo para ti.
—Gracias... —susurraste cuando viste que se alejó.
—Rengoku es sorprendente, ¿verdad? —Yuu llamó tu atención. —¡Tan solo míralo! Es tan brillante y agradable, que envidia...
—Alguien que a toda chica le gustaría, ¿verdad? —un murmullo salió de tu boca.
Al parecer no te escuchó, eso fue algo bueno.
—¿Vas a estar libre en la tarde?
—Eh... No, hoy no. Debo de ir a ver a mi padrastro y no sé cuanto tiempo vaya a tardarme.
Un suspiro salió de la boca de tu amigo al escuchar esa respuesta.
—Quería pasar tiempo contigo y hablar sobre el trabajo, entonces... ¿Te parece bien si vamos a tu ca..?- —Lo interrumpiste.
—A mí casa tampoco podemos ir —una risita nerviosa salió de tu boca. —¡Mejor hagamos todo lo que podamos ahorita y arreglamos lo demás en la hora del almuerzo!
El azabache asintió con una sonrisita. Una limitación más agregada a "poder vivir con Kyojuro". No quieres decepcionarle o a quién le irá mal será a ti, pero no de una mala forma. Yuu y tú se apresuraron a usar el tiempo que les queda de la clase para trabajar, no pasó mucho para que diera la hora del almuerzo, Rengoku se despidió, salió del salón. Echaste todo tu peso al respaldo de la silla, sacaste tu celular para ver si Shinobu había mandado algo, no fue así, entonces decidiste escribirle un mensaje; “puedes venir a mi aula para que comamos juntas? 😭🙏🏻", lo vio, pero no respondió, un suspiro salió de tu boca.
—¿Deberíamos terminarlo ya? —cuestionó el azabache antes de guardar sus libros.
—Es para mañana, ¿no es así? —asintió.
Sacaste tu bento y comiste un poco, luego lo pusiste en el pupitre de Yuu al quitar los libros que estorbaban.
—Tú la comida, yo los libros.
—Entonces... ¿hoy no vas a trabajar? —preguntó dudoso.
—Nop, hasta el miércoles al menos que Hana me mande un mensaje al rato para que vaya mañana —respondiste.
—Entiendo...
Abriste la boca para hablar, ibas a preguntarle sobre quien robó su corazón, pero te detuviste de inmediato cuando recordaste que eso lo leíste gracias a que Kyojuro te dejó, y el simple hecho de preguntar por ello, hará que Yuu sospeche.
Una chica con puntas moradas entró por la puerta, fue hasta donde ustedes y llamó su atención.
—¡Sí viniste! —exclamaste al ver a tu amiga.
—Estaba algo lejos, por eso tarde —te abrazó.
—Ustedes de verdad se quieren mucho, chicas...
—¡Querer es poco! —exclamaste.
Shinobu río, jaló una silla para poder sentarse junto a ustedes, comenzaron a comer juntos; fue tan tranquilo y confortante que olvidaron el trabajo durante ese momento, así que no pudieron avanzar mucho.
Llegó la hora que menos querías que llegara, estás caminando hacia la salia del colegio, una vez afuera sacaste tu celular para escribirle un mensaje a tu pareja y a Shinobu. Cuando enviaste el mensaje para el rubio, te marcó, una sonrisita apareció en tu rostro cuando escuchaste su voz.
—No hace falta que vayas por mí, de verdad muchas gracias... No, en realidad no sé a que hora voy a regresar, pero prometo que no será muy tarde. Me cuidaré, no te preocupes, nos vemos en casa, sí, también te amo...
Al colgar, buscaste la dirección escrita en tu celular, está algo lejos así que tendrás que ir en tren. Apresuraste tu paso para llegar rápido, no sabes cuanto tiempo vas a hacerte de ida, así que quieres aprovecharlo al máximo. Tomaste un par de estaciones, saliste en la tercera y encima tuviste que caminar durante otros 20 minutos; estando en frente del lugar suspiraste, no quieres entrar, tus manos tiemblan. Cuando tomaste la suficiente valentía para acceder al lugar, te encontraste con un sitio que irradia tranquilidad, todo esto te sorprendió. Te acercaste a quien supusiste es su secretaria, antes de hablarle miraste la hora en el reloj de la pared.
—Disculpe, soy la hijastra de Susumaru... Él me dijo que tendrá tiempo libre en 5 minutos.
—________, ¿verdad? —asentiste. —Susumaru está libre ahora, me pidió que hiciera un lugar para ti, si gustas pasar adelante.
—Muchas gracias —hiciste una leve reverencia y caminaste hacia la sala donde se encuentra.
Cuando abriste la puerta y diste un par de pasos, lo viste revisando algunos documentos, te mantuviste callada para no distraerlo. El azabache levantó la vista y se encontró contigo, se levantó de su asiento saludándote y acercándose a ti; extendió sus brazos para poder abrazarte, te sorprendió un poco, pero de cualquier manera aceptaste el abrazo. Se formó un nudo en tu garganta, esto solo te está haciendo más difícil lo inevitable, al separarse Susumaru te pidió que tomaras asiento.
—¿Vas a regresar a casa esta noche?
—No... Sobre eso, yo quiero hablarte sobre eso.
Los latidos de tu corazón se aceleraron, tu temor comenzó a crecer.
—¿Qué sucede?, ¿pasó algo malo?
—Susumaru, de verdad te quiero un montón y te considero mi papá, pero... No puedo volver con mi madre, el viernes ella simplemente fue honesta —bajaste la mirada.
Sabes que es mejor decir las cosas directamente, pero en este momento no puedes, te pesa lo que le tienes que decir pese a que sabes le hará un bien. El mayor se quedó callado, esperando a lo demás que tenías que decir, respiraste profundo tomando valentía. Pusiste tus manos sobre tus rodillas y apretaste la tela de tu falda entre tus puños, subiste la mirada para ver al azabache.
—Mi madre estaba diciendo cosas muy feas, en realidad no me molestó mucho porque pues... La costumbre, pero, también se estaba metiendo con Kyojuro y él no tiene nada que ver con mis problemas —explicaste.
—Toma un respiro, _______, relajate y explícame mejor.
El hecho de que esté manteniendo la calma hablándote con un tono sereno, sólo lo hace más difícil. Es probable que no quiera preocuparte más porque ya suenas lo suficiente nerviosa, hasta te cuesta decir las palabras. Mordiste tu lengua suavemente; «debes hablarle, díselo...»
—El viernes mientras yo me cambiaba, mamá estaba cuestionando a Kyojuro y dudando de él, sólo lo estaba molestando y poniéndolo incómodo pero... Consiguió un collar parecido al que me regaló, se lo enseñó diciendo que yo lo había roto, luego cuando íbamos a cenar escuché como murmuraban cosas desde la cocina, no quise poner atención pues creí que todo estaba bien, pero sí me pareció algo raro... Hasta que Hana, mi jefa, me llamó, tuve que pararme e ir a responder, ahí fue cuando...
Desviaste la mirada, no quieres ver la expresión que Susumaru tiene en este momento.
—Sotana intentó besar a Kyojuro, él se alejó, no la dejó, luego de eso me empezó a reclamar... Me dijo que sólo me tuvo por petición de mi padre, y que no pudo deshacerse de mí porque él se fue cuando ya era muy grande y mucha gente me conocía...
Tragaste saliva, no quieres llorar y estás evitando las lágrimas lo más que puedes. Hubo un corto silencio incómodo, miraste al mayor, se levantó de su asiento y se acercó a ti para abrazarte. Se agachó un poco para quedar a tu altura, te rodeó con sus brazos y en ese instante te fue inevitable no soltar tus lágrimas, cayeron de tus ojos sin que pudieras controlarlo; lo único que pudiste hacer fue ocultar tus sollozos, sin embargo la manera en que tiemblas, delata tu tristeza. Susumaru llevó una de sus manos a tu cabello y lo acarició, posterior a ello, habló.
—De verdad lo lamento mucho, ________... —se separó para poder verte al rostro. —Yo también te quiero como a una hija, así que independientemente de la relación que tenga con Tana, seguirás importándome.
Estabas limpiando tus lágrimas, pero cuando te dijo eso solo provocó que te dieran más ganas de llorar.
—Es lamentable que Tana sea de esa manera, en el tiempo en que he vivido con ella me he dado cuenta que es totalmente diferente a como la conocí —explicó.
—De verdad lo lamento, no quería arruinar las cosas entre ustedes...
Susumaru se levantó, retrocedió un par de pasos mientras negaba.
—No es tu culpa, ________. Desde hace un tiempo ya lo venía sospechando, la forma en la que te trata no es normal, pero quiero que sepas algo.
Lo miraste.
—¿Qué es?...
—Si crees que me enojaré contigo por lo que sucedió no es así, de hecho te agradezco mucho —puso una de sus manos en tu hombro mientras sonreía. —Es admirable que no te hayas quedado callada, también me pone muy alegre que te preocuparas por mí.
—Has hecho más por mí en unos meses que mi madre...
—Es muy triste escuchar eso, ¿sabes? Pero no te preocupes, seguiré haciendo más cosas por ti.
Se agachó y levantó el meñique, te limpiaste las lágrimas, tus ojos delataron tu asombro, una sonrisita apareció en tu boca mientras también le dabas el meñique.
—Que sea una promesa —Susumaru asintió.
—Así será.
Se levantó y de un cajón de su escritorio sacó una paleta para luego dártela, vio la duda en tu rostro y respondió a la pregunta que sólo pensaste.
—Suelo atender a niños, pero... A raíz de todo esto, ¿estás bien?, te estás quedando con Rengoku, ¿todo bien?
—¡Todo perfecto! —te levantaste de la silla. —De hecho, debo de regresar a casa.
—¿Quieres que te lleve? —negaste.
—Voy a comprar algunas cosas antes de regresar, quiero tomar algo de aire fresco también... ¿Tú estás bien?
—Lo estoy, esperaré un poco para hablar con tu madre, por favor regresa con cuidado. Ya tienes mi número, cualquier cosa márcame.
Luego de que se despidieran saliste de ahí, de verdad creíste que sería mucho peor, una gran paz ocupó el lugar de la preocupación que habías estado teniendo durante todo el fin de semana. Ahora que pudiste confesar lo que sucedió, solo quieres llegar a casa y pasar tiempo de calidad con Kyojuro. Sacaste tu celular, entraste a la cámara para ver que tan rojos se encuentran tus ojos, un suspiro salió de tu boca. No quieres que tu pareja te vea así, entonces es probable que vayas a un café a pasar el rato y regreses cuando estés mejor. Aunque descartaste la idea en cuanto recordaste lo lejos que te queda, respiraste profundo y caminaste hacia la estación de trenes, al final irás directo a casa.
Una vez llegaste, antes de entrar al departamento volviste a verte en tu celular. Lo guardaste para después abrir la puerta y entrar.
—Regresé —dijiste quitándote los zapatos.
Tu pareja apareció en frente tuyo cuando te escuchó, corriste hacia él para abrazarlo. Te tomó entre sus brazos y correspondió.
—¿Cómo te fue, cariño? —preguntó dándote caricias en la espalda.
—Mejor de lo que creía —respondiste. —Me siento más tranquila que en el fin de semana.
Los dos se separaron para poder verse.
—¡Se nota tu alegría! No sabes lo feliz que me siento de que ya estés más calmada.
—¡Es por ti! —exclamaste. —Tu simple presencia me es tranquila, ahora imagina como me siento cuando estoy entre tus brazos...
Murmuraste, él te volvió a abrazar, escuchaste como río.
—¿De nuevo diciendo ese tipo de cosas? —suspiró.
Ignorando su pregunta hablaste.
—¿Te bañaste? —preguntaste mientras jugabas con su cabello.
—¡Así es! Uzui dijo que fuéramos a tomar algo pero quería que fuera alcohol, y en su lugar terminamos yendo a correr.
Te separaste mientras reías.
—¿Cómo pasaron de una cosa a la otra?
—¡No tengo idea!... Pero de seguro estás cansada, permíteme ayudarte.
El rubio tomó de tus manos el maletín, se alejó un par de pasos para después dejarlo al lado del suyo. Mientras tanto tú te quitaste el suéter del uniforme junto al moño, desabotonaste un par de botones de tu camisa y luego fuiste a sentarte al sillón. Estás un poco cansada de todo lo que hiciste en el día, sumándole a eso que en la tarde caminaste demasiado. Kyojuro se sentó a tu lado, puso su mano encima de la tuya.
—¿Por qué no duermes un poco? —preguntó cuando te vio bostezar.
—Porque después tendré problemas para dormir en la noche —respondiste mirándolo.
—¿Hay algo que quieras hacer?
Te recostaste sobre su hombro, pensaste en su cuestión. No tienes demasiadas ideas en mente, tus preocupaciones se esfumaron hace unas horas, y esas habían sido tus únicos pensamientos. Fue entonces que recordaste las palabras que tu novio te dijo el día anterior. Tus labios se curvaron formando una sonrisa, te acomodaste y giraste hacia el rubio, pusiste tus manos encima de sus muslos y te inclinaste hacia él; te miró con curiosidad.
—¡Me habría gustado que nos bañáramos juntos!
Sus mejillas se tiñeron de un leve rojo, se quedó pensativo, dudando de la intención con la que dijiste eso.
—¿Lo haces a propósito verdad? —pronunció mientras llevaba una de sus manos a tu rostro.
—¿Qué cosa?
—________... —una risita salió de tu boca.
—Pruébame...
Antes de que pudieras terminar de hablar Kyojuro tomó como invitación esa palabra con doble sentido. Te tomó de la nuca para acercarte a él, sus labios interrumpieron los tuyos, presionando con fuerza y pasión. Esto delató las ganas que tenía de besarte, inclinó su rostro para tener más accesibilidad a tu boca, mordió tu labio inferior provocando que ahogaras un gemido en el beso. Tu lengua exploró sus labios y justo cuando ibas a morderlos como él, se alejó. Tus latidos se aceleraron y tu se respiración agitó, así fue como te dejó.
—¿Por qué...? —preguntaste.
—¡Los dos podemos jugar el mismo juego, cariño!
Te mordiste el labio desviando la mirada, al quitar tus manos de sus muslos, rozaste el bulto en sus pantalones, está más que claro que fue a propósito.
—Entonces ninguno de los dos jugará a nada —le sacaste la lengua para luego cruzarte de brazos.
En el tono que usaste fue evidente que bromeabas, pero tomaste desprevenido a Kyojuro. Te ibas a levantar pero la mano de Rengoku te detuvo, te dio un leve jalón e hizo que cayeras encima suyo. Parpadeaste muchas veces, tus nervios crecieron con una acción tan simple como esta, incluso la mirada de tu pareja cambió.
—Dijiste que te harías responsable por los dos... —murmuró acercando su rostro al tuyo.
—Y claro que voy a cumplir mi palabra.
Lo rodeaste con tus brazos, fuiste tú quien se encargó de romper la distancia entre los dos. Si el anterior beso fue apasionado, este está lleno de deseo. Te concentraste en los labios de tu novio, mordisqueaste con suavidad su labio inferior, hasta que su lengua se encontró con la tuya. El corazón de los dos está acelerado, pero puedes sentir que es Kyojuro quien más se está emocionado. Te separaste para tomar aire, y aprovechaste para acomodarte, no te quitaste de encima suyo, pero mirándolo de frente abriste las piernas poniéndolas a sus costados; volvieron a besarse.
El rubio puso sus manos en tus muslos y las deslizó por debajo de tu falda.
Tu lengua comenzó a jugar con la suya, pusiste tus manos en su pecho y sentiste los latidos de su corazón.
—Hoy no haremos mucho, ¿está bien? De verdad estoy cansada... —murmuraste mirándolo al rostro.
—De verdad eres alguien cruel, ________, pero lo entiendo —apartó tu cabello para darte algunos besos en el cuello.
—Para nada, solecito, de hecho vas a ser el beneficiado esta vez...
Te miró con curiosidad una vez te quitaste de encima suyo, te agachaste poniéndote de rodillas encima de la alfombra, inclinándote hacia enfrente le pediste que se bajara los pantalones, hizo caso. Su miembro quedó expuesto, está erecto a medias, lo tomaste entre tus manos y las comenzaste a mover con lentitud, fue poco, pero sentiste como creció.
—Lamento todas esas veces que tuviste que hacerlo solo... —murmuraste mirándolo. —Ahora lo arreglaré.
Dejaste de verlo y lo metiste en tu boca, sentiste como Rengoku estiró sus manos para quitarte el cabello que te estorba. Sincronizaste los movimientos de tus manos con los de tu boca, se puso más duro al sentir la calidez de tu lengua. Pudiste escuchar como gruñó, lo observaste sin dejar de chupar; al separarte te secaste la saliva que salió de tu boca.
—Pero ahora estamos en casa, así que quiero escucharte.
Esta parte tuya lo tomó tan desprevenido que esas palabras le hicieron avergonzarse.
—Estoy seguro de que harás un buen trabajo —respondió un tanto nervioso.
Le diste una sonrisa, desabotonaste toda tu camisa y la abriste. Apretaste suavemente su pene con tu mano, y lo volviste a meter en tu boca. Tu lengua recorrió el glande con tanta calma que fue una tortura para él. La respiración de Kyojuro comienza a agitarse, puedes escucharlo e incluso su miembro ya está más erecto. Lo sacaste de tu boca para después pasar tu lengua por todo el tronco, y volver al glande, no obstante, la presión que haces con tu malo se hizo más fuerte; cuando lo apretaste un gemido ronco salió de la boca del rubio. Al principio te habías preocupado de que fuera muy fuerte, pero no dijo nada así que seguiste con lo tuyo.
Te aburriste de hacer lo mismo, soltaste tus genitales y llevaste tus manos hacia tu sujetador para quitarlo. Tu pareja te miró atento.
—¿Qué vas...?
Te levantaste un poco, tomaste tus pechos y mientras te inclinabas hacía enfrente, colocaste su miembro entre tus senos. Empezaste a moverte e hiciste para abajo tu cabeza, sacaste la lengua y empezaste a lamerlo hasta donde podías.
—De verdad quiero verte más veces de esta manera.
—Ahora vivimos juntos, imagina las posibilidades que tenemos —respondiste mirándolo.
Le guiñaste un ojo.
Kyojuro sonrió, su rostro está rojo. Volviste a tomar su pene con tus manos y comenzaste a moverlas rápido, viste como Rengoku frunció levemente el ceño y cerró sus ojos, algunos gruñidos se escaparon de su boca. Cuando volviste a bajar la vista hacia su miembro, te diste cuenta que el líquido preseminal comenzó a salir.
—¿Esta bien si voy rápido? —preguntaste.
—C-claro... Sólo que su llego a empujar en tu boca, discúlpame...
Ahogaste una risita, lo metiste en tu boca de nuevo y comenzaste a chupar con mas rudeza, los manos acariciaron sus testículos, gracias al aviso que te dio; no te tomó por sorpresa cuando te agarró y empujó tu boca hacia él, te soltó al instante, pero debido a ello tuviste que alejarte para limpiar la saliva que cayó de tu boca. Ahora no lo metiste, solo sacaste la lengua para lamerlo mientras mueves tu mano con lentitud, Kyojuro volvió a gruñir.
—Y aún así sigues siendo cruel... —susurró.
Puso su mano encima de la tuya y comenzó a moverla acelerando su velocidad. Una sonrisa apareció en tu rostro cuando viste su expresión de excitación, dejaste un beso en la punta y te hiciste para atrás en cuanto viste que comenzó a eyacular. Tu pareja soltó un gemido fuerte, ensució un poco tu cara y las manos de los dos.
—Disculpa...
Soltó tu mano, también lo soltaste.
—¿Tanto lo querías? No hace falta que te disculpes, Kyo —preguntaste mirándolo.
—Lo necesitaba —confesó más relajado. —Perdón por ensuciarte, permíte...
Se calló en cuanto sintió tu boca de nuevo, otro gemido salió de su boca.
—Amor, por favor... —te alejaste.
También te levantaste.
—Sólo limpiaba el desastre que ocasioné —reíste haciendo que él se sonrojara.
Fuiste a la tarja de la cocina y abriste la llave del agua para lavarte, te secaste las manos y tomaste algo de papel para regresar a donde tu pareja y dárselo.
—Cuando todo es más tranquilo se disfruta más, ¿verdad? —preguntaste sentándote a su lado.
Rengoku te regaló una sonrisa, sigue algo agitado.
—Deberías ir a cambiarte antes de que te resfríes, cariño —tomó los extremos de tu camisa y los unió para taparte. —¿Cayó a tu uniforme?
Negaste sonriendo.
—¡Regreso en un momento! —exclamaste alegre.
Antes de que te levantaras, Kyojuro te tomó de la mano y te besó, fue un piquito algo corto, luego te dejó ir a cambiarte. Lo hiciste rápido para que pudieras volver con él, no tardaste mucho, al regresar fuiste por tus cosas y te sentaste en la alfombra, tu novio se sentó a tu lado.
—¿Quieres que te ayude? —preguntó.
—Es el trabajo que dejaste, ¿por qué no solo me apruebas y ya? —bromeaste, luego negaste. —Sólo quédate conmigo.
Pusiste tu mano encima de la suya.
—Si te apruebo a ti, también tendría que aprobar a Yuu y me niego.
Reíste.
—¿Estás celoso, Kyo? —preguntaste.
Él se ruborizó, desvió la mirada frunciendo levemente el ceño.
—Tendría que ser otra persona para cambiarte por alguien más, no lo haría por nada en el mundo, aparte... —te acercaste a él y murmuraste en su oído. —Contigo como bien...
Le diste un beso en la mejilla, apenado por tus palabras volteó a verte, giró todo su cuerpo hacia ti y te rodeó con sus brazos, sus labios presionaron suavemente los tuyos.
—Te amo, ________ —mencionó al alejarse de tu boca.
Te abrazó con más fuerza, acariciando tu cabello en el acto, correspondiste a su abrazo de la misma manera, en cambio, tú te pusiste a jugar con su cabello.
—Yo te amo mucho más, solecito.
Parece que me encanta que lo hagan con ropa wn JSJDJAJA
Yayayay, necesitaba poner esto, estaba en el guión, en la trama 😳🙏🏻 mi planeación en sí llega hasta acá, so... Veremos que es lo que se viene después, espero que les haya gustado este capítulo 😭🙏🏻
Lo de siempre, plisuuu 💕💕✨
Parece que hoy se crearon más dudas en lugar de respuestas JSJDJS, perdÓn.
También debo de disculparme por lo de ayer, lo publiqué por error. Se me atravesó una burbuja de chat y pum, se me deslizó el dedo XD
Errores ortográficos o de coherencia es mi culpa.
Si alguien tiene algún pin guardado de Kyojuro toqueteandose, sientete libre de dejar el enlace a dicho pin 🙏🏻😳🙏🏻
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro