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Capítulo 28

Después de el momento que tomaron para relajarse en la ducha, ya no era tan temprano como antes, pero tampoco era demasiado tarde. Fue divertido poder compartir un momento de intimidad juntos de esa manera. Antes de salir los dos se secaron bien con las toallas, tal vez fue por la adrenalina del momento, pero desde el baño no quisiste bajar tu vista del rostro de el rubio. Llegaron a la habitación y el se puso la ropa que había en la cama, te volteó a ver.

—¿Vas a cambiarte ahora o más al rato?

Cuestionó refiriéndose a si te pondrías ya el vestido o no, negaste.

Te agachaste con cuidado y sacaste ropa de la mochila donde la guardaste.

—No quiero ensuciar el vestido tan rápido, aún hay que limpiar y quiero ayudarte a cocinar.

—_______... —escuchaste como un suspiro salió de su boca.

Volvió a acercarse al armario para buscar más de su ropa, mientras tanto tu ya te habías puesto tu ropa interior, ibas a ponerte una camisa hasta que Kyojuro te detuvo.

—¡Entonces ponte esto y no ensucies más de tu ropa! —exclamó.

—Kyojuro... —una idea pasó por tu cabeza. —Ayúdame.

Levantaste los brazos, Rengoku río mientras negaba, se acercó a ti y te ayudó a meter la prenda en los brazos y cabeza, luego la bajó con cuidado. Antes de alejarse te tomó de la mano acercándote a él, sus labios fueron a dar a tu frente y luego dejó un montón de besos en tus mejillas, lo rodeaste con tus brazos y comenzó a hacerte cosquillas, reíste.

—Kyo, pa-para... —dijiste entre risas.

Él dejó un último beso en la punta de tu nariz y se alejó, sin embargo no soltó tu mano.

—Te amo.

Sonrió.

—También te amo, bebé.

Soltó tu mano con suavidad, acomodaste tu cabello porque también lo había revuelto y te sentaste en la cama. Te pusiste un short que al final terminó tapando la camisa que Rengoku te dio. Te levantaste de golpe, casi te caes, tu pareja te atrapó entre sus brazos, le sonreíste, también te sonrió y guiñó un ojo. Tus mejillas se sonrojaron sin ninguna razón en particular, retomaste tu compostura y lo miraste.

—¡Tú cocinas, yo limpio! —exclamaste.

—¿Por qué no mejor solo me ayudas a cocinar y luego limpiamos juntos también? —preguntó mientras tomaba tu mano y entrelazaba sus dedos con los tuyos.

—Voy a ayudarte en lo que pueda ayudar, tú eres quien sabe cocinar después de todo, y cuando ya no necesites mi ayuda, me pondré a limpiar.

—Supongo que no podré negarme, ¡entonces acepto!

Le diste un beso en la mejilla, lo soltaste y fuiste por tu reloj para ponértelo e ir midiendo el tiempo. Una vez llegaron a la cocina, sacaron todos los ingredientes, los acomodaron y ¡manos a la obra! Le ayudaste a cortar las verduras, mientras el ponía a hervir el agua para la sopa; acercaste todo lo demás que iba a necesitar para que no se tardara buscándolos, y cuando te diste cuenta que ya no podías ayudar más, fuiste por una escoba para empezar a barrer. No estaba tan sucio, había algo de polvo, pero terminaste rápido porque no había basura tirada. Examinaste el piso para ver si necesitabas lavarlo y llegaste a la conclusión de que no, pero lo harás por si se te pasó algo, sin embargo no ahora para no molestar a Kyojuro quien se está moviendo. Dejaste la escoba a un lado, fuiste a buscar tu celular y revisaste los mensajes que tenías.

Una respuesta fría y corta por parte de tu madre, revolviste tu cabello, va a ser difícil ocultar tu evidente alegría; si está Susumaru quizás no diga nada, pero regresando a casa va a sospechar.

También habían mensajes de Shinobu, frunciste el ceño en cuanto los leíste; "sé que no fuiste tú, pero como demonios consiguió mi número? Himaru, de él hablo", "Buenos días por cierto, disfrutando del fin de semana? ewe", "También me preguntó que tipo de dulces te gustan, lo dejé en visto (ง'-̀̀'́)ง". Un suspiro salió de tu boca, mientras escribías una respuesta escuchaste la voz de tu pareja.

—¿Todo bien, amor? —preguntó.

Lo miraste y luego volviste a ver tu celular.

—Sólo le respondía a Shinobu, no es nada malo.

Dejaste el celular en el sofá, te levantaste y te dirigiste al comedor para ver que podías limpiar.

—Esta lugar es muy limpio a pesar de que está grande y vives sólo.

—¡Quizás pronto deje de vivir solo! ~

No entendiste lo que dijo, bromeó, pero sintió alivio de que no dijeras nada más.

Dieron las 6, te cambiaste e intentaste arreglar tu cabello, por suerte y gracias a que Kyojuro tiene cabello largo te prestó su peine para peinarte un poco. Tus nervios aumentaron en consideración a los de la mañana, solo falta una hora para que tu madre y Susumaru lleguen; la única persona que te preocupa es tu mamá. Saliste del cuarto de tu pareja para ir junto a él y sentarte a su lado, recargaste tu cabeza en su hombro, él te rodeó con su brazo, pero no fue muy cómodo así que después de pedirte permiso; te tomó con cuidado para sentarte encima de él. Apoyaste tu cabeza en su pecho, escuchando sus latidos más tranquilos que los tuyos. Cerraste los ojos ante sus caricias en tu cabello, te relajaste y un suspiro salió de tu boca.

—¿Tal vez yo también deba conocer a tu padre? —preguntaste aún con los ojos cerrados.

—No sabes cuanto me encantaría —tomó tu mano y acarició tu palma. —Pero sólo si en verdad te sientes lista, no quiero que sea un mal momento para ti.

Abriste los ojos y te encontraste con su mirada cariñosa, una risita salió de tu boca para después dejar un besito en su mandíbula.

—Eres demasiado considerado, sé un poco malo conmigo —hiciste un puchero.

—No digas ese tipo de cosas, ________, puede ser peligroso...

Otra risita se escapó de tu boca, no dijiste nada más, pero te acercaste para darle un beso en la comisura de los labios. El resto de la hora la pasaron esperando el sonido del timbre o un mensaje de tu madre. Tragaste saliva cuando el timbre sonó y seguido de ello te llegó un mensaje; no creíste que fueran a suceder las dos cosas. Kyojuro caminó hacia la puerta, van agarrados de la mano y pudiste sentir que el también está nervioso, te soltó cuando estuvieron enfrente de la puerta y la abrió. Los dos saludaron a la pareja en frente suyo y los recibieron con una sonrisita. Los guiaron hasta el comedor y ya podías sentir como todo iba mal.

—Así que aquí estuviste estos últimos dos días, ________ —tu madre te miró.

Cualquier cosa que respondieras la iba a sacar de contexto, tus nervios aumentaron, no sabías que responder y justo cuando Kyojuro iba a hablar por ti, les ganó el azabache.

—Por Dios, Tana, mira este lugar es precioso.

Susumaru te guiñó el ojo, tu asentiste en manera de agradecimiento.

—Debo admitir que no está mal —respondió.

—Aquí tienen su comida, espero la disfruten.

Dijo Kyojuro dejando dos platos en la mesa, le ayudaste con los demás y luego se sentaron con ellos.

—No hace falta preguntar a que te dedicas, y tam... —se detuvo. —Pero mi hija parece estar embobada contigo y me gustaría saber como sucedió.

—Hacer preguntas tan directas y personales no es bueno, Tana, sé cortés. —Los volteó a ver. —Está bien si no quieren responder.

—¡Yo lo hago! —dijiste antes que Kyojuro. —Puede que mis razones te parezcan poco mamá, pero dejando fuera de lo académico, ¡Kyojuro me ayudó mucho!

Apretaste su mano con cariño por debajo de la mesa, él sonrió ante tus palabras.

—Fue como mi soporte... —dijiste desviando la mirada.

Ahora fue el rubio quien apretó tu mano suavemente.

—¡Te ves excepcionalmente feliz! Y con las circunstancias me alegra verte así.

Tu madre ignoró tus comentarios y los de su pareja, Rengoku soltó tu mano.

—Aparte esto no es una relación pasajera —habló con tranquilidad. —Cuando ________ se sienta lista, me gustaría pedirle matrimonio.

Todo tu rostro se puso rojo, él había dicho que solo bromeaba, si bien no te pidió casarte directamente, es como una indirecta; apretaste la tela de tu vestido con tu otra mano, comenzaste a comer porque estás segura que en el rostro se te nota lo nerviosa que te encuentras. No te atreviste a ver al rubio o tu madre, mucho menos a Susumaru. Tu progenitora suspiró, comió un poco para pensar sus palabras y cuando encontró las correctas volvió a hablar; mirándote a ti y a tu pareja. Los latidos de tu corazon son rápidos, se está formando una innecesaria tensión.

—Me sorprende que alguien mayor quiera una relación seria con una jovencita.

Gracias a la mirada que Susumaru le dio a tu mamá, pudiste notar que sus palabras van más allá de ser un simple reproche.

—Bueno, incluso si _______ decidiera que terminemos seguiré dándole todo mi apoyo —respondió.

—B-bueno —rompiste la tensión. —¿Qué tal sabe la comida? Kyojuro fue quien cocinó.

Fue un largo rato donde a veces las cosas se ponían más incómodas de lo necesario, a veces interrumpías o la pareja de su mamá cambiaba de tema; cuando llegó la hora de irte fue lo que más te dolió, estuviste 3 días en casa de Rengoku y luego de lo que pasó en la mañana más ganas te dieron de quedarte. Regresaron en auto y antes de salir, al tomar la mochila que llevabas caíste en cuenta de que unas de tus prendas se quedaron en casa del rubio, y que también te trajiste una camisa de él; un suspiro salió de tu boca cuando saliste del carro. Tu madre se dio cuenta de esto y caminando junto a ti te cuestionó.

—Que bonito vestido, hija.

—¿Verdad? Es nuevo —le dijiste con una sonrisita.

—No puedo creer como te sobra el dinero para esos lujos —reprochó.

—Oh, no, no me sobra... ¿Por qué será? —sacaste tus llaves para abrir la puerta.

—¿Y esas otras?

—Nada que deba explicar —respondiste abriendo la puerta.

Te colgaste la mochila sobre los hombros, entraste sin esperar a los otros dos. Himaru te vio una vez entraste.

—_______, te ves...

—Lo siento, Himaru, estoy muy cansada —lo interrumpiste para luego subir las escaleras, pero te detuviste y bajaste algunas para verlo. —Por cierto, debemos hablar seriamente.

—¿S-sobre qué? —se puso nervioso.

No dijiste nada más, subiste a tu cuarto al llegar fue cuando entraste y cerraste puerta con seguro. Tomaste la mochila con el propósito de sacar la camisa de Kyojuro, cuando la tuviste en tus manos, soltaste la mochila y caminaste hacia tu cama para luego acostarte. Dos noches durmiendo junto a Kyojuro tanto que la habitación ahora parece solitaria. Buscaste tu celular hasta que recordaste que se quedó en medio de la ropa, reíste y levantaste la mochila para sacar tu teléfono de ahí. Revisaste los mensajes, tus labios se curvaron al leer los de Kyojuro, pero luego recordaste que no le respondiste a Shinobu en casi todo el día. Cuando entraste a su chat para leer los mensajes te diste cuenta que se encuentra en línea.

"¿Todo salió bien? D:"
"tengo curiosidad por lo que sucedió, cuentaaaameeee 👉🏻👈🏻"
"Tu madre no dijo nada malo?"

Esos fueron los que envió hace poco, "esperame, deja me cambio y te llamo para contarte algunas cosas (๑'ᴗ')ゞ" fue tu respuesta, ella sólo dijo un "apúrate".

Al día siguiente también te levantaste feliz a pesar de que estás en casa, al parecer te quedaste dormida poco después de terminar la llamada con Shinobu, de verdad te cansaste ayer, ¿cómo no? Si justas razones hubieron. Te bañaste y luego de secarte bien, te cambiaste; te pusiste el collar que Kyojuro te regaló, y acomodaste tu cabello con el broche que tu amiga te regalo; este día se nota más tu felicidad. Miraste la hora en el reloj, un suspiro salió de tu boca porque seguía siendo muy temprano, entonces bajaste para desayunar y de nuevo te encontraste con tu hermanastro; no le hiciste mucho caso, pasaste de largo como siempre, no querías hacer corajes.

Te sentaste en la mesa para comer cereal mientras veías el celular.

—¡Buenos días! —saludó Himaru sentándose a un lado tuyo. —¿Qué ves?

Preguntó acercando más a ti para poder ver el celular, lo miraste feo y se alejó de inmediato.

—Tú no sueles levantarte temprano —cuestionaste, él sonrió.

—Lo comencé a hacer ahora porque quiero saludarte y alegrar tu día.

Una risita salió de tu boca.

—Que lindo eres —dijiste volviendo a ignorarlo. —En verdad soy incapaz de entenderte.

Tu celular comenzó a sonar, antes de que tu hermanastro viera de quien se trataba, te levantaste alejándote unos metros de él para poder responder. El castaño notó una gran sonrisa en tu rostro mientras hablabas, le pareció extraña la forma en la que subiste corriendo y bajaste junto con tus cosas para ir al colegio, decidió hablar una vez vio que colgaste la llamada.

—¿Ya te vas? —preguntó.

—¡Nos vemos en el colegio, recuerda que tenemos que hablar! —exclamaste yendo a recoger tu plato para luego ir a la puerta.

Te pusiste tus zapatos y el último ruido que Himaru escuchó, fue el golpe de la puerta luego de que salieras.

Ya en la escuela, luego de un tiempo, terminaste de recoger los trabajos de artes; si bien te toca a ti llevarlos con Uzui, te sientes aliviada de que no pese tanto pues son puras hojas blancas con "dibujos" y no muchas. Miraste tu reloj, ya es hora de almorzar. Frunciste el ceño, habías ido a la sala de profesores, pero Tengen no se encontraba ahí y tuviste que ir de un lado a otro hasta que Sanemi te dijo donde se encontraba, diste muchas vueltas para al final regresar al mismo lugar. Antes de llegar a la puerta alguien se interpuso en tu camino, un suspiro salió de tu boca cuando te diste cuenta que se trata de Himaru. Con la mirada buscaste a más de sus compañeros, sin embargo era el único ahí contigo, habían unos cuantos alumnos más, pero nada importante.

—Tengo algo que decirte —se acercó a ti haciendo que retrocedieras.

—Sea lo que sea puede esperar —ibas a rodearlo pero te detuvo.

Cargar hojas e intentar huir de un chico molesto es un trabajo difícil. Terminó acorralandote contra la pared, tu molestia creció y comenzaste a sentir confusión.

—¿Qué demonios te sucede? Dejame ir, ¡debo entregar esto!

Casi gritas.

—No grites —hizo un sonido de "shhh" —yo... Yo en realidad me gustas.

—¡Himaru, qué cara-....!

Esta vez si gritaste, sus labios te interrumpieron está intentando besarte de la manera más asquerosa y torpe posible, levantaste tu rodilla para goleparlo y poder empujarlo, esto provocó un ruido fuerte que hizo que de la sala de profesores saliera Kanae junto a Kyojuro.

Himaru estaba unos centímetros alejado de ti, caminaste hacia el rubio y te pusiste detrás de él.

—¿Qué sucedió, ________-chan? —preguntó Kanae acercándose a ti.

Al verte más agitada que él, ella prefirió preguntarte a ti; el castaño se levantó para correr, pero la voz de su profesor de historia lo detuvo. Así que mientras esperaban tu respuesta, Himaru ya temía por lo que le pasará.

—Me besó a la fuerza...

Sujetaste la pila de hojas en una mano mientras te limpiabas la boca con la manga de tu uniforme.

—¿Estás conciente de lo que hiciste, Himaru? —la voz autoritaria de Rengoku te sorprendió.

Al parecer a Kanae igual.

—Ahora son familia y encima lo hiciste en contra de su voluntad, ¿estás al tanto de lo grave qué es eso? —él adolescente asintió. —Kanae, ¿puedes encargarte de esto, por favor?

La de broche de mariposa asintió.

—Voy a necesitar que me digas a detalle lo que sucedió, _______-chan.

Asentiste; «genial, ahora me quedaré sin almorzar...» Kyojuro volteó y tocó tu hombro, lo miraste.

—¿Qué ibas a hacer?, ¿estás bien?

Quizás su preocupación está siendo muy obvia, la situación te dio pena y con ese pensamiento en mente, tu cabeza se iba a mover como si estuvieras negando, pero te encargaste de corregirlo.

—No, ¡sí estoy bien! —dijiste rápido y nerviosa. —Iba a entregarle estos trabajos a Tengen...

—¡Vamos te acompaño!

—Pero...

—Deja que te acompañe, _______-chan, te esperamos —Kanae habló.

Asentiste y caminaste lento para que Kyojuro no se alejara de tu lado tan rápido.

—Lo siento... No te lo había dicho antes, pero realmente me molestaba más —Dijiste sin voltear a verlo, pero él si te vio.

La incapacidad de poder abrazarte y besarte le pesó, no puede hacerlo pues están en el colegio, tampoco puede acercarse tanto a ti pues se va a ver raro; se tuvo que conformar con decir unas pocas palabras.

—No fue tu culpa, ________... Espera a que te mande mensaje, ¿sí? —murmuró lo último.

—Lo haré, gracias. Voy a...

Kyojuro asintió, se fue y tú entraste para entregarle las hojas a Uzui.

Luego de resolver el problema con Himaru, Kanae dijo que debes de contarle a su padre, asentiste y aprovechaste el tiempo que te quedaba para encontrarte con Shinobu. Eran solo 10 minutos, pero algo es algo, le contaste todo lo que sucedió este día; no le dijiste nada de lo que pasó el domingo porque no sabías como hacerlo. Comiste un poco y cuando tocó el timbre tuviste que volver a tu aula sin comer bien. En la tarde toca historia, fue entonces que recibiste un mensaje por parte de Kyojuro, lo leíste y saliste de tu salón por petición suya, caminaste hacia donde te dijo, no había nadie en los pasillos y luego sentiste que alguien te jaló hacia un aula vacía.

—Kyo... —él puso un dedo sobre tus labios para que guardaras silencio.

—Tranquila, nadie nos va a descubrir —murmuró para después abrazarte.

Correspondiste.

—Pero esta es hora de historia —dijiste con precaución.

—Van a ser sólo unos minutos —se separó para poder verte. —¿Ya todo está mejor?, ¿comiste bien?

—No comí muy bien que digamos... —desviaste la mirada. —Y sí, estoy bien; sorprendentemente me tranquilizas mucho y en tus brazos me siento protegida...

—Oh, bebé... No digas ese tipo de cosas aquí —acarició tu cabeza. —No sabes lo mal que me sienta no poder hacer mucho sólo porque estamos aquí.

—¿Qué te lo impide? —pusiste tus manos en su pecho.

—Cariño, no preguntes cosas así... —acercó su rostro al tuyo.

Podías sentir su respiración cerca de la tuya, tragaste saliva. Lo miraste a los ojos para después tomarlo de la corbata y jalarlo hacia ti, tuviste cuidado de no ahorcarlo. Sus labios fueron a dar a los tuyos, puso una de sus manos a un costado tuyo para recargarse en la pared; con la otra tomó tu mentón y profundizó el beso, su lengua se deslizó hacia tu boca hasta que se encontró con la tuya. Cuando se alejaron para tomar aire, estabas jadeando y un fino hilo de saliva unía sus bocas, limpiaste a Kyojuro con la manga de tu uniforme y luego te limpiaste a ti. Recuperaste tu compostura, bajaste la mirada.

—Lo siento... —murmuraste.

—No te disculpes, amor —también murmuró. —Me gusta mucho cuando tu tomas la iniciativa, pero... ¿sabes? Nunca me cansaré de besarte, lo haré aún más si otra persona toca tus labios.

Lo volviste a ver, el corazón te late con fuerza, su sonrisa de inocencia tampoco ayudó, todo tu rostro se puso rojo por sus palabras. El rubio se acercó para dejar otro besito sobre tus labios, querías tomarlo para que no se alejara.

—Bueno, es hora de que vuelvas a clase, voy a esperar un poco más para ir y que no se vea raro.

Antes de irte lo miraste a los ojos, un suspiro salió de tu boca.

Volviste a tu clase, entraste comiendo la barra de chocolate que iba a ser tu postre, así tus compañeros (si es que te ponen importancia y te ven) pensarán que fuiste a comprar un dulce. Te sentaste en tu lugar y terminaste de comer el chocolate, estás ansiosa por regresar a casa y hablar con Susumaru, aunque probablemente ya le hayan avisado. Un suspiro salió de tu boca mientras te recostabas sobre el pupitre, lo peor es pensar en como va a reaccionar tu mamá. Tocaste tus labios pensando en el piquito que te dio Kyojuro, en tu mente los recuerdos de la mañana del domingo aparecieron como flashes y tu rostro se puso rojo. En ese momento el profesor entro, esto ocasionó que te pusieras aún más roja. «Recordar estas cosas aquí... ¡Despeja tu mente!" pensaste mientras saludabas.

Ya decidí y sí lo haré! Así que ojalá todo salga bien 😭🙏🏻

Qué tal el capítulo de hoy? Les gustó?

Hice un mini diagrama de la historia, de los sucesos que pasaran después y todo eso, ya no queda mucho y no quiero que llegue el final 😭😭, me encariñé bn feo 😭🙏🏻

Para otros 3 lemons sí da XD

Igual ya tengo planeado el final y todo eso, ahora como anoté las ideas ya es un poco más concreto. ¿Qué más cosas les gustaría leer? Así como relleno, para darle más sentido a la historia, tipo tienen dudas sobre algo o así pues intento explicarlas XD

Se está volviendo costumbre actualizar a las 3AM 😔👉🏻👈🏻

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