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Capítulo único. 📚✏

Tomó su mochila color púrpura  y la colgó en su hombro listo para salir.

Después de desayunar y salir con su hermano mayor no sin antes  despedirse de su madre salió por fin de casa con el antes mencionado en dirección hacia el instituto donde el menor estudiaba.

Al llegar, el pelipúrpura bajó del precioso auto negro de su Hyung y se despidió de él antes de girarse e ingresar por el portón de entrada hasta su cárcel, mejor conocida como escuela.

Oh sí, Park Jimin en definitiva odiaba la escuela, ir para él era una jodida tortuta. Claro que si. Aunque, todo aquello cambió cuando al inicio de curso, ese mismo año, un atractivo hombre de algunos 1.83 según sus cálculos ingresó a su aula anunciando que era el nuevo profesor de matemáticas, su materia favorita [Sarcásmo, por supuesto]

Entre mas lo observaba mas se decía a si mismo que en definitiva aquel profesor era su tipo de chico ideal, por así decirlo.

Seré breve, mi nombre es Jeon Jungkook, mi edad no creo que sea de su interés ; acabo de ser transferido de Busan para dar clases acá, espero que sean buenos chicos, si no, tendre que castigarlos. ¿Alguna pregunta?

Oh, santa mierda.

Recordaba que alguien se atrevió a alzar el brazo llamando la atención del mayor el cual asintió para que el alumno, el cual en este caso era una chica, hablara.

¿Tiene novia? —preguntó.

Oh, pedazo de zorra.

—Esta será la única ocasión donde toleraré preguntas personales —comentó el mayor. —Y no, no tengo novia.

Entonces no eres papa casada... genial.

Y de eso ya habían pasado algunos meses. Claro que no todo resultó tan genial después de todo ya que el maestrito era bastante estricto para su gusto, quería perfección en la materia y él, el solo era un fiasco en las malditas matemáticas.

—Errór.

Eh ahí un acontecimiento nuevo. Ya no era raro para sus compañeros de aula ver las humillaciones [según Jimin] de su profesor hacia su persona. Y es que unas semanas después, tal vez días, Jungkook se había dado cuenta de la tremenda mierda que era el pelimorado para su materia. Entonces, últimamente lo ponía a prueba en frente de todo el salón. Así es, colocaba sobre el pizarrón ejercicios que aunque ya los hubieran estado estudiando Jimin no tenía ni puta idea de como resolverlos. 

Y no, no lo culpen, de verdad estaba tratando de poner atención a todas las explicaciones que salían de la gloriosa boca del mayor, sin embargo, no podía concentrarse mas de cinco segundos antes de bajar su mirada a su entrepierna la cual marcaba un nada pequeño bulto.

Benditos sean los pantalones de vestir.

—Vaya a sentarse Park —de nuevo, había fracasado en el ejercicio frente a él.

Obedeció y se fue a su lugar. Los minutos pasaron y el estaba entretenido con la vista frente a él pero a la vez necesitaba un poco más de diversión.

Alzó la mano.

El mayor le miró por debajo de los lentes que se posaban en su tabique nasal.

—¿Si, Park?

Probablemente soltaría la peor estúpidez que podría decir, pero vamos, que de malo podría pasar.

—¿Vende chicles? —preguntó de repente.

Su mayor frunció el entrecejo. El bullicio de sus estupidos compañeros cesó.

El pelinegro negó. —No, joven Park, no vendo chicles.

—¿Y ese paquetote?

Oh si, claro que si lo había dicho.

Medio salón estalló en risas mientras la mirada del profesor no se despegaba de él.

Su ceño aún se mantenía bastante fruncido, parecía enfadado.

—¿Que estúpidez acaba de decir?

Iba responder pero el mayor le interrumpió hablando de nuevo.

—No diga nada, ustedes callense —dijo lo último refiriéndose a los que aún reían. —Y usted, joven Park, a la salida de su última clase no se irá, me esperará, y si no lo hace, dese no solo por reprobado en mi materia, si no, suspendido de la institución.

Oh, me amenazas, hijo de puta.

No dijo ni medio palabra más, tan solo asintió en dirección al tipo sentado frente al escritorio y siguió con lo suyo, lo cual prácticamente era hacer, nada.

Algunos 20 minutos después el timbre sonó anunciando el cambio de materia para los alumnos y aula para los maestros.

Guardó su cuaderno en el cual se entretenía dibujando cosas sin sentido como por ejemplo, penes y garabatos. Sus lápices y plumones también los guardó en su lapicera y finalmente después de guardar todo dentro de su mochila salió del aula. O mas bien, intentó ya que justo antes de salir sintió un fuerte agarre en su antebrazo el cual, lo sujetó y arrastró hasta dentro del salón donde fue sentado en frente del escritorio de su profesor.

—P-Pero ¿Qué... —

—Cállese y siéntese —le ordenó.

Por supuesto hizo caso.

—Usted dijo que hablaríamos hasta que acabaran mis clases, su materia no es la única que me toca en todo el día ¿lo recuerda?

—Usted es un malcriado, en efecto, solo le llamé para advertirle de nuevo que lo esperaré en mi oficina a la hora de salida.

—¿Tantas ganas tiene de verme? —se burló.

—Guarde sus palabras y utilice esa boca suya para cosas mas... productivas. 

¿Pero qué mierda?, ¿me estás coqueteando?

Sin tiempo de contestar el pelinegro tomó su maletín, alisó su traje y se levantó de su cómoda silla giratoria saliendo por fín del aula.

Dejando a Jimin confundido y algo caliente al imaginarse mil y un escenarios de su profesor y él.

📚✏📚

Estaba nervioso.

Decir que no lo estaba sería una rotunda mentira.

Y es que no sabía con exactitud para que el profesor Jeon lo quería en su oficina. Es decir, quería creer que iría y si bien le iba follarían tal vez pero vamos, eso solo pasaba en las historias de ficción y aquella era su realidad, la vida real.

Aparte de que el profesor jamás le había dado indicios de aceptar sus coqueteos indirectos.

Se armó de valor y caminó en dirección hasta la oficina asignada.

Lo peor que podía pasar es que lo echaran del instituto. Nada grave.

Tres toques en la puerta bastaron para que escuchara un "pase" desde dentro.

Suspirando por octava vez empujó la puerta y entró.

El aire acondicionado del lugar le golpeó el cuerpo en una pequeña ráfaga haciendo sus vellos erizarse. Allí hacía frío, pero prefería eso a la estúpida calor la cual le hacía sudar, iugh.

Solo los intelectuales preferían el frío que la calor.

—Tome asiento.

¿Solo saber dar órdenes?

Pensó. Aún así, obedeció.

Una vez ya sentado miró directo hacia el rostro del sujeto frente a él.

Uff, tremendo tipo.

Sin duda aquel profesor era bastante atractivo, las facciones en su rostro detonaban una madurez excitante.

—¿Joven Park?

Joder Jimin, no seas estúpido. Te está hablando.

—¿Si?

—Usted sabe porque esta aquí, ¿cierto? —preguntó el mayor desabotonando los botones de su camisa en la parte de la muñeca.

El menor no se perdió ese acto.

—Creo saberlo.

—¿Si? ¿Lo cree realmente?

Pedazo de mierda, no intentes jugar conmigo. Ve al puto grano, si piensas que solo porque estás bueno y eres exactamente mi tipo te permitiré jugar así con mi estabilidad, pues sí, estás en todo lo correcto, puñetero.

—¿S-si? —dudó al responder.

—Seré directo, eres pésimo en mi materia, y si continuas así, perderás el año. Dime, ¿es eso lo que quieres, Jimin?

Negó de inmediato. Joder que no quería reprobar su estúpida materia, si lo hacía se iría a extraordinarios y si en un puto año entero no logró aprender ni aprobar ¿porqué en un jodido examen si lo haría?

—No quiero perder la materia —admitió cabizbajo.

—Vamos, hace unas horas parecías tener mas valor cuando me hablaste de manera obscena en frente de todos en el aula, ¿qué pasa ahora?

No respondió.

—Debería medir más sus palabras, ¿Sabe que aquello fue una ofensa y que podría quedar suspendido a penas yo lo reportara?

Alzó la cabeza y centró su atención en aquellos orbes negros que parecían analizarlo.

Y negó nuevamente.

—Por favor profesor, no me reporte, prometo que no sucederá de nuevo.

—Nadie me asegura eso, Park —respondió el mayor.

Él parecía bastante calmado.

—Yo se lo puedo asegurar, hago lo que sea pero por favor profesor, no me reporte. No soportaría cursar nuevamente el mismo puto año.

Jeon alzó una ceja. 

—Repita lo último. 

—No soportaría cursar nuevamen...

—No, lo que dijo antes de eso.

—Ah, eso. Sí, estoy dispuesto hacer lo que sea.

Okey, eso sonó raro.

—¿Lo que sea? —preguntó.

Asintió.

¿En qué mierda estás pensando Jeon? Se dijo el profesor mentalmente.

La erección entre sus piernas comenzaba a molestarle cada vez mas al estar apresada a su ceñido pantalón.

Jimin es un niño.

Se recordó.

—¿Cuántos años tienes Jimin?

La manera informal de llamarle no pasó desapercibida para el antes mencionado.

—17 ¿Porqué?

—Porque no veo que podría hacer un niñato como tú.

¿Es un reto, hijo de puta?

—La prueba es gratis profesor —contraatacó.

—No me quiero meter en problemas ¿Sabes? Tu no perderías nada, yo lo perdería todo si alguién nos descubre. Tengo mas de 30 años, fácil podría ir a la cárcel por esto, de mi título en maestría y mi plaza, ni siquiera se diga.

Osea que sí me quiere follar profesor, vaya.

—¿Porqué se preocupa demás? No diré nada, estamos solos. Todos se han ido. ¿Acaso sólo puede ver lo malo siempre?

—Solo soy precavido. 

—Mmh.

Jeon le miró desde su lugar. Quería tirarselo desde hace mucho, y aunque fingía no darse cuenta de sus coqueteos sí lo hacía. Notaba perfectamente la manera en que el alumno Park movía sus caderas coquetamente cada vez que pasaba por su lado. También notaba como se agachaba a recoger el lapiz que se le había caído "accidentalmente" haciendo su trasero marcarse perfectamente en aquel ajustado pantalón de cuadros que portaba como uniforme.

Quería tanto meterla la polla de una vez por todas. El niñato también lo deseaba y al parecer las folladas de otros no le llenaban, porque sí, Jimin era todo un caso, así que él le daría una buena polla con la cual entretenerse y sobretodo quedar satisfecho.

Estaría con un hombre de verdad como él.

Park quería jugar, ¿no?

—Ven aquí —le ordenó.

El pelipúrpura se levantó de su asiento para rodear el escritorio de madera y llegar hasta donde su profesor.

Jeon palmeó sus muslos haciéndole una clara invitación. La cual, rápidamente fue aceptada.

Jimin se sentó en sus muslos y de inmediato el brazo del profesor le rodeó la cintura.

—Tócame Park, mira, siente lo duro que me tienes desde hace meses.

Bajó la mirada hasta su entrepierna viendo el notable bulto que hacia su erección. 

Relamió sus labios y colocó su pequeña mano encíma de su miembro.

Un suspiro salió de los labios del mayor.

—¿Me desea tanto como yo a usted? -preguntó.

—¿Sabes lo que es llegar a casa y masturbarme pensando en tí? En la manera en que me has estado provocando todo este tiempo.

—Y-Yo... debío de haberme dicho hace mucho que sí quería acostarse conmigo, yo creí que usted ni siquiera me notaba mas allá de cuando me pasaba al frente a ridiculizarme.

El pelinegro rió negando.

—Te pasaba al frente para poder mirarte el culo —soltó.

Jimin rió.

—Entonces profesor Jeon...

—¿Si? ¿Que quieres decirme, pequeño?

—Deje de jugar, sabe lo que quiero. Le he deseado por tantos meses.

—Lo sé. 

La tensión sexual era evídente. Y el deseo palpable.

El mayor lo tomó de la nuca y lo acercó hacia él juntando sus labios en un fogoso beso.

Los carnosos labios de Park eran tan suaves como se veían.

Una exquisitez.

Sin pedir permiso metió su lengua en la cavidad ajena saboreando de la dulce lengua del pelimorado.

Desde hacia meses que quería probar aquella boca, beber de ella como un jodido necesitado y ahora que tenía la oportunidad definitivamente no la desaprovecharía.

Park Jimin tenía que ser suyo.

—¿Quieres hacerlo aquí? —preguntó el mayor bajando los besos al cuello ajeno.

—Desde que lo conocí, eh tenido la fantasía de hacerlo aquí —admitió.

El pelinegro se levantó de la silla tomando a Jimin de las piernas y montandolo encíma de su escritorio una vez echó todo a un lado.

Importándole poco que los papeles se regasen.

Las manos de Jimin fueron directo al nudo de su corbata, la tiró por algún lugar de la oficina y sacó la camisa del pantalón para después tirar de ella rompiendo algunos botones a su paso.

El torso de Jungkook estaba desnudo pero Jimin aún tenía toda la ropa puesta, cosa que no le pareció justo.

Sacó su camisa escolar y desabrochó su pantalón.

Rapartió besos por su mandíbula hasta su cuello donde dejó algunas marcas para después seguír bajando hasta su pecho donde viéndose como un desesperado besó sus tetillas y engulló sus pezones.

Jimin suspiró al sentir la cálida lengua de su mayor lamiendo aquella zona tan sensible para él.

Besó, succionó y mordió la misma zona hasta que Jimin levantó su rostro y tomó sus labios.

Sentía que podría venirse allí mismo en ese instante con tan solo besarse y tocarse.

—Te necesito, ya —declaró.

El mayor tomó sus caderas y le dió la vuelta pegando el pecho del pelipúrpura a la madera del escritorio y elevando a su paso su trasero.

Tomó el borde de su cinturón y miró al menor quien asintió.

De manera rápida bajó su pantalón junto a su ropa interior dejando a la vista su trasero totalmente desnudo.

No lo retiró totalmente, solo lo bajó hasta donde sus nalgas pudieran apreciarse.

Desde su posición Jimin le miraba atento a sus movimientos.

Dió un azote antes de agacharse y prácticarle un oral.

Dios mío, esto es delicioso.

Jimin se sentía cada vez mas cerca del clímax sin si quiera ser penetrado aún.

—Mhg~

—¿Te gusta?

No pudo hablar, solo asintió.

El pelinegro se levantó e iba a meter un dedo dentro de Jimin pero este negó llamando su atención.

—Solo metela, te deseo.

—Te puedo lastimar.

—Solo ve lento al principio —pidió.

¿A quién le dan pan que llore?

Ingresó de poco la cabeza de su miembro sacándole un quejido al menor.

—¿Va bien?

—S-si.

Sacó su pene y volvió a ingresarlo esta vez llegando mas profundo.

Un par de segundos después empujó penetrandolo hasta la empuñadura.

—¡Cristo! —soltó el menor.

—¿Resultaste cristiano? —bromeó tomándolo de las caderas y volviendo a embestir.

—Mierda, Park.

Sin más comenzó a embestir de manera no tan lenta hasta que después de algunos segundos, quizá minutos el golpeteo de su pelvis rebotando con las nalgas del menor era lo único que se podía escuchar dentro y tal vez fuera de esa habitación de oficina.

—Joder, de esto hablaba cuando deseaba que me follaras —musitó entre jadeos el pelipúrpura.

—Disfrutas tanto sentir mi polla dentro de tí, ¿No es asi?

El contrario asintió frenético.

Embiste tras embiste y saliva mezclándose en cada beso era lo que ambos mantenían en aquel acto.

Jungkook besaba la espalda de Jimin marcándola a su paso.

Dejando huella en él, de un verdadero hombre tomándolo.

—Nunca te habían follado de esta manera ¿verdad? Aquel niñato novio tuyo no te llena ¿no es así, joven Park?

—N-No, nunca nadie me había follado tan bien como lo estás haciendo t-tu.

—Te lo daré, te lo daré tan duro que no querrás estar con nadie más que no sea yo.

El líquido pre-seminal de ambos caía en delgados hilos haciendo más morbosa la escena.

Alzándose lo suficiente para poder tomar su pene, Jimin pegó su espalda al pecho del profesor y comenzó a masturbarse de manera rápida.

La mano de Jungkook tomo el erecto pene de su alumno e hizo el trabajo por el, masturbandole mientras le embestía.

—No aguanto más —habló Jimin.

El orgasmo estaba casi llegando, haciéndole un mar de gemidos y al mayor de jadeos entrecortados.

El sudor se deslizaba por sus cuerpos a la vez que las penetraciones eran mas rápidas.

—Ahhg~ Que r-rico, —jadeó entrecortado —¡Si!

Entonces Jimin se corrió sobre el escritorio y la mano del mayor. Los hilos blanquecinos que mancharon los dígitos del pelinegro fueron atrapados por la boca del mismo quien gustoso, probó y bebió de él.

—Delicioso —un par de embistes más y el semen del profesor salió manchando las nalgas de Jimin al salirse de él, quien rápidamente se agachó y engulló el miembro de su mayor dejando que se terminara de venir en su boca.

—Maldición, Park —musitó en un jadeo.

Las mejillas del menor acabaron  llenas también de la esencia del profesor. Dándole un aspecto enloquecedor a los ojos del más alto.

Oh dios, podría correrse de nuevo con solo apreciarlo en aquella situación.

Jimin se levantó y fue tomado nuevamente por los labios del pelinegro quien parecía querer comerle la boca.

—Entonces... No seré reprobado, ¿cierto, profesor? —preguntó juguetón.

—Cierto —respondió besándole nuevamente.

La puerta fue abierta y la persona que Jimin menos quería ver ingresó.

No le pusimos seguro, jodida mierda.

—¡¿Qué carajos está pasando aquí?! —exclamó el chico de cabellos griseceos.

—Joven Kim, salga de mi oficina, ahora —habló el profesor con tranquilidad volviendo a tomar los labios ajenos.

Definitivamente esa era su nueva adicción.

El moreno se quedó perplejo ante la escena, y es que ver a tu novio desnudo junto al profesor de matemáticas y comiéndose la boca no era algo muy lindo de ver.

—Namjoon, largate de aquí —espetó Jimin —Ah, y terminamos.

Jodido descarado de mierda.

📚✏📚

Eh aquí mi primer OS. Deseo que lo disfruten.

¿Qué les pareció?

Fue una idea que surgió de pronto. Totalmente  sacada de mi sucia imaginación.

Gracias por leer 💌

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