𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 2: 𝑃𝑟𝑜𝑓𝑒𝑠𝑜𝑟
La clase de Literatura no solía ser aburrida para Olivia, pero esta clase era demasiado incómoda para su gusto. ¿Tan mala suerte tenía?, ¿A cuántas personas podía pasarles que durante el verano conocían una aventura de sólo días y luego se tropiezan con esa persona?, bueno, no suena tan mal, ¡Pero desde el punto de vista de Olivia si lo es!, si alguien supiera que había estado íntimamente con su profesor...sería un caos, sus padres lo denunciarían, la sacarían de la escuela y sin duda alguna implicaría un despido para el profesor Jeon.
¡Ni siquiera podía pensar en él como profesor!
La campana en el salón indicó el final de la primera clase, los alumnos se levantaron guardando sus cosas en sus bolsos para retirarse, Olivia no sabía si salir corriendo o al menos saludar, JungKook tenía el mismo conflicto que ella.
Por eso cuando Liv pasó por su escritorio, la llamó.
—Liv—ella se detuvo en el acto. Respiró profundo aclarando su garganta, giró sobre sus talones haciendo una reverencia, no fue capaz de verlo a la cara.
—¿Sí, profesor Jeon?
A JungKook le resultó más incómodo que lo llamara así.
—¿Cuándo...viniste a Corea?
—Me mudé recién—respondió acomodando su bolso en su hombro.
—Nunca me dijiste que hablabas coreano.
Olivia levantó la mirada encontrándose con esos ojos que tanto le gustaron.
—Me gusta como brillan tus ojos.
—Te miraré mucho más entonces—sonrió tontamente permitiendo que ella acariciara sus mejillas—No me cansaré de admirarte.
—Usted nunca me dijo que era profesor.
—¿Usaremos las formalidades? —levantó una de sus cejas, apoyó sus manos en el escritorio estando de pie. La forma en que la miró le recordó mucho a esa noche, ¿Por qué sus ojos debían ser tan hermosos?
—Usted es mi profesor, debo tratarlo con formalidad—asintió—Admito que fue...una desagradable sorpresa.
JungKook suspiró sin saber que decir exactamente.
—Está mal lo que diré, pero...me alegra verte de nuevo.
Liv aguantó una pequeña sonrisa.
—No creo que deba decir esas cosas, profesor Jeon—si tan sólo ella supiera que él tampoco había dejado de pensarla y recordarla, eso no eliminaba la incomodidad de ambos.
—Lo siento, si necesitas ayuda...
—Debo irme a la siguiente clase.
—¿Qué dice tu horario?
Olivia lo sacó de su bolso revisándolo.
—Clase de música con el profesor Min.
—Lo conozco, es amigo mío también. Te llevaré.
—No, no es necesario—sus nervios se activaron. Tenerlo enfrente ya era mucho para ella.
—¿Entonces sabes llegar?
—No quiero que abandones tu puesto de trabajo...—JungKook sonrió ladinamente— ¿Por qué me sonríes así?
—Dejaste la formalidad de lado.
—Lo siento.
—No te disculpes, deja que te lleve, nadie me reprochará por eso—esa linda sonrisa hizo que su corazón se agitara. Olivia se sentía como una acosadora sin siquiera intentarlo, cualquiera diría que ella sólo se aprovechó de su profesor y otros dirían que el profesor se involucró con una alumna. JungKook subió las mangas de su camisa a sus codos acercándose a ella, Liv levantó la cabeza olvidando como se veía así de cerca.
—¿Por qué luce tan tranquilo después de lo que pasó?
—No creo que sea bueno hablar de eso aquí—aconsejó.
—Intentaré olvidarlo—giró sobre sus talones retirándose.
JungKook prefería que ella no hiciera eso.
...
El director Kim se encontraba en su oficina revisando unos documentos que la secretaria le había entregado referentes a la escuela. Aquella institución venía de muchas generaciones atrás por parte de su familia paterna, ahora NamJoon había tomado el mando luego de que su padre hubiera sido diagnosticado con cáncer. Ser el director no era sencillo, manejar una escuela tampoco lo era. Su puerta fue tocada tres veces antes de abrirse.
Era JungKook más pálido que de costumbre.
—¿Viste un fantasma?
El peli morado cerró la puerta, se acercó al escritorio sin saber cómo decirlo.
—Es ella.
—¿De qué hablas?
—Es ella—repitió. Pasó su mano por su cabello con angustia, al parecer sus nervios finalmente explotaban.
—JungKook, no entiendo nada...
—Es Olivia—indicó. Ambos se miraron en silencio hasta que NamJoon abrió sus ojos como platos inclinándose hacia atrás en su silla.
—No.
—Sí.
—No, no puede ser.
—Sí, sí lo es, me reconoció y la reconocí—caminó de un lado a otro más que nervioso—Si se enteran que estuve con una alumna me despedirán, me echarán, pero no podía saber que sería mi alumna, tampoco imaginé que fuera tan joven y...—llevó su mano a su cabeza—Estoy jodido, perderé el derecho a dar clases, no querrán contratarme, me siento un violador o algo peor, NamJoon.
—A ver, a ver, primero cálmate—parpadeó varias veces—Segundo, siéntate—JungKook obedeció moviendo sus piernas con inquietud—Nadie te despedirá porque yo soy quien tiene el derecho a ello, ¿Entiendes?
—Hyung, no sabía que ella iba a ser mi alumna, ¡No podía saberlo!
—Lo sé, no estoy culpándote de nada, tranquilízate.
—Es gracioso porque delante de ella estaba controlándome muy bien—suspiró—No puedo ser su profesor.
—JungKook...
—No puedo verla sin recordar lo que pasó.
—Y ella debe sentirse igual, no te culpo de nada y nadie está haciéndolo, es evidente que esto no puede saberlo nadie más o tendrán problemas—indicó—Sé que no podías saber que sería tu alumna y ella tampoco podía saber que serías su profesor, lo que pasó fue en el verano cuando eran sólo desconocidos.
—Nunca pasó por mi mente que fuera tan joven, ¿Cuántos años tiene?
—Según sus documentos, dieciocho.
JungKook se echó a reír más asustado que nervioso, él tenía veintiocho años, había tenido algunas aventuras en su pasado, pero hasta el momento Olivia era la más joven. Se sentía como un pervertido.
Las apariencias engañaban.
—Iré a la cárcel.
—Deja de ser dramático, eso no pasará, seguirás dando clases como si nada ha pasado...
—Acabo de iniciar en este instituto, ¿Por qué no podía ser sólo el profesor nuevo y ya?
—Porque a veces la vida es así de cruel y cruda. ¿Dónde está ella ahora?
—La llevé con Min YoonGi, tenía clase de música.
—¿La llevaste?
—Ella es nueva aquí y no conoce bien los salones.
—Escucha, te sugiero que actúes como si nada ha pasado, Olivia debe ser una alumna más y sólo eso, ¿Me entiendes? —JungKook tomó una bocanada de aire—Tú eres su profesor de literatura, ella es tu alumna, no necesitas torturarte más.
Se escuchaba sencillo, pero no era así de simple.
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