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𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 11: 𝐿𝑎 𝑚𝑒𝑗𝑜𝑟 𝑣𝑖𝑠𝑡𝑎

La hora pasa volando cuando te encuentras a gusto en un sitio, Olivia se encontraba en esa situación. JungKook no dejaba de hacerla reír con sus repentinas ocurrencias, y claro, ella también lo hacía reír. Se habían turnado la decisión de los juegos, Liv escogía uno y luego JungKook escogía el otro, las luces iluminando cada rincón volvía de cierta manera mágico el momento. Subieron a unos carritos pequeños que debían ser conducidos por ellos mismos, Olivia ganó la carrera en donde competía con otros cinco jugadores, entre esos JungKook, subieron a un tren que sólo consiguió marearlos a ambos generando emociones por la ligera adrenalina, después tomaron otro que al estar sentados en una silla y atados debidamente subían de manera lenta para luego bajar a todos de manera rápida mareando a algunos u ocasionando gritos en otros.

En resumen, era divertido.

En medio de aquello hicieron una pausa comprando algo de beber, en la cabeza de Olivia se encontraba unas orejitas en forma de corazón de color azul, JungKook se las había regalado cuando la notó mirando mucho a la chica que las vendía.

—Mi estómago necesita calmarse de tantas emociones—el chico dio un sorbo a la pajilla de su bebida.

—Cierto, debe ser muy duro a tu edad estos juegos—la mirada que le dirigió le hizo sonreír angelicalmente.

— ¿Qué tan valiente eres con las alturas?

— ¿Las alturas?, creo que no tengo vértigo.

—Bien, subamos a esto—tomó su mano guiándola.

La fila era un poco larga, Olivia miró la gigante rueda frente a ellos, estaba iluminada con luces de diversos colores que cambiaban en segundos, las cabinas eran pequeñas pero cómodas para cuatro personas. La altura era demasiada, un ligero mareo se alojó en su cuerpo al imaginar cómo sería ver todo desde arriba, la noria era algo que generalmente evitaba. Ni siquiera subía allí con sus padres, al menos nunca recordaba haberlo hecho.

JungKook se encargó de comprar los dos boletos para subir, una vez dentro escucharon las indicaciones de mantenerse sentados y no moverse por la cabina, Liv tomó asiento junto al chico simulando beber de su bebida, la puerta fue cerrada por el encargado del juego, la rueda se puso en marcha y no fue tan malo como esperaba.

—Muchas personas suelen subir aquí cada vez que visitan un parque de atracciones—comentó.

— ¿Significa que siempre subes aquí? —cuestionó volteando a verlo.

—No vengo mucho a estos parques, los visitaba seguido cuando estaba en la secundaria.

—No me digas, ¿Muchas de tus novias pedían venir o tú eras el de la idea?

A JungKook no le incomodó la pregunta.

—Podía ser ambas—entonces la miró— ¿Y tú?, ¿También tus novios te llevaban a cosas así?

—Aunque no lo creas...no recuerdo haber subido a esto una vez—admitió con cierta pena, soltó la mano del chico abriendo su vaso donde sólo quedaba hielo—Puedo decirte que a mi hermana le gusta todo esto—recordó—Por cierto, ella vendrá a visitarme pronto.

— ¿Enserio?

—Mañana debe estar llegando, mis padres no lo saben—tomó un pequeño cubo de hielo con su boca mordiéndolo—Me gustaría que la conocieras...

— ¿Estás comiendo el hielo? —preguntó algo divertido. Escuchó como Liv lo mordía, como si se tratara de algo crujiente, se echó a reír un poco negando con la cabeza.

— ¿No comen hielo en Corea?

—No es eso. Eres la primera chica que conozco que hace eso.

— ¿Enserio? —se sorprendió—Es relajante y refrescante.

—Las chicas con las que he salido son innecesariamente perfectas—describió—Se esfuerzan por ser algo que no son en las citas y a veces es...agotador, comer hielo sería algo grosero para ellas.

—Los coreanos son un tanto perfeccionistas, ¿No es así? —se apresuró a decir—No estoy diciendo que esté mal, cada país tiene sus costumbres, una cita en Miami es...sencillamente ser tú, por supuesto que quieres dar una buena impresión a esa persona, pero este tipo de cosas no es la gran cosa.

—Las orejitas de corazón te quedan bien. El azul te queda muy bien.

Liv se sonrojó apartando la mirada.

—Gracias—dejó el vaso a un lado. Se quitó aquel cintillo de orejitas y se lo colocó a él sonriendo divertida—Te queda mucho mejor que a mí.

Se echó a reír cuando éste comenzó a posar. Aquella rueda se movía despacio, al llegar a la mitad pudieron ver la ciudad de Seúl o al menos una parte de ella. El silencio en la cabina era cómodo, agradable y breve, la imagen de la ciudad con las luces de la noche, la luna sin completar en el manto oscuro...

—Tú... —Liv interrumpió el silencio. Miró al chico a su lado queriendo preguntar—Dijiste que tenías un problema con tu visión.

—Ujum—asintió.

— ¿Cómo...te sientes con eso? —se acomodaron en los asientos. Liv subió sus piernas a éste mirándolo de frente— ¿No tienes miedo?

—Lo tengo—dejó salir un suspiro cansado—Tengo miedo, sé que llegará el momento donde estas gafas no me sirvan del todo y...tendré que renunciar en la escuela.

Olivia notó el cambio en su voz, JungKook estaba fingiendo que no era la gran cosa.

— ¿Tus padres saben de tu problema?

—Saben de la atrofia, pero no saben que está empeorando como esperábamos.

— ¿No le has dicho a tu madre?

—No quiero decirle.

—JungKook...

—Sé que debo, pero el hacerlo implicará irme a Busan para que ambos puedan cuidar de mí—bufó negando con la cabeza—Me sentiré como un completo inútil.

—No serás un inútil.

—Perderé la vista por completo, Olivia, no podré valerme por mí mismo al menos por un tiempo hasta que me acostumbre a ser ciego—llevó sus manos a su cabeza apoyando sus codos en sus piernas—Me aterra tanto ver una pantalla negra, me aterra tanto saber que sólo me bastará vivir de recuerdos.

Liv colocó su mano sobre su espalda acariciándola.

— ¿Realmente no existe una cirugía?

—Cuando se trata de algo hereditario no existe cura o tratamiento—tensó sus manos— ¿Por qué debía ser yo?, ¿Por qué no pudo ser alguien de una antigua generación?

— ¿Sólo uno de cada generación suele heredarlo?

—Hay pocas generaciones que no lo tienen—respondió mirando al suelo—No quiero preocupar a mis padres, Liv—negó con la cabeza—No debo ser una carga para ellos, no quiero estar enfermo.

—Oye—dio palmaditas a su espalda. JungKook levantó la cabeza cuando ella hizo que la mirara, Olivia acarició su mejilla mirando sus ojos oscuros—Lamento no tener una cura o solución para ti, pero...si puedo ayudarte de alguna manera...

—No quiero ser una carga para ti.

—No lo eres ni lo serás—sonrió un poco—Creo que...debemos acostumbrar tu cuerpo para lo que viene.

— ¿Qué quieres decir?

—Intenta obligar a tus otros sentidos a trabajar, limita tu visión, cierra tus ojos e intenta reconocer ruidos, sonidos, olores, cualquier cosa—el chico se enderezó—Así cuando llegue el momento...no será tan...frustrante. Usaré gafas incluso para apoyarte—logró hacerlo sonreír un poco—Puedes escoger el diseño de los lentes, no me molestaré.

—Gracias.

—No agradezcas, me importas y...me gustaría ayudarte si me lo permites.

—Supongo que será más sencillo si no estás en la escuela, ¿No?

—Aun así, seguiré llamándote profesor Jeon.

—Extrañaré esto—las miradas chocaron—Verte a ti y ver esos ojos azules—acarició su mejilla. A Olivia le gustó como su mirada brilló— ¿Vas a decirme que no debería decir eso?

—No—sonrió ladinamente—También voy a extrañarlo.

La cabina había llegado al punto más alto permitiéndoles una mejor vista. Liv sintió un ligero mareo y prefirió no ver hacia abajo, JungKook pareció notarlo, tomó su mano acariciando el dorso de ésta, Olivia sonrió por el gesto encontrándolo relajante, casi relajante. ¿Debían rendirse ante aquella enfermedad o discapacidad?, quizás no tendría una cura, pero podría ayudarlo de la manera que le había dicho, acostumbrar a sus otros sentidos a funcionar más de lo normal para reemplazar su vista.

Si es que podía ser posible.

Esta vez no dudaron tanto en probar los labios del otro, el peli morado había colocado su mano en la mejilla de la rubia acariciándola con su pulgar mientras sus labios se amoldaban al otro, Olivia colocó una de sus manos en el pecho fuerte del profesor no para alejarlo, al contrario, jaló suavemente de él queriendo tenerlo más cerca. Ambos tenían sus ojos cerrados disfrutando de las sensaciones que aquel beso estaba provocando, sus mentes viajaron al mismo recuerdo de aquel verano en Miami.

De aquella noche donde la playa y las olas fueron testigos de lo que sucedió entre ambos cuerpos.

Un jadeo bajo se escapó de los labios de ella, JungKook se detuvo un momento mirándola al separarse un poco.

— ¿Estás bien? —su voz ronca le causó un cosquilleo en su cuerpo, especialmente en su abdomen bajo.

—Estaré mal si no sigues besándome.

El chico sonrió divertido obedeciendo, Olivia abrazó su cuello con sus brazos saboreando sus labios una vez más, JungKook se acercó más sin dejar espacio entre sus cuerpos, el chasquido de los besos eran lo único que se escuchaban en la cabina, una de las manos del profesor Jeon acariciaron su cintura delgada apretándola con suavidad.

Tuvieron que hacer una pausa para respirar.

—Es una lástima que debas volver a casa—insinuó.

—Eso si es algo que no debería decir, profesor Jeon—bromeó. Ambos se echaron a reír por la complicidad del momento, la rueda comenzó moverse provocando que la cabina descendiera—Si mis padres no estuvieran en casa aceptaría la invitación—pero recordó—No, incluso así no podría, tu madre está en casa esperándote.

—Olivia...

—Sé que ya no debes darle explicaciones, pero aun así me sentiré mal sabiendo que está sola por mi culpa, vino a verte, pasa el tiempo con ella, ¿De acuerdo? —depositó un corto beso a sus labios.

A medida que la cabina iba bajando, Liv pudo ver de nuevo la fila para las personas que querían subir, entre esas personas distinguió una chica que se le hizo familiar.

Ten cuidado, rubiaadvirtióAquí hacemos las cosas diferentes.

Me parece que exageras por unos puntos.

Para nosotras nola empujó. Liv se golpeó con el casillero haciendo una mueca de dolorMantente lejos de todos.

—Ay, no.

— ¿Qué? —frunció el ceño cuando Liv de repente se arrojó al suelo escondiéndose— ¿Olivia?

—No, no, ella no puede verme contigo.

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