El auto se detuvo frente aquella escuela privada. La fachada era completamente de ladrillos pequeños, los estudiantes al reunirse se saludaban y se iban juntos a la entrada. Olivia respiró profundo jugando con aquel llavero que colgaba de su bolso negro, era una bola peluda de colores pasteles, acariciarlo calmaba un poco su ansiedad. Ser la estudiante nueva en una escuela en otro país ya no parecía tan interesante como creía, todo en ella era diferente empezando por su físico.

—Liv, ¿Te sientes bien?

Su padre la miró por el retrovisor.

—Tengo náuseas.

—Debe ser el bebé.

—Que gracioso—negó con la cabeza mirando por la ventana. El hombre de ojos azules sonrió ladinamente intentando aliviar la tensión— ¿Y si tomamos en cuenta las clases virtuales?, hoy en día la tecnología es muy importante...

—Olivia, hablamos de esto con tu madre. Sé que esto es un gran cambio para ti, pero sería bueno que interactuaras y aprendieras de la cultura coreana, ¿No te sientes segura con el idioma?

—Puedo defenderme con el coreano, pero mira esas chicas y mírame.

El señor Miller obedeció sin comprender.

—Tienen dos piernas, dos brazos...

—Papá, tienen cabello oscuro y ojos rasgados, mírame a mí, mi cabello es rubio, ondulado y mis ojos son grandes además de azules...

—Oye, tus ojos son hermosos.

—Lo dices porque lo heredé de ti.

—Lo digo porque cada vez que los veo es recordar cuando te sostuve en brazos por primera vez—le sonrió dulcemente—Me cuesta creer que ya tienes dieciocho.

—¿Busco pañuelos para el llanto de padre orgulloso? —bromeó.

—Que graciosa—la campana de la escuela se escuchó—Anda, no quiero que llegues tarde, ¿Sabes a dónde ir una vez dentro?

—Mamá dijo que fuera a dirección. Deben darme mi horario—colocó su bolso en su hombro—Deséame suerte porque la necesito terriblemente.

...

—Confía en mí, te irá bien—la voz de Kim NamJoon se escuchó en la radio ya que JungKook tenía conectado su teléfono mientras conducía al trabajo. Su cabello morado estaba perfectamente peinado, vestía con unos pantalones beige de vestir, zapatos negros, camisa de botones blanca y tenía un suéter negro en el asiento junto a él—Pareciera que fueras un profesor novato.

—Siempre da miedo empezar en otro lugar—tomó una bocanada de aire—Más aterrador es estar en mis zapatos.

—Hemos hablado de esto, las cosas saldrán bien.

—¿Ya llegaste a la escuela?

—Acabo de llegar, no pude dormir mucho anoche.

JungKook sonrió ladinamente.

—¿Te quedaste hablando con tu novia americana?

—Para tu información, no somos novios aún. Te recuerdo que no fui el único en enamorarse de alguien extranjera.

Recuerdos fugaces aparecieron en la mente del profesor Jeon. Había sido una locura tener una aventura de sólo días, pero no se arrepentía, había sido interesante.

—Yo no me enamoré.

—¿Y por qué siempre piensas en ella?

—Yo no pienso en ella—bufó girando el volante.

—No me lo niegues, jovencito. Siempre te pillo sonriendo como tonto cuando estás en hora de almuerzo, desde que volviste a Miami estás así.

—Debo colgar, director Kim, no te escucho bien.

—¡Ya!

Y colgó sonriendo divertido mientras negaba con la cabeza. Era divertido fastidiar un poco a NamJoon.

...

—¿Necesitas ayuda para encontrar el salón de Literatura? —la chica que le había dado el horario a Olivia era una de las profesoras. Había sido amable y paciente con ella, según lo que había dicho era la profesora de inglés.

Liv se sentía más cómoda hablándole en su idioma.

—No, estaré bien. Gracias—sonrió un poco con una reverencia. Se retiró de la dirección mirando su horario en aquel papel, eran varias asignaturas para toda la semana, la profesora Park le había comentado sobre algunas clases extracurriculares (aquellos cursos que podía tomar), no tenía en claro que escoger, en su anterior escuela no pertenecía a ninguno para no sobrecargarse.

Los pasillos estaban vacíos debido a que la mayoría estaba en su salón, los estudiantes que vagaban por allí eran recién llegados que se dirigían con prisa a sus aulas, Olivia tuvo que soportar varias miradas y susurros. Le esperaban unas largas semanas hasta que dejaran de verla como el bicho raro.

Un hombre alto y fornido de tez ligeramente morena caminaba por el pasillo llevando algunas carpetas en su brazo con el celular en la mano. A Olivia le pareció alguien amable por lo cual no dudó en acercarse, dicho hombre vestía de manera formal con traje.

—Disculpe—usó el coreano para comunicarse—Lo siento, estoy buscando la clase de literatura con el profesor Jeon.

—Eres la estudiante nueva, ¿No? —sonrió mostrando sus hoyuelos. A Liv le pareció lindo—Olivia Miller, ¿Cierto? —éste le habló en inglés.

—Así es.

—Espero que logres sentirte cómoda aquí, el salón del profesor Jeon está en el piso uno, en la tercera puerta a la derecha.

—Habla muy bien el inglés—se sorprendió.

—He estado mucho tiempo en los Estados Unidos—hizo una reverencia—Soy el director Kim.

Liv palideció, ¿Él era el director?, ¡¿Dónde estaban los directores viejos, gordos y aburridos?!, este hombre era joven además de atractivo. ¿Era costumbre en Corea del Sur?, el chico de hoyuelos supuso lo que pensaba atreviéndose a decir:

—Supongo que no esperabas eso.

Una sonrisita avergonzada apareció en sus labios.

—Lo siento.

—El profesor Jeon viene en camino, estaba hablando con él hace segundos, ¿La acompaño, señorita Miller?

—No quisiera molestarlo, pero esta escuela es un laberinto, gracias—aceptó caminando a su lado.

—Creo haber leído en sus documentos que es de Miami—Olivia asintió—Habla muy bien el coreano también, ¿Es buena con los idiomas?

—Me gustan los idiomas, pero me apasiona más la medicina.

—Así que piensa ser doctora.

—Mmm, todavía no lo tengo claro—guardó su horario en los bolsillos de su bolso. El uniforme era una falda de cuadros negros y blancos, camisa blanca de botones junto a una chaqueta negra con el logo de la escuela, Olivia recogió su cabello rubio en una coleta alta, era de estatura baja por lo cual se sentía enana entre todos allí—La medicina es un campo muy abierto.

—Lo es, también es una carrera que requiere el cien por ciento de ti, hagas lo que hagas, espero que tome la decisión correcta.

—Gracias.

—¿Habías estado anteriormente en Seúl?

—No, nunca había salido de Miami—confesó—Sé que todos me mirarán por un tiempo y susurrarán sobre mí—un nuevo temor se apoderó de ella— ¿El profesor Jeon es muy estricto?

—Todo profesor es estricto, si eres muy amable con los estudiantes no te tomarán enserio, no te preocupes, es un buen profesor, también estuvo en Miami durante el verano.

—Que bueno.

Una vez llegaron al salón, Liv se detuvo ante la orden del director. Entró allí mientras ella esperaba afuera, al parecer el profesor Jeon ya había llegado, Olivia respiró profundo cuando fue su momento de pasar, todos en aquel salón la miraban demasiado para su gusto. Por eso, fijo su atención en el profesor Jeon... ¡Lo cual fue mucho peor!

—¡Oye! —se apresuró en llegar al chico pelinegro. Éste volteó con el ceño fruncido por el sol, la playa estaba hermosa ese día mientras el ambiente era caluroso, Olivia notó que era asiático. Era delgado pero fornido, labios delgados y ojos grandes que le parecían tener un brillo inusual, no mentiría, era atractivo—Tus lentes se han caído de tu bolso.

—Oh, gracias—su inglés era tierno.

—¿Eres de China?

—¿Cómo? —al guardar sus lentes de cristal la miró.

—Cierto, China no es el único país asiático—se sintió como tonta—Lo siento.

Él sonrió un poco encontrándola un tanto tierna.

—Soy de Corea del Sur, de Busan específicamente.

—Oh, eres surcoreano—su cabello oscuro y corto se revolvía por la brisa—Espero que te diviertas en Miami.

—¿Cómo te llamas?

—Olivia, muchos me llaman Liv—ofreció su mano. El chico la miró y ella de inmediato se disculpó—Lo siento, olvidé que ustedes no...

Su mano tomó la suya dando un suave apretón.

—Soy JungKook.

—Olivia, él es el profesor de literatura, Jeon JungKook—presentó bajo la impresión de ambas personas—Profesor Jeon, ella es su nueva alumna, Olivia Miller.

¡Él era el chico con quien estuvo en el verano!

Sé que puede ser algo cliché el inicio, pero considero que será diferente al mismo tiempo.

Y también creo que llorarán con esta historia.