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*+:。.。Capítulo 8。.。:+*

A pesar de que Taehyung decidió dar lo mejor de sí mismo en el proyecto, con el transcurrir de los días el joven comenzó a sentir la presión del asunto y poco a poco la situación se fue descontrolando a tal punto de querer darse de bajar y renunciar a su puesto de líder de equipo.

Al mismo tiempo, cierto profesor de cabellera castaña se preguntaba la razón por la que su estudiante, o más bien, sus estudiantes, nunca le pidieron ayuda cuando se suponía que estaba disponible para guiarles en lo que necesitaran. Ser maestro tutor no era un título de adorno.

Aunque si era honesto consigo mismo, lamentaba mucho que Kim no le escribiera porque hace mucho tiempo que no lo veía, porque sabía que estaba muy ocupado perfeccionando cada detalle del trabajo que en conjunto elaboraba con su clase.

Decir que no se sentía triste era mentir, pues el mayor extrañaba cada uno de sus descarados coqueteos, su sonrisa cuadrada, su voz aterciopelada, sus ojos profundos, y la manera tan dulce en la que lo llamaba "Profe Kookie".

En conclusión, extrañaba cada cosa de él.

Pobre Jeon que desconocía lo mucho que su alumno anhelaba escribirle, así fuera para decirle un simple "hola". No obstante, el joven de piel canela trataba de contenerse por cuestiones de orgullo, ya que su objetivo era que el proyecto fuera cien por ciento hecho por todos sus compañeros, sin necesidad de pedir ayuda a su docente. Lástima que a estas instancias la desesperación pesaba más.

Jimin tenía muy presente el estrés que sufría su amigo día a día, pero no se creía capaz de expresar los pensamientos que inundaban su cabeza.

"Si tan solo quisieras recostarte sobre mi hombro, que yo fuera tu apoyo...El único que pudiera calmar tu agobio".

Park yacía tan encerrado en su burbuja que nunca se dio cuenta cuando Taehyung desapareció de su campo visual con un destino dijo. En el preciso instante en el que el más bajito fue consciente de ello, un suspiro escapó de sus regordetes labios al suponer que sería el segundo al mando mientras tanto.

Lo único que deseaba era que sus compañeros no se lo comieran vivo en lo que el pelinegro volvía de quien sabe dónde.

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Minutos después, cuando Jungkook levantó la vista de su móvil, el alma le volvió al cuerpo al observar de reojo como el chico de sus sueños se acercaba a toda prisa hacia él.

¿De tanto desearlo se había cumplido? Parecía que sí.

—Buenas tardes, profe Kookie.

El castaño dejó su teléfono a un lado, agradeciendo internamente que la sala de profesores estuviera desierta para tener un momento tranquilo con Taehyung. Evitando que la situación se volviera incómoda si alguien más aparecía de improvisto.

—Tae, es un gusto verte por aquí—lo saludó con cortesía, mostrándole su tierna sonrisa de conejo—. Supuse que todo estaba yendo muy bien, que por esa razón no me buscaron antes para pedirme ayuda.

—Sí... Estos días estuvieron de maravilla, pero justo ahora se nos presentaron unas cuantas complicaciones.

Paso a paso se acercó lo más que pudo a su maestro, quedando justo frente suyo, mientras el susodicho lo analizaba con suma atención. Con un rostro que pretendía mantenerse estoico.

—Por esa razón estoy aquí, espero no ser una molestia.

El universitario se mostraba un tanto apenado, pero el joven de piel nívea tenía muy en claro restarle importancia al asunto para que no se sintiera mal con ello.

—Nunca lo eres, ni lo serás, Tae.

—Gracias profe, es muy tranquilizador viniendo de usted.

- Estoy aquí para ayudarte y perdón si tampoco tomé la precaución de preguntarles como estaban avanzando. No quería molestarlos, porque sé lo ocupados que se encuentran. Pero si tampoco lo hice es porque confío en el buen trabajo que estás haciendo como líder, sin contar el esfuerzo que tus compañeros deben estar poniendo para que salga bien.

—En serio aprecio la confianza.

Jungkook percibió un como las mejillas del menor se teñían de un tierno rojo que combinaba tan perfectamente con la sonrisa tímida que se adueñaba de su etéreo rostro.

Su corazón comenzó a latir más fuerte de lo normal ante la bella imagen. Tan intenso era que por un momento creyó el docente que Taehyung podría escucharlo con facilidad.

Aunque lo cierto es que no duró mucho al verse interrumpido por este.

¡Tierra llamando a Jungkook!

—Profe, profe...

—¿S-Sí?

—Quiero que por favor me explique cómo puedo programar al buscador para que esté vinculado con el internet con el fin de que extraiga la información que requiera de cualquier página disponible. Se podría decir que es la parte final del proyecto, es decir, lo más complicado dado el corto tiempo que tenemos.

El profesor contuvo el aliento al volver la realidad. Debía concentrarse en lo importante y dejar de tontear con cada cosa que su querido alumno hacía.

—Claro que sí, Tae. Tengo una manera sencilla de enseñarte para que se lo expliques a los demás y terminen pronto con eso.

—Eso es genial.

Luego de que el castaño se haya reprendido lo suficiente por su actitud, tomó su laptop, la encendió y se dispuso a buscar algunas cosas que le pudieran servir para lo que ambos requerían.

En serio era un idiota por pensar que el chico vino por otra razón que no fuera ser su guía para el proyecto.

No es como si quisiera verlo a él. Por algo recién lo buscó, ¿no?

Tal parecía que ni su ayuda necesitaba.

Por ese parte, el castaño no pudo evitar sentirse mal por lo que el susodicho le dijo. Si él no le había preguntado cómo les iba también se debía a que quería que Taehyung le escribiera, lo buscará o que simplemente acudiera a él en busca de respuestas. Importándole muy poco que la universidad les pidiera a los profesores que no se involucraran tanto en ese tipo de proyectos como si sus estudiantes fueran niños de escuela, en lugar de jóvenes adultos que estaban instruyéndose para una carrera profesional.

No es como que Jungkook no confiara en Taehyung o en sus habilidades, porque era obvio que lo hacía a ojos cerrados. No obstante, su parte egoísta sin querer salió a flote, provocando que se sintiera atado de manos por aquel tema.

El pelinegro se ubicó detrás del profesor, tan cerca que su pecho rozaba con el ajeno gracias a la posición. Un movimiento y podría acorralarlo contra el escritorio. La respiración de Kim impactaba cerca de la nuca del mayor al que se le erizaba la piel con un contacto tan mínimo como ese.

No obstante, por mucho que creyera que era el único afectado con la presencia ajena, el menor también estaba ansioso a pesar del semblante calmado que poseía.

Las fantasías subidas de tono que se desarrollaban en su cabeza no le ayudaban mucho. Esforzándose en no darles importancia o tendría un grave e incómodo problema en sus pantalones.

El profesor no perdió el tiempo al señalar algunas cosas que se mostraban en la pantalla, mientras el estudiante trataba de concentrarse en lo que le enseñaba para llenarse de los detalles que le servirían para resolver sus dudas.

Una pena que su mirada sin pretenderlo se desviaba hacia otro tipo de detalles mucho más interesantes, como la forma en la que los finos labios del castaño se movían ante la explicación que estaba brindando.

Esos ojitos preciosos de color chocolate tomaban un brillo muy especial cuando le explicaba un montón de técnicas que podrían facilitarte las cosas.

No cabía duda de que esta era la pasión y vocación de Jeon para el resto de su vida. Jungkook no se equivocó al escoger esta carrera ni mucho menos tomar el reto de ser profesor, pues así le agradecía al destino por recompensarlo dándole la oportunidad de conocer a este hombre tan dedicado en su trabajo.

Lo admiraba mucho.

Luego de un rato, Taehyung reverenciaba a su educador con mucho agradecimiento, por sacarlo de un terrible aprieto a último minuto.

Y de paso, tuvo el gusto de verlo después de tanto tiempo. Ya extrañaba esa cercanía tan singular y especial que ambos compartían.

—Gracias, profe. Me acaba de sacar de un problema muy grande. Ahora iré rápido a mi salón y les explicaré los detalles, porque ya nos estábamos volviendo locos.

El joven de cabellos negros rio al pensar que lo más probable era que sus compañeros entraran en pánico al notar que no estaba cerca, y lo más seguro era que Jimin tuviera que apaciguar las aguas para que no perdieran los nervios.

A veces se sentía muy culpable por casi siempre dejar a su amigo metido en esas situaciones, pero también admiraba que a pesar de todo siguiera estando a su lado. Apoyándolo, siendo tan leal como ningún otro. Ojalá algún día pudiera recompensarlo por cada cosa que ha hecho por él.

—No es nada, Tae. Si necesitas algo más ven a verme inmediatamente. No hay problema, sea lo que sea que necesites te ayudaré. Así sea una tontería, tienes mi número, no lo olvides, ¿sí?

Jungkook acortó la distancia, quedando a escasos centímetros del joven de piel canela. Muy seguro de que si seguía haciendo eso a Taehyung le iba a dar algo. Transmitiría tanta confianza que sentía que en algún momento la respiración le fallaría. Que tomara la iniciativa lo hacía ver más perfecto frente a sus ojos avellana.

El profesor tímido había desaparecido para dar paso a uno que desbordaba un aura de poder que lograría poner a cualquiera a sus pies, incluyéndolo obviamente.

—C-Claro—tartamudeó en el proceso y por acto reflejo se separó del mayor en un abrir y cerrar de ojos. Debía salir pronto de ahí o perdería la razón—. Bueno, profe Kookie, ya me voy. Que tenga un buen día.

—Adiós, Taehyung.

El menor salió del lugar sin dar vuelta atrás. ¿Qué rayos estaba pasando ahí?

Joder, cada día se le nublaba más el poco sentido común que le quedaba.

Pasar un rato con su maestro, por más corto que fuera, lo volvía un ser tan contradictorio. Al inicio se encontraba tan emocionado por visitarlo en la sala de profesores, porque pretendía mantener el control de la situación hasta el final, pero a último momento terminó huyendo al sentirse tan abrumado por ese lindo castaño.

Aunque ahora no tenía tiempo para pensar que sería lo correcto. Soltó un suspiro y decidido fue con dirección a su salón de clases. Porque en ese lugar se encontraba lo que era verdaderamente esencial.

Más tarde se dedicaría a ver que hacía con las sensaciones que el guapo docente le provocaba.

—Al fin terminamos. Excelente trabajo, chicos.

Los presentes ovacionaron con auténtica emoción ante la felicitación de su representante. Por fin terminaron y vale aclarar que lo hicieron a muy buen tiempo. Contaban con un proyecto decente con el que presentarse orgullosamente frente al resto de universidades.

Kim era el que más aliviado se encontraba, por lo que asentía a cada uno de los agradecimientos de sus compañeros, mientras los susodichos iban recogiendo sus cosas portando las más brillante sonrisas hasta despedirse y salir del recinto.

Jimin analizaba a su amigo embelesado al verlo tan contento con los satisfactorios resultados que consiguieron durante ese arduo día de trabajo. Porque por más que Park creyera que las cosas marcharían bien sin importar la situación y a pesar de que tuvo que tragarse sus celos, Jeon logró explicarle a Tae todo lo que debía hacer para disponer de instrucciones con las cuales pudieron guiarse.

—Solo falta avisarle a la profesora Byulyi.

Park llamó la atención del pelinegro con su comentario.

—Sí. Vamos, Jiminnie.

El joven de tez canela agarró de la mano, sobresaltándolo por el repentino contacto. Como pudo, Jimin se colocó su mochila en el hombro, mientras era arrastrado por su amigo hacia el pasillo con un Taehyung muy entusiasmo.

Para suerte del par de estudiantes, encontraron a la fémina muy cerca del lugar donde estaban, por lo que se acercaron lo más rápido que sus pies le permitieron antes de perderla de vista.

—¡Profesora Byul! ¡Le traemos muy buenas noticias!

—Hola Taehyung, Jimin... ¿es sobre el proyecto?

—Sí, ya lo terminamos.

Jimin informó con una sonrisa a su maestra que yacía intrigada por su respuesta.

—Perfecto, chicos. Ya me pasaré a felicitarlos luego. Ahora concéntrense en impresionar a los presentes el día del evento. Recuerden que la fecha está cerca.

—Por supuesto profesora, no lo olvidamos—Taehyung expresó contento por la aprobación de su tutora—. Solo era eso, nos prepararemos de la mejor manera así que no se preocupe.

—Sé que lo harán, chicos.

—Bueno, nosotros ya nos retiramos y dejamos de quitarle el tiempo.

Jimin hizo una reverencia llena de respeto por la mayor, mientras su amigo imitaba su acción.

—No se preocupe, vayan con cuidado.

—Adiós, maestra.

Los amigos se despidieron al unísono, siguiendo su camino mientras se sumergían en una charla trivial.

—Hasta mañana.

"Jungkook, si logras superar las dificultades que te traerá mantener una relación con tu alumno, no cabe duda de que conseguirás a una persona igual de dedicada y responsable a tu lado, porque son tal para cual".

La mujer sonrió ante ese pensamiento, retirándose hacia la sala de maestros. Ansiando en silencio el día del gran evento.

¿Qué sorpresas les traería?

Cuando se llevará a cabo lo descubrirían.

Continuará...

Disfruten el maratón que hice con mucho amor. Gracias por leer, les adoro.  

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