*+:。.。Capítulo 30-Final。.。:+*
Taehyung poco a poco abrió los ojos gracias a la molesta luz que se colaba por las cortinas de su habitación. Se incorporó hasta quedar sentando para estirar sus rígidas extremidades, pero al desviar su mirada a lado contrario vacío de su cama, se asustó al no ver a Jungkook ahí. No podía ser un sueño lo de la noche anterior, porque él era la clara prueba de lo sucedido, ya que todavía sentía los estragos de la experiencia tan fantástica que tuvo hace unas horas. Sin embargo, fue inevitable que el miedo lo agobiara.
¿Acaso Jungkook se fue sin despedirse después de eso?
Justo cuando quiso ponerse de pie para ir en su búsqueda en lugar de crear escenarios desastrosos en su cabeza, el azabache ingresó por la puerta con una bandeja en la que llevaba su desayuno, portando únicamente su ropa interior.
—Ohh, estás despierto, Tae. ¿Cómo amaneciste? —cuestionó con esa radiante sonrisa que le recordaba a un conejito.
—Jungkookie...
Importándole muy poco estar desnudo, o la leve incomodidad que su parte trasera sufría, Kim se incorporó para abrazar al azabache. Jeon dejó a un lado la bandeja repleta de alimentos para recibirlo con gusto entre sus brazos, tratando de ignorar que ese castaño que lo convertía en un mocoso hormonal seguía luciendo tal cual cómo llegó al mundo.
—Pensé que me habías dejado otra vez.
—Creo que no te quedó claro, pero eso no lo haré nunca jamás. Te amo tanto y que tú me correspondas, me hace querer ser un egoísta y no desear compartirte con nadie más.
—Entonces, estamos en iguales condiciones, conejito—le sonrió, poniendo sus labios en forma de piquito, esperando un beso que no demoró en recibir.
—¿Seré tu conejito? —Taehyung asintió con felicidad, al ver que el mote cariñoso que eligió para Jungkook fue del agrado del mismo—. Entonces tú serás el osito al que le tendré que dar muchos mimos.
—Me gusta el apodo, pero no creas que no puedo ser el tigre que cace al tierno conejito.
—Ya lo veremos—lo retó con cierto toque de diversión.
Antes de que Taehyung pudiera replicar, Jeon lo sometió a una sesión de cosquillas que lo hizo estallar en risas hasta que ambos se dejaron caer sobre la desordenada cama. La pareja se acariciaba con parsimonia y dedicación, provocándose suspiros a tal punto de que su libido hiciera acto de presencia.
—Antes de cualquier cosa, deberíamos desayunar para reponer nuestras energías perdidas, mi osito tigre— sugirió, sintiendo como una mano traviesa apretaba una de sus nalgas—. No creas que no me doy cuenta de tus intenciones, eres demasiado obvio.
—Esa era la idea, cariño. Me agrada que te dieras cuenta—dio un azote, provocando que el su acompañante se sonrojara por su atrevimiento—. Pero tienes tanta razón, mi estómago necesita de alimento para continuar con lo de anoche.
—Con que eres un insaciable—rio bajito—Debí suponerlo, siempre me pareciste un desvergonzado cuando me coqueteabas sin importarte nada.
—Solo porque se trata de ti, contigo desde el inicio me nació ser así—canturrió y ambos unieron sus labios en un beso corto—. No sabes cuantas ganas tengo de ver al conejito saltando sobre mí.
—¡Por dios, Tae! —le propinó un suave golpe en el pecho, desviando la mirada—. No es momento para que me hables sucio, comamos mejor.
Jungkook se levantó con la única intención de pasarle el desayuno a Taehyung, quien estaba cómodamente recostado en el colchón, riéndose a carcajadas por la expresión avergonzada que su azabache le regaló. Los enamorados no tardaron en devorarse las tostadas con mermelada de fresa y las salchichas fritas con huevos revueltos, que eran acompañadas por un delicioso jugo de naranja recién exprimida.
Los minutos se pasaron volando, mientras conversaban de cosas banales hasta que Jeon se atrevió a preguntarle a su acompañante qué fue lo que había sucedido para que acabaran de ese modo. El castaño le contó con lujo de detalles la situación, provocando que se maldijera para sus adentros por ser tan crédulo e inseguro, también por dejarse influenciar por Seokjin como para asegurar que Kim lo traicionó de la misma manera en la que lo hizo Yugyeom.
—Ya, Kookie. Lo hecho, hecho está, no lo podemos cambiar—razonó, acariciando la mandíbula ajena con ternura—. Ahora lo único que somos capaces de hacer es continuar juntos gracias a la oportunidad de una en un millón que se nos presentó.
—Lo sé, pero créeme que me siento fatal. Pudimos evitarnos todo esto, Tae.
—Sí, pero si lo pensamos con cabeza fría, tal vez no era nuestro momento—confesó, obligándole a que lo mirara directo a los ojos—. Confió en que estos años fueron productivos para los dos en todo sentido, logrando un crecimiento personal que no hubiéramos conseguido en ese entonces, porque ambos debíamos trabajar en varias cosas. Así que veámosle el lado bueno y dejemos esta mierda atrás, ¿sí?
—Bien, quizá tengas razón. Ir al psicólogo fue de las mejores decisiones que pude tomar, porque pude sanar varias heridas que seguían molestándome—este detalle en particular, emocionó mucho a Kim—. También gracias a esta conversación recordé lo sabio que podías ser cuando te lo proponías, Taehyungie—lo besó en los labios, atrayéndolo a su cuerpo para colgarse en el cuello ajeno—. ¿En qué estábamos antes de tan rico desayuno?
Taehyung fingió pensárselo por un momento antes de molestarlo—. Creo que el insaciable termino siendo otro...
—Puede ser, puede ser—besó su nariz con rapidez, mostrándole una sonrisa coqueta después del lindo gesto—. Antes de eso, ¿puedo preguntarte algo?
—Claro, hasta la pregunta ofende, conejito.
—Kim Taehyung, después de la terrible experiencia que vivimos a causa de las mentiras, estoy seguro de que la noche de ayer sentiste todo mi amor. Así que, ¿quiero saber si me concedes el honor de ser tu novio?
—Claro que sí, cariño—asintió con efusividad—. Si no me lo pedías tú, lo haría yo sin dudar. Te estabas tardando mucho y ya me estaba exasperando—dramatizó, haciéndose el ofendido a lo que Jungkook soltó unas cuantas risas.
—¿Cómo qué me tarde?
—Te lo iba a pedir anoche, aunque si te soy sincero, pensaba hacerlo ese día—con sus dedos hizo comillas al mencionar esas dos últimas palabras.
Jungkook asintió con entendimiento, le fue sencillo suponer a qué se refería.
—Yo igual lo iba a hacer ese día, porque la idea la tenía desde la fiesta, pero bueno, ya ves lo que nos sucedió. Y vale recalcar que ayer nos olvidamos de todo por una buena razón.
Lo miró con lascivia y el castaño se ruborizó por el recuerdo.
—E-Es verdad, estuvimos tan distraídos y entretenidos.
—Ay, eres un caso, Tae.
¿Cómo era posible que después de lo que hicieron y lo que le dijo antes del desayuno se pusiera tímido? Algo le decía que eso sucedía solo cuando lo agarraba desprevenido. Le encantaba y disfrutaría de ponerlo nervioso como él siempre hacía.
—Sí, pero así me amas—musitó con seguridad, tratando de calmarse para ocultar la repentina timidez que lo invadió. Pero sabía que era normal sentirse así, porque ese era el efecto Jeon Jungkook. Y no podía hacer nada contra eso, solo vivir con ello.
—Por supuesto, nunca diría lo contrario—se fundieron en otro beso, en el que Taehyung aprovechó a tumbar a Jungkook en la cama.
Un suspiro se escapó de sus labios rojizos al sentir la boca del menor en su cuello, marcando cada zona de su lechosa dermis, mientras estimulaba sus pezones hasta que se pusieran erectos por la incesante estimulación.
El azabache sintió que perdió la capacidad de respirar cuando el camino de besos descendió a su abdomen trabajado, que no demoró en ser delineado por una traviesa lengua que devoraba como si fuera una barra de chocolate.
Unas grandes manos yacían afianzadas a su cadera, gracias a la posición en la que se encontraban, donde Taehyung estaba ubicado en medio de los gruesos muslos que Jungkook abrió para su disfrute.
El castaño dio una lamida sobre la tela del bóxer que su novio portaba, la cual poco a poco se empapaba gracias a la excitación que comenzaba a despertar una dura erección.
—Ayer no tuve tiempo de probarte de esta manera, ¿me dejas? —dejó un apretón en aquel bulto, portando una sonrisa maliciosa en sus labios.
—No preguntes, tienes mi permiso para lo que sea.
—Es maravilloso saberlo, porque así me sentiré confiado para no contenerme contigo.
(Parte vkook +18, si no les gusta, pueden saltarlo sin problema. Muchas gracias.)
La mirada profunda de Taehyung, provocó una corriente de electricidad en la columna vertebral de Jungkook, quien se sentía como una presa indefensa a punto de ser devorada por un depredador experto. Pero no le molestaba en lo más mínimo, él se dejaría tratar como fuera por ese hombre que robó su corazón a punta de coqueteos.
Acto seguido, el joven de piel canela bajó la ropa interior de un solo tirón. Para su suerte, él seguía en plena desnudez, por lo que no tendría que ni siquiera preocuparse en quitarse una última prenda. Antes de desayunar como tal, la pareja se limpió y cambió las sábanas lo más rápido posible, importándoles poco que quedara desordenado, pues, de todas formas, las desarreglarían con las próximas rondas que tendrían.
—Pareces desesperado, déjame ayudarte con esto, conejito.
Su falo fue envuelto por la diestra del castaño para ser masturbado con destreza, de arriba hacia abajo con una lentitud tortuoso, mientras se inclinaba para pasar su sinhueso por el glande rojizo cubierto de líquido preseminal.
Un ronco gemido inundó la habitación cuando el menor metió a su cavidad bucal el miembro de piel nívea, que por reflejo apretaba con sus manos las sábanas bajo su cuerpo. Esa felación era tan satisfactoria, por lo que no deseaba contener cada uno de los sonidos y reacciones que le provocaba aquel sitio naturalmente húmedo.
Kim se separó lo suficiente para deleitarse con las vistas de su pareja que jadeaba sin parar, tan destruido por sus caricias y lamidas, que iban desde la base a la punta, dando especial atención a sus testículos. No cabía duda que quería ver esto cada día de su vida de ser posible.
Un movimiento de caderas por parte de Jeon dio inicio en el instante en que su novio le regaló unas palmaditas como señal para que le jodiera la boca como se le antojara. Ni corto ni perezoso, embistió con rudeza, llegando a una profundidad envidiable para cualquiera que alguna vez hubiera practicado un oral.
Tan buena era la sensación que lo tenía temblando sobre el colchón, que el azabache ni siquiera fue consciente del poco autocontrol que tuvo cuando se corrió en un orgasmo que lo dejó sin aliento.
Fue sorpresivo para Taehyung, pero no se privó de recibir cada gota de la semilla del mayor. Se relamió los labios con lascivia, sabiendo de sobra que podría aprovecharse de la situación, porque cuando quería ser demandante, nadie era capaz de detenerlo y contar con la autorización de su enamorado, lo animaba mucho más.
—E-Eso fue fantástico—halagó Jungkook, tratando de disimular que seguía recuperándose de esa experiencia tan arrasadora.
Al no obtener respuesta, levantó su rostro para conectar miradas, encontrándose con unos ojos filosos y retadores.
—¿Qué sucede, Tae?
—No te di permiso para que te corrieras.
—Lo siento. Lamento si te incomodé, Tae—se disculpó, angustiándose a tal punto de que la calentura casi se desvaneció.
—Oh, bebé, no fue molestia en lo absoluto, pero tendrás que asumir la responsabilidad de esto.
En cuestión de segundos, fue volteado boca abajo de tal forma que su trasero quedó elevado ante el castaño, quien no perdió la oportunidad de posicionarse detrás suyo para rozar su miembro con esa zona tan privada e inexplorada.
Fingiendo falsos embistes, el azabache enterró su rostro en la almohada por inercia al creer que estaba siendo exageradamente ruidoso, pero al sentir un jalón en su cabello, comprendió que eso no era lo que su pareja quería.
—No me prives de escucharte, Jungkookie. Este es un vecindario tranquilo, nadie se quejará de tus dulces gemidos. Al contrario, serían bendecidos, pero como soy tan precavido, me aseguré de conseguir un departamento insonorizado cuando me volví independiente.
—Tae, que...
—No sabes las veces que soñé con esto, así que puedes gritar todo lo que quieras, porque solo yo seré capaz de escucharte.
Y así fue, Jeon dejó de contenerse, mientras era preparado por su amado con dedicación. Unos dedos cubiertos de lubricante se abrieron paso en su apretada entrada, hurgando hasta el fondo en esa cavidad que pronto envolvería su falo despierto y necesitado con su calidez y humedad.
Intercalando movimientos circulares y de tijeras, tres dedos fueron suficientes para dilatar el anillo de músculos que no demoró en ser llenado de una sola estocada.
—Tan apretado, cuidado me partas en dos—le advirtió con una voz ronca que le erizó cada vello de su piel. A estas instancias, Kim sabía perfectamente cómo provocarlo sin hacer la gran cosa—. Todavía necesito que me montes, conejito.
Como pudo, el azabache le dio la razón antes de ser embestido con facilidad, moviéndose suave al inicio, hasta que la pelvis ajena chocaba sin piedad contra su trasero. El sonido obsceno de su unión, los gruñidos roncos y gemidos melodiosos eran música para los oídos de ambos durante esos minutos que les supieron a gloria.
Porque antes de que los dos explotaran en un exquisito clímax, Taehyung salió de Jungkook para acomodarlo sobre su entrepierna orgullosamente erguida.
—Mételo y salta, mi vida.
El azabache obedeció gustoso, porque estaba amando ser dominado por ese hombre que supo demostrarle que sus palabras eran ciertas. Pues en menos de un día fue capaz de ser un osito deseoso de sus mimos y un tigre dispuesto a devorarlo en la intimidad.
Se empaló a sí mismo luego de alinear el grueso falo en su entrada, gozoso de sentirlo alcanzar su próstata. Le dio unos buenos sentones al conseguir sostenerse con firmeza de los hombros ajenos, mientras era besado a lo largo de su pecho y clavículas, que pronto serían decoradas con marcas que se tornarían violáceas.
Sus pieles se perlaron por el sudor ante las altas temperaturas a causa de la pasión por el encuentro que estaban teniendo.
—¡Mmmh, maldición! Ya no puedo...
—Estoy cerca, corrámonos juntos—rogó el castaño, ayudando al joven a impulsarse con más fuerza sobre su entrepierna.
Unas cuantas penetraciones más bastaron para que la pareja tocara el cielo gracias al clímax que los azotó y los dejó flotando en una nube en la que no existía nadie más que ellos dos y su precioso amor. Se regalaron unas palabras cariñosas antes de que Jungkook se acurrucara el pecho acanelado de Taehyung, sin querer que este rompiera su conexión por al menos unos minutos más, mientras le permitía que le acariciara el cabello con ternura.
Sus respiraciones agitadas y corazones alterados se acompasaron al descansar en los brazos del otro, compartiendo uno que otro beso, en el que seguían profesándose sus sentimientos.
Sabiendo de sobra que de ahora en adelante siempre estarían juntos y no serían tan ambiciosos como para pedir algo más, porque eso era lo único que les faltó durante esos años para ser totalmente felices.
Y ninguno de los dos lo cambiaría por nada del mundo.
Yeonjun quería morderse las uñas de la preocupación, porque su querido tío no le respondía el mensaje que le dejó pasadas las once de la noche en un ataque de curiosidad. El universitario era consciente de que le dijo a Taehyung que lo esperaría luego de su cita, pero terminó yéndose de su hogar a media película al pensar que lo mejor sería dejarlo descansar por esa tarde llena de emociones.
La angustia que experimentaba en esos momentos era increíble, pues no acostumbraba a no tener noticias de Kim pasadas una buena cantidad de horas. Sin embargo, decidió distraerse en su móvil para disipar un poco esa sensación en su corazón.
—Esperen un segundo... ¡¿Qué demonios?!
Grande fue su sorpresa al ser testigo de una foto nueva subida desde la cuenta de Taehyung. En la misma se veía a Jungkook y a él en la cama abrazados, luciendo tan domésticos, con una descripción que decía: nunca más me separaré de ti, novio.
No se lo pensó dos veces antes de contestarle con muchos signos de interrogación, recibiendo al instante una respuesta tan tonta como: larga historia, Junnie, que iba acompañada de un emoji de una carita angelical.
Necesitaba que se lo contara ya o estaría intranquilo hasta que lo viera cara a cara. Por eso, no dudo en hacérselo saber. Y por más que Taehyung le llamó intenso, supo que no era el único, porque eso ya era de familia y el susodicho no se lo podía negar.
En menos de un minuto, su tío le dio el visto bueno para que le escribiera mediante KakaoTalk para informarle acerca de sus vivencias en las últimas horas.
Cuando se enteró de todo, Yeonjun podía asegurar que tenía sentimientos encontrados. Por una parte, estaba pletórico por la felicidad de Taehyung y enojado por las acciones egoístas de Jimin, las cuales omitió cuando le pidió su ayuda.
No pensaba ignorar esa información, por lo que no demoró en escribirle al susodicho para que le diera las explicaciones pertinentes. Solo así, sabría cómo manejar esa parte tan contradictoria de sus emociones.
Justo ahora lo que más deseaba era felicidad para esa pareja que tanto tiempo tuvo que estar separada sin poder amarse como merecían.
Porque desde ese instante, le pediría al cielo que nada ni nadie interviniera en su felicidad.
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Yeonjun tomó aire por la boca, buscando calmarse antes de mandar al carajo a Jimin. Quería darle el beneficio de la duda y que se lo explicara él mismo. El chico no era ninguna deidad como para juzgar las acciones ajenas, pero enterarse de la boca de su tío lo sucedido, le causó mucha rabia.
Taehyung era su tío protegido, uno de sus mejores amigos, el hermano que la vida no le dio. Por ese motivo, cualquier persona que le hiciera daño, le caería mal de forma automática. Sin embargo, ese hyung también tenía un pedacito de su corazón, pues siempre se comportó genial con él.
Por lo que estaba esperanzado en no decepcionarse cuando la conversación de mensajes de texto entre los dos iniciara. Porque Taehyung podría ser el más comprensivo del mundo, pero él era más reacio a perdonar a menos que fuera testigo de un verdadero arrepentimiento y acciones que complementaran aquello, aunque eso ya dependería únicamente del susodicho.
Hoy a las 4:00 PM
Yo:
Hyung, vamos a hablar. Tengo mucho que decirte.
Jimin hyung:
Hola, Junnie.
Supongo que Tae ya te contó toda la verdad, ¿no?
Yo:
Por supuesto que lo hizo y me siento muy decepcionado de ti.
Te lo pregunté directamente en su momento, pero preferiste callarte.
¿Sabes? Yo no soy de las personas que se creen santo como para criticar al resto, porque cada uno tiene su propia verdad. Pero en este caso, me has impresionado de mala manera.
Esa manera de actuar no fue la correcta, pero quiero confiar en la idea de que eras un mocoso encaprichado que pensaba que tenía el derecho de hacer y deshacer en la vida de mi tío solo porque era tu mejor amigo.
Y por eso creíste que le estabas haciendo un favor al alejarlo de la persona que le gustaba para evitar lo que le sucedió a la señora Park.
No obstante, debiste meterte en la cabeza que eran personas distintas en circunstancias completamente diferentes.
Pudiste advertirle, aconsejarlo sin ponerte a la defensiva, porque es casi imposible hablar de forma normal con alguien que está muy enamorado, pues no ven más allá de su sentimiento. Con todo respeto, la jodiste en grande como para que, gracias a tu actitud, Tae no quisiera contarte nada de lo que sucedía cuando tú no estabas al pendiente.
Lo malo es que no se puede cambiar el pasado, pero si el futuro. Y supongo que debes estar tiranuelo al saber que ya se han arreglado por el último tweet que mi tío publicó. Aunque pensándolo bien, Tae no es el único que merece tus disculpas, porque también deberías pedírselas a él.
Sería una buena manera de redimirte.
Porque estoy seguro de que van a seguir juntos por mucho tiempo, porque el profe ya le pidió que fuera su novio oficial, así que si quieres mantener la amistad con mi tío cuando este te perdone (porque te quiere tanto como para no hacerlo), ya deberías haber arreglado cualquier problema con su pareja.
De todo corazón, espero que seas inteligente y no desperdicies esta oportunidad para demostrar que has cambiado.
Jimin hyung:
Wow, Junnie. Resultaste ser muy maduro, mucho más que yo cuando tenía tu edad.
Créeme que tomaré muy en cuenta tus palabras.
Yo:
Gracias por el halago, hyung. Me lo dicen mucho y me alegra saber que tomaras en cuenta lo que te dije.
Jimin hyung:
Claro que sí, porque con esto solo me demuestras que Soobinnie estará muy bien cuidado por ti. Eres un gran chico, Yeonjun.
Yo:
Esa fue una declaración sorpresiva, pero lo haré lo mejor que pueda.
Lo quiero mucho.
Jimin hyung:
Lo sé, y eso me deja muy tranquilo.
Pero sin desviarnos más del tema, te doy la absoluta razón en lo que me dijiste.
Me equivoqué de la peor forma posible, por lo que casi termino perdiendo a Tae.
Y no te preocupes, cuando tenga tiempo, haré lo posible para ir a Seúl y disculparme personalmente con ambos.
Yo:
Bien, Jimin hyung. Me alegra leer que quieres arreglar las cosas con ellos.
Jimin hyung:
Gracias por ayudarme, Junnie.
Yo:
No hay de qué, al final esto le garantizó una gran felicidad a mi tío justo como sospeché, así que no me arrepiento de nada.
Y también gracias por lo de Soobin, fueron palabras reconfortantes. Si me da la oportunidad, trataré de siempre hacer lo correcto con él.
Jimin hyung:
Confió en que no harás una tontería como yo, así que te mando los mejores ánimos.
¡Fighting!
Después de esa charla, Yeonjun se sintió más en paz con la situación y más seguro con la idea de que su hyung arreglaría ese lío en el que se metió desde hace años atrás. Por otra parte, Jimin estaba más tranquilo al haberse deshecho de otro peso que molestaba sobre sus hombros.
Comprobando en carne propia que era verdad ese dicho que decía que las mentiras tenían patas cortas, porque por más que se quisiera ocultar algo, a la larga todo se sabe.
Por eso, se prometió que las mentiras nunca más formarían parte de su vida, porque ya aprendió la lección y experimentó el peor sentimiento que era temer perder a alguien tan importante para él.
Jungkook se incorporó de la cómoda cama al aburrirse de mirar las notificaciones de su móvil, decidido a ir hasta la cocina, en la que su novio se encontraba desde hace minutos atrás. El simple hecho de que esa palabra hiciera referencia a Taehyung le parecía lo más encantador del mundo.
Cuando lo observó tarareando una melodía de una balada que sonaba en la radio, se le acercó por detrás para abrazarle con cariño.
—No ha pasado ni un día desde que somos novios, pero parece que tu nuevo pasatiempo es abrazarme de esta manera—expresó el castaño con diversión, mientras dejaba la vajilla que utilizó y limpió en su repisa respectiva de la alacena.
—No te voy a negar que es lo que más me encanta, cariño. Porque al entrelazar mis brazos en tu cuerpo, pegándote a mi pecho, siento como si nuestros corazones se besaran a escondidas—susurró cerca de su oído, provocando que a su pareja se le erizara la piel.
—Me vas a matar con las cosas tan bonitas que me dices, Jeon Jungkook—rio enternecido, esperando que el mayor le diera la vuelta para que hicieran contacto visual.
—Pues te tendrás que acostumbrar, TaeTae. Tú sacas a flote mi lado más romántico.
—Bien, estamos en igual de condiciones, precioso. Entonces, ¿cuál es la recompensa que me mencionaste para que puedas ir con tranquilidad a la casa de tus hyungs? —preguntó con curiosidad para evitar que él mismo le pidiera que se quedara por un rato más.
Antes de que Taehyung saliera de su habitación para lavar la vajilla sucia del desayuno preparado por Jungkook, este le dijo que debería ir con Namjoon y Seokjin para que no le diera más preocupaciones al haberse escapado a escondidas de su hogar, pero el susodicho prefirió hacerse el desentendido, asegurando que cuando se levantara, le pediría una recompensa para marcharse de ahí sin remordimientos.
Esta era una prueba más de lo mimado que Jeon podía ser, al castaño ya no le quedaba ninguna duda de eso.
—Quiero esto—aseguró, aprisionándolo contra el mesón para darle un beso necesitado, en el cual sus lenguas se volvieron a encontrar para comenzar a acariciarse con parsimonia, mientras el menor pasaba sus brazos por la cadera del azabache, dedicándose a darle tiernas caricias en su espalda baja.
Cuando se separaron por un poco de aire para sus pulmones necesitados, ambos se observaron con complicidad hasta reírse de pura satisfacción.
—Se me van a desgastar los labios si sigues así.
—Perdóname, pero creo que descubrí mi nueva adicción, Tae—expresó con seguridad, mientras delineaba esos bonitos labios hinchados y rojizos con sus dedos—. Me encanta besarte y que me beses.
—Tan lindo—suspiró enamorado—. Te prometo que cuando vuelvas a mi lado, haremos lo que tú quieras. Estoy dispuesto a cumplir cualquiera de tus caprichos, Jungkookie.
—Después de conversar con mis hyungs, lo que más deseo es presentártelos. Porque no quiero perder más el tiempo contigo.
—¿Crees que sea prudente? Deben estar con los nervios de punta, porque ni siquiera te has comunicado con ellos desde que te desapareciste de su casa.
—Tú quédate tranquilo, yo estaré nervioso—le sonrió, acariciando una de las mejillas de pan de su pareja.
—Perfecto, de ser así, esperaré tu mensaje.
El azabache asintió con la cabeza estando de acuerdo con esa propuesta, recibiendo un beso en la frente por parte de su amado antes de salir del hogar de este.
Luego de la sesión de sexo mañanera, Jungkook se puso de pie para tomar una ducha junto a Taehyung, en la que se demoraron más de una hora por el exceso de mimos y caricias entre ellos, para después vestirse con unas prendas holgadas que su lindo osito tigre le prestó, las cuales vale resaltar le quedaban a la perfección.
El castaño le dijo que siguiera recostado un rato más, mientras se iba a lavar los trastes, pidiéndole que al menos le dejara hacer eso por él, después de que le insistiera con que quería acompañarlo, pero que le diera tiempo para recuperarse de la pereza que le daba levantarse de la comodidad del mullido colchón y el calor del abrigado edredón.
Sin embargo, Taehyung le explicó que no debía preocuparse, porque quería aprovechar ese tiempo para hablar con su insistente y querido sobrino, Yeonjun.
Jungkook no le pudo refutar nada, así que se puso a descansar, hasta que se acordó de que no había revisado su teléfono desde ayer. Lo tomó del suelo, porque literalmente el dispositivo estaba enterrado entre las piezas de ropa regadas a causa de la intensa noche anterior. Con la poca batería que poseía, visualizó las varias notificaciones de mensajes y llamadas perdidas de sus hyungs.
Se golpeó la frente y justo en ese momento el castaño paso por ahí, preguntándole que le sucedía para que tuviera ese semblante angustiado. Se lo explicó lo mejor que pudo y este le dijo que debería arreglar lo que tuviera pendiente lo más pronto posible. De solo pensar lo que se le vendría, el azabache sintió más ganas de que la cama tomara vida propia y no lo dejara ir, pero sabía que Kim tenía razón, por ese motivo le haría caso sin pensárselo tanto.
Cuando ya estuvo al exterior de la casa de la pareja, observó su reloj de muñeca que marcaba las casi doce del mediodía, riendo para sus adentros al comprobar que sí se demoró en llegar desde el departamento de su novio. Inhaló con fuerza, dándose valentía antes de tocar el timbre, hasta que, al poco tiempo, vio cómo abrían la puerta y lo jalaban al interior de la misma.
—¡¿Dónde carajos te metiste, Jungkook?! Estuve a punto de llamar a la policía, pero no sabía cómo explicar que te desapareciste de la nada.
Seokjin le reclamaba, mientras lo zarandeaba de un lado al otro, como si eso le garantizara que le diera las respuestas que quería escuchar.
—Ya, Jinnie, déjalo o lo vas a marear—pidió Namjoon, poniendo una mano sobre el hombro de su pareja para calmarlo.
—Y permítele explicarse, hyung.
Hoseok se acercó a la pareja y al chico que recién daba señales de vida, luego de haber estado alejado de ellos al estar llamando a otros contactos que tenían en común con el azabache para dar con su paradero.
—Tranquilos, y primeramente déjenme saludarlos—Jungkook se zafó de su hyung para abrazarlo con fuerza, provocando que el resto de sus amigos se uniera poco después.
—¿Y esto? —inquirió Seokjin con duda—. Estás rebosante de felicidad, así que supongo que algo bueno paso, Koo.
—Por supuesto que sí, Jin hyung, y por esa misma razón quiero que me escuchen con mucha atención.
Los presentes lo observaron con curiosidad, asintiendo en ese preciso instante para incitarle a hablar de una vez por todas.
Lo cierto era que la pareja se asustó muchísimo cuando fueron a buscar a su dongsaeng en su improvisada habitación, descubriendo su desaparición. Ni siquiera habían notado el momento en que se escabulló y salió de su hogar, por lo que la preocupación los azotó en cuestión de segundos. Además de la culpabilidad de Seokjin al creer que perdió la oportunidad de disculparse con Jungkook.
Después de dejarle un montón de llamadas y mensajes en la bandeja de entrada de su móvil, rindiéndose al no obtener respuesta alguna. Por eso, decidieron marcar a Hoseok para que les ayudara también, pero al tampoco conseguir solución, estuvieron a punto de tomar medidas más drásticas.
O eso fue lo que pensaron que harían hasta que el timbre sonó y para tranquilidad de todos, Jungkook estaba sano y salvo.
Nadie podía culpar a Seokjin por seguir manteniendo su faceta de buen hermano mayor con el azabache, pero con la diferencia de que ahora sentía que aprendió la lección y era capaz de asumir sus errores como para disculparse.
Cuando Jungkook comenzó con su relato, todos quedaron sorprendidos, pero el mayor quedó anonadado, con más razón le debía pedir perdón.
Y así fue como lo hizo.
—Jungkookie, lo siento tanto. No me di cuenta de que en lugar de cuidarte terminé dañándote de la peor manera—sollozó luego de procesar la información recibida.
—Hyung, no te preocupes—dijo, dando palmaditas en la espalda de Seokjin bajo la mirada comprensiva de Namjoon y Hoseok—. Lo único que deseo es que conozcan al amor de mi vida y lo hagan sentir como en casa.
—Claro que sí—musitó Seokjin, a lo que Jungkook le mostró su brillante sonrisa, para luego separarse del grupo y llamar a su novio para que viniera.
Media hora más tarde, Taehyung se encontraba hecho un manojo de nervios por conocer a esas personas que era tan importantes para su conejito. Sin embargo, se sorprendió de la calidez que lo rodeó cuando puso un pie dentro de esa casa, siendo aceptados con los brazos abiertos por los amigos de Jungkook.
Sin contar lo mucho que empatizó con el hyung mayor del grupo, quien era él que más temor le causaba al creer que podía ser rechazado, ya que su novio le contó muchas cosas del pasado que lo angustiaron en ese aspecto.
Seokjin lo hizo sentirse muy especial después de disculparse sinceramente con él, afirmando lo feliz que era de que, a pesar de los obstáculos, Jungkook y él pudieran cruzar sus caminos una vez más, esperando que esta vez fuera para siempre.
Taehyung, sin querer se ganó otro hogar en el que refugiarse, uno por el cual estaba tan agradecido y que juraba atesorar con el corazón, al igual que el romance que por fin florecía con su antiguo profesor de universidad.
Pasadas unas horas, la pareja volvió al departamento de Kim, separándose de forma momentánea porque Jungkook se había adelantado a la habitación a arreglar sus pocas cosas, mientras Taehyung se disponía a dar cierre a un asunto personal que seguía en el aire y que no se permitiría dañara la relación con su novio por algún malentendido.
Hoy a las 7:00 PM
Yo:
Hola, Bogumie.
Bogumie:
TaeTae, ¿a qué debo esta grata sorpresa? Hace rato que no me escribías, aunque yo también he estado muy ocupado.
Yo:
Oh, lo siento. Antes de cualquier cosa, yo también me he comportado como un mal amigo que no les escribe seguido a sus buenos amigos.
Supongo que podría culpar al hecho de que la vida de adulto es muy agotadora y te quita demasiado tiempo. Las cosas no son como cuando estábamos en la universidad.
Bogumie:
Claro, en eso te doy la razón.
Pero debe existir un motivo de peso para esto, ¿no?
Solo suéltalo, estoy listo.
Yo:
¿Eh?
Oh, cierto. ¿Lo viste?...
Bogumie:
Pues nuestro grupo ya está enterado gracias a esa foto, así que no te sorprendas si encuentras muchos mensajes exigiendo respuestas.
Nunca borraste esa publicación como solías hacer con la mayoría de cosas que publicabas por ahí en el pasado. Eras tan rápido eliminándolas que nadie alcanzaba a leerlas.
Yo:
Supongo que la emoción me ganó.
Lo siento tanto, Bogumie.
Eres un gran amigo, pero solo eso. Lamento mucho si llegué a confundirte de alguna manera, sobre todo en estos últimos meses en los que salíamos con más frecuencia. Fui un sensible que te dio entrada a pesar de saber de tus sentimientos, pero aun si no me crees, en serio traté de quererte con la misma intensidad y reciprocidad con la que tú lo hacías.
Bogumie:
No te disculpes, Tae. Yo ya me había hecho al dolor, te juro que te entiendo.
En el corazón no se puede mandar, lo único que me deja tranquilo es que seguiré siendo tu amigo.
Te deseo lo mejor con tu pareja, si él te hace feliz, yo estoy satisfecho con eso.
Yo:
Gracias, Bogumie. Espero de todo corazón que tú también encuentres a alguien especial, porque eres un gran chico.
Bogumie:
Esperaré pacientemente. Gracias, Taehyungie.
Yo:
Ya verás que sí. Mereces todo lo bueno.
Taehyung dejó a un lado su celular, luego de comprobar que lo dicho por Bogum era cierto, pues sus amigas ya le habían enviado varios mensajes para que les contara más acerca de la buena nueva. Sonrió sin contenerse por la gracia que le causaba lo chismosas que a veces podían ser, pero más tarde se concentraría en resolver con lujo de detalles cada una de sus dudas, justo como el caso lo ameritaba.
En ese preciso instante, Jungkook llegó a su lado, rodeando su cintura con un brazo, mientras acomodaba su rostro en su pecho.
—¿Qué te parecieron mis hyungs y Hobi? —preguntó con una brillante sonrisa, levantando su cabeza para iniciar contacto visual con Taehyung.
—Son personas geniales, me agradaron mucho. Sin duda has convivido con gente muy encantadora en todos los aspectos, Jungkookie.
—Te doy la razón, osito, que sepas que tú también los dejaste encantados, más a Jin hyung.
—Dios, sigo tan avergonzado, porque me pidió disculpas cuando no debió hacerlo—se cubrió el rostro con un solo mano hasta que el rubo se le bajara, provocando la risa sincera del azabache.
—Tae, no deberías sentirte así. Él mismo dijo que de esa forma podría sentirse más en paz consigo mismo luego de todo lo que sucedió.
—Está bien, Kookie—aceptó, notando como su amado se apegaba más a su pecho como si tuviera la intención de quedarse dormido escuchando los latidos relajados de su corazón.
—Tengo algo que decirte, cariño.
—¿Mmm? —musitó bajito, esperando la respuesta, mientras dejaba caricias en los cabellos oscuros.
—Tengo que irme.
—Ya lo sé, Kookie, si no quieres quedarte durante la noche puedes volver tranquilo en la mañana, pero justo ahora estate conmigo por un ratito más, por favor—acomodó su cabeza en la ajena, pensando en lo rara que le pareció esa respuesta cuando se suponía trajo su mochila para pasar la noche con él. Sin embargo, no quería sentirse muy invasivo al preguntarle por eso—. Aún es muy pronto para que te vayas, te quiero conmigo por unas horitas más.
—No, no me refiero a eso. Debo volver a Busan, Taehyungie.
Al escuchar esa declaración, Taehyung se despegó de Jungkook, observándolo entre confundido y asustado.
—Pero...
—No, osito, no pongas esa cara, ¿sí? —lo tomó de sus mejillas para acariciarlas con mucho cariño—. Por la emoción del momento ninguno de los dos consideró el hecho de que tengo que dejar muchas cosas en orden en Busan antes de venir a Seúl para hacer mi vida contigo.
—Jungkookie—pronunció su nombre con una dulzura que su pareja sintió cómo su corazón se derretía—. ¿En serio vas a dejar todo de lado? ¿Por mí?
—Por supuesto, ¿o acaso no te queda claro que te amo y que no me separé de ti? —preguntó a punto de reír por el puchero que se había formado en los labios contrarios.
—Tal vez deberías de recordármelo de alguna forma—respondió con fingida inocencia, pero con una indirecta muy directa de por medio—. Y de paso, yo también te lo demuestro.
—Mi osito es un manipulador.
—Quizá, pero mi conejito me concederá todos mis caprichos, ¿o me equivoco?
—No te equivocas, bebé.
La pareja estalló en carcajadas, mientras se fundían en un fuerte abrazo. La verdad era que todavía les quedaba un tiempo considerable juntos antes de separarse. Sin embargo, Jeon tenía la certeza de que no sería por mucho, porque cuando estuvo arreglando sus cosas, aprovechó a comunicarse con algunos de sus contactos, que lo ayudarían a dar marcha a su plan de nueva vida a lado del amor de su existencia.
Solo faltaba que le dieran el visto bueno y una vez más tendría trabajo en la Universidad de Seúl, pero se reservaría esa información por ahora. Su noona Byul estaba más que encantada de tenerlo de vuelta, por lo que le aseguraba que existía una posibilidad del 99.9 % de que lo volvieran a contratar, porque ninguna universidad sería tan estúpida como para negarle un puesto de trabajo a un genio en la informática como lo era Jeon Jungkook.
También uno de sus compañeros de trabajo le prometió apoyarle cuando tuviera que realizar los trámites respectivos en la universidad de Busan, así que estaba tranquilo en ese aspecto, Ahora lo más difícil sería conseguir un apartamento y organizar la mudanza, pero confiaba en que sus hyungs harían un gran trabajo como en el pasado, pues se ofrecieron gustosos para realizar aquella tarea.
Mientras tanto, Taehyung estaba con el corazón desbordado de pura felicidad. Sería tonto ignorar el hecho de que se quedó sin poder respirar ante la emoción de saber que ya no estaría más tiempo alejado de Jungkook.
Por eso, escuchar salir esas palabras con tanta confianza de la boca de su novio le dieron una paz increíble, porque él tampoco quería perder más tiempo sin estar a su lado.
Después de años y obstáculos, por fin era su momento de ser felices junto al otro y lo mejor era que nada ni nadie intervendría en el destino de esos enamorados.
Fin 📚
Hemos terminado esta aventura, o casi, pues el epílogo también es importante, así que espero le den mucho amor cuando lo lean en está misma semana. No olviden seguirme en mi Instagram (kamieshiro) por si no quieren perderse ninguna información de mis próximas historias, porque se vendrán cosas interesantes. Gracias por leer, mis corazones.
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