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*+:。.。Capítulo 3。.。:+*

En la memoria de Taehyung aún seguían los recuerdos del día en el que conoció al profesor Jeon Jungkook. Ambos se habían vuelto tan cercanos desde un principio, por lo que no fue difícil que se dejaran consumir por los sentimientos sinceros que comenzaron a florecer en sus corazones.

A Kim le faltaba relativamente poco tiempo para terminar su carrera universitaria cuando la noticia de que un nuevo profesor se integraría a la institución para darles una materia llegó hasta sus oídos.

Muchas personas no se lo pensaron dos veces para efectuar comentarios sobre el susodicho; que si se trataba de un genio de los dispositivos electrónicos hasta lo sospechoso que les parecía su ingreso como maestro al apenas haberse graduado. Motivo por el cual, los más chismosos no desaprovecharon para alegar que quizá no fue por mérito propio, sino porque contaba con el apoyo de contactos que lograron posicionarlo en un buen puesto de trabajo.

El chico de piel canela nunca le dio muchas vueltas al asunto, porque chismosear sobre personas que no conocía no era su estilo. Lo único que consideraba de verdadera importancia era que el tal Jeon sería su nuevo profesor, sin contar el hecho de que se encontraba suplicando internamente por comprender a la perfección la asignatura que instruiría a su clase.

Eventualmente, el nuevo semestre dio inicio. Nuevas materias, más conocimientos, rostros conocidos de personas con las que se compartiría el salón de clases, los mismos profesores, pero uno que otro diferente al que al menos conocían de cara. Exceptuando al maestro que pronto sería la sensación entre los universitarios que cursaban la carrera de informática.

Todos los estudiantes yacían sentados en sus respectivos lugares que eligieron con anterioridad al entrar al salón, cuando un atractivo joven de cabellera castaña, dueño de una tersa piel nívea y una altura considerable ingresó a la habitación. Sus orbes de color chocolate brillaban más que una constelación de estrellas y una dulce sonrisa de conejo aparecía en medio de sus finos labios decorados por un lunar en la parte inferior.

—Buenos días chicos—saludó confiado de sí mismo y de la buena impresión que quería dar a ese grupo de estudiantes que le analizaba con mucha atención.

—Buenos días.

Al unísono los presentes respondieron, incluyendo a un embelesado Taehyung que sentía que no podía despegar la mirada del profesor.

¿Acaso esto era a lo que la gente llamaba el flechazo a primera vista?

El susodicho era jodidamente atractivo, pero no solo lo decía por su físico. Había algo en él que lo atraía como si de un imán se tratará, o quizá era su aura de intelectual que esos coquetos anteojos le daban.

Tan ensimismado se encontraba, que cuando sus ojos se conectaron de una forma tan profunda e intensa, Kim casi no lo soporta a tal punto de bajar la mirada.

Pero si no lo hizo, fue porque no era de esos. Taehyung no se dejaba intimidar o abochornar por una simple mirada.

Su fama de ser conocido como uno de los galanes de la universidad no era por nada. Se la había ganado a pulso, todos sabían quién era el chico que regalaba sonrisas cuadradas y piropos, no importaba si eras un veterano o un recién iniciado en lo que se refería a la etapa universitaria con el fin de conseguir una carrera profesional.

Hombres, mujeres, eso era lo de menos. Porque la mayoría de veces todos acaban cayendo de rodillas ante los encantos del chico de cabellos oscuros.

Aunque lo más gracioso era que nunca se propuso conseguir tales resultados. Su personalidad era muy coqueta, desbordaba galantería y eso no se podía cambiar con tanta facilidad.

Pero a pesar de contar con esos antecedentes, Taehyung no era un desgraciado, mucho menos un aprovechado. En contadas ocasiones seguía los coqueteos, pero jamás pasaban a más porque su intención no era dar señales equivocadas.

Tan solo le gustaba jugar, un pequeño instante de diversión con el que entretenerse.

Sin embargo, cuando la madurez lo alcanzó, dedujo por cuenta propia que esos actos que tan banales le parecían en el pasado, seguramente eran el karma que pagó al enamorarse sin remedio de su profesor.

Dejando ese tema aparte, aquel día avanzó en completa normalidad. Las clases en su mayoría se basaron en presentaciones rápidas entre los presentes, unas explicaciones por parte del guapo profesor en conjunto a la promesa de un semestre provechoso por ambas partes, entre otras cosas más que resultaron aburridas para unos cuantos.

No obstante, se debía hacer especial mención a las miradas cero discretas que Jungkook y Taehyung compartieron, provocando que una brillante idea se instalara en la cabeza del menor de los dos.

O más bien, una idea que fue de las peores que se le pudieron ocurrir por las consecuencias que traerían a su cotidianidad.

¿Por qué a quien en su sano juicio se le ocurre coquetear con el profesor con la intención de ver si le correspondía?

Exacto, solo a Kim Taehyung.

—Tae, apúrate a guardar todo en tu mochila. Vamos a comer a algo a la cafetería mientras tenemos tiempo antes de entrar a la siguiente clase.

—Jiminnie, si gustas puedes adelantarte.

El chico se volteó con dirección a su amigo que parecía muy desesperado por escapar del salón, todavía manteniéndose en su lugar, pero a su vez mirando de reojo al mayor que seguía revisando unos documentos en su escritorio.

—Tengo que conversar con el profesor, ya sabes, cosas del presidente de la clase.

—Cierto...—ni siquiera pensó en esa posibilidad—. Haz un buen trabajo como siempre, presi.

Su amigo le dio una sonrisa burlona, tomando su mochila para colgarla en uno de sus hombros, mientras lo despedía con la mano—. No te demores mucho, porque quedamos de juntarnos con los chicos.

—Claro, no te preocupes.

Luego de que Jimin y el resto de sus compañeros desapareciera de su campo visual, se dedicó a guardar sus útiles manteniendo una postura despreocupada, hasta incorporarse con dirección al escritorio del profesor.

En ese preciso instante el castaño se encontraba tan concentrado tecleando algo en la laptop a su costado que no fue muy consciente de su presencia hasta que su voz de terciopelo inundó el ambiente.

—Un gusto conocerlo, profesor Jeon.

Acercó su mano, esperando que el mayor la estrechara entre la suya. Portando una sonrisa afable en su bonito rostro.

El contrario le devolvió el gesto de manera inmediata, correspondiendo con cortesía a su saludo.

—El placer es mío, Taehyung.

—Bueno, si no es molestia... ¿podría darme su número?

Ante la confusión notable por parte del mayor, el estudiante argumentó la razón que tenía para hacer dicho pedido.

—Soy el representante de la clase. Actúo como el intermediario entre profesores y mis compañeros. Por lo que, de presentarse alguna situación, usted me avisa con confianza y yo les paso el mensaje para que no existan malentendidos.

Un tanto dudoso, Jungkook asintió con un movimiento de cabeza mientras tomaba un pedazo de papel y el bolígrafo para anotar su número de teléfono.

—Pensándolo bien, esto es muy útil. Porque si tienen alguna duda sobre mis clases, puedes preguntarme para que el panorama del resto de mis estudiantes se aclare.

—Obvio, profesor Jeon. No hay ninguna otra razón detrás de esto.

Se reclinó hacia adelante, casi rozando su mano con la ajena que sostenía la notita. Sus orbes avellana se veían más hermosos bajo esas espesas pestañas que se batían con delicadeza, mientras en su boca se posaba una sonrisa labial.

Sí, ya había comenzado con su plan de coquetería. Pero lo que más le extrañó fue que pudo apreciar como la postura de los hombros impropios delataban lo tenso que se encontraba, en lugar de ser igual o más atrevido que él.

No era lo que esperaba, pero estaba satisfecho con su interesante reacción.

—N-Nunca pensé lo contrario.

Un tierno tartamudeo no pudo ser disimulado, sin contar el ápice de nerviosismo presente en su voz.

"Tan lindo".

—Entonces me retiro, profe.

El diminutivo escapó de sus labios con cierto toque de pillería, guardando el papelito por su propia cuenta en el bolsillo de su chaqueta al tomar desprevenido al sonrojado maestro. Iniciando un contacto visual en el que se perdía en los ojos ajenos.

Jungkook le sostuvo la mirada por un rato hasta que la dirigió una vez más a su laptop con la intención de ignorar las sensaciones que avivó con esa sencilla acción.

—Adiós, Taehyung.

Afirmó con un corto movimiento de cabeza antes de salir del lugar con rumbo fijo a la cafetería donde Jimin y sus otros amigos le esperaban.

—¡Hola chicos!

Saludó con entusiasmo a su grupo, recibiendo una cálida bienvenida de los mencionados. Sentándose en la mesa que escogieron con anterioridad, justo al lado de Jimin.

—Casi no llegas, TaeTae.

Su mejor amigo mencionó con ganas de molestarle, ya estaba acostumbrado al dramatismo de Park.

—No seas exagerado Jiminnie—intervino Wheein, la otra amiga más cercana al joven de piel canela—. Estoy feliz de volverte a ver después de tan largas vacaciones, Tae.

—¿Ahora quién es la dramática? -interrogó burlón, pues el descanso fue de todo menos extenso. Además de existir otra razón por la que las palabras de su amiga no eran una verdad literal—Seguíamos conversando como siempre, pero no te voy a negar que si te extrañaba verte. El semestre anterior no coincidimos para nada en los horarios, aunque esta vez será distinto.

—Es verdad, también me alegra verte de nuevo, Taehyungie.

Bogum decidió participar en la conversación, dedicándole una mirada que exponía lo mucho que le gustaba su dongsaeng. Un gesto que no rechazó, porque el chico también le atraía. Era dulce, guapo y amable. Ni él mismo entendía la razón por la que todavía no le daba una oportunidad.

Eran obvios los sentimientos que Bogum expresaba, pero nunca se lo había dicho directamente como para que Kim considerara darle verdadera importancia.

Con él era todo o nada, ni blanco ni negro, no existían medias tintas. Valoraba mucho a la gente directa.

—Ha quedado más que claro que todos nos hemos extrañado mucho.

Hyejin sonrió ampliamente y sus amigos no pudieron evitar copiar su acción.

—Como no venías pronto, Jimin pidió la comida por ti, Tae—Yongsun miró de reojo a Jimin, guiñándole el ojo. Taehyung no entendió el motivo de ese gesto por lo que lo ignoró deliberadamente.

—Está bien, Jiminnie conoce mis gustos así que no hay problema.

Todos asintieron y al rato empezaron a comer sus alimentos, conversando por un buen rato de cosas triviales hasta que les tocó despedirse e irse cada quien por su lado para continuar recibiendo clases.

El día siguió pasando con normalidad y lo único que Taehyung quería era llegar pronto a su casa, acostarse en su suave cama para desahogar sus pensamientos en su aplicación favorita, es decir, en Twitter.

Relatando que sucedieron tantas cosas interesantes, por lo que esperaba que la vida siguiera sorprendiéndolo, consiguiendo que su semestre fuera divertido.

Y aunque sus amigas estuvieron curioseando la razón por la que parecía estar tan feliz, la cual ya tenía nombre y apellido, Kim decidió no entrar en detalles.

Siendo llamado mal amigo por no contar el chisme completo, pero siendo defendido casi de forma inmediata por Bogum y Jimin.

Sí, hoy había sido un gran día y los próximos no se quedarían atrás.

📚

Wheein no se rendía tan fácil por lo que no encontró nada mejor que hacer que divagar en la aplicación del pájaro azul.

"Tengo tantas teorías, porque se trata de mi bff, pero... ¿qué tal que esas publicaciones se deben a que al fin el indicado apareció para hacerlo sentar cabeza y dejar de ser el platónico de media universidad?"

A lo que Yongsun no perdió oportunidad para debatir con ella en comentarios.

"¿No crees que estás imaginando cosas que no son?".

"Obvio no, mi cielo. Por algo mi niño estaba suspirando a cada rato, y tenía un brillo especial en su mirada. Perdón si me pongo soft, pero hace tiempo no lo veía así. Lo conozco desde que somos pequeños. Y mi otro mejor amigo Jiminnie puede confirmar mis palabras"

"Sí, puede ser".

"Gracias Mimi. ¿Ya ves, Sunnie? Acertando como siempre".

"Claro..."

Yongsun tecleó esa respuesta escueta, lamentando que su amiga no supiera nada de nada. Porque de hacerlo, la situación sería más fácil. Pero antes de concentrarse en otra cosa, la notificación anunciando que Jimin le envió un mensaje capturó su atención.

Eso significaba peligro, por más que el susodicho la llamara dramática.

Hoy a las 8:00 pm

Mimi:

Cielo, no te sientas mal, ¿sí?

Yo:

Ya...

Mimi:

Se te debe hacer feo, pero yo tengo la culpa.

Yo:

No digas eso por favor.

Mimi:

Es la verdad.

Soy muy tímido.

No está en mis planes mandar al carajo una amistad de años por estos estúpidos sentimientos.

Yo:

Jimin, creo que deberías arriesgarte.

Puedes perderlo.

Mimi:

Lo sé, pero más me importa mi amistad con él.

Yo:

Bueno, sea cual sea la decisión que tomes, yo te apoyaré.

Te quiero mucho, Jiminnie.

Mimi:

Gracias, Sunnie.

No sé qué haría sin ti.

Esto es algo que solo a ti puedo confiarte.

Porque si Wheein estuviera al tanto, estoy seguro de que se sentiría entre la espada y la pared.

Y es lo que menos quiero.

Me conformo con ser parte de su vida.

Estar para él como lo he estado desde que tengo memoria y lo aprovecharé.

Te lo juro. Al menos hasta que aparezca otro que lo "arrebate" de mi lado.

Yongsun sabía que esa parte Jimin la decía de broma, pero la fémina no era capaz de ignorar como debería sentirse ante esa posibilidad.

Imaginar que la persona que quieres es feliz con alguien más debe ser muy duro.

Yo:

No sé qué decirte, Jimin.

Y no entiendo cómo puedes afirmarlo con tanta tranquilidad.

Solo sé que con lo que acabas de recalcar, la única posibilidad que hay es que vas a sufrir si es verdad lo que insinúas.

Mimi:

No lo sé. Tal vez fue un buen día y Wheein está imaginándose cosas gracias los libros que se pasa leyendo.

Yo:

Si tú lo dices, espero sea así.

Mimi:

Está bien, linda. Te dejo descansar, debes estar agotado.

Yo:

Gracias Mimi, igualmente. Al fin y al cabo, mañana será otro día.

La chica confiaría en las palabras de su amigo, porque lo menos que deseaba era verlo sufrir. No merecía algo así.

Y Jimin quería creer lo mismo, convencerse de que las cosas irían bien. No quería ser paranoico, ni sacar conclusiones apresuradas. Ambos tenían confianza como para conversar sobre cualquier tema, ¿no?

Pobre iluso que no imaginaba los problemas que se le venían encima, mientras Taehyung esperaba con ansias los próximos días.

Sin imaginar que cierto profesor ya se estaba planteando renunciar. Pero sus amigos estarían ahí para evitarlo, exigiendo saber que, o más bien, quien fue el detonante de esos pensamientos.

Pronto se enterarían.

Continuará...

Gracias por el amor a este fic, me hacen muy feliz. No olviden recomendarlo, me ayudarían mucho. Y disfruten mucho del pasado que se irá desarrollando antes de llegar a la parte por la que esta historia dio inicio.

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