*+:。.。Capítulo 25。.。:+*
Los próximos días transcurrieron con rapidez para suerte de los alumnos que consiguieron superar lo peor, es decir, exámenes finales, proyectos, presentaciones y diversas tareas. Algunos estudiantes gozaban de la dicha de pasar sin problema por dichas circunstancias gracias a la dedicación impuesta en sus estudios.
Mientras que, el resto del grupo sufría la desgracia de quedarse en supletorios. Alargando la agonía de no gozar de las vacaciones que se encontraban a la vuelta de la esquina, incluida la fiesta que se realizaba al final del semestre.
Sí, aquel evento era la mejor recompensa para todos los universitarios.
Por ese motivo, Taehyung y Jungkook se propondrían disfrutarlo con todas sus ganas.
—¡Tae, cariño! —su madre lo llamó desde el piso de abajo—. Jiminnie ya está aquí, apresúrate.
—Ya voy, mamá— Taehyung alzó la voz para contestarle, mientras terminaba de arreglarse.
El chico no paraba de observarse de pies a cabeza en el espejo de su habitación para comprobar cada detalle de su aspecto.
Quería dar una buena impresión a cierto joven con sonrisa de conejito y ojos de ciervo.
El pelinegro escogió un conjunto semiformal y cómodo. Sin embargo, lo que más amaba de su outfit era la nueva chaqueta de color negro con un estampado de flores que hacía un bonito contraste en esta.
Taehyung era un amante de la moda. Le gustaba imponer su estilo por el cual siempre fue halagado y se sentía muy orgulloso al respecto.
Kim bajó a la sala de su casa, encontrándose a su madre conversando con su mejor amigo muy animadamente. Sonrió ante la escena, pues su progenitora disfrutaba cada vez que veía a Jimin y no perdía oportunidad de hablar con él cuando lo visitaba.
—Mamá, si me permites necesito que me devuelvas a mi amigo para ya irnos.
La mujer escuchó la voz de su hijo, girando su cabeza hacia él para darle la razón.
—Perdóname, querido. Ya sabes que me encanta hablar con Jiminnie.
El susodicho sonrió en grande por la ternura que le daba la declaración de la señora Kim.
—No la molestes, Tae—lo regañó y acto seguido, le dedicó unas palabras a la mayor—. Usted sabe que el sentimiento es mutuo, señora Kim. Ojalá poder quedarme un poco más, pero ya se nos hace tarde y luego nuestros compañeros nos llaman la atención.
—Sí, hace tiempo que no nos visitas tan seguido, Jiminnie. Pero bueno, no les robo más su tiempo. Ya pueden irse, cuídense mucho, mis chicos.
—Claro que sí, mamá—se acercó a su madre para plantarle un beso en la frente—. Cualquier cosa yo te aviso, espero no llegar muy tarde.
—No te preocupes por eso, mi niño, te mereces ir a divertirte por todo tu esfuerzo. Cuentas con mi permiso y el de tu padre, quien, a pesar de estar de viaje, se emocionó cuando le conté que tu promedio era muy alto. Nos llenas de orgullo.
—Gracias, mamá, entonces te tomaré la palabra.
Jimin se sintió conmovido ante la bonita escena familiar, por lo que su sonrisa no pretendía borrarse por nada del mundo.
—Puede estar tranquila, señora Kim. Volveremos sanos y salvos.
—Muy bien, vayan a celebrar, chicos.
Los universitarios se despidieron con la mano. La mujer por fin cerró la puerta, cuando el par de amigos ya se encontraban en el exterior, esperando por el taxi que los llevaría al lugar en el que se daría la fiesta.
Durante el viaje realizado en el vehículo, los chicos conversaron a gusto sin antes halagarse mutuamente por cómo iban vestidos, aunque Jimin no perdía la oportunidad de recalcarle a Taehyung lo precioso que lucía.
El pelinegro no le dio mayor importancia al comentario de su amigo, creyendo que lo único que quería era adularlo por su buen gusto como muchos otros hacían, pero desconocía que para el susodicho no era de aquella forma, pues hablaba desde su enamoramiento.
Luego de unos cuantos minutos arribaron al bar en Itaewon que la directiva de su facultad pudo al alquilar con meses de antelación gracias al esfuerzo y contactos de varias personas. Aquel establecimiento era considerado uno de los más exclusivos, pues contaba con una amplia gama de posibilidades en cuanto a entretenimiento.
Entre sus actividades más llamativas estaban el karaoke, la gran pista de baile, las mesas de billar y de otro tipo de juegos, la bonita terraza poseedora de las mejores vistas en toda la zona, y, por supuesto, la amplia barra que contaba con una diversidad de alcoholes para todos los gustos, no se quedaba atrás.
Cuando Jimin y Taehyung ingresaron, fueron capaces de notar que el establecimiento estaba relativamente lleno, al mismo tiempo, reconocieron a la mayoría de sus compañeros y a otros conocidos de su facultad. Con amabilidad saludaron a los presentes, pero Taehyung parecía tan distraído, según Jimin, como si estuviera buscando algo o más bien, a alguien.
—TaeTae, ¿te pasa algo? —preguntó, un tanto curioso por la actitud de su amigo.
—Oh, no es nada, Jiminnie. Mejor vamos a bailar un rato, ¿sí? —sugirió, a lo que el chico más bajito le dio la razón, separándose lo suficiente como para ir hacia el centro, en el que muchos estudiantes bailaban al compás de la música que sonaba por todo el establecimiento.
Después de que Taehyung no encontrara a Jungkook, decidió esperar a que este le enviara algún mensaje o le llamara para poder quedar con él como prometieron. Sin embargo, no consideró que estaría en compañía de más gente, por lo que debía ser cuidadoso y buscar una buena excusa para desaparecer por un rato.
Como si estuvieran conectados, Jungkook le envió un mensaje diciendo que ya estaba en camino, a lo que Taehyung le explicó la razón por la que tendrían que aguardar antes de que se juntaran. El mayor entendió al instante y le dijo que estaría al pendiente luego de que el menor pudiera zafarse de sus compañeros y, sobre todo de Jimin.
Al cabo de una hora, Taehyung y Jimin seguían bailando en la pista en compañía de sus compañeros de carrera. Después de que el grupo hubiera tomado unas botellas de cerveza, varios shots de soju y unas cuantas copas de vino, acompañados de algunos aperitivos que pidieron con antelación, al pelinegro se le ocurrió la idea perfecta para escaparse de ahí.
—Hey, Minnie...
Al momento de escuchar la voz del chico, Jimin detuvo cada uno de sus movimientos de baile.
— Dime, Taehyungie. ¿Te sucede algo? ¿Quieres beber otra cosa?
—Me olvidé de decirte que debo ir a conversar con la profesora Moon por unos asuntos que quedaban pendientes...
— ¿Qué? ¿De verdad, Tae? Se supone que vienes a distraerte de todo eso—lo miró con incredulidad y Taehyung rio, tratando de disimular su nerviosismo.
—Lo siento, Jiminnie. El deber me llama y debo acudir como el buen representante de clase que soy.
—Está bien, pero recuérdame para el próximo semestre no dejarte que asumas el cargo de presidente porque siempre te lo tomas muy en serio.
Taehyung asintió con la cabeza, luego de percibir un semblante más tranquilo en su amigo. Agradeciendo al cielo que no hiciera más preguntas, pues la gran idea se le ocurrió poco después de ver ingresar a la mujer junto al secretario y otros dos profesores más.
Al ser una fiesta organizada por la misma institución, una condición que el director les dio era que algunas autoridades estuvieran presentes; pero para suerte de los universitarios, contaban con profesores muy relajados en ese aspecto, los cuales solo mantenían sus estrictas personalidades dentro del salón de clases.
El pelinegro salió disparado lo más lejos de ahí para escribirle un mensaje al mayor de aviso, quien le respondió enseguida, diciéndole que estaría en unos minutos donde le dijo. Ese punto de encuentro acordado era la terraza, en la que yacían expuestas algunas mesas de billar. Sin embargo, Taehyung no se fue hasta ahí sin antes pedir un cóctel para hacer más ameno el tiempo que iba a pasar con su querido profesor.
Kim agradeció en silencio que no hubiera mucha gente en el lugar cuando entró en su campo visual, y para su buena suerte, las personas que seguían deambulando por ahí, se encontraban muy ocupadas en su propio mundo como para notar su presencia.
Con parsimonia tomó asiento en uno de los cómodos sillones a su disposición, dedicándole una mirada atenta a la mesa de billar frente a él, mientras le daba un buen trago a su bebida. El alcohol quemó su garganta de una forma exquisita, haciéndole suspirar con ganas.
Estaba tan ensimismado en las siluetas lejanas que se movían al compás de la música, que fue incapaz de darse cuenta de presencia del que sería su acompañante en la preciosa velada.
—Buenas noches, Tae—saludó con esa voz melodiosa que le fascinaba al joven de cabellos oscuros.
—¡Kookie, al fin llegas! —le dirigió una mirada que delataba la felicidad de verlo.
—¿Acaso crees que sería tan tonto cómo para dejar plantado al chico más hermoso de todo el mundo?
Taehyung soltó una risa por la timidez que le invadió ante ese comentario. Acto seguido, hizo un ademán para que se acercara y se sentara a su lado. Jungkook aceptó gustoso, buscando acortar el contacto de su cuerpo con el de su estudiante.
—¿Qué estás tomando?
—Un cóctel de naranja con vodka— respondió con picardía, que el castaño dedujo era el resultado del alcohol.
—Supongo que sabes tolerarlo bien, TaeTae.
—Te sorprendería—confesó, girando por completo su tórax para encarar a Jeon de mejor manera—. Lo tolero a la perfección, lo suficiente como para no perder la conciencia por muy bien que me sienta.
—Bueno, eso me agrada, porque si de esa forma podré decirte cosas bonitas y tú no las olvidarás.
Taehyung se rio, no pudiendo resistirse a darle un beso a Jungkook, descubriendo que él también había bebido un poco. El sabor característico del alcohol persistía en esos labios que a Kim le sabía a cereza por el bálsamo labial que el susodicho sabía ocupar.
—Acabo de notar que tú tampoco perdiste el tiempo, Koo—musitó con la voz un tanto baja, mientras sus manos se adueñaban de la cintura ajena—. Me emociona saber que estamos en mismas condiciones.
El comportamiento de su estudiante era demasiado coqueto, consiguiendo que al docente se le fundiera el cerebro, pues quería comportarse, aunque se la estuviera poniendo difícil. A estas instancias, el pelinegro era una verdadera tentación y el alcohol que recorría en su sistema tampoco le ayudaba a resistir sus impulsos.
Se suponía que hoy le pediría que fuera su novio de manera oficial, pero ambos ya no estaban en sus cinco sentidos como para recordarlo por más que dijeran lo contrario.
Lo mejor sería esperar un poco, por hoy solo disfrutaría de su compañía.
—Bueno, esa no era mi intención, pero mis colegas de trabajo insistieron. Por esa razón me tardé un poco, porque algunos se encontraban muy borrachos.
—Quien lo diría, a nuestros profesores les gusta beber como si continuaran siendo universitarios... Aunque se lo merecen, porque ellos son los que ponen todo su esfuerzo y dedicación para que nosotros aprendamos cosas nuevas día a día.
—Sí. No obstante, también depende de la dedicación que ustedes como estudiantes le pongan—afirmó, siendo portador de una sonrisa ojos brillantes.
Taehyung no pudo evitar mirarle con adoración.
Jungkook era un amor. Siempre se sentía tan cómodo estando con él y moría por no tener la dicha de poder gritar a los cuatro vientos que aquel encantador joven era su novio. Suyo y de nadie más, porque a pesar de no parecerlo, el universitario era un tanto posesivo.
Taehyung se mordió la lengua antes de decir algo, tendría que ser paciente y disfrutar de los momentos que podían compartir por ahora.
Luego de que el castaño le diera una pequeña caricia en su mejilla, se puso de pie y su acompañante le dedicó una mirada expectante. ¿Qué se traía entre manos?
— ¿Sabes jugar? —cuestionó, señalando la mesa de billar. Hace unos instantes lo notó tan concentrado en eso, que fue imposible que su curiosidad no despertara.
—No, pero tal vez podrías enseñarme—propuso en un susurro, erizando la piel del castaño, quien, a pesar de sufrir por esa sensación, solo le guiñó el ojo.
—Estaré encantado de hacerlo.
Taehyung consistió esa proposición, ubicándose frente a la mesa para contemplar de mejor manera a su profesor y lo que este le indicaría. Al sentir una mirada tan profunda sobre él, Jungkook no pudo contener una risita producto del nerviosismo que poco a poco invadía su organismo
—¿Qué estás haciendo, Tae?
—Contemplando tu belleza, Kookie—admitió sin pena.
El joven de piel canela se paseó frente a él, expeliendo sensualidad, mientras remojaba sus labios tras beber lo último que le quedaba de su cóctel. Sus mejillas se hallaban sonrojadas, y su respiración un tanto acelerada, dándole un aspecto tan cautivador y único.
—Tae, no hagas eso por favor— rogó. Si este chico quería terminar con su estabilidad mental lo estaba logrando con mucha facilidad—. Mejor déjame enseñarte...
Kim hizo un pequeño puchero, dejando la copa a un lado para que no le estorbara en su proceso de aprendizaje.
—Te tomaré la palabra, pero será a mi manera, profe Jeon.
El pelinegro se puso delante del mayor, a lo que Jungkook no necesitó más que diez segundos para captar lo que Taehyung quería que hiciera, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza contra su pecho ante la imagen que se desarrollaba frente a sus ojos oscuros.
—Como quieras, coqueto.
Taehyung le devolvió la misma sonrisa sincera que Jungkook le regaló.
Sí, era obvio que estaba siendo un coqueto que rozaba con lo desvergonzado, pero no le importaba. De verdad agradecía la valentía que el alcohol le daba, porque en otras circunstancias, se lo pensaría dos veces para actuar así.
Le estaba gustando mucho provocar al castaño y lo único que rondaba en su cabeza era saber cuál era su límite.
El joven de piel nívea negó divertido una vez más, mientras notaba como el menor tomaba el taco de billar y se recostaba un poco sobre la mesa, consiguiendo una buena vista de las bolas que estaban ubicadas a la perfección en la superficie. Jungkook se mantenía detrás suyo, con su pecho rozando la espalda de su acompañante, mientras colocaba su mano en la del chico.
—Este es el primer paso—murmuró cerca del oído contrario, ejerciendo una presión extra con su mano—. Debes tener un buen pulso al momento de golpearlas con el taco, porque te puedo asegurar que, de esa forma, la mayoría entrará en los agujeros. Por ende, consiguiendo una jugada maestra.
Taehyung movió la cabeza en comprensión, siendo víctima de un cosquilleo por todo su cuerpo gracias a la voz y al leve tacto de su acompañante.
—El siguiente paso es no perder de vista tu objetivo y, por consiguiente, pegar con fuerza a la bola.
Con el impulso necesario, golpeó con el taco de billar una las bolas de varios colores, logrando que, por esta acción, casi todas ingresaran a sus respectivos agujeros en la mesa, tras chocar entre inevitablemente entre ellas.
Taehyung desconocía si su éxito fue por la suerte de principiante o si de verdad esos simples pasos proporcionados por el docente fueron tan efectivos, pero eso no hizo de menos la euforia que recorrió su cuerpo de pies a cabeza. Con rapidez giró su cuerpo para abrazar con entusiasmo al mayor, quien lo recibió con gusto.
Sus ojos brillantes se abrieron al sorprenderse por el inesperado contacto, sintiéndose muy cómodo al tener al universitario rodeándolo con sus brazos. A Jungkook no le cabía duda de que daría todo por tenerlo siempre así.
Quería ser su refugio, así como él era su lugar seguro.
La pareja no emitió ninguna palabra durante ese instante tan memorable. Se quedaron así por un largo rato, compartiendo su calor corporal, hasta que el menor se separó para comprobar si todavía había gente alrededor, porque a pesar de que no le estuvieran prestando atención, se sentiría incómodo por lo que quería hacer.
—Solo sígueme, ¿sí? —agarró de la mano de Jungkook, quien se encontraba muy confundido por su accionar.
La intención de Taehyung era conducirlo al baño del bar para tener privacidad. Algunas miradas se posaron en ellos, un tanto curiosas, pero al final sin darles mucha importancia.
Lo metió al cuarto para después seguirlo de cerca, cerrando la puerta hasta arrinconarlo en una esquina. El lugar estaba un tanto oscuro, por lo que podrían pasar desapercibidos por si alguien terminaba dando con ellos, fingiendo que no hacían nada comprometedor.
—¿Q-Qué pasa, Tae?
El docente no captaba las intenciones de su alumno, porque el susodicho ya no pudo aguantarse más a la cercanía del castaño. Así que actuó siendo influenciado por los sentimientos a flor de piel gracias a los tragos que se sirvió desde el inicio de la velada.
Sin pensárselo dos veces, Taehyung besó con fiereza a Jungkook, quien un tanto impactado no tardó en corresponderle. Pensando que era injusto que el pelinegro diera ese paso cuando él se estuvo controlando por tanto tiempo.
Así que, a modo de revancha, lo apresó entre sus brazos, incitándole a que este lo rodeara el cuello con sus brazos, mientras profundizaban el beso; volviéndolo más fogoso, más caliente y sobre todo cargado del sentimiento que hacía latir con fuerza a sus corazones.
Esperaron demasiado por ese tipo de beso. Uno por querer respetar al chico que quería como su pareja y el otro por miedo de verse rechazado por desear ir más rápido en su relación.
No obstante, esta era la mejor manera para demostrarse lo que ellos sentían y lo entregados que estaban el uno con el otro. El simple hecho de que el contacto entre sus labios subiera de nivel, provocaba que fuera imposible que no comenzaran a morderse un poco y que sus lenguas jugaran por el control absoluto de aquel acto.
Mientras que, sus respiraciones se agitaban y pequeños gemidos y jadeos se hacían presentes en el espacio cerrado. Queriendo más del otro a pesar de que se tuvieran que separar momentáneamente por la falta de aire que los molestaba.
Taehyung enterró su mano entre las hebras castañas, jalando un poco al sentir cómo la unión entre sus bocas desaparecía, porque Jungkook decidió descender con sus besos hacia la curva de su cuello. Regalándole una sensación tan placentera que por un instante creyó que se le nublaría la vista, mientras sus piernas temblaban cuál gelatina.
Jamás imaginó ser testigo de tal iniciativa por parte de su tímido profesor. Le fascinaba.
Besaba y mordía con devoción esa parte tan sensible de su cuerpo, fundiéndole el cerebro de una manera tan tortuosa. A la par que, Jungkook gozaba de disfrutar de la piel acanelada, palpando la excitación que provocaba en su acompañante, pues Taehyung se permitió gemir un poco más alto que hace minutos atrás.
El ambiente se tornó muy acalorado, y sus partes bajas empezaban a molestarles al apretarse contra la tela de sus pantalones. Con la poca sensatez que existía la mente de Jeon, optó por alejarse para que sus besos fuera más cortos, subiendo poco a poco por el camino que trazó de su oreja hasta su mejilla para luego pasar su nariz y después a su frente.
Taehyung había cerrado los ojos por la euforia del momento, pero los abrió con lentitud para asegurarse de que Jungkook, quien hace unos instantes le devoraba la boca y el cuello con parsimonia, ahora le regalaba besos castos en cada parte de su rostro.
Ese gesto le enterneció por completo a tal punto de que sus ojos se cristalizaran, porque esas acciones tan banales y dulces lo hacían sentir tan especial, tan querido, tan amado.
—Koo...
—¿Mmm? —respondió sin querer dejar de lado su tarea, que resultaba muy estimulante para sus sentidos.
Era tan adictivo dejar sus marcas en la dermis ajena.
—Ya puedes parar, Jungkookie—esbozó una sonrisa, mientras acariciaba la cabeza de su acompañante.
—Que conste que tú fuiste el que lo pidió, yo estaba muy a gusto así—abultó sus labios, enterneciendo a Kim.
—Deja de ser tan tierno, haces que mi corazón duela—besó el puchero de Jeon y este lo miró con atención.
—Sabes que esa no es mi intención, TaeTae. Solo quiero verte muy feliz.
—Lo sé y eso me hace quererte más, lindo.
—Estamos en mismas condiciones, bonito.
Taehyung se sonrojó más de lo que ya estaba por culpa del alcohol, apenas atinando a decir sin trabarse—. Gracias por todo, Kookie.
El profesor le robó otro beso a esa boca que lo estuvo volviendo loco desde que probó su dulce sabor.
—No hay de qué, Tae... Creo que lo mejor es que salgamos de aquí antes de que noten que no estamos.
—Sí, tienes razón, Koo—ladeo la cabeza, pensativo—. De esa forma evitamos levantar más sospechas de las necesarias.
—Correcto, pero déjame hacer esto también—entrelazó su mano con la del chico y besó sus nudillos—. Así no me sentiré tan mal de dejarte ir por hoy.
Taehyung le mostró su bonita sonrisa cuadrada, imitando la acción de Jungkook, luego de dejarse complacer por este con varios besitos más. Las típicas maripositas revoloteaban en sus estómagos, regalándoles una preciosa sensación que invadía cada parte de sus corazones y mentes.
La pareja salió del baño con cautela, dedicándose unas miradas rebosantes de complicidad, muy satisfechos por haberse dejado llevar.
Bueno, por dejarse llevar solo un poco, lo suficiente por ahora. Era una lástima no poder hacer más, pero estaban contentos con esto.
Sin ser conscientes de que no fueron los únicos testigos de aquel memorable momento.
—Me la pagarás. No dejaré que te aproveches de él y luego lo tires a la basura—susurró, apretando su mano en un puño por el enojo que sentía recorrer cada parte de su cuerpo—. Te arrepentirás de cruzarte en su camino, Jeon.
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Después de que Taehyung apareciera en compañía de Jungkook al sitio en el que todos sus compañeros yacían reunidos bebiendo y bailando, se dispuso a buscar con la mirada a su mejor amigo, tras haber soltado la mano de su profesor para disimular lo vivido frente a los presentes.
Buscó y buscó, pero no existía el mínimo rastro de Park por ningún lado. Era como si se hubiese desvanecido del bar. Un hecho que lo dejó desconcertado, por lo que se sintió en la obligación de saber qué fue lo pasó con Jimin.
—Soyeon—llamó por el nombre a la pelinegra, que desprendía pura alegría al observar bailar al resto de sus compañeros en el círculo que formaron entre ellos, mientras le daba un largo sorbo a la cerveza que sostenía en una de sus manos.
—Hey, Taehyung— lo saludó con un tono de voz gentil, que no demoró en volverse uno divertido—. Te desapareciste por un rato, pero creo que estabas muy bien acompañado, ¿no?
La fémina señaló con su cabeza a su profesor, quien se separó del susodicho en consecuencia a que otro grupo de estudiantes abordara su atención y lo invitaran a tomar una bebida.
El chico solo rio nervioso, pero con rapidez le cuestionó—. ¿Has visto a Jiminnie? Es que no lo encuentro y estoy muy preocupado.
Tras analizar aquella interrogante, Soyeon colocó su mano libre en su barbilla y trató de recordar lo que le habían pedido. El alcohol en su sistema le dificultaba la tarea, pero quería hacer su mayor esfuerzo para colaborar en la investigación de uno de sus buenos amigos.
—Si te soy sincera, solo recuerdo que nos dijo que iría a buscarte donde la profe Byul al ver que no volvías.
Mierda. Maldición. Demonios.
¿Justo hoy a Jimin se le ocurrió hacer eso? No podía ser posible.
Nunca consideró esa opción al verlo tan entretenido con sus compañeros, en su papel del alma de la fiesta que tanto disfrutaba.
Taehyung se mordió el labio por inercia, tratando de no pensar en ningún escenario que pudiera afectarlo en demasía. Rogando para sus adentros no ser descubierto, pues todavía no era el momento adecuado si consideraba que Jungkook no era santo de la devoción de su amigo, lo que sí o sí provocaría el inicio del caos en su relación de amistad.
—Ya veo... —contestó con voz apagada. Sintiéndose tan mal al desconocer como actuar al respecto.
—Taehyung—otra voz femenina lo sacó de su trance, por lo que giró su cabeza para encarar a la persona que lo llamaba—. No te preocupes por no encontrar a Minnie. Él se fue porque le dolía la cabeza por ingerir tanto alcohol.
—Gracias por comentármelo, Miyeon.
Luego de procesar las palabras de la rubia, Kim pudo suspirar con alivio, pues tal vez esa era la razón por la que su amigo desapareció y no necesariamente porque fuera a buscarlo en el sitio en el que se encontraba su tutora.
Quizá, solo quizá, todavía no descubría su mentira.
Ya hablaría con él en privado de todas formas. Además, no encontraba a la mujer involucrada en su campo de visión y tampoco quería molestarla.
Lo único que pedía era que nada saliera mal. Quería confiar.
Miyeon le dio la razón con una sonrisa pintada en sus labios al notar que el ceño fruncido del representante de la clase desapareció por completo.
—No hay problema, para eso estamos—le guiñó un ojo, para después jalar del brazo a Soyeon—. Me la llevó de aquí, porque me debe una cerveza y necesito cobrársela con urgencia.
Taehyung dio un asentimiento, mientras le regalaba una sonrisa al par de chicas que se despedían agitando sus manos. Después de eso, el joven de negros cabellos volvió al lugar en el que se encontraba su profesor para charlar animadamente con él, y con los demás jóvenes que le rodeaban, como si nada hubiera pasado.
Con el sentimiento de que esa noche fue la mejor que pudo experimentar en mucho tiempo, sin pensar en las consecuencias que pudo haber desatado por cada una de sus acciones. A fin de cuentas, el alcohol en su sistema era fue lo que le incentivó a tomar decisiones que podrían cambiar el rumbo de todo.
Conforme los minutos pasaban, Jungkook sentía elevarse hasta las nubes. Las risas brotaban de su boca con absoluta naturalidad, mientras sus alumnos lo animaban a moverse al ritmo de la música que resonaba en los altavoces.
Nunca antes estuvo tan entretenido, ni cuando fue un universitario más, por lo que fue inevitable que compartiera algunos de sus pensamientos en su red social favorita, es decir, en Twitter.
No importaba si exhibía a sus propios dongsaengs, quienes parecían querer beber hasta perder el conocimiento, pues merecían darse ese lujo como recompensa a la superación de un semestre tan pesado. Pero lo que más le gustó fue publicar una fotografía de su mano entrelazada con la de Taehyung.
Sin imaginar que eso desataría un problema para cierto biólogo de hoyuelos, que se encontraba despierto a esas horas para evitar que el trabajo se le fuera acumulando.
—Odio desvelarme, pero si no lo hago será peor... —habló consigo mismo, agarrando su móvil para distraerse un rato de los papeles regados en su escritorio—. Porque tendré montañas de trabajo igual de largas que las notificaciones de este aparato.
Su semblante agotado se tornó animado en cuestión de segundos, al verificar que una de las alertas en su pantalla lo avisaba de un mensaje de su pareja.
—Es de mi amorcito, de seguro me escribió para preguntarme si ya acabé o no.
Abrió el mensaje, y su felicidad se evaporó como polvo en el viento.
Ya valió todo.
Hoy a las 11:30 PM
Jinnie, mi vida:
Joon, ¿Koo ya tiene pareja?
¿Sabías algo?
Es que acabo de ver unos tweets...
Yo desconocía esto y me entristece mucho enterarme de esta forma 😕
—Una cosa debías hacer, Jeon Jungkook. Una sola cosa... Ahora estamos perdidos.
Se golpeó la frente contra el escritorio, buscando una excusa perfecta para salvarlos de una situación tan complica. Porque al ser el aliado de Jungkook en esta situación, Seokjin podría molestarse al descubrir que le ocultaba algo de tanta importancia como esto.
Y cuando la encontró, no hizo otra cosa más que escribirla a toda velocidad.
Yo:
¿Qué?
¿Nuestro Jeon Jungkook?
No, Jinnie... ¿Cómo vas a creer?
Jinnie, mi vida:
Pero, ¿revisaste su Twitter?
Yo:
Sí, pero tal vez es algo de una noche.
Me parece que está en una fiesta.
Jinnie, mi vida:
Yo la verdad no sé qué creer. Esto me parece muy comprometedor y conociéndolo como lo conozco, sé que no se lo diría a cualquiera.
Yo:
¿Este tweet?
Bueno, puede ser... Pero igual esto es problema de Jungkook.
Al fin y al cabo, es un adulto. Un joven hecho y derecho.
Jinnie, mi vida:
Lo sé, pero no puedo evitar sentirme nervioso al pensar que es una relación con uno de sus estudiantes. Ya que me habló sobre alguien, aunque yo le regañé y no le di tiempo a que me lo explicará con calma.
Yo:
Ya veo. Tarde o temprano nos enteraremos.
Créeme que sé que tu intención es buena.
Quieres cuidarlo, pero debes dejarlo cometer errores, no puedes protegerlo de todo.
Jinnie, mi vida:
Solo quiero que no se repita lo sucedido con el indeseable... Pero te haré caso, Nam.
Gracias por leerme 💓
Te espero en casa, ya te extraño un montón.
Te amo, hoyuelitos.
Yo:
No hay de qué, Jinnie.
También te amo.
Voy en camino 😘
—Uff, creo que sí lo salvé...
Se felicitó, dándose un masaje en las sienes por la tensión que vivió. Pero esto no acaba ahí, por lo que como buen hyung que era, le avisaría a su dongsaeng para ponerlo al tanto. Después de eso, solo tendría que esperar a que le respondiera.
Hoy a las 11:57 PM
Yo:
¡KOOK, SE TE DURMIÓ EL DIABLO!
AHHHHHHHHHHHHH
TUVE MUCHO MIEDO.
Pero una vez más te salvé el trasero.
De nada.
Espero que valga la pena, porque de lo contrario, Jinnie se va a enojar mucho conmigo.
Siempre eres cuidadoso, ¿qué pasó ahora?
¿acaso el alcohol te nubló el juicio?
Supongo que sí, ya que te olvidades de borrar los tweets antes de que Jinnie los viera.
Pero ya está, lo convencí con una excusa barata, por lo que espero que quede en el olvido hasta que te sientas seguro de hablarlo con él.
Al día siguiente, Jungkook se levantó con un horrible dolor de cabeza. Odiaba sufrir de resaca. Sin embargo, ese detalle no minimizaba la diversión del día anterior.
Pero era una lástima que su móvil falleciera a mitad de la fiesta, evitando que pudiera capturar más fotos para el recuerdo. Por eso, cuando pudo encenderlo, se sorprendió al ver muchísimas notificaciones en su pantalla.
Sobre todo, las que involucraban a la información proporcionada por Namjoon.
Hoy a las 2:00 PM
Yo:
Perdón por ponerte en esa situación, hyung.
Pero te amo por ayudarme.
Algún día te lo recompensaré 🥺
Eres el mejor, hyung.
No tengo excusa, debí ser cuidadoso.
Supongo que es como tú dices, el alcohol me nubló la mente.
Pero... Ayer fue increíble.
Y a pesar de que yo no le pude decir nada sobre mis sentimientos, sé que habrá otra oportunidad.
Ahora lo único que deseo es que se me pase la resaca.
Gracias, y perdón por tan poco 💗
Lástima que ese no era el único mensaje de importancia que Jeon debía atender.
Hoy a las 10:00 AM
Número sin registrar:
Buenas tardes, señor Jeon.
Le hablamos desde la prestigiosa universidad Dongseo de Busan.
Hace unos meses recibimos su solicitud para trabajar en nuestra institución y este número de contacto estaba adjunto a dicho documento. Ojalá no tomarlo por sorpresa, pero decidimos comunicarnos con usted porque revisamos minuciosamente su hoja de vida y quedamos satisfechos con todo lo que leímos. Por eso, nos complace ofrecerle el trabajo que usted tanto ha deseado.
Esperamos su pronta confirmación.
—Demonios... ¿Justo ahora? —se rascó la cabeza por la ansiedad—. Ya ni me acordaba de esa solicitud. Porque esto fue antes de conocerlo.
Jungkook logró entrar a la universidad de Seúl por Byulyi, quien no perdió oportunidad para recomendarlo a pesar de que todo estaba en su contra. Porque al apenas haber egresado en su carrera, pocas instituciones se arriesgarían a contratarlo. Además, desconfiaba que la universidad de Dongseo le aceptara su petición.
¿Qué debía hacer?
Pensándolo con calma, primero se aseguraría de ese detalle y luego se dedicaría a pensar en lo que haría.
Yo:
Buenas tardes, lamento la demora al responder.
Me halaga mucho el ofrecimiento, pero... ¿puedo saber hasta cuando puedo dar mi respuesta?
Universidad Dongseo:
Tiene plazo hasta el lunes próximo, señor Jeon.
Yo:
¡Muchas gracias! Ese día tendrán mi respuesta.
—Bien, tengo tiempo, pero necesito hablar pronto con él...
Soltó un largo suspiro, dejándose caer sobre la cama. Solo debía esperar.
Mientras tanto, Jimin se encontraba más calmado luego de una noche de sueño reparador. Era un nuevo día, pero debía pensar en un plan de forma urgente y de paso, responderle a Taehyung, quien muy preocupado no paró en enviarle mensajes por varias horas.
Hoy a las 4:40 PM
Yo:
Tae, perdón por responder tan tarde.
Vi que me estuviste llamando muchas veces.
Lamento haber desaparecido de esa forma, pero me sentí muy mal.
Tomé un taxi y volví a mi casa. Ahora estoy con una resaca horrible.
Solo recuerdo que llegué a vomitar todo lo que comí y bebí.
Luego terminé profundamente dormido.
No tuve ni tiempo de escribirte.
Lo siento.
Abusé del alcohol en el tiempo en el que te fuiste donde la profesora Byul.
Espero no haberte dañado la noche 😣
Taehyung se sintió contento de ver que su amigo por fin le diera señales de vida al contestar su chat en KakaoTalk.
Taehyungie:
No te preocupes, Minnie.
Todo estuvo bien, pero si te extrañé anoche.
Y me preocupé bastante, aunque Miyeon me comentó que te habías ido porque te sentías mal.
Me alegra leerte, te juro que estamos igual, porque también me siento muy cansado.
Y mi mamá me recomendó no salir a ningún lado hasta que se me pase, así que le tomaré la palabra.
Yo:
Ya veo, TaeTae.
Cuídate mucho, ¿sí?
Estamos conversando.
Taehyungie:
De acuerdo, Minnie. Tú igual, te quiero 🥰
Yo:
Yo también 😊
A Kim la actitud de su amigo le pareció un tanto cortante. Aunque quiso justificarle porque tal vez, solo tal vez, el cansancio era mucho. Pero prefirió no darle importancia, pues el dolor de cabeza lo estaba atormentando.
Tras esa charla, a Jimin se le ocurrió un plan perfecto para este caso. Sería todo o nada. Porque no dejaría que su amigo se llevara por su ingenuidad. No después de lo que vio esa noche, por lo que no debía perder más el tiempo y ponerse en marcha para remediarlo.
No importaba como lo haría, pero lo conseguiría.
Continuará...
¿Qué les pareció el capítulo? No voy a comentar nada, quiero saber sus opiniones por favor.
Gracias por seguir leyendo, los adoro. Y tengan fe.
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