*+:。.。Capítulo 23。.。:+*
—Jiminnie, te quería avisar que después de que salgamos del último taller me voy a ir a dar un paseo con Jae.
El joven de rubia cabellera lo observó con detenimiento, y casi al instante le respondió con un tono muy calmado—. Claro, pero tienes que estar aquí antes de las cuatro de la tarde que es cuando partimos, ten mucho cuidado y me avisas cualquier cosa.
—De acuerdo, Minnie—consintió con una diminuta sonrisa—. A veces se me olvida que tú eres mayor que yo, por lo que te encanta cuidarme. Pero no te preocupes si es que termino demorándome más de la cuenta, porque ya tengo todo listo.
Taehyung señaló su equipaje a Jimin, quien se encontraba sentado en su cama, pues desde muy temprano en la mañana fue a verlo. Dicha acción se volvió para de la rutina de los días anteriores, con la única intención de ir juntos a desayunar con sus compañeros antes de darles un cierre a esos días en los que aprendieron tantas cosas que les servirían en su profesión a futuro.
El mayor asintió con un leve movimiento de cabeza. Taehyung ya estaba preparado para partir, por eso, no le daría más vueltas al asunto; por más que en el interior de su corazón le siguiera molestando que Minjae se juntará con él a cada momento posible.
Rogando porque el joven de sonrisa cuadrada solo lo viera como un amigo, si no una vez más se sentiría completamente perdido al ser el único incapaz de enfrentar sus temores cómo para no acercarse a Kim de la forma que en realidad quería.
Y de esa forma, el par de amigos salió de la bonita habitación con un rumbo fijo, sin imaginar lo que le esperaba a uno de ellos conforme el tiempo pasara.
Las horas transcurrieron con normalidad según lo planeado. Al final de la conferencia, cada una de las autoridades agradecieron la presencia de los presentes. Esperando que las siguientes generaciones de alumnos pudieran ser partícipes de más eventos como esos, mientras se sigue fortaleciendo el lazo entre las universidades con el propósito de que, en lugar de verse como rivales, se transformen en compañeras en búsqueda de los mejores métodos para formar a los próximos profesionales que enorgullecerán a su país, porque ellos serían el futuro de Corea del Sur.
Todos aplaudieron por las bonitas palabras que recitaron algunos de los estudiantes, hasta que algunos grupos de universitarios comenzó a retirarse, otros tantos a agruparse, pero Taehyung deseo separarse un poco de su grupo para esperar a Minjae. Ese era su plan inicial, el cual no se pudo llevar a cabo, porque el pelinegro notó como alguien le tomaba del brazo.
—Taehyung, ten.
El secretario le entregó un sobre al menor, recibiéndolo en sus manos casi de inmediato, con la confusión pintada en su rostro. Sin embargo, antes de que Kim pudiera hablar, el hombre lo interrumpió.
—Léela cuando estés solo y haz de cuenta de que yo no estuve aquí... Nos vemos.
El universitario musitó un agradecimiento, viendo de reojo a Seojoon, que se alejaba a paso rápido del lugar como si temiera ser descubierto, hasta alcanzar a la profesora Moon con la que inició una charla amena.
Taehyung dejó de prestar atención a su alrededor cuando notó que no había nadie cerca, por lo que procedió a leer el remitente.
JK.
Con rapidez el chico alzó la mirada buscando al portador de dicho nombre, topándose con que no se encontraba por ningún lado. Lo que indicaba que, en algún momento, Jungkook salió del amplio recinto. Cuando Kim sintió que alguien se le acercaba, por pura inercia, guardo el sobre en el bolsillo de su holgado abrigo color café oscuro.
—¿Qué pasó, TaeTae? —Jimin fue quien se aproximó hacia él, luego de estar compartiendo tiempo de calidad con su grupo—. Veo que Minjae todavía no viene, pero estaba aquí hace un rato, ¿no?
—Sí, pero tenía que conversar antes con su tutor, así que lo estoy esperando—se tocó el cabello con nerviosismo—. Puedes irte, Minnie. Gracias por preguntar.
—Bien... —Jimin afirmó, poco convencido con esa respuesta—. Pero... ¿No quieres que te acompañe hasta que aparezca? ¿Piensas quedarte solo aquí?
—Lo digo muy en serio, Jimin. Está bien y no creo que tarde tanto. Además, te mereces disfrutar la última tarde en Daegu. Supongo que armaste algún plan—dedujo muy convencido de sus palabras—. ¿Cómo los vas a dejar plantados por mi culpa? Eso sí que no.
—Ya... Pero quiero que sepas que, a pesar de todo, tú eres más importante para mí, y si necesitas que te haga compañía no importa el plan que tenga.
—Eso no debería decirlo el que organiza el plan, ¿no crees? —preguntó animado para ocultar el nerviosismo y la intriga por saber que decía aquella carta.
—Tú ganas, solo porque soy muy bueno armando planes—bromeó, fijándose en como su amigo le dedicó su bonita sonrisa cuadrada—. Nos vemos, Tae.
—Adiós, Jiminnie.
Taehyung se despidió y su amigo imitó dicha acción con un movimiento de mano. El rubio no demoró en juntarse con sus compañeros que lo estuvieron esperando para salir del salón. Cuando no hubo ninguna persona rondando su zona, Kim sacó el sobre una vez más para abrirlo con cuidado.
Nunca se imaginó recibir una carta y mucho menos que fuera de su profesor.
Por un momento sintió mucha ansiedad; ¿Qué tal que terminaba lo que fuera que tenían? No, eso no podía ser posible, pero luego recordaba que, desde la discusión que tuvieron, Jungkook se portaba como un inmaduro al estarlo evadiendo cada vez que se le presentaba la oportunidad. Cuando lo que el castaño debió hacer era exponerle su punto de vista y conversarlo como personas adultas para solucionar el problema de raíz, pero ahí estaba, con los papeles cambiados, siendo Taehyung el que ahora le ignoraba a más no poder.
Maldición, era obvio que el docente fue el que se rindió al dar el primer paso, pero como vio que no conseguía respuesta de su parte, optó por enviarle una carta a través del secretario. Ese hecho le sorprendió bastante, y luego se regañó a sí mismo, porque lo más probable era que Seojoon estaba al tanto de la situación, pero le agradecía que Jungkook le hubiera pedido su ayuda.
El secretario Park siempre fue muy amistoso, nunca juzgaba a nadie y era muy confiable a pesar del trabajo que desempeñaba en su carrera, el cual podría ser un inconveniente si alguien se enteraba de que intercedía en este tipo de situación.
Porque se sabía que si una autoridad se daba cuenta de que indirectamente apoyaba a una reconciliación de una relación prohibida, podrían quitar el puesto sin pensárselo. No cabía duda de que era una persona genial que contaba con la valentía suficiente para actuar por una causa que creía que valía la pena.
Cuando Taehyung ya tenía el fino papel entre sus dedos, se concentró en leer con detenimiento su contenido tras tomar una bocanada de aire.
Hola Tae, no sé muy bien cómo puedo empezar esto, porque no suelo ser muy bueno expresando lo que siento en palabras... Por eso, espero que mi mensaje te pueda llegar justo como deseo para arreglar esto de una vez por todas.
Fui un tonto, no me quiero justificar por qué lo que hice estuvo fuera de lugar, sin embargo, que sepas que yo no pienso eso de ti. Sé lo mucho que te esfuerzas cada día y por eso te ayudé aquella vez en el examen cuando Park sufrió su accidente. Eres una de las personas más nobles que conozco con un corazón tan precioso.
Por algunas cuestiones en mi vida me he vuelto desconfiado. Ojalá algún día contarte con lujo de detalles esas cosas que guarde muy en el fondo de mi corazón, sumándole el hecho de que soy un impulsivo... Los celos al verte con ese chico me nublaron el pensamiento, haciéndome actuar como lo que más aborrezco, a tal punto de sentirme muy poca cosa a su lado.
Se que debo trabajar en ello, y es algo que planeo no aplazar más tiempo por mi salud mental.
Sabes que por ahora nuestra situación es difícil, pero quiero creer que tenemos una oportunidad, porque sé que nunca me traicionarías como muchas personas lo hicieron en mi pasado. Siento que lo nuestro es real, y si piensas lo mismo, lo único que pido es que me lo puedas confirmar cara a cara, justo antes de irnos a casa.
De verdad creo que eres mi complemento perfecto, la pieza que faltaba en mi rompecabezas y el sol que tenía que iluminar mi cielo gris.
Estaré en el patio del hostal a las 3 PM.
Si no vienes, lo sabré entender. A fin de cuentas, lo que más anhelo es verte muy feliz, pero no negaré que quisiera ser yo el causante de esa alegría.
Perdóname y dame la oportunidad de decírtelo con mi propia voz, y no solo por medio de un papel, porqué tú lo vales.
Espero no haberte aburrido y ser lo suficientemente concreto para dar a entender mi intención.
Te quiere, JJK.
—Sí, eres un tonto impulsivo, pero aun así te quiero... —musitó en voz bajita, doblando la carta para devolverla al sobre con un nudo en la garganta.
Estaba demasiado conmovido y detestó ser tan sentimental a pesar del carácter duro que poseía. Por un momento quiso llamar a Minjae y cancelarle la salida que planearon con anterioridad, pero el chico que se volvió un gran amigo y no se lo merecía por mucho que quisiera tirársele encima a su profesor y resguardarlo entre sus brazos.
Exhaló aire por la boca y con ayuda con la cámara de su móvil, Taehyung revisó si se notaba que estuvo a nada de llorar. Aquellas palabras calaron en su alma con fuerza y por más que el castaño le escribiera de forma explícita que trató de ser preciso con su mensaje, el menor juraba que hubiera sido capaz de leer un testamento si era él quien se lo escribía.
Sus ojos estaban un tanto cristalizados, pero no lo suficiente para llamar la atención. Y si Minjae le preguntaba al respecto, le daría la mejor excusa que se le ocurriera en ese preciso instante.
Acabaría rápido la reunión con su amigo e iría en busca de su querido docente, porque correspondía sus sentimientos y siempre supo que su actitud debía tener un motivo oculto que desconocía, pero que se resolvería si conversaban.
¿Quién era él para negarle su perdón si le abría su corazón?
Cinco minutos después, el susodicho hizo su aparición, saludándole con muchos ánimos, a lo que Taehyung correspondió muy feliz. Minjae notó ese buen semblante, por lo que supuso que algo bueno debió sucederle. Por eso, el universitario de Hanyang agradeció para sus adentros que estuviera de magnífico humor.
Tal vez con ese factor a su favor, su confesión podría salir con excelentes resultados. Minjae prefirió ignorar que los preciosos orbes ajenos yacían cristalizados como prueba de un llanto contenido, pero prefirió no preguntarle y concentrarse en lo verdaderamente importante.
Minjae se llevó a Taehyung a un restaurante muy bonito que quedaba a unos cuantos metros del hostal, se ubicaron en una mesa cercana alejada al resto para mayor privacidad, pidieron su almuerzo al camarero y comenzaron una plática que con el tiempo se volvió muy amena.
—¿El tutor te felicitó por el gran trabajo que hiciste y eso te va a ayudar con unos puntos extras al final del semestre? ¡Me alegro mucho por ti, Jae!
—Sí, estoy muy agradecido. Di mi mejor esfuerzo en este evento y todo salió de maravilla así que ahora estoy tranquilo.
El chico esbozó una de sus bonitas sonrisas que usualmente no aparecían en su rostro por su innata seriedad, para después meter una buena cucharada de la sopa que estaba degustando a su boca.
—Los esfuerzos que se hacen sin esperar nada a cambio siempre se ven recompensados, y ese es tu caso—afirmó el pelinegro, contento por su amigo—. Nunca debes dudar de ti mismo, ni mucho menos de lo que puedes lograr, Jae.
—Eso es muy cierto, Tae... A ti también te veo muy feliz, ¿sucedió algo bueno?
Tras cuestionar ese detalle, el mencionado casi se atraganta con el trozo de pollo que se llevó a la boca segundos antes.
—¡¿Estas bien?! —preguntó un poco angustiado por su reacción.
Taehyung atinó a asentir repetidas veces, mientras se limpiaba la comisura de la boca con una servilleta y tomaba un poco de su refrescante bebida.
—Vaya susto me diste, Tae...
—Perdóname, Jae. Es que me tomaste por sorpresa—el pelinegro trato de reír para relajar el ambiente, pero no lo logró y solo obtuvo que la situación se volviera más incómoda.
—Por supuesto... Me di cuenta, perdón por preguntarte.
—No te preocupes por eso, aunque quisiera saber la razón por la que piensas que me pasó algo.
—Bueno, creo que no estás consciente de que irradias alegría por todos lados— contestó con seguridad, mientras tomaba uno de los palillos y se llevaba un pedazo de comida a sus labios bajo la mirada atenta del contrario.
—Ya veo... —respondió y cortó un poco de la carne que tenía en su plato.
Taehyung lo meditó por un momento, era obvio que por mucho que haya empezado a tratar con Minjae, no podía contarle de la situación con Jungkook. La única persona que sabía y que lo apoyaba de forma incondicional era su mejor amiga Wheein, a diferencia de Jimin, con el que supo que no contaba desde el inicio.
No quería ni imaginar cómo se lo tomaría su amigo, así que optó por seguir callando. No deseaba escuchar el mismo sermón que el rubio le dedicó la vez pasada. Así que, por esa razón, Kim prefirió que su alegría se viera empañada con una discusión que podía evitar.
—No es nada, Jae... Supongo que si me notas de esa forma es porque ya se acabó el evento, aprendí muchas cosas y estoy satisfecho con eso, sin contar los buenos momentos que tuvimos para disfrutar de esta bonita ciudad.
—Entonces me alegra que te sientas más tranquilo respecto a eso—Minjae le sonrió y su amigo le correspondió de la misma manera.
El universitario perteneciente a Hanyang desconocía si lo que Taehyung le decía era cierto, pero respetaba si se lo quería contar o no. Lo único que ahora le debía preocupar era como le confesaría sus sentimientos a Taehyung, pues estaba nervioso al ver lo rápido que pasaban los minutos.
La conversación siguió sin ninguna otra interrupción hasta que terminaron su delicioso almuerzo, lo que influyó a que Minjae pensara que el momento más idóneo para hacer su declaración estaba a la vuelta de la esquina. Escoger una mesa alejada con la que se garantizaría la privacidad que se necesitaba para la ocasión, fue la mejor opción que Minjae pudo tomar gracias a su reservación hecha con anterioridad.
Taehyung se encontraba tan ajeno a todo porque de por sí su mente estaba en otro lugar muy lejos de ahí. Con su lindo profesor, para ser más específicos.
Cuando el pelinegro estuvo a punto de levantarse de la mesa (porque supuso que todo terminó ahí y que lo más probable era que justo ahora se fueran a dar un pequeño paseo antes de regresar al hostal), Minjae tomó su mano y con su mirada le indicó que no lo hiciera.
—Perdón—musitó el chico—. Pensé que ya nos iríamos.
—No, espera un momento—lo detuvo con la intención de agarrarlo de la muñeca de ser necesario—. Falta el postre y pedí una botella de champaña para compartirla.
Taehyung le dedicó una mirada de incredulidad, su amigo se esforzó mucho para esta salida y eso le causó un tanto de intriga. ¿A qué se debía esa actitud tan de repente?
—De acuerdo...
A los pocos minutos, el mesero apareció nuevamente con una bandeja en la que reposaban dos platillos con el exquisito postre, unas copas y una botella muy fina que indicaba la calidad de aquel champán.
A Kim se le hizo agua la boca al notar que se trataba de una rebanada de tiramisú, el cual vale recalcar era uno de sus favoritos.
—Veo que te agradó esta elección, Tae—su acompañante esbozó una sonrisa de puro orgullo, pues en las muchas conversaciones que tuvo con su acompañante, el joven de piel canela le comentó acerca de su gusto por ese tipo de postre.
—Sí, muchas gracias—expresó con efusividad, mientras le agradecía al mesero que los estaba atendiendo.
El mozo que desempeñaba su tarea, asintió con amabilidad y empezó a servir con delicadeza el líquido en la cristalería, percibiendo la mirada atenta de ambos universitarios. Cuando terminó su trabajo, hizo una reverencia y se retiró para seguir con el resto de los clientes que ya esperaban por él.
La conversación volvió a tomar el rumbo de minutos atrás, mientras los dos chicos degustaban del tiramisú, hasta que Minjae decidió cambiar el tema de forma abrupta.
—Tae, el motivo por el que te invité aquí no es solo para despedirnos tras estos días tan productivos y maravillosos que hemos tenido en compañía del otro...
Al notar que el chico lo iba a interrumpir para acotar algo, Minjae hizo un ademán para que lo dejará continuar.
—La verdad no imaginé que nos encontraríamos aquí, supongo que el destino quiso que fuera así y eso me emociona un montón—explicó con ilusión, mientras Taehyung no dejaba de verle con los ojos demasiado abiertos por el miedo de seguir escuchándolo.
Negándose a creer que ese discurso fuera por esa razón en específico.
—Aún recuerdo el día que nos conocimos. A pesar de mi actitud borde con todos, tú te me acercaste con amabilidad y fue una tarde inolvidable, al igual que la del día de hoy. Por cuestiones de la vida perdimos el contacto, pero siento que esta es una segunda oportunidad para nosotros. Por eso mismo te quería pedir que me dejes entrar a tu vida no solo como un amigo, sino como un pretendiente que con el pasar del tiempo sea el único para ti. ¿Kim Taehyung, me darías el honor de volverme tu novio?
El mencionado casi deja caer la cuchara que contenía el último pedazo del tiramisú, pues se quedó en blanco. No se lo esperaba para nada, porque ni siquiera le coqueteó durante esos días como solía hacer en el pasado como para provocar que el estudiante de Hanyang se confundiera de esa forma.
Justo ahora quería que se abriera un agujero en la tierra, lo absorbiera y se lo llevará al otro lado del mundo. Le daba mucha pena rechazarlo porque sus sentimientos no eran recíprocos, pero peor sería aceptarlo cuando su corazón le pertenecía otra persona. Además, en el poco tiempo compartido le había agarrado mucho cariño y no quería dañar eso con falsas esperanzas.
Aunque lo cierto era que muchos le reprocharían que en el pasado se dio el lujo de rechazar a varias personas, por lo que no era su primera vez haciéndolo, pero era gente que no conocía tanto, así que eso le ayudaba un montón, pues la mayoría se le acercaba solo por ser una cara bonita. Sin embargo, eso significaba que fuera menos difícil, en este caso se trataba de Minjae, el chico que consideró su nuevo buen amigo.
El mencionado estuvo siendo tan atento con él durante esos días que imaginó que solo era para reafirmar el nuevo vínculo entre ellos y, por lo tanto, no tuvo en cuenta lo que en realidad pasaba por la cabeza de Minjae.
"¿Cómo se lo digo? No quiero hacerle daño".
—¿Tae?
—Jae—tomó una buena bocanada de aire antes de seguir—. En serio me siento muy agradecido por tus palabras, pero no puedo corresponderte.
—¿Por qué? —cuestionó angustiado por las posibilidades que se le venían a la mente—. ¿No tienes pareja o sí?
—No la tengo. Esa no es la razón.
—¿Entonces? —inquirió, creyendo que todavía tenía oportunidad—. Mira, yo sé qué esto se puede parecer apresurado, pero en serio me gustas lo suficiente como para desear arriesgarme contigo.
—Eres un chico genial, pero en estos momentos hay alguien más en mi corazón.
Luego de que Taehyung soltará esa oración lo más rápido que su lengua se lo permitió, el estudiante de Hanyang no pudo evitar sentirse conmocionado.
¿Quién era el afortunado? ¿Sería alguien de su misma carrera? ¿Un amigo de la infancia? ¿Un estudiante de otra universidad?
Bueno, no importaba.
Se ilusionó en vano, creyendo con ingenuidad que sería correspondido.
Los castillos que creó en torno a imaginar una relación con el otro universitario ahora se encontraban totalmente derrumbados. Tampoco podía hacer algo si Taehyung ya tenía a alguien ocupando su mente y corazón.
Se sintió tan estúpido, pues nunca meditó esa opción.
Supuso que sería lo suficientemente bueno para merecerlo, porque él era como un diamante, tan brillante, tan especial, no solo tenía belleza por fuera, sino también por dentro. Era inteligente y cautivador, todo lo que alguien quisiera tener a su lado.
Sentía mucha envidia y a la vez curiosidad por saber quién era el afortunado.
—Entiendo—una pequeña sonrisa nostálgica apareció en su rostro y eso hizo sentir un poco aliviado al pelinegro—. ¿Al menos puedo conservar tu amistad, Tae?
—Tonto, eso no lo dudes—se puso de pie a toda velocidad con la única intención de rodearlo con sus brazos.
"Es tan cálido, espero lo sepa aprovechar". Pensó Minjae, sintiéndose resguardado en aquel dulce gesto del contrario.
Estuvieron así por un largo rato, mientras Taehyung susurraba pequeñas disculpas y le decía que tenía un mundo entero por descubrir, por lo que le aseguraba que su otra mitad debía encontrarse por ahí, esperando a ser descubierta.
El chico asintió, restándole importancia al asunto antes de pedirle que otra vez tomara asiento en su respectivo lugar para poder seguir y disfrutar de la champaña de celebración que ahora era de consuelo para un Minjae con corazón roto.
—Por nuestra amistad—dijo, alzando la copa para hacer un brindis.
—Por eso y por estos días llenos de aventuras—aseguró Taehyung, chocando su copa con la ajena.
Después de acabar hasta la última gota de la botella que, para suerte de ambos, no era muy grande como para atontar sus sentidos, salieron del establecimiento tras pagar la cuenta que Minjae insistió en costear a pesar de que Taehyung se negó y terminó por convencer al chico de que lo mejor era que cada quien pagara por su plato.
Al pelinegro nunca le gustó aprovecharse de esa forma por más amigos que fueran. Las únicas veces que dejaba que alguien hiciera aquello era cuando estaba de cumpleaños, pero de ahí jamás. Minjae sabía que lo mejor era no darle la contraria, porque todo indicada que no cambiaría de opinión, así que desistió con la condición de que al menos el postre y la botella fueran por su cuenta como una muestra de su amistad.
A Taehyung no le quedó de otra que aceptar.
Cuando Minjae lo hizo subir al taxi que lo llevaría de regreso al hostal, Kim se sintió un poco extraño porque el otro joven no iría con él. Aunque en su interior sabía que era prudente no forzar las cosas entre los dos. A fin de cuentas, lo rechazó y lo más probable es que quisiera un tiempo a solas. De todas formas, los estudiantes de Hanyang salían en un transporte en la noche, así que tampoco era como que tuviera que estar puntual en dicho lugar.
El par de amigos se despidió, procurando mantener el contacto, porque su amistad merecía eso. Taehyung le agradeció nuevamente por cada uno de sus detalles, mientras se despedía de Minjae. Cuando estuvo dentro del vehículo, el pelinegro comprobó su reloj para notar que se encontraba a buen tiempo. Por más que en sus pensamientos rogara que no sucediera nada malo hasta el reencuentro con Jungkook.
Pero... ¿La suerte estaría de su lado?
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Taehyung no superaba lo que acababa de pasar, porque nunca se le pasó por la mente la razón por la que Minjae era tan dulce con él. Se sentía tan tonto por no haber notado que estaba enamorado. Quizá si se hubiera dado cuenta a tiempo, otro cuento sería. Ya que evitaría a como diera lugar que siguiera haciéndose ideas que no eran.
Pero dejando eso de lado, el nerviosismo empezaba a carcomerle de una forma tortuosa por lo que sucedería en los siguientes minutos. Debía olvidar esos temores y enfrentarlos como la persona valiente que era, o pretendía ser.
No obstante, conforme el tiempo pasaba, el pelinegro creía que le perseguía la desgracia.
¿Cómo se les ocurría a las autoridades de tránsito cerrar el paso por la calle en la que su taxi se desplazaba?
Le faltaban cinco minutos para llegar al hostal, pues el restaurante en el que estuvo con su amigo no quedaba muy lejos, pero ahora el conductor tendría que dar una vuelta entera. Al hombre le tocaba irse por la otra vía que era mil veces más transitada.
Quería gritar de la frustración.
No podría ser puntual en esta ocasión que era de vida o muerte.
Odiaba todo.
Mientras tanto, Jungkook quería que la tierra se lo tragara y lo escupiera en otro lado del mundo. Trataba de no imaginar escenarios desastrosos, pero al ver que Taehyung no aparecía por ningún lado lo estaba poniendo nervioso.
¿Y ahora qué procede? Se preguntaba con el ceño fruncido por la angustia.
¿Llorar? Sí, esa parecía la mejor opción.
Quería esconderse en su habitación hasta que fuera hora de marcharse a Seúl.
Sin embargo, su parte racional le decía que confiara en la posibilidad de que se tratara de un simple retraso, en lugar de comportarse como un auténtico dramático.
Aunque si lo pensaba bien, cometió el error de decirle a su estudiante que, si no aparecía, lo entendería. A fin de cuentas, ellos no eran nada por más que se gustaran. Por eso, el profesor Jeon tampoco tenía derecho de reclamarle nada.
Lástima que no se veía capaz de eliminar la tristeza que estaba invadiendo cada pedazo de su ser.
Probablemente esta era la señal que la vida le daba para que entendiera que debía desistir.
—Ah, parece que Jin hyung tenía razón—murmuró, dejándose caer en el suelo de granito.
Lo mejor sería irse pronto de ahí para evitar que alguien fuera testigo de su desastrosa situación.
Cuando Jungkook quiso escapar del patio que reservó por una hora completa, lo primero que hizo fue dejar sobre una mesa el ramo de lirios morados que compró con anterioridad, esperando que alguien los encontrará y recogiera para darle un buen uso en lugar de terminar en la basura, pero antes de lograr su cometido, percibió como alguien irrumpía en el lugar.
El castaño levantó su cabeza, que yacía gacha hasta unos segundos atrás, encontrándose cara a cara con su alumno, quien se encontraba un tanto agitado, como si hubiera corrido un maratón, mientras se esforzaba en regular su respiración.
—Tae... Pensé que no ibas a venir.
Su voz se escuchó apagada, entristeciendo al menor que nunca lo vio tan apagado.
El mencionado se acercó lo suficiente como para atraerlo hacia sí mismo en un fuerte abrazo que su profesor no tardó en corresponder, metiendo su cabeza en el cuello ajeno para deleitarse con el fresco olor de su perfume.
Cuanto estuvo ansiando ese reconfortante contacto... Era su lugar seguro.
—Eres un tonto—alcanzó a pronunciar antes de dejarse afectar por sus propias emociones, sonando conmocionado—. ¿Cómo puedes pensar eso?
—Vaya Taehyungie, me acabas de tratar de tonto, cuando tú siempre me halagabas por mi inteligencia—rio, disfrutando de las caricias en su espalda baja—. ¿No te parece contradictorio?
—Es que lo eres—se separó un poco, dando unos golpecitos en el pecho ajeno—. Eres muy listo, pero para ser sincero, también eres un caso perdido en otras cosas—aseveró, dirigiendo su mano hacia un mechón de cabello para acomodarlo detrás de su oreja—. Y no me cambies de tema por favor.
—Ya, es que llegaste muy tarde. ¿Qué querías que pensara?
Jungkook tomó la mano de Taehyung, acariciando el dorso de esta bajo la mirada atenta del contrario.
—Tuve unos inconvenientes, pero llegaría sí o sí... Al fin y al cabo, no podía ignorar lo que me expusiste en esa carta—esbozó una tímida sonrisa y el mayor se sonrojó de forma inevitable.
—Dios, qué vergüenza...
El castaño se tapó el rostro, soltando la mano del chico en el proceso. De solo hacer memoria de algunas de las cursilerías que escribió en la dichosa carta se le aceleró el corazón. Al ver que Taehyung no aparecía, llegó un momento en el que pensó que ese fue un motivo por el que su querido pelinegro no se presentó; tal vez el rollo de ser romántico no le gustaba y hasta pudo haberse burlado de él con razones de sobra.
Igual no sería la primera vez que alguien se mofaba por su sentimentalismo natural.
—No hagas eso.
Un puchero apareció en el rostro de Kim que Jungkook no pudo pasar por alto gracias a la pequeña abertura que se formaba entre sus dedos, obligándose a bajar las manos para apreciarlo con detenimiento—. Tú tampoco deberías hacer esa expresión frente a mí cuando soy tan débil.
Era tan tierno.
Por un instante se imaginó uniendo sus bocas, disfrutando de ese gesto marcado en sus belfos, atrapando el inferior para morderlo un poco y por qué no, intensificando el beso.
"Jungkook, cálmate. Pareces un chiquillo hormonal". Se regañó en su mente, queriendo darse un golpe en la frente para despejarse.
El menor ladeó la cabeza con confusión, pero antes de que pudiera preguntar al respecto, el profesor tomó su rostro entre sus manos, acariciando con una parsimonia sus mejillas de pan. Sintiendo que las piernas le iban a fallar por su osadía, mientras el color rojo hacía acto de presencia en su cara con mayor intensidad.
—No sabes cómo lo siento, Tae—musitó Jungkook—. Si pudiera retroceder el tiempo lo haría, no consideré que podía herirte con las estupideces que dije.
—Jungkookie... Te perdono—subió sus manos para acariciar el rostro de su profesor.
Era un momento tan íntimo, ambos se sentían como en una burbuja. Ambos estaban en su propio mundo. Compartiendo miradas profundas, tan cargadas de ese sentimiento tan especial que estaban experimentando.
—Gracias.
Aprovechando la cercanía que tenían, Jungkook frotó su nariz contra la de Taehyung. Dicho contacto era un beso esquimal, aquel gesto le llenó de calidez al universitario.
Ninguna de las personas con las que estuvo en el pasado fue tan dulce con él, porque eso lo hacía caer más ante su querido docente. Suspiró embelesado, por lo que no pudo soportar más y lo besó en la boca.
Un beso tierno en el que disfrutaban de ese cariño tan especial. Se acariciaban los labios sin ninguna otra intención más allá que expresar sus sentimientos. Los belfos de Jungkook se movían con delicadeza contra los de Taehyung, gozando del delicado roce. La pareja marcó un ritmo suave que solo provocaba que sus corazones latieran descontrolados, porque se elevaban al paraíso con ese simple contacto, mientras confirmaban lo mucho que extrañaron aquello.
Cuando se apartaron por falta de aire, pues el beso fue muy largo (mucho más que el primero que se dieron), el par de tortolitos entrelazaron sus manos y conectaron miradas, sonriéndose cómplices, por lo que acababan de experimentar.
—Creo que debería de enojarme más seguido sí sé que esto se repetirá...
Taehyung confesó con una sonrisa, a la par que Jungkook salía de su ensoñación, porque hace un rato estuvo fantaseado con lo sucedido. Sin embargo, hubiera deseado que fuera un poco más intenso, pero no se quejaría, pues estaba más que satisfecho por ahora.
Después de todo, tendría mucho tiempo por delante para volver a repetirlo y descubrir más cosas junto a Taehyung.
—Yo debería de decir eso, porque tú fuiste quién acortó la cercanía—le guiñó un ojo y se ganó un golpecito en su hombro.
—Eres un tonto, Jungkookie.
El castaño no disimuló la sonrisa al escuchar su nombre siendo pronunciado de esa manera tan cariñosa que anheló escuchar desde hace rato.
—Eso solo me pasa cuando estoy contigo, Tae.
—Pues me sentiré especial por ello.
Luego de esa declaración, el menor no pudo evitar desviar la mirada hacia una de las mesas del patio, en la que yacía un bonito ramo de flores.
Eran lirios morados.
Representaban el amor, el romanticismo y la pasión a partes iguales.
—¿Y eso? —preguntó con fingida curiosidad.
—¡Cierto! —se separó de su alumno para agarrar las flores y aproximarse una vez más hacia su acompañante—. Son para ti... Es parte de mi disculpa.
Taehyung las tomó entre sus manos, acercándolas a su rostro para olerlas. El efecto que le recorrió al entrar en contacto con la dulce fragancia fue exquisito, porque le proporcionó una maravillosa sensación de tranquilidad y bienestar.
—Gracias, Kookie... Son de mis flores favoritas, pues me encanta su significado.
—Oh sí, a mí también.
Jeon soltó una risita por el nerviosismo de responder sin pensar. Ahora se sentía muy tonto por haberlas elegido solo por ser del color favorito de su alumno y porque la mujer de la floristería le aseguró que eran la mejor opción para la persona a la que deseaba cortejar.
Casi de inmediato se sentaron en una de las mesas y el castaño comenzó a hablar para continuar con su disculpa.
—Yo sé que soy un impulsivo y tonto, pero todo lo que te dije en la carta es lo que siento y al verte aquí me confirmas que es recíproco.
Taehyung asintió despacio, acariciando los nudillos de la mano ajena que se mantenía sobre la superficie de madera.
—También sé que nuestra relación es difícil por ahora, porque no podremos estar juntos como deberíamos, pero dame la oportunidad de compartir más de nuestro tiempo hasta que el momento indicado llegue, ¿sí?
—Claro que sí, Kookie, ya me falta muy poco para terminar la carrera. El tiempo no será un impedimento si al final sé que podré estar contigo.
Jungkook le sonrió con cariño antes de cambiar el tema.
—En serio creí que no ibas a venir... Espero no haberte interrumpido en nada, Tae.
Sí, era un tanto cínico porque sabía de la cita que tendría con Minjae, pero en su defensa podía asegurar que sintió que el karma se las cobró al creer que prefirió al otro chico por sobre él.
—Como se supone que no existirán más secretos entre nosotros, porque quiero que haya confianza en esto que tenemos, quiero que sepas que fui a dar un paseo con mi amigo Minjae...
—El estudiante de Hanyang, ¿verdad? —el menor hizo un gesto de afirmación con la cabeza y continúo con su revelación.
—Ese mismo... Solo que él se me confesó. Me dijo que estaba enamorado de mí.
Mierda.
¿Se le confesó?
¿Por un momento estuve a punto de perderlo?
Esa clase de pensamientos atormentaron por varios segundos al profesor, pero este supo que sí su estudiante estaba frente a él era por algo.
—Ya veo...
Siendo sincero, Jungkook no sabía que decir. Por ese motivo, Taehyung levantó la mano ajena que sostenía entre la suya para darle un beso en el dorso.
—No te sientas celoso, mucho menos inseguro, Koo.
—No lo estoy, Taehyungie.
El pelinegro quiso reír al notar como su ceño fruncido desaparecía tras su dulce gesto.
—Como tú digas, pero si te lo cuento es porque además de la confianza, quiero que exista comunicación. Ambas cosas son muy importantes para que nuestra relación fluya sin problemas.
—De acuerdo, Tae. Pienso lo mismo—su voz sonó un poco más suave, comprensiva.
—Muy bien, esa será nuestra promesa.
La sonrisa cuadrada tan característica de Kim hizo su aparición, encantando a Jungkook, quien lo miró con devoción.
Era tan adorable.
Luego de ese pensamiento, el mayor se sobresaltó llamando la atención del chico frente suyo. Dirigió su mirada al reloj de su muñeca, comprobando que faltaban 10 minutos para qué llegará el transporte.
El tiempo se les había pasado volando.
En cualquier instante alguien podría entrar al patio por estar buscándolos al no dar con ellos y eso terminaría por dejarlos más en evidencia. Lamentablemente, tendrían que seguir siendo cuidadosos a pesar de que sabían que por parte de los compañeros de Taehyung no habría ningún problema, peor aún por parte del secretario o de la profesora tutora.
No obstante, existían otras autoridades en el lugar que no comprenderían la situación y eso les traería graves inconvenientes.
Lo suyo todavía no podía ser.
El universitario entendió la situación al instante, por lo que se incorporó lo más rápido posible, sin antes depositar un casto beso en la mejilla ajena, provocando maripositas en el estómago del docente.
Taehyung desapareció de su vista, con el ramo de lirios morados pegado a su pecho, al tiempo que musitaba que se verían pronto, sin darle la más minina oportunidad de reaccionar ante aquello. Jungkook solo puso una mano en su mejilla mientras suspiraba como un tonto enamorado.
Porque eso era, un tonto enamorado.
Y para su suerte no era el único que estaba en el mismo estado.
Continuará...
¿Ahora si ya me perdonan por toda la frustración de capítulos anteriores? Muchas gracias a todas las personitas que siguen leyendo este fic, cada vez falta menos para volver al tiempo actual. Nos leemos pronto, corazones.
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