*+:。.。Capítulo 21。.。:+*
—Mira Jungkookie, si quieres puedes pararte de cabeza, pero de mí no sacarás nada.
—¡Noona, no seas así! ¿Por qué le haces esto al que consideras tu hermanito? —rogó con dramatismo, llamando la atención de algunas personas que estaban cerca, ya que parecía que estaba a punto de hacerle un berrinche.
La mujer se permitió reír con ironía. El joven de cabellos castaños se encontraba chantajeándola desde hace aproximadamente veinte minutos y si era honesta, ya se estaba aburriendo de escuchar lo mismo por tanto tiempo.
Jungkook asomó en la cafetería del lugar en el que se hospedaban con un objetivo muy claro, y nada ni nadie le harían cambiar de opinión, porque era una necesidad conseguir esa información.
Byul había estado trabajando en su laptop muy concentrada—o bueno, eso era lo que intentaba desde la repentina aparición del menor— quien llegó con una actitud muy infantil, inocente y que le recordaba al pequeño niño que alguna vez fue en el pasado.
—¡Por Dios! Jungkook compórtate, ¿En serio vas a hacer lo que creo? —preguntó sorprendida al ser testigo de la actitud tan determinada del profesor tras darle un ultimátum, porque no pensaba rendirse por más que ella se negará. Provocando que ambos se volvieran el centro de atención de los presentes, un hecho que le ponía demasiado incómoda.
—Si no me ayudas, buscaré esa información en otro lado—susurró para que solo la maestra le escuchara—. Solo tienes que contarme los detalles de la salida que tenían, no es tan difícil y no te cuesta nada. Tampoco se trata de algo confidencial...
—Eres un chiquillo manipulador, juntarte con Jin te terminó afectando—contestó en voz baja con un tono cargado de molestia—. Dijiste que controlarías tus celos tontos y no lo estás poniendo en práctica.
—Sí, pero esto no es por celos, es pura curiosidad—contraatacó un poco ofendido, aunque en el fondo sabía que su noona tenía la boca llena de razón.
—¡Ay, está bien! —se resignó—. Lo haré, porque me estás desconcentrando mucho y yo me encontraba tan tranquila aquí en mis cosas.
Byul señaló su entorno con la ayuda de un ademán, y Jungkook apenas fue consciente de que estuvo incordiando a la pobre docente.
—Perdón... ¿Qué estabas haciendo? — indagó con curiosidad.
—Adelantando un poco de trabajo. Me gusta aprovechar el tiempo.
—Gracias. ¡Te adoro de aquí a la luna, noona!
El semblante neutral del chico cambió a uno que se asemejaba al de un dulce cachorrito con ojitos brillantes como si escondieran en su interior su propia galaxia.
—¿Tan solo 384.400 kilómetros? Pues gracias por lo que me toca, Jungkookie.
El castaño se quedó boquiabierto y la mayor soltó una carcajada al ver que lo dejó pensativo y sin palabras.
—Te aguantas ser el blanco de mis bromas a cambio de que yo te ayude con esta información.
—De acuerdo, eso no me lo esperaba...
El profesor se unió a las risas luego de salir de su trance—. Pensé que tu lado bromista quedó enterrado en el núcleo de la tierra desde que te convertiste en profesora.
—Creíste mal, Kook. Algunas cosas nunca cambian, ni siquiera con los años.
Jungkook negó con una sonrisa adornando su rostro, porque a su mente llegaron los recuerdos de cuando era un infante que compartía junto a su noona y hyung favoritos, los cuales disfrutaban de ser bromistas con las personas que les rodeaban y obvio, él se incluía entre aquellos.
Pero sentía que era un precio justo a pagar si se enteraba de cuáles eran los planes que su querido alumno tenía con ese mocoso de Hanyang.
Unos quince minutos más tarde, Jimin se encontraba muy feliz conversando con algunos de sus compañeros acerca de la bonita experiencia vivida.
—Todo estuvo genial, el templo era muy bonito... Sin duda es un lugar al que volvería siempre que tuviera la oportunidad.
Los universitarios le daban la razón y no demoraban en aportar a la charla con sus comentarios, mientras ingresaban al hostal, después de esa tarde tan productiva en la que se dedicaron a pasear por Daegu.
Park descuidó por completo a Taehyung, casi que se olvidó de él por estar concentrado en recrearse con el viaje y recolectar nuevas anécdotas que le contaría a su buen amigo Yoongi.
Y volviendo con pelinegro, este seguía conversando muy entretenido con Minjae. Durante esas horas se juntaron mucho, aprendiendo más acerca de ellos mismos, descubriendo los gustos en común, sus aspiraciones y sueños, entre otras cosas.
Parecía que fueran amigos de toda la vida y eso lastimosamente no le iba a agradar a cierto castaño que los estaba esperaba en la recepción antes de la siguiente conferencia.
Jungkook vio entrar a sus queridos alumnos, mezclados con los de Hanyang, quienes se encontraban igual de contentos por compartir ese paseo. El mayor también se contagió de la emoción que desbordaban, porque sabía que merecían ese descanso por tanto esfuerzo.
Luego de un minuto, Jeon reconoció a Park Jimin entre la multitud, pero lo que le sorprendió es que no estuviera pegado a Taehyung.
Sin embargo, su expresión tranquila se desvaneció al ver al susodicho ingresar muy animado con Minjae.
—Creo que eso era lo que te tenía inquieto, ¿verdad? —examinó Byul, quien se ubicaba a su lado para observar lo que iba a hacer el joven profesor.
Porque luego de que la maestra le contara lo que quería saber, Jungkook se decidió por la opción más prudente que se resumía en esperarles en la recepción, pues por un instante se le cruzó la maravillosa (tonta) idea de ir de improviso al sitio en el que el grupo se encontraba.
Pero tras meditarlo con cuidado y entrar en razón gracias a su noona que se dio cuenta de lo impulsivo que seguía siendo como cuando era un adolescente, supuso que, si lo hacía, quedaría cómo la burla frente a los universitarios.
Tendría que aguantarse las ansias a como diera lugar. Sin embargo, ya sentía que la tensión en su sistema al ver al pelinegro regalándole una hermosa sonrisa cuadrada a su acompañante.
—Tierra llamando a Jungkook—la mayor llamó la atención del chico una vez más con un tono de regaño luego de no obtener respuestas por parte del castaño—. Te hice una pregunta, niño. ¿Acaso ya no respetas a tus mayores?
—Si te escuché, noona. Y si tanto deseas saber mi respuesta, acertaste—dijo con una molestia clara en su voz.
—¡Wow! El niño tiene la osadía de ponerse más ofendido que uno mismo, porque me estabas ignorando. Te juro que si yo fuera Taehyung te mandaría a volar al infinito y más allá.
—Pues gracias noona, no puedo creer que tú también seas tan volátil— debatió, girando su rostro para encararla—. Hace poco me decías que esperabas que funcionara y ahora me dices esto.
—Es que me desesperas, Jungkookie. Estás viendo cosas donde no las hay y eso te costará caro.
—¿Perdón? ¿Acaso no ves que ese mocoso está hecho un gusto conversando con Taehyung?
El chico se cruzó de brazos como señal de fastidio ante la estampa que se desarrollaba a unos metros.
—Sí, pero parece que olvidas que Taehyung es muy amable con todos—reprendió—. Cambia esa cara porque ya se están acercando, y por si quieres saber cómo se la pasaron.
—¡Profes! — Kim saludó, moviendo la mano de un lado al otro—. Es un gusto verlos.
—Taehyung, Minjae, hola.
La mujer les dio la bienvenida, mientras Jungkook respondió con un simple ademán, pues sentía que no podía ni hablar sin que se le escapará alguna maldición después de ver cómo Minjae tomaba por el brazo al menor
—¿Cómo les fue, chicos? ¿Todo salió bien?
—Por supuesto, profesora Moon. Muchas gracias por dejar participar en esto a Taehyung y a los chicos.
Minjae se separó un poco, pero a pesar de eso no rompía el contacto con su acompañante, no obstante, se sentía raro por la mirada del mayor frente a él.
—Sí, profe. El paseo salió como lo planeamos, aunque nos distrajimos en unos lugares más que en otros, pero aquí estamos... —se señaló a sí mismo y de paso a sus compañeros que ya estaban tomando dirección a sus habitaciones para arreglarse antes de la conferencia— Justo a tiempo como lo prometimos y listos para aprender mucho más.
—Qué bien—respondió Jungkook con ese tono con el que reganó la última vez a Taehyung, un tanto sarcástico y cortante—. Ahora retírense ustedes también a sus habitaciones, porque estamos a nada de comenzar.
—Ohhh claro— el pelinegro bajó un poco la cabeza al sentirse un tanto regañado por su querido profesor. En definitiva, no entendía su extraño comportamiento desde que llegaron a Daegu—. Ya vamos, nos vemos en un rato.
—Adiós, profesores.
Minjae igual se despidió, muy enojado por la actitud estúpida de aquel docente, porque parecía afectarle a Taehyung y no entendía el por qué.
—Está bien, chicos. Vayan a cambiarse.
Luego de que los universitarios se alejarán lo suficiente, Byul encaró al castaño. Su ceño fruncido delataba su estado de ánimo.
—Eres un estúpido, lo digo muy en serio, Jungkook. Una vez más te repito que espero no la jodas con él por ese tipo de actitudes tan ilógicas. Con permiso.
El castaño suspiró con pesadez al verla desaparecer de su campo visual. Le daba la razón a su noona, pero justo ahora no se detenía a pensar tanto en aquello, sino más bien a cumplir su deseo egoísta de drenar de alguna forma sus celos, pues tampoco era cómo que pudiera decirle algo al respecto a su alumno.
Porque lastimosamente no eran nada, sin embargo, nunca se esperó que ese hecho pudiera jugarle en contra.
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Taehyung de verdad no comprendía lo que sucedía con Jungkook. Pensó que su comportamiento duraría poco porque suponía que el docente no quería ser obvio con los demás acerca de lo que sucedía entre ellos. Pero el que siguiera con esa actitud, le confundía bastante, pues confiaba en que su amistad podría evolucionar a algo más.
Sin embargo, parece que se había equivocado en grande.
Porque no olvidaba que no existía ninguna relación formal que les uniera, por lo que se esforzaría para no comerse la cabeza con eso.
Quizá estaba siendo paranoico, justificándole con la posibilidad de que estuviera estresado, mientras se dedicaba a despejarse de los malos pensamientos para recopilar la nueva información que recibiría y le sería útil para su carrera.
Una pena que después de la conferencia a la que tuvieron que asistir, Jungkook continuaba siendo muy frío con él. Como si de un instante a otro, una barrera les separara, recordándoles que no eran más que estudiante y alumno.
Pero mañana sería otro día y esperaba que ese sentir se disipara, pues no estaba en sus planes lamentarse de nada durante aquel viaje.
Mientras tanto, Jungkook tenía muy presente lo idiota que era, pero no juzgaba a Taehyung, quien lo ignoró con todas sus fuerzas desde que la conferencia dio inicio.
Se lo merecía.
Y rogaba para sus adentros no haberla jodido cómo su noona le dijo.
Por eso, esperaba que cuando se adentrara en el mundo de los sueños, fuera suficiente para desconectarse de los tristes escenarios que se pintaban en su mente y que involucraban al joven de etérea belleza y encantadora personalidad.
Jimin se encontraba en la comodidad de su habitación, la cual compartía con otros compañeros de su salón. Estaba moviéndose de un lado a otro en la pequeña y mullida cama, porque no lograba conciliar el sueño por alguna extraña razón. Además, de que no tuvo oportunidad para intercambiar palabras con su amigo durante el paseo y la conferencia.
Taehyung se comportaba muy raro y sentía que tampoco podía hacer mucho al respecto. Le preguntó cómo estaba y este solo le respondió que bien, pero un poco cansado. En aquellas situaciones lo mejor era dejarle tener su propio espacio, que estuviera solo y pudiera pensar.
Si lo deseaba, eventualmente se lo contaría. Park sabía cuándo podía hablar con él y cuando no, en ese aspecto no le gustaba que el pelinegro se sintiera asfixiarlo con sus atenciones, porque el susodicho tenía muy presente que contaba con su ayuda para lo que fuera.
Siempre sería el hombro en el que pudiera desahogarse.
Aunque supiera que quería mucho más que su querido amigo.
El rubio suspiró con cansancio, estirándose lo suficiente hasta quedar sentado sobre la suave superficie. Evitando hacer mucho ruido, el chico tomó su celular de la mesita de noche a su costado para comprobar la hora.
Eran casi la una y media de la madrugada.
Se incorporó de la cama, caminando con lentitud y sigilo para no despertar a sus compañeros que roncaban tan plácidamente a pesar de las raras posiciones en las que se quedaron dormidos.
Jimin rio muy bajito por la escena. Si alguien más los viera podría jurarle que si seguían en ese estado se podrían lesionar, aunque tal parecía que a los aludidos no les importaba porque yacían completamente entregados a los brazos de Morfeo.
Luego de mirar una vez más el interior de la habitación y notar que su salida no interrumpió el sueño pacífico de sus compañeros, Park salió del lugar decidido a tomar aire para despejarse. Rogaba no encontrarse con nadie, sobre todo algún profesor que le llamará la atención.
Necesitaba distraerse y para lograrlo llevó su móvil consigo.
Recorrió el pasillo percibiendo lo desolado que estaba para su suerte, caminó un poco más y llegó a un pequeño vestíbulo que poseía una puerta de vidrio, la cual le dirigía a un balcón muy bonito, por lo que no dudó en abrirla a pesar de que el frío le pudiera congelar.
Se encontraba abrigado de pies a cabeza, pero no lo suficiente como para que la brisa no le erizará la piel, sin embargo, valió la pena al obtener esa bella vista nocturna. La luz de la luna caía de una manera hermosa sobre aquel hostal y los sonidos de los insectos que yacían por ahí, creando una atmósfera de mucha tranquilidad, justo lo que necesitaba en estos momentos.
El rubio tomó asiento en una de las mesitas del espacioso balcón, y con el dispositivo móvil en la mano, entró a su galería para revisar las fotos que capturó durante esa refrescante tarde.
En definitiva, el paseo fue excelente de principio a fin, volviéndose una experiencia digna de recordar.
Jimin revisó sus otras redes sociales, pero no descubrió nada fuera de lo normal.
Seguía estando muy aburrido, por eso se decidió a comprobar si existía algún mensaje en KakaoTalk que tuviera pendiente de contestar. Ni siquiera Yoongi se había hecho presente, un hecho que le provocó una extraña sensación en su pecho, porque se encontró extrañándole.
Ya estaba muy malacostumbrado por las lindas atenciones que el joven de piel nívea le daba desde que se volvieron cercanos. Aunque después pensó que quizá el susodicho estuvo ocupado con sus propias cosas, por lo que no debería darle importancia.
Tampoco era obligación que su amigo le escribiera todos los días como había estado haciendo antes del viaje.
Pero tal vez las cosas podían cambiar por hoy.
El rubio se sobresaltó cuando percibió que Yoongi estaba en línea. Si era honesto, no quería hablar por mensaje, anhelaba escuchar su voz, pero se planteó dos veces la idea que se la cruzó por la mente.
Quizá sería muy invasivo de su parte.
¿O no?
No obstante, antes de seguir analizando la situación, se encontró presionando el botón de llamar.
Suerte o muerte.
A los pocos segundos, el chico le contestó.
—¿Jiminnie? ¿Eres tú? —preguntó al otro lado de la línea.
—Yoongie... Espero no estar molestando—respondió con cierta timidez en su voz—. Es tarde, pero te vi conectado y...
—No es ninguna molestia, Jiminnie. Creo que ya te lo he dicho muchas veces en nuestras conversaciones, aunque tampoco me molesta acláratelo de nuevo—musitó tan rápido como si estuviera haciendo un freestyle en uno de los concursos de rap en los que amaba participar—. Tan solo me sorprendió que tomarás la iniciativa al llamarme tú.
Jimin sonrió ante las dulces palabras de su hyung. Eventualmente, le fue imposible no comenzar a adorar cuando su nombre era pronunciando con tanto cariño por medio de la aterciopelada voz de Yoongi, sintiéndose tan cálido como nunca antes.
—Pues entonces me sentiré libre de llamarte cuando más lo necesite.
—Será un gusto atender esas llamadas, Jiminnie...
—Está bien... ¡Tengo tantas cosas que contarte! —relató con esa emoción que Yoongi amaba percibir en el más bajito.
—Soy todo oídos, pollito.
Aquel apodo se escuchó como un ronroneo de parte del joven de piel nívea, consiguiendo que Jimin se enterneciera por el adjetivo empleado en la oración.
Ambos disfrutaron de la compañía ajena como si estuvieran solos en su propio mundo.
Jimin conversó con Yoongi como si no fuera consciente de la hora y tampoco de que al siguiente día debía seguir adquiriendo conocimientos, por lo que necesitaba su mente fresca y descansada para eso.
Pero no le importaba, se sentía tan bien hablar con aquel estudiante de psicología que mantenía una intensa pasión por la música. Lo escuchaba con atención y aportaba con sus interesantes comentarios.
Sí, desde que el joven de mirada felina apareció en su vida, se sentía extrañamente reconfortado. Y Yoongi se percibía a sí mismo tan completo con solo escuchar la dulce voz del chico.
Así estuvieron tan inmersos en su interesante charla hasta que el reloj marcaba las tres de la madrugada. Ya era hora de cortar por más de que ambas partes no lo quisieran.
—Tuvimos una conversación muy larga y enriquecedora, a decir verdad—comentó, sin borrar la sonrisa de gomita que portaban sus finos labios—. Pero ambos tenemos cosas que hacer cuando llegue a la mañana, así que deberíamos terminar la llamada, Jiminnie.
—Lastimosamente—hizo un pequeño puchero que el chico del otro lado de la línea no pudo observar—. Pero no dudes que, si no fuera por eso, podría quedarme hasta el amanecer conversando contigo.
—Me imagino que sí, porque al menos yo no te dejaría cortar la llamada hasta sentirme satisfecho—rio con gracia y Jimin se pudo hacer una imagen mental sobre eso, imaginando las lindas encías en su rostro tan tierno como el de un gatito, el cual podía anular por completo su usual apariencia de bad boy.
Por eso, el rubio dejó escapar una risa bonita y muy contagiosa.
Min era capaz de afirmar que era el sonido más bonito que escuchó en su vida. Ni siquiera una obra clásica de Mozart, las que seguían siendo sus favoritas desde que tiene uso de razón, podrían superar la melodiosa risa que ahora inundaba sus oídos como una pieza digna de ser apreciada.
—Bueno, me despido, porque lo más probable es que sigamos consiguiendo temas de conversación y no paremos.
—Claro que sí, Jiminnie. Ya habrá otro momento para eso, ¿te parece?
—Por supuesto, gatito. Tenemos muchas cosas pendientes.
Yoongi volvió a esbozar una sonrisa, de las que fue víctima desde que inició la llamada con el precioso chico de mejillas esponjosas. Tampoco pudo contener un suspiro cuando le llamó gatito, pero lo disimuló lo mejor que pudo.
En el pasado eso le hubiera disgustado por ser excesivamente cursi. Sin embargo, si esa palabra salía de los labios abultados del menor, experimentaba una calidez reconfortante en el alma.
Ya estaba más que enamorado y la esperanza crecía en su interior.
—Esperaré. Y aquí estoy para lo que quieras, ten bonita noche, Jiminnie—musitó con cariño—. O bueno, lo que queda de ella.
—Igualmente, Yoongie. Y tienes razón, pero no fue tiempo perdido, disfrute de esta charla que tuvimos. Adiós.
—Hasta pronto, pollito.
Sin más que agregar, Yoongi dio por finalizada la llamada.
Jimin miró fijamente a la pantalla, soltando una exhalación por la boca.
No entendía que era lo que le pasaba a con aquel chico, pero sabía que no quería cambiarlo por nada. Se levantó más tranquilo y se dirigió una vez más a su habitación para retomar su sueño frustrado.
Su lado coqueto había brotado sin notarlo, pero tampoco lo sentía incorrecto, lo único que deseaba era seguir teniendo esa conexión especial y esa relación espontánea que se daba cuando eran solo ellos dos.
Jimin no sabía que lo que experimentaba era amor y antes de descubrirlo metería la pata hasta el fondo.
Arrebatando una felicidad ajena, sin importarle nada más.
Siendo tan egoísta.
Y volviéndose algo que con los años lo atormentaría, pero... ¿Podría arreglarlo?
Continuará...
Gracias por leer, lamento no haber actualizado la semana pasada, pero en recompensa les dejo este capítulo más largo. La relación de Tae y Koo está en grave peligro, ¿creen que lo resuelvan pronto? Les leo en comentarios, mis corazones.
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