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17. Recuerdo

Narrador Omnisciente.

— Skyler, acompañame ahora mismo a mi despacho— Dijo Dumbledore a Skyler, quién se acababa de separar de su novio.

— ¿No puede esperar un poco más? —preguntó fastidiada.

— Creo que ya te esperamos lo suficiente — respondió el director— Por favor, acompañame.

— Ya que —gruñó— Los veré después —les dijo a sus amigos y a su novio.

Siguió al director a su despacho, Shadow la seguía desde el suelo, arrastrandose con velocidad. Cuando ya estuvieron en el despacho de Dumbledore, este mismo se quedó de pie, y Skyler tomó asiento frente al escritorio.

— Supongo que ya sabes porque estas aquí.

— ¿Por qué soy muy inteligente? — Se burló la pelinegra.

— Esto no es un juego, Skyler —Dijo Dumbledore seriamente, parecía molesto— Debiste haber regresado a clases hace una semana, ¡y no lo hiciste! Los demás profesores, los aurores, tus padres y yo, te buscamos todos los días, no pudimos encontrarte, no había ni una pista o algo que indicará donde estabas, ni siquiera tus amigos sabían donde estabas, no te comunicaste con nadie —reprochó— ¿Dónde estuviste todo este tiempo?

— Eso no es de su incumbencia —dijo Skyler.

— ¡Claro que lo es! —exclamó molesto— Nos tenías muy preocupados, ¡Eres una adolescente! ¿Sabes los peligros que corres estando sola allá afuera ?

¿Sabe el peligro que soy yo allá afuera?, pensó.

— Además, debías pasar todas las vacaciones con los Weasley —añadió— Se supone que convivirías con ellos, aprenderías de ellos, ¡No lastimarlos! —bramó—  Cuando arribé ahí, la mayoría estaba inconsciente y con fuertes golpes en la cabeza, ¿Por qué los lastimaste? Ellos solo querían ayudarte, al igual que yo...

— ¿Ayudarme en que? —interrumpió la joven— ¿Usted creía que me iba a ayudar estar rodeada de un montón de imbeciles traidores a la sangre y con sus ideales cursis? — se puso de pie— ¿A quién carajo se le ocurre mandarme con personas que no tolero? Sólo a un imbécil como usted.

— No me faltes el respeto, Skyler —dijo el anciano molesto.

— ¡No! Usted me lo faltó a mi al enviarme con ese montón de mediocres —siseó.

— ¡Yo solo quería ayudarte...

— ¿¡Ayudarme en que!? Estoy perfectamente bien, no necesito de su ayuda para nada —soltó— ¡Estoy harta de que siempre se quiera meter en mi vida! Estoy cansada de que siempre quiera decirme que hacer, con quien convivir —Dijo molesta— Pero la culpa la tengo yo, por seguir haciendole caso, ni siquiera es mi tutor o algo así para querer darme ordenes de que hacer con mi vida allá afuera, no es más que un simple anciano director.

Skyler se dió la vuelta y caminó hacia la puerta, saliendo del despacho de Dumbledore junto con su serpiente.

Dumbledore se sentó en su escritorio y soltó un largo suspiró. Ya no sabía que más hacer para ayudar a esa joven. Muchas de las acciones de la Slytherin le molestaban demasiado, pero aun así el sentía que no debía dejar de intentar ayudarla y mostrarle cual era el camino que verdaderamente la ayudaría.

Pero lo que Dumbledore no sabía, es que el alma de Skyler ya estaba consumida mas de la mitad por la oscuridad. O quizás muy en el fondo lo sabía, pero se negaba a aceptarlo.

Los pensamientos de el anciano fueron interrumpidos cuando alguien toco la puerta de su despacho.

— ¡Adelante! —dijo Dumbledore desde su silla.

La puerta se abrió, dejando ver a una joven gryffindor de cabello cafe largo y ondulado.

— ¿Viene para recordar, verdad? —preguntó el director, aunque el ya sabía la respuesta.

— Sí —respondió la gryffindor.

— Recordar a quién ya no esta, es muy bonito —dijo Dumbledore—, pero cuando lo haces a diario se vuelve una obsesión que puede causar traumas, Señorita White.

— Sí, lo sé, ya me lo ha dicho, Señor —dijo Jane— Sólo que siento la necesidad de recordarlo.

— Si esta segura...— dijo Dumbledore— Tomese el tiempo que necesite, yo iré a atender unos asuntos.

— Gracias, Señor.

Dumbledore se retiró de su despacho cerrando la puerta. Jane se aproximó al pensadero, y llevó su varita a su sien, cerró los ojos y con la varita extrajó un hilo blanco, abrió los ojos y llevó el hilo blanco con cuidado al pensadero.

Desde que Alexander fue asesinado, ella viviá pensando en el y le lloraba todos los días. Jane en verdad había sufrido un profundo trauma, tanto que la llevo a la depresión. Ella solo era capaz de ser feliz si pensaba en el, era dependiente emocionalmente. A principios del curso actual, Dumbledore la encontró llorando en uno de los pasillos, y al ella explicarle lo que le pasaba, pensó que era buena idea llevarla al pensadero de su despacho, le explicó la funcion del pensadero y le enseñó como extraer sus recuerdos. Desde entonces, Jane asiste frecuentemente a la oficina de el director, solo para usar el pensadero.

Jane soltó un suspiró y hundió la cabeza en el pensadero.

1991, primer año.

Acababa de terminar la clase de transformaciones, iba con mis libros en brazos hacia el Gran comedor, puesto que era la hora de comida y yo moría de hambre. Al ingresar al comedor, me dirigí rápidamente a la mesa de Gryffindor, y me sente al lado de Valerie, la había conocidó en el expresso de Hogwarts y me agrado al instante, es una chica muy simpatica y amable, por suerte, tocamos en la misma casa y con más suerte nos toco compartir habitación.

Conforme paso el tiempo terminamos de cenar, y el prefecto de Gryffindor pidió que lo siguieramos. Ibamos caminando por el pasillo, cuando escuché a alguien llamar a un tal "Ethan", apenas me voltearía a ver quien gritaba, cuando sentí que algo se estampaba fuertemente contra mi, tirandome al suelo, mi muñeca me dolía a horrores.

— ¡Jane! —escuché a Valerie acercarse a mi alarmada— ¿¡Estás bien!?

— Me duele demasiado la muñeca, creo que me la rompí — dije derramando unas lagrimas, no soportaba el dolor.

— ¡Lo siento, lo siento! —chilló un chico rubio levantandose del suelo y acercandose con velocidad a mi— ¡Fue un accidente, no quería hacerlo! ¡No te ví y me estampe!

— No te preocupes —le dije tratando de darle una sonrisa amable, pero el dolor causo que solo hiciera muecas.

— ¡Ay que llevarla a la enfermería! —exclamó Valerie al chico.

El chico me tomó en brazos y con dificultad se dirigió a la enfermería, con Valerie siguiendonos por detrás.

— ¿Qué ha pasado? —preguntó Madame Pomfrey preocupada.

— Creo que se ha roto la muñeca —respondió Valerie.

— Dejela en esta camilla, joven, por favor —la enfermera señaló la camilla y El rubio me depositó ahí con sumo cuidado— A ver dejeme checarla.

Madame Pomfrey me tomó la muñeca lastimada y solté un chillido de dolor.

— Sí, esta rota —afirmó— Iré por la poción que le dejará el hueso como nuevo, ahora vengo.

Se levantó de la camilla y se dirigió hacia su oficina.

— De nuevo, perdoname por favor, fue un accidente, no quería hacerte daño —me dijo el rubio, su rostro demostraba arrepentiemiento puro.

— Ya esta, tranquilo —le dije mirandolo a sus ojos castaños— ¿Cómo te llamas?

— Alexander Swan.

Todo empezó a dar vueltas, y en segundos, Jane ya había sacado la cabeza del pensadero. Por su rostro las lágrimas caían sin cesar. Se dirigió con rápidez hacia la salida, y bajó las escaleras, caminó velozmente por las pasillos con su rostro empapado de lágrimas y soltando pequeños sollozos. Los que pasaban por su lado la veían confundidos, pero ella paso de largo, lo único que quería era llegar a su habitación y tumbarse en su cama a descansar.

Dijo la contraseña al retrato de la dama gorda y se le permitió el acceso, atravesó la sala común sin mirar a nadie y subió las escaleras hacia su dormitorio. Cuando entró, notó que solo estaba Valerie.

— ¿Otra vez usaste el pensadero, Jane? —le preguntó Valerie algo cansada— Te dije que dejarás de usarlo, solo te atormentas más a ti misma cada vez que lo usas.

— Ahora no estoy para tus regaños, Valerie —sollozó. Valerie estaba cansada de que Jane viviera del recuerdo, ya no sabía como ayudarla, quizás solo debía estar para ella. Valerie se sentó a un lado de Jane, y tomo la cabeza de su amiga con cuidado colocandola en su regazo y le comenzó a acariciar el cabello.

Jane en verdad quería olvidarse de todo, olvidar todo lo malo que estaba viviendo, olvidar todos sus problemas, quería ser libre, quería que su mente fuera libre. Pero el corazón no se lo permitía. Alexander fue la única persona que en verdad la comprendía y la apoyaba, cuando algo estaba bien, Alexander ahí estaba a su lado, y cuando algo estaba mal, también estaba a su lado. Alexander había sido el único chico que Jane en verdad amo, al que ama y amará; Porque la castaña estaba segura que nunca en su vida encontraría a un chico como Alexander, y estaba segurá que nunca amaría a alguien más como lo hizo con él.

Jane no olvida la promesa que le hizo a Alexander y la que se hizo a si misma.

— Acabaré con ella cuando menos se lo esperé — siseó la castaña con ira.

Jane no solía ser una persona rencorosa. Pero desde que Skyler había asesinado a su amado, su corazón se había llenado de odio y rencor, y lo que más añoraba era tomar venganza. Deseaba asesinarla, pero primero deseaba verla sufrir así como ella lo estaba haciendo. Sólo tenía que crear un plan perfecto e investigar como darle en donde más le dolía. Sabía que su plan llevaría tiempo, entonces la paciencia sería su aliada.







☠ Kazel ☠

Sé que me tarde demasiado en actualizar, perdonenme, según yo iba a actualizar seguido dos veces por semana, quedé🤡

Este capítulo es algo corto, no es mucho, pero es trabajo honesto😰

Este cap se trató más sobre Jane, era necesario comenzar a incluirla más, ya que en la siguiente temporada será relevante.

Por cierto, quería contarles algo. Esté último mes se me ha estado ocurriendo una historia en mi cabeza, y me gustaría hacerla. La historia es un fic con Tom Riddle. Pero es una historia +18. ¿La leerían?👀

EDIT: Ya pueden encontrar el fic de Tom Riddle en mi perfil, la historia se llama "OSCURO ÉXTASIS"

¡Gracias por leer!




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