13. Desastrosa Navidad
Maratón 1/3
Había llegado el 24 de Diciembre, víspera de Navidad. Hoy era un día especial para la familia Weasley, ya que darían de alta en San Mungo a Arthur Weasley y podrían llevarlo a casa a disfrutar las fiestas.
Molly y Bill Weasley se habían ido a San Mungo por Arthur. Pero Molly había dejado a todos limpiando y decorando la casa, quería que su esposo tuviera una excelente y calida bienvenida. Todos los demas se encontraban decorando el comedor y la sala de estar, la única persona que no estaba ahí, era Skyler. La pelinegra se encontraba en su habitación, se estaba aislando aun más de ellos, casi no salía de su habitación, sólo salía para ir al baño a ducharse, ya ni siquiera bajaba a comer, Molly Weasley aún así le subía la comida y se la dejaba a un lado de la puerta, ya que Skyler no deseaba abrirle. Tampoco Sirius lograba sacarla de la habitación, ni siquiera lograba entablar una conversación con ella. La verdad es que Skyler ya se sentía irritada de estar en un lugar rodeada de sangre sucias y traidores a la sangre, además de que ya estaba harta de tener que convivir con personas demasiado amorosas y calidas para su gusto. Creyó que la única persona ahí que le podía llegar a importar era Sirius, pero la verdad era que comenzaba a darle igual lo que pasara con él.
Sus amigos no se habían comunicado con ella, no le habían mandado ni una sola carta. Con Tom tampoco había tenido comunicación, no lo veía ni había hablado con él desde la última vez que se encontraron, que fue cuando Skyler se convirtió en Mortífaga, ni siquiera su espíritu había aparecido. Tampoco había tenido contacto con su familia, pero eso era algo que agradecía.
Skyler estaba acostada en su cama, volteó hacia la puerta ya que alguien estaba afuera tocandola.
— ¿Skyler? —se escuchó la voz de Sirius.
— Ay no otra vez —susurró quejandose. Decidió ignorarlo y cerro los ojos tratando de tomar una siesta.
— Skyler...—Sirius habló de nuevo tras la puerta— No sé que es lo que te pasa, ni tampoco sé porque no quieres salir de tu habitación. Pero quiero que sepas que todo mejorara, y que si decides salir, estaremos allá abajo decorando, por si quieres ir.
Skyler ya no escucho a Sirius hablar, por lo que supuso que se había marchado de ahí.
— No sé que le hace pensar que bajaré a decorar con todos esos inmundos —le dijo a Shadow.
— Yo tampoco lo entiendo, estar con esos sangre sucias sólo hace que te fastidies y por lo mismo que te enojes, sólo causarías sus muertes —siseó.
— Eso es lo que más quiero ahora mismo.
Skyler decidió seguir tratando de hacer una siesta, hasta que lo logró y cayó profundamente dormida.
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Skyler abrió los ojos lentamente, se incorporó en la cama confundida, ya que un ruido la había despertado. Volteo hacia la esquina de su cama y observo que Shadow estaba enrrollado ahí. La pelinegra volvió a escuchar el bullicio, y por primera vez en semanas, se decidió a bajar. Tomó a su serpiente para colocarsela en los hombros, para después abrir la puerta y salir. Caminó por el pasillo hasta llegar a las escaleras, bajo lentamente tratando de hacer el más minimo ruido posible. Al llegar al living se percato que no había nadie, pero observo el árbol de navidad y las decoraciones en las paredes, recordó cuando ella y sus amigos decoraban el árbol y el living de la Malfoy Manor, definitivamente los extrañaba muchísimo.
Se percató de donde venía el bullicio, provenía del comedor. Bajó el ritmo de su caminar, y observo desde donde estaba, el comedor, donde ya estaban sentados el cuarteto de idiotas, Sirius, y toda la familia de pelirrojos, incluyendo al Señor Weasley, quien estaba sentado en una silla de ruedas, las heridas en sus manos y su rostro eran muy evidentes, pero sanaban poco a poco. La Slytherin observó como todos convivían armoniosamente, como reían y sus expresiones de felicidad, en el ambiente se respiraba amor, luz, paz y alegría. En lo largo de la mesa, estaban servidos los platillos que la Señora Weasley había preparado, todos consumían la comida gustosamente. Ese era un ambiente completamente diferente a lo que ella estaba acostumbrada, y a decir verdad no le gustaba para nada. No le gustaba estar en un ambiente amoroso y alegre que no fuera con las personas que ella queria, y claro esta, que los que estaban presentes en esa casa no eran dignos de su cariño.
Finalmente Skyler llegó a la entrada del comedor y todos se dieron cuenta de su presencia.
— ¡Skyler, que bueno que decidiste bajar! — exclamó Sirius emocionado parandose de su asiento y llendo a abrazarla. Sólo que antes de que si quiera la pudiera tocar, la serpiente enseño sus colmillos de forma amenzadora, así que Sirius retrocedio.— Toma asiento, Sky.
Skyler tomo asiento a un extremo de la mesa, Sirius estaba sentado a su lado derecho y Fred a su lado izquierdo, al final de la mesa, frente a ella estaba el Señor Weasley, quien la miraba espectante. La pelinegra lo miro también, pero lo ignoro rapidamente y comenzó a servirse de cenar.
— ¿Quién eres tú? —preguntó amablemente el Señor Weasley.
— Soy Skyler —respondió seca, para después empezar a comer el pavo y la pasta que se había servido.
— Mucho gusto, Skyler. Yo soy Arthur Weasley —se presentó— ¿Eres amiga de mi hijo Ron?
— Ni en mis peores pesadillas.
— Skyler...—Sirius le dió una mirada de reproche.
— Oh, entonces supondré que eres amiga de Ginny —dijo.
— Tampoco. No soy amiga de nadie en esta mesa, Soy una Slytherin y ellos son Gryffindor, todo mundo sabe que Slytherin y Gryffindor no se llevan —dijo con obviedad.
— Ya veo.
Todos continuaron cenando, pero Skyler se dió cuenta que ya no estaban conviviendo como antes de que ella llegara. Los demás parecían algo incomodos y tensos, como si la presencia de la pelinegra los pusiera nerviosos.
《 Puedes tomar lo que gustes de la mesa, Shadow》le dijo Skyler telepaticamente a su serpiente.
Shadow se deslizó por sus brazos hasta llegar a la mesa, comenzó a arrastrarse por ella, y Skyler observó como todos los presentes se ponían más tensos de lo que ya estaban, sobretodo el señor Weasley, quién parecía haber dejado de respirar cuando vió a la serpiente en la mesa.
— Me entere que usted fue atacado por una serpiente, Señor Weasley —le comentó Skyler mientras observaba con diversión el miedo de el patriarca de los pelirrojos.
Al ver que Arthur Weasley no contestaba, todos voltearon a verlo y se dieron cuenta que se había quedado estatico observando a la serpiente, la cual ya iba de regreso hacia su dueña.
— Eh...Sí, fue atacado por una serpiente, pero gracias a merlín ya esta mejor, y por fin esta con nosotros —le respondió Molly con una pequeña sonrisa tensa al ver que su marido se había quedado sin palabras.
— Es una pena lo que le pasó —dijo Skyler con lastima fingída— Las serpientes son seres increíbles, son sabias, son constantes, luchan hasta obtener lo que quieren y son muy competitivas —Mientras Skyler hablaba, todos observaban a la serpiente que estaba en una esquina sobre la mesa, quién devoraba ferozmente los trozos de carne que había tomado— Pero también son posesivas, manipuladoras y vengativas. Son seres que se arrastran desde la oscuridad y que en el momento conveniente salen de entre las sombras para obtener lo que quieren, y eso es lo que me encanta de ellas. ¿No le parecen encantadoras, Señor Weasley? —preguntó algo burlona.
Todo mundo estaba en silencio, el Señor Weasley parecía estar reviviendo los tormentos y el dolor que sufrió a causa de Nagini, se encontraba sudando ya.
— Las serpientes son como nosotros los humanos —Continuó hablando— Todos compiten por ver quien es el mejor, sin saber que entre ellos ya está él o la mejor, esperando su momento para salir a flote y demostrar su poder —dijo la pelinegra suavemente— ¿Cuál es su perspectiva señor Weasley?
—Eh...—emitió Arthur—...Yo creo que las personas estamos para apoyarnos mutuamente, creo que deberíamos ser más solidarios y amables entre nosotros mismos.
— Yo difiero con usted —respondió Skyler— Creo que se le esta olvidando que los humanos somos la especie más traicionera que puede existir. Quieres ser solidario y le das la mano a otro y ese mismo después te ataca por la espalda, ¿No es así, Sirius? —lo miró— Tú tienes experiencia con eso.
Todos sabían a que se refería, la mirada de Sirius demostraba tristeza, le había recordado a su pasado y cuál había sido la causa de que el pasará injustamente tantos años en Azkaban.
— En este mundo tienes que saber elegir muy bien a tus amigos, no se puede elegir a cualquiera. Es una pena que las personas se dejen guiar por sus sentimientos antes que por sus pensamientos —rió— Prefieren seguir a su corazón antes que a su mente, que estúpido. Ser analitico es algo indispensable para la supervivencia, y el corazón y los sentimientos no harán que lo seas.
Skyler había terminado de cenar, y también había terminado de inyectar un poco de su veneno en las cabezas de los demás.
— He terminado —Se levantó del asiento— Iré a mi habitación, ahora vuelvo —les sonrió falsamente.
Skyler se retiró de la mesa junto a su serpiente, dejando a todos bastante incomodos. Al llegar a su habitación, entro y cerró la puerta.
— Creo que todos estaban muy tensos allá abajo —siseó Shadow.
— Sí, lo sé. Esa era mi intención —Rió la pelinegra— Pudé sentir sus nervios y su miedo, que satisfactorio fue eso.
De repente, Skyler sintió como si algo la atravesara.
— Nos volvemos a ver — saludó El espirítu de Tom frente a ella.
— Hasta que te dignas a venir a verme —le reprochó.
— Lo lamento, ahora que también volví fisícamente me es más dificil aparecerme así —explicó Tom— He estado reclutando aliados.
— ¿Y has conseguido algo? —inquirió la chica.
— Sí, he reclutado más magos y brujas a mis filas. Pero próximamente tengo planeado reclutar bestias y criaturas que se unan a nuestro bando.
— Es una excelente idea —dijo Skyler— Por cierto, ¿A qué se debe que estes aquí?
— Necesito que vengas conmigo, necesito de tu ayuda para algunas cosas —respondió Tom.
— ¿Ahora mismo donde estas tú fisicamente?
— En la esquina de la calle —respondió— te estaré esperando ahí, no te tardes.
Acto seguido de decir eso, desapareció.
— Por fin nos vamos de aquí, Shadow —le dijo con emoción a su serpiente.
— ¿De qué hablas?
— De que nos vamos a escapar.
Skyler buscó su varita, como casi no la utilizaba, la había guardado en uno de los cajones de una comoda que había en la habitación.
— ¡Aquí esta! —exclamó. Tomo bien la varita y realizó un movimiento de muñeca— ¡Bauleo!
Todas sus pertenencias se adentraron a su baúl rápidamente, Skyler lo cerró bien y con su magia lo hizo levitar. Se acercó a la jaula de Nix y le dió unos dulces para después también hacerla levitar. Por último guardo su varita en su bolsillo.
— Vamos Shadow, sígueme.
Skyler abrió la puerta de la habitación y salió de ella, con sus pertenencias levitando y su serpiente siguiendola por detrás. Bajó las escaleras y atravesó el living hasta que llegó al comedor, donde aún se encontraban los demas. Los presentes al instante voltearon a verla y la miraron algo confundidos al verla con sus pertenencias.
— Han sido unas desagradables vacaciones y no ha sido un placer pasarlas con ustedes, así que me despido, hasta nunca —les sonrió Skyler y rápidamente se dió la vuelta para comenzar a caminar hacia la puerta.
— ¡Espera, Skyler! ¿Qué estas haciendo? Aún no puedes irte de aquí —escuchó hablar a Molly Weasley.
Skyler se detuvó, ella sabía que irse tranquilamente por la puerta no iba a ser una opción, pero estaba esperando el momento en que aquella familia quisiera iniciar el Show. Sonrió y se dió la vuelta lentamente.
— ¿Ah no? ¿Y por qué no puedo irme? —preguntó burlonamente.
— Porque aún no acaban las vacaciones y Dumbledore dijo que no podrías irte hasta que acabaran. Y cuando acaben, irás diractamente a Hogwarts —le respondió Sirius, quien ya estaba al lado de Molly.
El cuarteto de idiotas y los demás Weasley, ya se habían puesto alrededor de la escena.
— ¿Y quién es Dumbledore? —se rió— Solamente es un anciano entrometido que quiere involucrarse en la vida de los demas y manejarlos.
— Sky, sabes bien que Dumbledore soló quiere ayudarte —le dijo Sirius.
— ¿Ayudarme? ¿Ayudarme a qué? —habló más fuerte. Skyler estaba comenzando a alterarse.
— Haz estado sola mucho tiempo. Él quiere ayudarte a que estes rodeada de cariño, amabilidad y alegría. Él cree que te hara muy bien —respondió esta vez Molly— y ciertamente, nosotros también lo creemos.
— Me vale una mierda si ustedes lo creen o no.
— Skyler, dejanos ayudarte, Por favor —pidió Sirius.
— ¿Ayudarme a que? Yo estoy perfectamente bien. Lo único que necesito es marcharme de esta mierda de lugar que esta infestado de sangre sucias y traidores a la sangre. Me dan tanto asco, no sé como he aguantado tanto tiempo aquí —Skyler los miro con asco y odio.
— Piensa lo que quieras, pero no voy a permitir que te vayas de aquí —dijo Sirius de manera Seria.
— ¿Así? ¿Tú y cuántos más? —Preguntó burlona pero a la vez retandolo.
— Yo tampoco dejare que te vayas de aquí —dijo Potter decidido.
— Nosotros tampoco —hablaron los demás.
— No queremos lastimarte, Skyler. Pero tú nos obligas a detenerte —dijo Sirius.
— ¿Y cómo piensan detenerme, estúpidos? —inquirió— Se les olvida que soy más inteligente, más fuerte y más poderosa que ustedes.
— El amor y la valentía lo pueden todo —dijo Sirius y los demas ya tenían preparada su varita, Skyler ni siquiera se molesto en sacarala.
— Sí, James y Lily Potter también creían eso y mira como terminaron, muertos —Se rió. De sus manos comenzaron a emanar las caracteristicas masas negras.
— ¡Expelliarmus! —soltó Sirius.
Skyler esquivo el hechizo y rapidamente le lanzo una bola de masa negra al pecho, provocando que saliera volando.
— ¡Expulso! —lanzó Molly, pero su hechizo no tuvo ningun efecto, ya que para Skyler era facil deshacerlos.
El resto comenzó a lanzar hechizos a diestra y siniestra contra Skyler, la cuál los esquivaba y se deshacía facilemente de ellos. La pelinegra parecía una completa loca, ya que mientras lanzaba su magia oscura ella reía.
— ¡Ustedes Son muy basicos! —se carcajeó la pelinegra— ¿Creen que van a detenerme a MI, con sus hechizos de bebe? —carcajeo de nuevo— Les mostrare el verdadero poder.
Skyler con sus manos creo una bola de masa negra pequeña, la cual fue incrementando de tamaño, se la llevó cerca del pecho y con fuerza lanzó hacia ellos, provocando que todos salieran volando impactandose con las paredes y objetos que habían ahí. La mayoría cayeron desmayados, Sirius y Molly se habían llevado el golpe más fuerte, ya que ellos estaban más cerca de Skyler. Los unicos que quedaron consientes pero muy adoloridos, eran Charlie y Aisha.
— Eso demuestra que ustedes no son rivales para mí. Y deberían estar agradecidos, porque fui muy amable esta vez —rió— Que débiles son.
Skyler tomó a su serpiente y junto a sus pertenencias levitando detrás de ella, salió de aquella casa. Caminó por la calle vacía, a lo lejos pudó observar que había un hombre en la esquina. Caminó más rápido para llegar hasta él.
— Hasta que llegas —le dijó Tom.
— Tenía que dar mi show de despedida —respondió alzando los hombros.
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