1. Despertar
Skyler se enredó en las sabana y se acurrucó en la cama. Sentía frío. Se removió varias veces para ver si encontraba un punto donde se sintiera en calor, pero no funcionó. Se desperto lentamente y se sentó en la cama. Sintió una corriente de aire que le erizo la piel, giró a ver a la ventana y se percató de que estaba abierta.
—¿Cómo demonios se me olvido cerrar la ventana? —se cuestionó. Se levantó de la cama y se dirigió con rápidez a cerrar la ventana. Observó tras esta y admiro la nieve.
Se volvió a la cama e intento volver a dormir, si bien ya era de mañana, pero estaba de vacaciones. Por desgracia, Skyler no pudo volver a conciliar el sueño por lo que se levanto y se fue a dar un baño. No demoró mucho, por lo que al acabar, se secó muy bien y se envolvió en la toalla. Al salir, caminó con rápidez a su armario, debía vestirse rápido antes de que pescará un resfríado. Se pusó un pantalón negro, con un sueter gris y una chamarra blanca. Se colocó unas botines negros y un gorro gris con unos guantes a juego. Aquel lugar en el que residía era muy frío, siempre estaba llenó de nieve y el sol brillaba muy pocas veces.
—Shadow — llamó a su serpiente, que como la mayoría de las veces, estaba dormido. La serpiente se enderezó ante el llamado de su dueña y bajó de la cama para comenzar a arrastrarse y seguirla.
Bajaron las escaleras lentamente, La pelinegra percibía un aroma delicioso. Caminó directo al comedor, observó a su madre acomodando la mesa y sirviendo pancakes con algo de mantequilla y frutos rojos, además de jugo de naranja. La mujer de cabellos rubios levantó la mirada y vió a Skyler acercandose, le otorgó una dulce sonrisa.
— Te he hecho pancakes para que desayunes, cariño —le dijo dulcemente mientras le señalaba el plato.
—Gracias —Dijo Skyler sin mostrar ninguna expresión. Se sentó en una de las sillas y Shadow se acomodó bajo ella.
—Tengo que ir a realizar algunas vueltas, cariño —le informó la mujer rubia— Tú padre está trabajando, y Brillito no se encuentra, por lo que estarás sola un rato.
—Brillito —dijo Skyler burlona, tomando un sorbo del jugo de naranja.
—No te burles, así le he dicho siempre, se lo digo con amor —le dijo su madre tomando su bolso— Así como a ti eres a la única que le digo cariño.
—Tu y tus cursilerías —Skyler hizo una mueca asqueada— ¿No que ya te ibas?
Le preguntó a su madre al ver que se le quedó viendo, como si la estuviera admirando.
—Es que todavía no puedo creer que ya estás aquí con nosotros —Dijo y una lágrima rodeo por su mejilla, pero la limpio rápidamente— Nos vemos más tarde.
La mujer salió de ahí y Skyler se dispusó a desayunar. Su madre últimamente parecía hacer todo lo posible por agradarle, quería que la pelinegra la amara y aceptara como su madre. Pero Skyler no solía realizar algún acto amoroso con aquella familia. Incluso la mayoría de las veces, ni les dirigía la palabara, solo se la pasaba en su habitación o iba a recorrer el bosque junto con su serpiente.
Al terminar de desayunar, decidió salir de aquella casa junto con Shadow para distraerse, camino entre los inmensos arboles y pinos de aquel lugar, hasta llegar a un tronco que estaba tirado. Skyler se sentó sobre el y admiro el paisaje.
Ya había pasado un mes desde que acabo el cuarto año, un mes desde que Lord Voldemort había retornado. También era un mes en el que no había visto a su novio o a sus amigos. La verdad es que no había visto a nadie que no fuera la familia Beckett; no había salido de aquel bosque en un mes. Ni siquiera sabía si su amigo Theo había despertado al fin.
—La vida es muy tranquila aquí, Shadow —le dijo a su serpiente.
—¿Te molesta eso?
—No, más bien me hace sentir rara —respondió suavemente—Estoy acostumbrada a tener solo ruido y caos.
—¿Y tus amigos? ¿Con ellos no te sientes tranquila?
—Solo con ellos encuentro la paz que aveces necesito —sonrió— Me refería que era muy tranquilo aquí porque es muy silencioso. Es algo perturbante eso.
—Por mí no está tan mal, puedo dormir agusto —siseó Shadow.
—Eres un flojo Shadow —se rió— Maldigo la hora en que Draco te consintió de más y te hizo flojo.
—No entenderías este cariño que él me da.
—No, yo creo que tú quieres convertirlo en esclavo —le dijo burlona.
—Callate Skyler, tú no sabes nada —Le respondió por lo que la pelinegra se rió más— Draco me consiente, creo que alguien debería de aprender de él.
—Pues ojala que ese alguien ya no te diera de su comida nunca más.
—Oh no te atreviste a decir eso —siseó indignado.
—Tú empezaste —dijo Skyler levantandose de aquel tronco para comenzar a caminar de regreso a la casa.
—Nunca en mi vida me había sentido tan indignado —siseó su serpiente arrastrandose a un lado de ella, a lo que Skyler solo negó riendo.
En una parte del bosque, Skyler tropezó con una piedra que estaba entre la nieve.
—Carajo —se quejó sentandose y tomandose la mano, le estaba sangrando del centro de la palma, tenía una pequeña cortada.
Skyler giró a ver con que se había cortado, y se percató de que algo brillante relucía entre la nieve. Con su mano sana removió un poco la nieve y tomo aquel objeto.
—¿Una sortija? —se preguntó extrañada al observar aquella sortija plateada y reluciente. Supo en ese momengo que era de matrimonio— Que raro.
La pelinegra guardó aquella sortija en su chamarra y se pusó de pie para sacudirse. Después de eso, comenzó a caminar, aún sujetandose la mano derecha. Al final del bosque logró ver su casa, y también pudo ver que su padre había llegado, y al parecer la estaba esperando.
—¡Skyler! —la llamó al verla, Skyler llegó hasta él.
—¿Qué pasa?
—Ah despertado.
●●●
Skyler caminaba con rápidez por los pasillos del Hospital San Mungo. Cuando su padre le informó que su amigo había despertado, no dejó pasar un segundo más y se dirigió al hospital. Al llegar hasta la habitación donde se encontraba el castaño, tocó la puerta dos veces y después escuchó: "adelante"
La pelinegra giró lentamente el pomo de la puerta y la abrió. Observó que los Señores Nott estaban ahí.
—Buenas tardes, Señores Nott —los saludó Skyler.
—Oh Skyler, ya te hemos dicho que nos llames Liam y Elizabeth —reprochó la Mama de Theo.
—Lo siento, lo olvidé —se rió. Miró hacia la camilla y observó que Theo la miraba.
—Padres, ¿Podrían dejarnos a solas un momento, Por favor? —pidió el castaño.
—Claro que sí, cariño —le dijo su madre dandole un beso en la frente— En un rato volvemos.
Los Señores Nott salieron de la habitación cerrando la puerta. Skyler se acercó hasta la camilla con su serpiente en sus hombros.
—Hola, Theo —lo saludó.
—Hola, Sky —le sonrió Theo.
—¿Cómo estás?
—Bien, la verdad me siento muy bien —respondió sonriendole por lo que Skyler le respondió la sonrisa. Pero poco a poco las lágrimas inundaron el rostro de ella.
—Me alegra tanto que estes bien —una mejilla rodó por su cabeza—Tenía miedo de que no lo hicieras.
—Todavía hay Theo para rato —se rió levemente.
—Ay Theo —sollozó— Fue mi culpa que estuvieras en esta camilla. Se supone que debo protegerte y mira, yo fui la que te lastimo.
—Hey linda, no. No me hagas esto y no te hagas esto a ti misma —le dijo Theo limpiandole las lágrimas— No estabas cien por ciento consciente, no fue tu culpa. Yo no te culpo ¿Okey? Solo fue un accidente. Sé que voluntariamente tu nunca me harías daño.
—Pero hice que se te rompierá el brazo y la pierna, y además de eso te generé una contusión en la cabeza que te provocó un coma —sollozó de nuevo—Perdoname.
—Escuchame —dijo Theo tomandola de la mano— Skyler, no quiero que te culpes. Estoy bien, estoy aquí. Ya no tienes nada de que preocuparte. Y no tengo nada que perdonarte, linda.
Skyler aún con lágrimas le sonrió y le acarició la mano que la sujetaba. Cerró los ojos, respiró profundamente para calmarse y luego de unos segundos abrió los ojos mirandolo.
—Skyler —le dijo Theo observandola— Tus ojos han cambiado de color.
—¿Qué? —preguntó confundida.
—Sí, han cambiado de color. Ya no son negros, ahora son grises de nuevo.
Skyler hizo aparecer un pequeño espejo y se observó en el.
—Es cierto —afirmó mirandose en aquel objeto— Mis ojos han vuelto a ser grises.
—Es impresionante —le dijo su amigo.
—Quizás lo único que me faltaba después de mi renacer, era estar bien contigo —supusó— pero me alegra que mi color de ojos naturales haya regresado.
—La verdad es que se te ven mucho mejor —le dijo Theo— Por cierto, ¿Cómo estás con Draco? ¿Pudiste hablar con él?
—Sí, somos novios ahora —sonrió.
—Oh Merlín, por fin —Theo elevó los brazos en forma de victoria— Ya era hora, han tardado muchisímo.
—Me tarde en comprender —Se rió Skyler.
—Ahora Tori, estará vuelta loca con que hagamos citas dobles —se rió.
—Tienes razón —apoyó la pelinegra y pausó ppr un momento— Es bueno que estes de vuelta, Theo.
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