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Prólogo

Barcelona, España.
Presente Día.
2020

"Los candidatos están a punto de dar su último discurso antes de que se realicen las votaciones este 3 de noviembre" — Una mujer castaña le hablaba mientras la miraba directamente a través de la pantalla que adornaba la pared de la habitación.

El denso humo proveniente de un cigarrillo llenaba la sala mientras un aroma a menta era opacado por una mezcla de alcohol y tabaco. Eran sus épocas favoritas, en las que más se divertía, pero en algún modo, también le preocupaban.

"Hemos visto un gran desempeño por parte de los tres candidatos a la presidencia de los Estados Unidos. Hemos conocido su inteligencia, y sus capacidades a lo largo de este tiempo de campañas políticas".

Nunca se había interesado por conocer a los candidatos antes de las
elecciones. En cuanto hubiera un nuevo presidente, tendría el suficiente tiempo para poder investigarlo.

"Podemos ver como cada uno de ellos está subiendo al estrado para dar el cierre total de campaña, escuchemos lo que tienen para decirnos".

La cámara enfocó a tres personas, pero algo en los pensamientos de la chica no encajaba con lo que sus ojos veían.

"Todos sabemos lo que América significa para nosotros, lo que nuestros corazones están dispuestos a hacer para..."

El video se detuvo de pronto, para después escucharse un quejido de disgusto en la habitación.

— Entre más tiempo pasa, estos debates se vuelven más aburridos — Protestó para sí misma mientras adelantaba minutos de la cinta que habia pre-grabado en días anteriores.

"¡No dejaremos nuestro país en manos de un corrupto! ¡Estamos hartos de la esclavitud!"

Rodó los ojos mientras adelantaba nuevamente el tiempo del video.

— ¿Esclavitud? ¿Un estadounidense rico hablando de sentirse esclavo? Vaya chiste — Detuvo la cinta en un punto de aplausos.

Frunció el ceño.

Había pasado el partido republicano, y el partido libertario. ¿Quién era el candidato del partido demócrata?

"Ciudadanos, compatriotas, hermanos míos..." — Miraba la televisión incrédula, sin dar pie a lo que sus ojos en perfecto estado veían —. "Tal como ustedes, sé perfectamente que los últimos años han sido difíciles para nuestra nación, ha sido triste y desesperante ver como nuestro gran país va en línea decadente. Impotencia por saber que las personas incorrectas tienen el poder... pero eso está a punto de cambiar" — El video se pausó para poder dar un respiro y asimilar lo que acababa de presenciar.

¿Por qué nadie se lo había dicho?

Era una maldita niña.

La joven aparentaba tal vez veintiocho años, no más. Su piel era clara y sus mejillas figuraban cálidas con el rosa resaltando. Tenía el cabello castaño bien peinado, haciendo que su rostro se viera perfectamente ante la cámara. El video comenzó a correr de nuevo.

"Estoy comprometida con nuestra nación, comprometida con ustedes, pero lo más importante, estoy comprometida con la transparencia y con la verdad" — Su rostro era enfocado con detenimiento mientras seguía hablando.

Sus ojos se veían de un marrón oscuro, aunque apostaba que en persona serían más claros. Adornados por una cortina de lacias pero escasas pestañas. Su mirada era convincente y perspicaz. Si fuera el caso, seguramente habría votado por ella.

"No habrá más gobierno corrupto, se terminarán los convenios; cada uno de los tratos del antiguo mandato, serán desechados para reconstruir lo que aún no está perdido. Para volver a ser la nación que fuimos en nuestros inicios..."

La televisión se apagó mientras se escuchaba un gruñido leve, el mando fue lanzado contra el sofá y se levantó bruscamente del sillón. El sonido de sus talones descalzos sobre la madera del piso resonaba por el lugar. Realmente estaba atónita, tanto que caminaba de un lado a otro mientras entrelazaba sus dedos fuertemente por detrás de su nuca.

Bufó.

Sacó su móvil y buscó entre los contactos de la lista. 00003. La llamada entró y al toque de tres timbres fue respondida.

— Prepara todo, nos vamos a Washington — pronunció antes de que se dijera alguna palabra del otro lado.

Pero señora, las elecciones no son hasta dentro de dos semanas — Protestaron en respuesta.

— Te estoy diciendo que prepares todo, nos vamos mañana a primera hora — Dijo firme. Si algo le molestaba era que protestaran por alguna orden.

Está bien señora. ¿Quiere algo en específico para el viaje? — Lo pensó por un momento. Pero ella ya tenía sus planes.

— Solo quiero llegar mañana — contestó mientras su rostro se llenaba con una expresión sombría —. De lo demás me encargo yo — Concluyó y colgó antes de escuchar respuesta.

Salió de la sala y se encaminó rumbo a las escaleras. Veía el ir y venir de sus empleados mientras subía hasta el tercer piso de la construcción. Todo alrededor de ella se decoraba de una manera majestuosa el brillo del dorado y el cristal hacían un juego perfecto con la opacidad del blanco de las paredes y el negro del mobiliario.

Abrió una amplia puerta doble color crema para poder entrar a una recámara. El piso era de madera de guayacán, la cuál resaltaba con el gris texturizado de las paredes. Al centro se levantaban cuatro barrotes de la misma tonalidad del suelo, que servían como cimientos para sostener la gran cama que era cubierta por sábanas de seda y un edredón color nuez.

Al final de la habitación se dejaban caer unas majestuosas cortinas, que cubrían desde el techo hasta tocar la madera del piso. A través de ellas se alcanzaba a apreciar un vitral que daba vista al exterior.

Caminó hasta el final del cuarto, corrió ambas cortinas de golpe y abrió la puerta que daba hasta un balcón. Se posó sobre la vaya, y perdió su mirada en la belleza que observaba.

Podía ver el extenso territorio de sus tierras, a lo lejos la barda que se levantaba hasta casi tocar el cielo. Pero aún así, más allá de sus pertenencias, más allá de la gruesa pared que la mantenía segura en esa cárcel, casi al final del horizonte; podía ver la las hermosas aguas del mar Balear. Solo por eso le gustaban las alturas. Le permitían ver más allá de su encierro.

— Me llamó Taehyung... — Escuchó que dijeron detrás de ella mientras escuchaba las puertas cerrarse.

— Algún día tendré que matar a Taehyung para que deje de ser tan hablador — Respondió con tranquilidad, sin apartar la vista de lo que parecía una imagen plasmada en un lienzo.

— ¿Qué es lo que traes entre manos? — Preguntó la mujer que la
acompañaba en la habitación.

Era alta, con un cuerpo envidiable y de mirada fría pero sin llegar a ser monstruosa. Su rostro era hermoso, pero su fría mirada e inexpresivas facciones hacían que esa belleza se volviera intimidante. Tenía ojos que recordaban a los troncos de los árboles, mientras que su cabello era de un color rubio.

— Quiero hacerle una visita a Marco antes de que deje la presidencia — Respondió. Su compañera rodó los ojos y dio los pasos que faltaban para acompañarla en el balcón.

— Lisa, no soy estúpida — Dijo mientras recargaba su peso contra la valla de cristal. — ¿Por qué la urgencia de ir a Washington? — la contraria sonrió de medio lado.

— ¿Quién crees que gane la presidencia? — Respondió.

La chica bufó ante el cambio de tema, suponiendo lo peor por su evasión.

— El favorito de los medios es Carlton Cross, sin duda ganará — Lisa la miró por primera vez y le sonrió.

Los favoritos de los medios terminaban ganando la mayoría del tiempo, ¿por qué? Porque siempre apoyaban a alguno de los dos partidos políticos dominantes. El republicano y el demócrata. Mismos que tienen más aliados en el colegio electoral e influyendo con el pueblo, la victoria parecía segura.

— ¿Por qué no me habías hablado sobre la chica, Roseanne? — Alzó las cejas despreocupada. Lisa respiraba con tranquilidad mientras sus ojos color zafiro miraban con firmeza a la rubia.

— Supuse que no te importaría. Nunca muestras interés por los candidatos, hasta que se efectúan las elecciones — Dijo sin agobio y se encogió de hombros — Además, la chica no tiene posibilidad alguna contra Cross — Lisa alzó una ceja mientras su rostro reflejaba duda.

— ¿Por qué dices eso? — Preguntó con interés.

Rosé rodó los ojos.

— Lisa, tiene veintiséis años, nada de experiencia en la política — Vaya, veintiséis años. Era realmente joven — Jamás la aceptarían como la líder de los Estados Unidos — Lisa le desvió la mirada. Perdiéndola nuevamente en el mar.

— ¿Entonces por qué aceptaron que se postulara con uno de los partidos más influyentes? Ni siquiera tiene la edad requerida — Rosé realmente desconocía el tema.

Estaba completamente segura de que ella no ganaría, pero escuchar a Lisa insinuando una conspiración, realmente despertó sus dudas.

— ¿Quieres decir que está destinada a ganar? — Lisa sonrió. Negó lentamente mientras soltaba una pequeña risa.

— Va a ganar, Rosé — Aseguró causando aún más confusión y duda en su amiga.

— A ver Lisa, ya déjate de juegos. Dime de una vez que es lo que estás tramando — Exigió.

Empezaba a preocuparle el hecho de que la chica estuviera generando ideas a esa velocidad y que ella no estuviera enterada. Lisa era peligrosa cuando hablaba, pero cuando no lo hacía, lo era aún más.

Lisa la miró nuevamente y la tomó por el hombro.

— Va a ganar, Park — repitió con desesperación mientras la tomaba por la muñeca para soltarse de su agarre. Apretaba los dientes mientras mantenía su mirada fija en los ojos de Lisa. Retándola. Furiosa.

— Deja de repetir eso, ¡y dime qué tramas de una maldita vez! — La tomó por el cuello de la blusa y la acercó a ella bruscamente.

Lisa rio fuertemente. Ver a Rosé enojada era una de sus escenas favoritas.

— Vamos a interferir un poco en estas elecciones — Dijo con despreocupación.

Rosé la soltó, mirándola incrédula.

¿De qué demonios estaba hablando esa niña? ¿Se había vuelto loca?

Cerró los ojos frustrada. Llevó su mano derecha a sus sienes y las masajeó lentamente, tratando de aliviar el dolor de cabeza que solo Lisa podia causarle en cuestión de segundos.

— ¿Qué? — Pronunció con una falta de cordura. En cualquier momento golpearía su rostro.

— Quiero a Kim Jennie como presidenta — Dijo con firmeza. Cambiando su tono humorístico a tono de orden.

Estaba decidida.

Lisa era la jefa, ella mandaba y los demás obedecían. Entonces era un hecho, Jennie sería la líder.

Kim Jennie sería la nueva presidenta de los Estados Unidos de América.

Pero, ¿por qué y para qué?

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