Extra 09.
🌸 Extra 09.
Mientras tanto, en la habitación de su hermano, Jinsu revolvía entre las pertenencias de Jungkook con una expresión de malicia en su rostro. Sus manos hurgaban en cajones y estantes hasta que encontró algo que llamó su atención. —Gotas afrodisíacas. Así que usas esto, querido hermano. —murmuró con una sonrisa ladina, levantando el pequeño frasco con una mirada intrigada. —Esto me será de mucha ayuda. —susurró para sí mismo, sus ojos brillando con una mezcla de curiosidad y
perversidad.
🌸
Jinsu bajó las escaleras con paso firme y se dirigió al comedor. Allí encontró a la mujer encargada de las labores domésticas.
—Sal de aquí. —le ordenó con frialdad. La mujer, visiblemente incómoda, obedeció sin decir una palabra, desapareciendo rápidamente de la habitación.
El Alfa se dirigió al refrigerador y sacó una botella de refresco. Sirvió la bebida en dos vasos y luego, con una sonrisa perversa, sacó de su bolsillo un pequeño frasco de vidrio. Lo sostuvo frente a sus ojos, admirando el líquido transparente en su interior.
—Con unas gotas de este afrodisíaco voy a conseguir lo que quiero. —murmuró para sí mismo, vertiendo cuidadosamente varias gotas en uno de los vasos. Luego, deteniendo el frasco en el aire, una chispa de malicia cruzó su rostro.
—Mmm, para que sean más efectivas, vamos a añadir un poco más. —susurró, vertiendo aún más del líquido en el vaso, asegurándose de que la dosis fuera lo suficientemente fuerte.
Guardó el frasco en su bolsillo, recogió los dos vasos y se dirigió hacia el jardín donde se encontraba Taehyung.
El Omega estaba disfrutando de la calidez de los rayos del sol, que acariciaban suavemente su rostro. Sus ojos estaban cerrados, reflejando una expresión de paz y tranquilidad.
Jinsu carraspeó su garganta, y Taehyung abrió los ojos, sobresaltado por la interrupción inesperada.
—Jinsu. —dijo con un tono de sorpresa mezclado con inquietud.
—Lo siento, quería disculparme contigo. Me comporté un poco... mal hace unos momentos. —dijo Jinsu, intentando sonar convincente mientras una sombra de falsa humildad se dibujaba en su rostro.
—Está bien. —respondió Taehyung con una sonrisa forzada, intentando mantener la cortesía. Se dio la vuelta, dispuesto a retirarse, pero Jinsu se movió rápidamente, bloqueando su camino y evitando que el Omega se marchara.
—No te vayas. Quería que bebiéramos algo juntos, en son de paz. Al fin y al cabo, pronto serás mi cuñado. —dijo Jinsu con una ceja levantada y una sonrisa que pretendía ser inocente, pero que Taehyung percibió como perturbadora.
Taehyung miró los vasos con desconfianza, entrecerrando los ojos. Aunque se sentía nervioso, no quería ser descortés con el hermano de su amado.
—Bueno. —respondió finalmente, aceptando el vaso que Jinsu le extendía.
—Por mi futuro cuñado. —dijo el Alfa, levantando su vaso para un brindis. Taehyung apenas sonrió y, tras un breve momento de vacilación, chocó su vaso con el de Jinsu. Luego, con una ligera duda, le dio un sorbo a su bebida.
—Gracias. —murmuró Taehyung, intentando disimuladamente alejarse del jardín. La presencia de Jinsu le resultaba cada vez más incómoda.
—No te vayas, por favor. Me gustaría conocerte un poco más. —insistió Jinsu, dando un paso hacia adelante, acercándose aún más al Omega.
—¿Conocerme? ¿Cómo?. —preguntó nervioso Taehyung, tomando otro sorbo, esta vez más largo, del refresco que sostenía.
—Me gustaría saber qué te gusta hacer en tus días libres o cuál es tu comida favorita. —Jinsu se acercaba lentamente, y Taehyung, sin darse cuenta, retrocedía con cada paso, sintiéndose cada vez más inquieto.
—No mucho, soy... alguien muy aburrido. —respondió Taehyung, intentando mantener la cortesía, pero deseando desesperadamente alejarse. De repente, empezó a sentir un calor intenso y sus ojos se cristalizaron. —Está haciendo calor. —murmuró, llevando el vaso a sus labios. Jinsu, con una expresión maliciosa, apoyó su mano sobre el vaso, forzándolo a beber más.
—Bébetelo todo. —ordenó con una voz cargada de malicia, presionando el vaso contra los labios de Taehyung.
Los ojos del Omega se llenaron de lágrimas, su respiración se volvió agitada y, con una mano, intentaba darse aire. —Debo ir con Kook. —susurró desesperado, sintiendo cómo el control sobre su cuerpo se desvanecía.
Jinsu lo acorraló contra una pared, soltó su vaso y colocó sus manos a cada lado del rostro del Omega, impidiéndole escapar. —Yo puedo ayudarte. —murmuró acercándose peligrosamente a los labios de Taehyung.
—No... quiero a Jungkook. —logró decir con dificultad, la dosis del afrodisíaco había sido demasiado alta y estaba perdiendo el control.
—Vamos a mi habitación, bonito. —dijo Jinsu, bajando una mano y tomando a Taehyung de la muñeca, tirando de él.
—No quiero ir contigo, quiero a Jungkook. —protestó Taehyung, intentando soltarse del agarre del Alfa.
—Shh, cierra la boca, solo voy a ayudarte. —respondió Jinsu con desdén, arrastrándolo hacia la sala.
—Por favor, suéltame, quiero ir con Jungkook. —suplicó en un susurró Taehyung, tirando su cuerpo hacia atrás, intentando resistirse.
Nada parecía funcionar. Jinsu comenzó a subir las escaleras, arrastrando al Omega, que cada vez se sentía más débil.
En ese momento, Jungkook, acompañado de su padre y Kris, salió de la oficina y vio la escena.
—¡Kook! —suplicó Taehyung a mitad de las escaleras, su voz llena de desesperación.
Al verlo, Jinsu intentó apresurarse, arrastrando al rubio con fuerza.
Los ojos de Jungkook se encendieron de furia. Sin decir una palabra, subió las escaleras de inmediato, arrebatándole a Taehyung de las manos a su hermano en cuestión de segundos.
—Kook, mi amor. —sollozó Taehyung, su rostro empapado en lágrimas. El corazón de Jungkook se llenó de ira al ver el estado de su amado.
Jinsu, al darse cuenta de la gravedad de la situación, entró en pánico y corrió a su habitación, temblando de miedo.
—Ya estoy aquí, bebé, todo va a estar bien. —susurró Jungkook, acariciando el rostro húmedo de Taehyung. —Kris, sígueme. —ordenó con voz firme.
Llevó al Omega a su habitación, quien seguía llorando, abrumado por el susto y el efecto del afrodisíaco que recorría su cuerpo.
Kris entró a la habitación, su rostro reflejaba la preocupación por la situación.
—Cuida de él, por favor. Yo iré a enseñarle una lección a mi hermano. —dijo Jungkook, recostando con cuidado a Taehyung en la cama.
—Sí, señor Jeon. —respondió la mujer, decidida a proteger al Omega mientras Jungkook se encargaba de ajustar cuentas con Jinsu.
Varios Minutos Atrás
Kris salió de la cocina tras la orden de Jinsu, pero en lugar de irse, se quedó detrás de una pared, sintiendo que algo malo estaba por suceder. Desde su escondite, escuchó a Jinsu murmurar la palabra "afrodisíaco". Su corazón se aceleró al darse cuenta de que el Alfa planeaba algo nefasto para Taehyung. Aunque no quería delatar a su jefe, tampoco podía permitir que lastimara al Omega. En el poco tiempo que había conocido a Taehyung, había desarrollado un gran afecto por él debido a su amabilidad. Decidió entonces ir a la oficina del señor Jeon para advertirle.
En la Oficina
—No entiendo, ¿por qué no está en la cárcel? —preguntó Jungkook, inquieto. Miraba constantemente hacia la puerta, su lobo interior estaba alterado, pero atribuía esa sensación a la tensa conversación con su padre.
—El señor Lee, el padre de Sunoo, se echó la culpa de todo, dejando a su hijo libre —explicó el Alfa mayor—. Ahora quieren rogar por compasión.
—No voy a tener compasión de ese hombre. Sabes muy bien que querían llevarnos a la ruina —dijo Jungkook, cruzándose de brazos —. Y querían obligarme a casarme. Definitivamente no voy a tener ni una pizca de compasión.
—Lo sé, aún así insisten en hablar contigo —respondió su padre, cuando tres golpes en la puerta interrumpieron la conversación. Ambos Alfas giraron la cabeza hacia la puerta.
—Pase —dijo Jungkook, sintiendo un creciente malestar respecto a Taehyung. Al ver la cara de preocupación de Kris, su corazón dio un vuelco—. Kris, ¿sucede algo?
—Señor Jeon, su hermano le dio un afrodisíaco a Taehyung... —intentó explicar apresuradamente Kris, pero Jungkook no la dejó terminar. Salió de la oficina como un rayo y vio a su hermano arrastrando a su novio a la fuerza por las escaleras.
~
Jungkook salió de su habitación y se dirigió a la de su hermano. Intentó abrir la puerta, pero estaba cerrada con llave. Lleno de furia, cerró el puño y comenzó a golpear la puerta con fuerza.
—¡Vete, Jungkook! ¡No le hice nada! —gritó Jinsu, aterrorizado, desde el otro lado de la puerta.
El corazón de Jungkook se aceleró aún más cuando escuchó el sollozo de su amado. Su furia alcanzó un punto de no retorno. Con un grito de rabia, pateó la puerta de la habitación de su hermano hasta que la rompió.
—¡Vete! — volvió a gritar Jinsu, intentando escapar de la inminente confrontación, pero Jungkook no le dio oportunidad. Lo agarró del cuello con una fuerza implacable.
—¿Por qué le diste un afrodisíaco? —preguntó, su respiración agitada y su voz cargada de ira.
—Era tu afrodisíaco. Solo quería tomarle unas fotos —respondió Jinsu con una sonrisa ladina e irónica.
—¿Mío? —replicó Jungkook, tratando de recordar por qué él tendría algo así. Jinsu asintió. —¿Y por qué querías tomarle unas fotos? —su voz se alzó, llena de furia contenida.
—Fácil, hermanito. Para que mis amigos se masturben viendo a tu novio, como yo lo hago desde que tengo sus fotos.
Al escuchar esto, Jungkook perdió el control por completo. Con su puño cerrado, comenzó a golpear a su hermano con una ferocidad que parecía no tener fin. Jinsu intentaba defenderse y devolver los golpes, pero era inútil. Jungkook lo atacaba sin pensar en las consecuencias, guiado solo por la rabia.
El padre de ambos, atraído por los gritos, llegó a la habitación. Al ver la pelea, no intervino al principio; sabía que Jinsu merecía esa paliza. Sin embargo, cuando vio a su hijo menor caer al suelo, no pudo quedarse de brazos cruzados. —¡Jungkook, vas a matarlo!¡Detente ya! —dijo, su voz cargada de preocupación. Jungkook ignoró a su padre y continuó, pateando el estómago de su hermano con una fuerza brutal.
Finalmente, se detuvo y se agachó, acercando su rostro al de Jinsu. —¿Dónde tienes las fotos de Taehyung? —preguntó, apretando los dientes con furia.
Jinsu, escupiendo sangre, logró
murmurar: —Tarde, Jungkook. Mis amigos ya las vieron.
La ira de Jungkook explotó de nuevo, y con un último golpe en el rostro de Jinsu, lo dejó inconsciente. Respirando con dificultad, se levantó y buscó el móvil de su hermano. Al abrir la galería de fotos, su corazón se hundió al ver las imágenes de Taehyung, sabiendo que habían sido compartidas sin su consentimiento.
Jungkook salió de la habitación sin despegar la vista del móvil de su hermano, su mente trabajando a mil por hora. Sin perder tiempo, comenzó a llamar a los amigos de Jinsu. En cada llamada, el panorama se volvía más sombrío. Se enteró de que Jinsu planeaba vender las fotos comprometedoras de Taehyung sin ropa a sus amigos, presentándolo como un "hermoso modelo nuevo", con la intención de ganar una suma considerable de dinero. La traición y la vileza de su hermano eran aún peores de lo que imaginaba.
Jungkook, armado con su conocimiento de los sucios secretos de los amigos de Jinsu, los obligó a borrar las fotos bajo amenazas. Cada uno de ellos tenía algo con lo que ser extorsionado, y Jungkook no dudó en utilizar ese poder para proteger a su amado. Tras asegurarse de que las imágenes comprometedoras habían sido eliminadas, sacó la tarjeta de memoria del móvil y la rompió en pedazos. Luego, arrojó el dispositivo al suelo y lo pisoteó hasta dejarlo hecho añicos.
Sus manos temblaban de rabia y frustración. Quería regresar a la habitación y continuar golpeando a su hermano, hacerle pagar por lo que había intentado hacer. Pero el bienestar de Taehyung era su prioridad. Con el corazón aún acelerado y la mente enfocada en su Omega, regresó a la habitación para cuidarlo.
—Kris, por favor, trae agua fresca. —La mujer se levantó de inmediato.
—Sí, señor. —respondió, dirigiéndose hacia la puerta.
—Kris. —la llamó, deteniéndola antes de que saliera de la habitación. La miró con agradecimiento. —Gracias. —le dijo con sinceridad, esbozando una leve sonrisa. Kris asintió, con una expresión de satisfacción por haber podido ayudar.
Pasaron treinta minutos y la condición de Taehyung no mejoraba. Su respiración era lenta y entrecortada, y su cuerpo no dejaba de transpirar. Jungkook, preocupado y decidido a hacer algo, decidió bañarlo. Con cuidado, llevó a Taehyung a la tina y lo sumergió en el agua fresca.
Mientras lo lavaba, dejaba suaves besos y caricias en su piel, tratando de calmarlo y reconfortarlo. Después de un baño reconfortante, Jungkook llevó a Taehyung de vuelta a la cama. Lo recostó con ternura, arropándolo y asegurándose de que estuviera cómodo. El Omega, ya más tranquilo, se aferró a Jungkook, encontrando consuelo en su presencia. Poco a poco, ambos se sumergieron en un sueño reparador, dejando atrás, al menos por un momento, la oscuridad de la traición y el peligro que habían enfrentado.
Varias horas después, el Omega despertó. Intentó levantarse despacio para ir a buscar algo de comer, moviéndose suavemente para no despertar a Jungkook.
—¿Te me quieres escapar, bebé? —susurró Jungkook con su voz ronca, aún medio dormido.
—No, lo siento, Kook. No quería asustarte. —Taehyung se sentó en la cama, su estómago rugiendo ligeramente. —Es que tengo hambre. —murmuró, un puchero formándose en sus labios.
—Yo iré a buscar algo de comer. No quiero que te cruces con mi hermano. —dijo Jungkook, sin saber que Jinsu se encontraba gravemente herido en el hospital. —Lo siento, mi amor. —susurró apenado, acomodándose al lado del rubio.
—No es tu culpa, Kook, que tu hermano...
El Alfa se apresuró a hablar. —No debí dejarte solo, y... —Jungkook tragó grueso. —Te dio de beber un afrodisíaco que era mío.
—¿Tuyo? —el Omega bajó la mirada, sus manos apretando las sábanas de la cama. No quería preguntar lo obvio, temiendo la respuesta.
—Yo nunca lo usé, fue un regalo de Jackson. —explicó rápidamente, su voz cargada de sinceridad y remordimiento. Aunque no estaba mintiendo, se sentía un idiota por haber guardado aquel regalo. El corazón del Omega comenzó a latir erráticamente. —Perdóname, bebé. —susurró Jungkook, apoyando su dedo índice en el mentón del Omega y levantando suavemente su rostro hasta que sus ojos se encontraron. —Prometo que nadie volverá a lastimarte.
—Jungkook... —murmuró Taehyung, con los ojos llenos de lágrimas. Se acercó al Alfa y lo besó con pasión, sus labios moviéndose con desesperación y anhelo.
El beso fue intenso, cargado de emociones no dichas y promesas silenciosas. Jungkook sostuvo el rostro de Taehyung entre sus manos, profundizando el beso mientras su corazón se desbordaba de amor. Taehyung se aferró a él, sintiendo que, a pesar de todo lo que habían pasado, estaban juntos y eso era lo único que importaba.
Finalmente, se separaron, ambos respirando con dificultad. Jungkook acarició el cabello del rubio, sus dedos enredándose suavemente en los mechones dorados.
—Voy a bajar por algo de comida. No tardaré. —dijo Jungkook, levantándose de la cama. —Quédate aquí, ¿sí?
Taehyung asintió, observando cómo su Alfa salía de la habitación. Sentía una mezcla de emociones: alivio, amor y un rastro de miedo. Pero sobre todo, sentía una profunda gratitud por tener a Jungkook a su lado.
Mientras Jungkook bajaba las escaleras, su mente volvía a lo sucedido. Sabía que tenía que proteger a Taehyung a toda costa, y estaba decidido a hacer cualquier cosa para mantenerlo a salvo. Al llegar a la cocina, se apresuró a preparar algo de comer, sus pensamientos enfocados en su Omega y en cómo podían superar juntos cualquier obstáculo que se les presentara.
Debía arreglar la situación con Sunoo; no quería tener más problemas con esa familia que había intentado llevar a la quiebra su empresa. La tensión en el aire era palpable mientras Jungkook pensaba en la mejor manera de enfrentar a esa amenaza sin causar más conflictos.
Pocos minutos después, terminó de preparar la comida. El aroma del platillo llenaba la cocina, creando un ambiente cálido y reconfortante. Tomó una botella de agua del refrigerador, dos vasos y cubiertos, y subió de nuevo a la habitación. Al entrar, encontró a Taehyung mirando por la ventana, sus ojos reflejando una mezcla de preocupación y esperanza.
—Aquí tienes, amor —dijo Jungkook, colocando la bandeja sobre la mesa junto a la cama.
Mientras ambos disfrutaban de la comida, Jungkook le contó todo lo sucedido con su hermano y el problema que tenía con Sunoo. Taehyung lo escuchaba atentamente, sus expresiones cambiando con cada revelación, desde la sorpresa hasta la indignación. Jungkook le prometió al omega que él se encargaría de arreglar todo, apretando suavemente la mano de Taehyung en señal de seguridad.
—Confío en ti, Kook —murmuró Taehyung, acariciando la mejilla del Alfa.
Taehyung debía volver a la universidad, aunque ninguno de los dos quería separarse. Deseaban pasar todos los días de sus vidas juntos, pero debían volver a su rutina diaria. La idea de estar lejos de su Alfa llenaba a Taehyung de tristeza, pero sabía que era necesario. Jungkook, por su parte, mantenía en secreto lo de la nueva casa donde vivirían juntos, aunque las remodelaciones estaban tardando más de lo que él quería. Soñaba con el día en que pudiera sorprender a Taehyung con su nuevo hogar.
Aun así, se veían todos los días. El Alfa lo iba a buscar a su departamento para llevarlo a la universidad y luego lo iba a buscar al finalizar el día. Cada encuentro era un alivio para ambos, un recordatorio de su amor y compromiso. Se les dificultaba estar juntos ya que el Omega vivía con Jimin y Jungkook no quería llevarlo a su casa por su hermano. Aun así, se devoraban a besos en el auto del azabache, sintiendo la pasión arder entre ellos, hasta que...
Jungkook cambió su auto deportivo por una camioneta, con los vidrios polarizados, solo con una intención: profanar a su amado Omega. La primera vez que Taehyung vio la camioneta, se rió con picardía, entendiendo de inmediato las intenciones de Jungkook. La amplitud del vehículo les proporcionaba el espacio que tanto anhelaban.
—Así tendremos más privacidad, mi amor —susurró Jungkook al oído de Taehyung, mientras lo atraía hacia sí en el asiento trasero.
—Eres un Alfa muy travieso —respondió Taehyung con una sonrisa seductora, sus labios rozando los de Jungkook antes de entregarse por completo a él.
Cada encuentro en la camioneta era una mezcla de ternura y desenfreno, con caricias suaves y besos apasionados que hacían que ambos se olvidaran del mundo exterior. La camioneta se convirtió en su pequeño refugio, un lugar donde podían ser ellos mismos sin temor a ser descubiertos.
~
Unos días después.
—¡Tae, la marca Célina quiere trabajar contigo! —dijo Jin gritando de emoción al otro lado de la línea.
—Jin, dime que es una broma —el Omega trataba de regular su respiración, sintiendo su corazón latir con fuerza en su pecho.
—No es una broma, Tae, ¡te quieren a ti!
—¿Cómo? ¿Dónde me vieron? —preguntó Taehyung, caminando sin rumbo por los pasillos de la universidad, su mente tratando de asimilar lo que oía.
—El presidente de la empresa vio unas fotos tuyas, no sé dónde, solo sé que quedó fascinado y quieren hacer una sesión de fotos contigo en Hawái —le explicó Jin, levantando la voz de euforia.
—¡Ay, no! Creo que estoy soñando, Jin, esto es...
—¡Una locura, Tae, lo sé, pero al fin serás reconocido! —se adelantó a decir Jin, la alegría desbordándole, mientras caminaba de un lado a otro en su oficina, incapaz de contener su entusiasmo.
—¡Ay, por la diosa luna! —exclamó Taehyung emocionado, pasando su mano por su cabellera, sus ojos brillando con esperanza y emoción.
—Ya revisé el contrato, te van a pagar más de lo que yo gano en un año —explicó Jin con una sonrisa, mirando los documentos en su escritorio con una mezcla de orgullo y asombro—. Debemos viajar a Hawái, te pagarán el viaje, la estadía y la comida.
—Jin... —Taehyung intentaba asimilar lo que su amigo y manager le explicaba, su mente un torbellino de pensamientos—. ¿Cuándo debemos viajar? —preguntó entrecortado por los nervios, sintiendo un nudo de ansiedad y emoción en su estómago.
—En dos días, la sesión tardará unos cinco días. Ya tengo los pasajes de ida y vuelta —explicó Jin con una sonrisa, mirando los pasajes que estaban sobre su escritorio—. El lunes a las nueve de la mañana paso por ti —añadió por último.
—Gra... gracias, Jin.
—De nada, Tae, tú te lo ganaste solo —dijo orgulloso—. Nos vemos en dos días —Taehyung se despidió y Jin colgó la llamada.
—Por la diosa luna, debo decirle a Kook —susurró al aire con una gran sonrisa en los labios y sus ojos cristalizados por la emoción, su corazón latiendo con fuerza mientras comenzaba a caminar apresuradamente.
A Jin no le habían explicado cómo habían conocido o visto fotos de Taehyung. La realidad era que todo había surgido gracias a Jinsu y las fotos que había filtrado del Omega. Uno de sus amigos era muy allegado a uno de los socios de la marca, y apenas vio las fotos de Taehyung, le interesó trabajar con él, sin ninguna mala intención aparente, solo por trabajo.
Taehyung estaba tan emocionado que salió de la universidad antes para contarle a Jungkook personalmente. Sus pasos eran rápidos, casi corriendo, su mente enfocada en llegar lo antes posible a su amado Alfa.
El Omega llegó al gran edificio, recorriendo con su vista de abajo hasta arriba el imponente rascacielos mientras sonreía aún de alegría. A penas entró, un guardia lo detuvo colocándose adelante de él, con una postura firme y profesional.
—¿Su nombre, por favor? —preguntó el hombre mirando una cartilla que sostenía en sus manos, con un tono de voz frío y distante, sus ojos evaluando al joven frente a él.
El Omega carraspeó nervioso—. Soy Kim... Taehyung —respondió, sintiendo un leve temblor en su voz.
—Lo siento, señor Kim, pase, por favor —respondió el hombre, cambiando su tono de voz de inmediato a uno más amable y respetuoso, haciéndose a un lado con una ligera reverencia.
—Gracias —dijo Taehyung, confundido, sin comprender por qué de pronto el guardia había sido tan amable. Caminó con pasos seguros hacia el ascensor, su mente aún en un remolino de emociones y pensamientos.
Mientras el ascensor subía, Taehyung no podía contener la sonrisa que se extendía en su rostro. La idea de contarle a Jungkook sobre la oportunidad de trabajar con la prestigiosa marca Célina y viajar a Hawái lo llenaba de una mezcla de nervios y excitación. Las puertas del ascensor se abrieron y salió, caminando por el pasillo hasta llegar a la oficina de Jungkook.
Frente a la puerta de la oficina del Alfa se encontraba el escritorio de su secretaria. Taehyung caminó nervioso hasta la mujer, que estaba sumergida en la pantalla de la computadora. Ella levantó la vista al sentir el dulce aroma del Omega y, con una expresión de sorpresa y reconocimiento, se levantó de inmediato.
—Hola, busco a... —intentó explicar, pero la mujer no lo dejó seguir hablando.
—¡Oh, por la diosa Luna! Eres tú el dueño de ese aroma tan dulce que últimamente lleva el señor Jeon —dijo con una sonrisa amplia, sus ojos brillaban con curiosidad.
—¡Ah! Sí... yo...
—Eres Kim Taehyung, mejor dicho, Jeon Taehyung —la mujer hablaba con un brillo en los ojos mientras rodeaba su escritorio para acercarse al Omega, quien se sonrojó al escuchar el apellido de Jungkook junto a su nombre—. Tengo órdenes de no dejar esperando al novio del señor Jeon —dijo tomando el brazo del rubio con cariño—. No quiero perder mi trabajo. Por cierto, soy Rita —se presentó con un tono cómplice y amigable.
—Pero... ¿Jungkook está desocupado? —preguntó nervioso, deteniéndola con una ligera presión en su brazo.
—¡Ay, mi niño! Ese hombre jamás está ocupado para ti —respondió Rita con una risa ligera, dando dos golpes suaves en la puerta antes de abrirla.
Jungkook se encontraba sentado en su escritorio, revisando documentos, con dos hombres sentados frente a él. El Alfa dirigió su mirada seria hacia la puerta y, al ver a Taehyung, su semblante cambió abruptamente, una gran sonrisa apareció en sus labios, iluminando su rostro.
—Mi amor —susurró con alegría, y ambos hombres se giraron para ver quién era el recién llegado.
Con sus mejillas rojas y una tímida sonrisa, el Omega respondió—: Hola, Kook.
Jungkook se levantó de su silla y caminó rápidamente hacia él, acunando el rostro del Omega entre sus manos con una ternura palpable—. Me hace muy feliz verte aquí —murmuró, mirándolo a los ojos con una intensidad que hacía que Taehyung sintiera mariposas en el estómago. Se inclinó y le dio un tierno y suave beso, llenando el aire con la dulzura de su amor.
—Perdón por interrumpir, mejor regreso más tarde —dijo Taehyung, mordiéndose el labio inferior con nerviosismo, sintiendo que sus mejillas se teñían de un leve color rosado.
—Tú no interrumpes nada, bebé —respondió Jungkook, tomándolo de la mano y guiándolo a su asiento. El Alfa se sentó y palmeó su muslo con su mano, invitando a Taehyung a sentarse. El Omega mordió su labio inferior con una sonrisa traviesa. En ese momento, mil pensamientos pasaron por la cabeza de Jungkook; definitivamente no iba a perder la oportunidad de profanar a su hermoso Omega en la oficina.
Taehyung se sentó en las piernas del Alfa, de lado, y pasó su mano por el hombro ajeno, sintiendo la firmeza de los músculos bajo la tela de la camisa. Jungkook lo abrazó por la cintura, atrayéndolo más hacia él. Ambos hombres los miraban; Sunoo con cara de asombro y frustración, mientras Bogum no podía evitar admirar la belleza del Omega, notando cada detalle de su rostro y figura.
El Alfa cambió su sonrisa por una mirada fría y desafiante—. ¿En qué estábamos? —preguntó con desdén, su voz resonando con autoridad en la oficina.
Sunoo viró los ojos con claro fastidio—. Te decía, Jungkook...
El Alfa lo interrumpió—. Señor Jeon para ti —dijo calmado, mientras su mano se colaba por debajo de la tela de la camisa de su Omega, acariciando su espalda y provocando un escalofrío en el cuerpo ajeno. La piel de Taehyung reaccionaba al toque de Jungkook, erizándose al sentir su calor.
—De acuerdo, señor Jeon. Le pido que no me quite lo último que me queda, ya obtuvo su venganza. Solo déjeme la casa en la que viví toda mi vida —explicó Sunoo, tratando de fingir amabilidad, pero para Jungkook su voz y su aroma eran repulsivos.
El Alfa giró levemente su rostro para ver a Bogum, que parecía perdido en el rostro de su amado Omega. Carraspeó su garganta fuerte para que Park lo mirara, haciendo que este diera una pequeña sacudida con su cabeza y conectaran miradas. El desconcierto en los ojos de Bogum era evidente, y Jungkook lo observó con una mezcla de desprecio y superioridad.
Bogum intentó disimular su fascinación por el rubio, pero para Jungkook ya era más que obvio—. Lo siento, señor Jeon. Prometo que no volverá a saber de nosotros, pero por favor no deje en la calle a mi hermano —suplicó, moviendo sus piernas nervioso, con las manos temblorosas.
Jungkook soltó una risa nasal irónica mezclada con molestia. Giró suavemente su rostro y con sus labios comenzó a rozar el cuello de Taehyung, disfrutando del dulce aroma que emanaba de su piel. Bajó una de sus manos a las piernas del Omega y apretó despacio una de ellas, sintiendo la suavidad de su carne. Taehyung soltó un leve jadeo, cerrando sus ojos y entregándose a las caricias de su Alfa.
Ambos hermanos comenzaron a sentirse incómodos ante la pareja que estaba subiendo la temperatura frente a ellos—. Me importa un carajo —murmuró el Alfa sobre aquella curvatura donde emanaba aquel delicioso aroma que tanto le gustaba. Volvió a apretar con su mano la pierna del Omega, provocando que este mordiera su labio inferior, intentando no gemir—. No pienso tener piedad —volvió a susurrar sobre la piel del Omega, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza.
Bogum tragó largo de los nervios, pero Sunoo no pudo contener su molestia. Se colocó de pie y dijo levantando su voz—. Si me quitas mi casa, juro que me las pagarás, Jungkook —amenazó con ira, su rostro enrojeciendo por la furia contenida.
Taehyung abrió sus ojos, pero Jungkook no se movió. Siguió pasando sus labios por el cuello de su Omega, subió su mano, llegando a la entrepierna del rubio, y volvió a apretar, pero esta vez con más fuerza. El Omega cerró sus ojos y soltó un suspiro—. Kook —murmuró, su voz apenas audible.
—Señor Jeon, por favor, esto es importante —intentó Bogum llamar la atención del nombrado, su voz temblando ligeramente.
—La respuesta es no —giró su rostro para mirar a los hermanos—. Me importa un carajo, y si vuelven por aquí, voy a llamar a la policía —les advirtió, su mirada fría como el hielo. Sonrió con sarcasmo y volvió a hablar—. Señores, ya pueden retirarse. Tengo asuntos más importantes que atender —giró su rostro hacia el Omega y tomó entre sus dedos las mejillas del rubio, haciendo que este lo mirara y que sus labios se abultaran formando un puchero—. Necesito hacerle el amor a mi amado —dijo, para luego besarlo con pasión, sus labios devorando los de Taehyung con una intensidad arrolladora.
Los hombres asintieron con frustración. Bogum se colocó de pie, recogió sus cosas y salieron apresurados de la oficina, lanzando miradas curiosas y ligeramente envidiosas hacia Taehyung. Rita cerró la puerta detrás de ellos, dejándolos en una burbuja de privacidad, donde solo existían ellos dos.
—Al fin te tengo para mí solito — murmuró Jungkook, su voz ronca y llena de deseo, mientras continuaba acariciando la piel de Taehyung con manos ansiosas, sintiendo cómo el cuerpo del Omega respondía a cada caricia. Cada toque enviaba escalofríos de placer por la columna del rubio, intensificando el vínculo entre ambos.
—Kook... —susurró Taehyung, sus ojos cerrados, dejándose llevar por las sensaciones que el Alfa le provocaba. Sus labios temblaban ligeramente, esperando con ansias lo que vendría.
El Alfa rozó los labios del Omega, apenas tocándolos, dejando una sensación de necesidad—. Quiero profanarte, mi amor, y que todo el edificio escuche cómo gimes mi nombre. Quiero que todos sepan que eres mío y solo mío —sus palabras eran una mezcla de promesa y declaración, su voz cargada de pasión y posesividad.
—Profáname, Alfa —las palabras se deslizaron de sus labios en un susurro, temblaba ligeramente, anticipando lo que estaba por venir. La sumisión y el deseo se entrelazaban en su voz, creando una melodía que solo Jungkook podía interpretar.
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Mientras Sunoo y Bogum subían al ascensor, el silencio entre ellos era tenso y cargado de frustración. Sunoo, con el ceño fruncido y los puños apretados, lanzaba miradas de odio hacia el suelo, su mente revuelta por la humillación sufrida. Justo antes de que las puertas del ascensor se cerraran, el Omega lanzó una última mirada a la puerta de la oficina de Jungkook y murmuró con veneno en la voz:
—Juro que me las vas a pagar, Jeon Jungkook, tú y ese maldito Omega.
🌸 Hola dulces obsesionadas por el Taekook / KookV.
🌸 No sé cuántos extras serán, pero en cuanto los termine se unirán en donde quedo la historia original .
🌸 Espero que les haya gustado el capítulo, y gracias por leer mi historia.
🌸 Hasta aquí mi reporte Juanquin 🤣.
🌸 Nikki 🌸
🌸🌸
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