Capitulo 37
Laboratorio institucional de concentración- Seúl
- ¿Tu hijo vendrá, Lee?-
La oficina del doctor Wong era un caos. Todos los médicos, al menos los que seguían con vida, estaban reunidos esperando la afirmación del doctor Lee; si su hijo se había negado a visitar a 17305 entonces todos renunciarían a su puesto, ninguno de los presentes estaba dispuesto a morir en manos de esa niña loca.
El doctor Lee no parecía responder la pregunta, cada doctor estaba quitando su gafete y dejándolo sobre el escritorio.
-Ya fue suficiente de tus experimentos locos Wong, ¡renuncio!- gritó uno de los hombres, quitándose su bata de laboratorio y arrojándola al piso antes de salir por la puerta.
-¡Lee! ¿Qué te dijo tu hijo? ¡Me voy a quedar sin doctores a este paso!- gritó Wong, justo en su cara.
-Él vendrá, pero quiere saber el nombre de 17305. ¿Qué hacemos?.
El estrés y preocupación de ambos hombres era notoria, ninguno iba a revelar el nombre de 17305 pero... ¿por qué no?
Fácil, los documentos de su nombre e identidad se perdieron entre los miles de registros en la base de datos del laboratorio. Los técnicos dijeron que fueron a parar a la nube, pero por culpa de un bastardo de sistemas nunca los encontraron: el tipo los registró con el código incorrecto.
-Inventale un nombre y ya está, no es tan difícil.- dijo Wong con simpleza.
-¿Estas seguro? lo mas probable es que sospeche sobre eso, no se lo dijimos durante sus años de trabajo aquí.
-¿Qué puede hacer según tú? Es un pastelero. No es cómo si tuviera un amigo hacker o algo, ¿Su novio es empresario o algo así, no? Cómo sea, dile que le daremos el nombre. Tengo que ir a ver a 17305, y ustedes- señaló a los pocos doctores que estaban en la oficina- si se quedan les aumentaré el sueldo al doble.
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Jungkook llamó temprano esta mañana, avisando que venía a las 12 del mediodía a verme y, sinceramente, no tenia ganas de levantarme. Ya eran más de las 10 am y seguía en la cama porque... seamos sinceros ¿Quién se levantaría teniendo al chico más sexy y tierno del mundo, durmiendo en ropa interior, justo a su lado? ¡exacto! nadie.
Anoche tuve el mejor sexo de mi vida con este pequeño diablillo después de expresarle mis sentimientos, simplemente maravilloso. Tras quedaron dormidos en el sofá después de eso y teniendo que levantarme a las 4 am por la necesidad de orinar y beber agua, Jimin seguía dormido en el sofá en una posición que, a mi parecer, era muy incómoda; lo cargué despacio entre mis brazos soltando un leve quejido, Jimin ganó peso y eso se notaba, subí las escaleras hasta llegar a mi habitación y lo recosté sobre la enorme cama; no se dió cuenta de nada y solo prosiguió a acurrucarse en las mullidas almohadas y soltar un suspiro adormilado. Adorable.
Seguía durmiendo y me daba algo de pena despertarlo, pero debía comer algo y también teniamos la visita de kookie.
-Jiminie... despierta cariño.- susurré en su oído acariciando su suave cintura, di un beso sonoro en su mejilla y se removió tranquilo estirando sus brazos y piernas.
-¿hyung? Estoy cansado...- su voz adormilada era tan tierna. Abultó sus labios en un lindo puchero que me di la tarea de besar con cariño.
-Sé que estas cansado, pero ya dormimos mucho y no debes saltarte las comidas. Vamos a la cocina, además kookie vendrá en 2 horas.- me levanté de la cama y abrí las cortinas, cómo siempre era una mañana nublada de invierno en Seúl; pero no dejaba de ser preciosa. Caminé hasta el closet y busqué ropa para mi y para Jimin.
-Cargame Yoonie... si~?- con la voz acaramelada que usó ¿cómo negarme?. Salí del armario y coloqué su ropa en el borde del colchón.
-Levanta los brazos, voy a ponerte esta sudadera- acató mi petición y sus brazos se alzaron como un bebé, deslizé la sudadera por su cuerpo y dejé un beso en su frente.- Ponte estos pantalones en lo que voy al baño. Cuando salga te cargaré hasta la cocina.
Lo vi asentir y tomar los pantalones antes de que entrara al baño. Hice mis necesidades mañaneras y lavé mis dientes, listo para comenzar otro día al lado del tierno mochi.
-No te vuelvas a acostar cariño, vamos a desayunar.- Jimin estaba recostado abrazando sus piernas y cerrando sus ojitos.
-Cargame~
No respondí, solo lo tomé de las piernas y lo cargué al estilo nupcial. Bajé despacio hasta la cocina, sería muy bueno consentirlo con panqueques.
Lo senté en una silla de la enorme encimera de la cocina y me moví hasta la alacena, saqué los ingredientes y los utensilios necesarios para prepararle panqueques a mi pequeño.
-Yoongi~me duele el trazero.
Casi. Casi escupía mi café en el piso.
-¡Jimin! no lo digas tan "así"- hablé consternado.
-Debió pensarlo mejor antes de casi romperme el trasero anoche...
-¡Jimin!
-¡Pero si usted fue el que...!
-¡Ya! deja de decirlo así, te daré un calmante.
Este niño me va a dar un infarto.
Proseguí a preparar sus mendigos panqueques, servirlos y ponérselos en frente junto a los calmantes para su adolorido trasero. Debo aclarar que no me arrepiento de nada, los movimientos de su trasero, sus expresiones de placer y los gemidos de su garganta fueron el mejor deleite para seguir.
Observó su plato con felicidad y comió desaforado, haciendo gestos de felicidad y bebiendo su taza de chocolate al cual se había vuelto adicto. Cada que salíamos me pedía comprarle chocolate, etc. Era muy difícil decirle que no.
Terminó su plato con emoción y me miró con ojitos sonrientes, esos ojitos que pone cada que va a pedirme algo más y que sabe que terminaré diciendo que si.
-¿Hyung?- lo ven, va a pedirme algo. Su tono de voz y su puchero me lo decía todo.
-¿Qué vas a pedirme mi lindo y tierno mochi?- Su mirada sorprendida y sus mejillas tiñendose de rosa fueron un deleite para mis ojos. Tan preciosos, dios.
-¿C-cómo sabe que quiero algo?- preguntó apenado jugueteando con sus manos y la mirada gacha.
-Siempre haces los mismos gestos y tono de voz cuando quieres algo. Ahora habla- di un sorbo a mi café y corté un pedazo de panqueque con todas las intenciones para comerlo.
-Y-yo quería saber si usted... s-si tú m-me dejarias...
-Por favor no vayas a pedirme una mascota Jimin.- Expresé riendo.
-¿E-eh? ¡N-no! no tiene nada que ver con animales.
-¿Entonces?
-¿Me dejaría teñirme el cabello? Es que hace poco vi una película y uno de los personajes lo tenía de color morado.- Entre pequeñas risas y miradas nerviosas hacia mi, habló de su deseo por pintarse el cabello.
No se si debería aceptar, tal vez él no sepa que deben decolorarlo y eso duele mucho además que debe retocarlo cada mes y medio.
-¿Y quieres pintarlo de morado?
-No. Quiero mi cabello de color rosa. ¿Puedo puedo puedo puedo?- se inclinó sobre la encimera con sus manos juntas en señal de súplica- Por favor daddy, ¡¿Si?!-
Ahg. ¿Acepto o no?
Incluso hasta estaba derramando lagrimas, claramente falsas, para ganarse ese permiso.
-Está bien, pero no te quiero escuchar llorando cuando te arda el cuero cabelludo.
Gritó eufórico, dando brinquitos de felicidad y lanzándose a mis brazos con intenciones de un abrazo. Lo abrasé fuerte por la cintura y recibí gustoso los millones de pequeños besitos que daba en todo mi rostro, dejó unos cuantos en mis labios y se separó muy contento.
-¡Muchas gracias Yoonnie hyung! Lo amo mucho.
-Y yo a ti mi lindo mochi.
Estuvimos abrazados un rato más, besándonos de vez en cuando y riendo juntos. No teníamos nada de que preocuparnos, no por ahora...
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