Capitulo 36
¿Estoy soñando?
¿Realmente esto acaba de suceder?
No. Debo estar soñando, eso debe ser.
-¿Yoongi hyung? tal vez deberíamos subir al auto.
Solo caminé hasta el asiento del conductor, las palabras no parecían salir con fluidez cómo antes. Sus palabras me dejaron echo gelatina, mis manos temblaban ligeramente y mi garganta se sentía rasposa.
Jimin subió despacio a mi lado, mirando por la ventana e ignorando mi presencia. ¿Había echo algo malo? no lo sabía. Conduje los 10 minutos faltantes en un silencio realmente incómodo, el ruido de la radio a volumen bajo alivianaba el ambiente seco.
Al estar frente a la cerca de casa presioné el botón interior del auto, abriendo la cerca y entrando a la parte delantera. Estacioné el auto y tan pronto cómo apagué el motor Jimin salió del auto dando un portazo. Esta enojado conmigo, eso acaba de asegurarmelo.
-Jimin- hablé fuerte.
-¿Qué quiere? estoy cansado.
el tono de su voz indicaba que estaba dolido, ahogaba pequeños sollozos y su garganta pasaba saliva repetidas veces.
-Ahg Jiminie, cariño. ¿qué hice?- realmente no estaba entendiendo que es lo que había echo para obtener estas reacciones de su parte.
-¿es tonto o qué? ¡Acabo de declarar mis sentimientos hacia usted y le importó una mierda!
Mierda. No respondí a su confesión mientras estábamos en la carretera, así que eso era lo que le estaba molestando.
-Entremos Jimin. Te explicaré todo en la sala.
-¡No! usted no me quiere...
-N-no es eso Jimin, es que me estoy congelando aquí afuera...
No mentía, realmente tenia mucho frío y solo quería la comodidad del sofá y la deliciosa calefacción.
-Entremos por favor Jimin. De verdad tengo mucho frío.
-Bien...
Ahora si que estaba en problemas, ¿cómo voy a declararle todo lo que siento y pienso de él? estaba con la soga al cuello y no tenía nada en mente, hasta estaba caminando más despacio para tener mas tiempo y pensar algo lindo para declararme pero mis pensamientos estaban en blanco.
Estaba frente a la puerta con el picaporte en mi mano y no me atrevía a abrir, estaba asustado. Por primera vez en mi vida estaba realmente asustado, asustado por este niño de ojitos sonrientes y mejillas de algodón que me declaró sus sentimientos, sentimientos que claramente son correspondidos pero no sé cómo hacerlo. Mis palabras no querían salir y la mirada de Jimin en mi espalda solo me hacia sentir más incómodo de lo que ya estaba.
Bien, respiremos hondo, abramos la puerta y soltemos todo lo que nos hemos guardado.
La puerta fue abierta con lentitud, entramos quitándonos los zapatos y colocando los abrigos en el perchero del recibidor. Giré levemente para mirarlo, sin tener en cuenta su rostro tan cerca del mío.
-¿Qué iba a decirme, hyung?- sus ojitos parpadearon repetidamente, haciéndolo ver realmente tierno.
-Jimin, eres muy importante para mi incluso más de lo que puedas imaginar. Convertiste mi aburrida vida de empresario en toda una bomba de experiencias y emociones, si no te dije nada cuando estábamos en la carretera fue porque me estaba congelando y por que estaba demasiado nervioso... Joder, es que mírate, eres tan precioso que a veces pienso que no eres real. Tu sonrisa, tus acciones, tus palabras, todo, absolutamente todo de ti me encanta y me pone nervioso como no tienes idea. Me vuelves loco Jimin, me tienes dominado y a tus pies. Me encantas Jimin, te amo más de lo que tu me amas. No sabía cómo expresarte mis sentimientos pequeño, perdóname por hacerte esperar tanto...
Sus lágrimas resbalaban por sus lindos ojos, arruinando sus pestañas y mojando sus mejillas. Todo su rostro era un desastre de llanto y color rojizo, pero no dejaba de verse precioso. Este niño es lo mejor que e podido tener sin siquiera haberlo pedido.
-T-tenia t-tanto miedo de que... que usted no me q-quisiera- habló entre hipidos- P-pensé que iba a abandonarme en la carretera o algo así.
-Nunca te haría esa clase de daño mi pequeño- acaricié su cabello despacio- este es y siempre será tu hogar. No voy a abandonarte.
Se dejó caer en mi pecho, abrazándome por el estomago y llorando desconsoladamente. Acaricié su cabeza y lo dejé desahogarse, empapó de lagrimas y mocos mi traje pero no me importó en lo absoluto...Solo quería que él se sintiera mejor.
Duramos un buen rato en la misma posición, de pié en la entrada de la casa con su rostro ahora en mi cuello. Su agarre de mi cintura empezó a perder fuerza y alzó su cabeza, mirándome atentamente.
-¿Te tienes mejor ahora?
Espere su respuesta, la cual nunca llegó.
Sus labios se posaron sobre los míos, moviéndose temerosamente y posando sus brazos al rededor de su cuello, inclinó su cabeza un poco a la derecha y esa fue señal suficiente para tomarlo por caderas con algo de fuerza y posesión, incrementando la necesidad y profundidad en sus preciosos labios.
Los ruidos de succión y su saliva chocando con la mía eran los únicos sonidos en toda la casa. Se acercó rápidamente, restregando su parte baja con mi entrepierna y acariciando mi torso con sus suaves manos, casi desesperadamente. Mis manos fueron a parar a ese voluptuoso trasero que solo él posee, apretando con necesidad y pegándolo mas a mi cuerpo si es que era posible.
-Ahm... Yoon-gi, h-habitación- susurró sensualmente en mi oido.
No necesitaba pedírmelo 2 veces, apretujé su trasero y lo cargué a la altura de mi cintura. Miré las escaleras y realmente me daba pereza subirlas, ¿realmente necesitamos la habitación? volteé por la sala y mi vista fue a parar al amplio sillón en el centro.
-No necesitamos una cama cariño. Sofá, ahora.- ordené con voz ronca sobre sus apetitosos labios.
Nos movimos despacio hasta el sofá sin separar nuestros labios y cuerpos, tropezando de vez en cuando con objetos existentes en la sala. La parte trasera de mis rodillas topó con la orilla del sofá logrando que me sentara impulsivamente y Jimin cayera sobre mi, sus caderas se movían con necesidad sobre mi miembro excitándolo más rápido de lo que pensaba, me moría por morder su hombro y acariciar su espalda desnuda. Quería hacerlo mío.
La gorra de invierno que hace un rato llevaba puesta terminó en el suelo junto con su suéter morado , dejando a la vista su blanquecino torso y sus rosados, sensibles y apetitosos pezones. Mi rostro bajó despacio, lamiendo desde su cuello hasta su pecho para posar mis labios en uno de sus lindos botones, lamí despacio y un tierno gemido, seguido de sus manos apretando mis hombros, resonó por la sala.
-M-más...
Suplicó entre jadeos obscenos y su rostro bañado en sudor y placer, apretujé sus caderas en señal de posesión y las moví más rápido de delante hacia atrás. Sus gemidos eran realmente provocadores, cualquiera caeria por sus maravillosos encantos... lastima que ya tiene dueño, yo.
-¿Más? Pídelo como se debe...
Rocé su miembro por encima de su pantalón, su erección era muy notoria y empezaba a tornarse incómoda por tener un pantalón ajustado apresándola con locura. Su cabeza se hizo hacia atrás soltando un gruñido cuando presioné levemente la punta de su miembro.
-D-daddy~ su pequeño quiere más... porfav- Ahh!~
Mordí uno de sus pezones logrando así que soltara ese dulce gemido repentino, me sentía al borde de la locura y todavía no empezábamos con la acción real. Me decise de mi ropa, quitando también los pantalones de Jimin en el proceso, quedando ambos en ropa interior. Se sentó un poco más cerca y tembló al sentir mi enorme pene endurecerse más bajo su lindo trasero, tal vez estaba nervioso o algo por el estilo pero no fue así, empezó a dar pequeños saltitos junto a movimientos circulares sobre mi hombría.
-Ahg... sigue así~
Sus apetitosos labios se encontraban entreabiertos y rojizos, soltando suspiros de placer y siendo ferozmente mordidos por si mismo cuando daba leves caricias a su pene, era momento de pasar a la mejor parte.
Levanté con delicadeza su cuerpo, separandolo del mio y recostándolo sobre el sofá. Sus manos quedaron sobre su cabeza, su respiración era rápida y sus pupilas estaban dilatadas exigiendo más. Rompí su ropa interior en un arrebato de pasión, lanzando los restos de estas por alguna parte del piso; no hizo falta que dijera algo más, alzó sus piernas y las abrió provocativamente para mi dejándome ver su rosada entrada justo frente a mis ojos, abrió su boca sugerentemente y pasando la lengua por sus labios.
-Se lo que quieres, pero es hora de enseñarte algo diferente...
Su rostro reflejaba confusión total, en especial cuando vio mi rostro acercarse hasta ese delicioso punto que pronto lo haría gritar. Lamí su rosada entrada ganándome un gemido agudo de su parte, se removía incómodo en el intento de encontrar algo a lo que aferrar sus puños. Me deleitaba saboreando su entrada y dando leves penetraciones con mi lengua, empamandolo de saliva e intentando dilatarla de a poco.
-E-eso se siente rico hyung~
No respondí, dí las últimas lamidas e introducí uno de mis dedos para complacer los leves espasmos de su cuerpo, su espalda se curvó hacia atrás y un gritito salió desde el fondo de su garganta logrando excitarme más y mover mi dedo con insistencia. Un segundo dedo hizo su aparición después de unos minutos, obteniendo como recompensa las manos regordetas de Jimin en mi cabello jalando mi cabeza hacia atrás.
-Ya no aguanto... te quiero a ti Yoonnie.
Besé fugazmente sus labios y bajé mi ropa interior, saliendo de esta mi pene: grande, grueso y con una erección que dolía como el infierno. Lo aventé con agresión al sofá y lo rodee con mis brazos y piernas, dejandolo acorralado y sin escapatoria, alinee mi miembro en su ya dilatada entrada entrando con una fuerte estocada.
-¡Ahg!~
Gruñó a lo alto, mordiendo sus labios y temblando despacio.
No aguantaba más, había pasado mucho tiempo desde que tuvimos sexo y mi cuerpo lo estaba cobrando caro, penetré despacio pero con fuerza una y otra vez, lamiendo y mordiendo su cuello y hombros. Se aferró a mi cuello cuando lo penetré sin piedad hasta el fondo, mis movimientos se volvieron fuertes embistiendo como loco su sexy cuerpo.
-¡MAS!... Dios! Justo ahí Yoongi! AHHH!
-T-todo l-lo que quieras...
Hablé con dificultad, golpeando su punto dulce una y otra vez con la punta de mi pene. Lo cargué aún con mi miembro dentro y lo senté sobre mi dando estocadas hacia arriba y apretando su trasero. Jimin gemía y gemía y no paraba, su cuerpo se tensó y su cabeza fue a parar en mi hombro donde lloriqueaba de placer y rogaba por más.
A los pocos minutos se corrió, manchando nuestros abdómenes de su blanquecino semen; sin e,bargo no dejó de saltar llegando al punto de penetrarse así mismo con mi pene. Yo todavía no terminaba y él lo sabía, por eso estaba haciendo todo aquello , con la poca fuerza que le quedaba siguió brincando y brincando, temblando por la sobre estimulación y rasguñando mi espalda.
-V-voy a correrme pequeño...- dije con mi último aliento.
-Hágalo... córrase dentro de mi, hyung~
Fueron suficientes 5 saltitos más por parte de Jimin para que todo mi semen fuera a parar en su apretada entrada, se detuvo despacio tratando de regular su respiración y restregando su nariz en mi cuello.
-Puedes sacarlo ya Jimin...
-Ñio, me gusta tenerlo dentro.
-Dios, me encantas tanto Jimin. Eres perfecto...
Tras unos minutos mas dentro se levantó despacio, buscó su suéter morado y se lo colocó encima, volvió al sillón y se recostó entre mis piernas.
Esa noche dormimos acurrucados en el sofá, abrazados el uno al otro, con sentimientos aclarados y en paz.
La mejor noche de nuestras vidas.
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