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1༘


El movimiento de mis caderas iba acorde con la música que resonaba en los parlantes de la fiesta. Aún era temprano y pocas personas estaban bailando cerca de mí —no conmigo—, disfrutando del ambiente.

Llevaba bailando pocos minutos, para ser exactos, desde que vi como mi amigo Jimin saludaba a Taehyung. Al alto, sexy, guapo y varonil Kim Taehyung. Ya tenía pensado ir a bailar, pero me apresuré al verlo entrar tan radiante y exquisito.

La música me relajaba, me llevaba un mundo donde puedo ser libre y comunicarme con el baile, por eso ahora trataba de llamar la atención de Kim. Mi intención era que me viera y lo estaba logrando, porque sentía la mirada penetrante del castaño en mi cuello.

Me giré con cautela, sin dejar de bailar —o seducir, como le decía yo—, mirando de reojo a Taehyung.

Lo encontré sentado en unos de sillones del club, deteniéndome a contemplar su imponente presencia con rapidez, hasta que nuestros ojos conectaron un segundo y yo desvíe la mirada disimuladamente.

Sonreí coqueto a nadie en específico, pasando discretamente la punta de mi lengua por mi labio inferior, notando de reojo como Taehyung apretaba su mandíbula.

Emocionado por lo que ocasioné, seguí bailando moviendo mis caderas de manera descarada y empezando a quedar de espaldas a él. 

Cuando di la vuelta, recordé la expresión seria que destilaba, sus ojos oscuros me miraban fijamente, recorriendo mi cuerpo sin disimulo. Parte de mi objetivo inició y yo sonreía internamente.

Hasta ahora no resultaba mala decisión ir a la fiesta, porque Jimin cuando se proponía algo lo conseguía.

Y en este caso, no tuvo que decirme mucho de la fiesta de Jim Hyung, solo con escuchar que Kim Taehyung también iría, yo ya estaba planeando que vestirme para ese día.

—Vamos Hoseok —insistió Jimin.

—Sabes que he tenido una semana muy pesada —me quejé frotando mi cuello tenso.

—¿Si te digo quién va, pensarás igual? —me preguntó travieso.

Jimin traía algo entre manos y estaba jugando conmigo para ver si caía.

—Si —mi palabra no iba ser cambiada o eso creí, cuando recordé cierta cabellera castaña alborotada —. A menos que…

—Ajá —respondió mi amigo como si hubiera leído mis pensamientos.

—¿Es en se-serio? —tartamudee un poco por la emoción.

—Si, el mismo me lo dijo.

De seguro debía tener una cara de bobo, porque Jimin me jaló el cabello y habló.

—Pero no seas confiado, tienes una oportunidad para seducirlo, mira que tú bailas muy bien y de seguro lo tendrás comiendo de tu mano —aseguró con orgullo.

Mi amigo me conocía, por eso me decía aquello. Creo que ya estaba hasta un poquito cansado de que cada vez que podía, le preguntara sobre Taehyung.

Y ese mismo día ingenié un plan de conquista, donde yo sería quien lo seducía mientras bailaba coqueto, siendo indiferente a él. Solo esperaba poder resistir a ignorarlo toda la noche y que al menos el resultado fuera como yo esperaba.

Mi cuello se erizó al sentir algo muy frío, tenía que saber quién era o qué era. Mi cuerpo tuvo una rápida reacción, girando para ver quién era el causante de mi susto, observé a un sonriente Jimin con una botella bien fría de cerveza en cada mano.

No me habló, solo estiró su mano para que tomara la botella y la bebiera junto a él. Parecía que estaba un pelín ebrio, pero no lo podía reconocer, ya que él era muy bueno con el alcohol y resultaba difícil emborracharlo por completo.

Entendí que quería bailar conmigo, por sus movimientos lentos y coordinados. Sonreí evitando mirar en la dirección donde sabía que Taehyung se encontraba —porque mi piel picaba por la intensidad de su mirada.

Luego de bailar y con la botella a la mitad, Jimin me habló.

—No te da pena del pobre de mi amigo —fue lo primero que me dijo muy cerca del oído. —Mira que está solito con muchas ganas de aprender a bailar y que mejor que un excelente profesor como tú.

Yo miré a Taehyung, cuando este bebía seductoramente de una botella de cerveza sin dejar de apartar su mirada de la mía. Mi boca se secó al ver como su garganta se movía atrayente al pasar el trago, que de seguro le refrescaba y dejaba con un sabor amargo en su boca.

—No lo sé —respondí honesto.

Ni sabía cómo ir y abordar a Taehyung, él era tan hermoso y nuestros pensamientos un poco diferentes.

Donde yo era coquetería inocente, él era tranquilidad; donde yo pensaba en su cuerpo con el mío de manera íntima, él era un romántico empedernido que escribía poemas y cartas de amor.

No piensen mal, yo no era un jugador, no me andaba acostando con cualquier persona que veía con buen cuerpo o cara de diablo. No.

Yo miraba, no lo iba a negar, los detallaba con mis ojos, pero no llegaba a más.

Aunque unos decían que yo les coqueteaba y luego me hacía para atrás cuando querían poder probar de mi exquisitez, porque seamos honestos, yo estoy más bueno que el pan.

Pero ese no es el punto, aquí viene la realidad y que Taehyung sabía de algunos de esos rumores falsos. Yo no coqueteaba con ellos, yo era así. Lo llevaba en la sangre, porque mi intención nunca sería llamar la atención de otra persona que no fuera el castaño.

Continué bailando con Jimin una canción más, hasta que alguien lo llamó y se despidió de mi dándome un guiño. Yo me permití observar donde Taehyung estaba sentado, notando el vacío en ese lugar.

Las luces encandilaban mis ojos, los colores neones y vivos resaltaban en los cuerpos de las demás personas bailando, la pista de baile se había abarrotado un poco. Froté suavemente mis párpados para poder observar donde se hallaba Taehyung, para mi suerte un grupo de personas se dispersó de la pista, facilitando mi búsqueda.

Recorrí mi mirada con disimulo sin poder encontrarlo, no quería que se me notara lo desesperado por saber donde se había ido. Mis pensamientos no querían volar a un lugar donde estaba alguien más.

La música bajó un poco y me permití seguir mirando con más detenimiento, observando un pequeño grupo cerca de mí y contemplando en una dirección fija. Miraban a Taehyung en la barra al final de la pista.

Estaba sentado con su espalda erguida y sus manos apoyados en la barra, viéndose demasiado varonil y masculino, que por inercia lamí mis labios y mis manos picaron por poder tocar toda esa piel sin nada de la tela estorbando.

Suspiré aliviado, porque seguía en la fiesta y podía continuar con mi coqueteo indirecto. Hasta que los murmullos de ese grupo llegaron a mis oídos y mi tranquilidad se vio afectada.

—Taehyung dirá que sí.

¿Hablaban de Tae?

Miré a las ilusas que murmuraban. No, gritaban —aunque ya no era necesario— y reían cual criaturas infantiles. Torcí los ojos y seguí bailando sin despejar mi atención a su charla.

—Le preparaste una declaración sacada de una película —gritó una de las amigas y me miró maliciosa. —Así todo romántico como a Taehyung le gusta.

La indirecta iba para mí, porque era ser muy tonto para que no dieran cuenta que en algún momento miraba de más al castaño. No me juzguen, tengo ojos y a ellos les gustaba ver mucho a Taehyung, yo no me opongo.

—¡Sí!, el poema, la carta y todo está listo para decirlo el lunes en la cafetería —escuché una voz entusiasta.

—Delante de todos no podrá decir que no —dijo otra.

A esas alturas preferí no mirar más al grupo. Mi ánimo que estaba por los cielos, cayó al escuchar todo eso de la declaración para Tae. En mi vida podría planear algo así de romántico.

Aunque si me lo proponía, podría hacer algo mínimamente romántico y detallista. Lo malo, que no sabía si le podría gustar a Taehyung. El compás de mi baile empezó a disminuir poco a poco, me quería ir del lugar y no haber escuchado esas palabras.

Giré mi cuerpo al ver como Taehyung alzaba su vaso con trago para tomárselo de golpe, se veía algo incómodo. Bueno, ya éramos dos, pero yo quería salir de ahí.

Hasta ya me imaginaba acostado en mi cama viendo una película infantil, mientras intentaba no pensar en el castaño y su presencia en esta fiesta. Mi juego de tira y jala no había funcionado como lo planeé, ignorarlo no dio buenos resultados, pero si en ese momento llegaba Taehyung a mi lado, no perdería la oportunidad y me quedaría.

Unas manos grades aparecieron sobre mi cintura, afianzándose como si estuvieran acostumbradas de ello. No había notado la presencia del intruso tras mío porque pensaba que era alguien que pasaba por ahí no más.

Mi rostro se giró un poco, asustado por querer saber quién era el osado que se atrevía a ponerme un dedo encima sin mi permiso, viendo un cabello castaño y revuelto muy conocido.

Taehyung.

Sonreía ante su atrevimiento, ya que no me hubiera pensado que él llegaría a mí —lo pensé y sucedió—, noté la duda en sus ojos cuando sus manos empezaron a deslizarse nerviosas, queriendo alejarse de mi cintura.

No podía permitirlo, era mi momento de poder seducirlo directamente. Agarré sus manos para colocarlas sobre mí cintura nuevamente, mientras retrocedía para pegarme más al cuerpo del castaño. No intentó alejarse, más bien empezó a seguir los movimientos de mis caderas con la música que empezaba a sonar.

Una bachata romántica se escuchó, como si el dj fuera nuestro cómplice, no dudé en recargar mi cabeza en su pecho, dejando a la vista y disposición mi cuello. En mi mente múltiples imágenes de él besando parte de mi piel tersa llegaron para ponerme más nervioso y seguir restregándome al cuerpo del castaño.

Me dejé llevar por la sensación de su cuerpo junto al mío, el fuego que desprendía por encima de su ropa me estaba calentando y preferí relajarme. Mi mente me llevó a ese momento donde por primera vez lo conocí. Donde sin darme cuenta, quedé encantado ante su sonrisa.

El murmullo de las personas reunidas en la convención disminuía en cada paso que dábamos rumbo a la salida. Jimin ese día me había pedido de favor —obligado y arrastrado—que lo acompañe a la convención anual de anime.

Afuera la suave brisa golpeó nuestros rostros, haciendo que nos cubriéramos más con nuestros abrigos. Era un sábado a media tarde, porque el sol aún no escondía y teníamos pendientes que terminar, por eso regresábamos a casa a esa hora.

Iba a empezar a hablar lo bien que pasé y que el próximo año podría acompañarlo nuevamente, si no hubiera sido por el gritito de sorpresa que soltó Jimin al ver a un joven acercarse a nosotros.

Solo pude ver como Jimin abrazaba al joven alto y guapo —a simple vista—, teniendo que agacharse un poquito para evitar que mi amigo se estirara.

—¡Taehyung, tanto tiempo sin vernos! —saludó un alegre Jimin sin soltarse del abrazo que devolvía a su viejo amigo.

—Ni que digas, tú eres el ingrato que no llama, no escribe y tampoco visita —protestó a Jimin empezando a separarse.

—Calla, calla —masculló avergonzado.

En esos segundos —¿minutos? — que pasaron se olvidó de mi presencia.

Que mal amigo era.

—Te presento a un gran amigo mío —desvió el tema de los reclamos de Taehyung por ser tan ingrato. —Hoseok.

—Mucho gusto Hoseok —se presentó un poco emocionado.

—Igualmente …

—Taehyung —dijo su nombre. —Disculpa.

—No pasa nada —sonreí prendado ante la belleza varonil del viejo amigo de mi amigo.

Me distraje completamente de la conversación de ambos, perdiéndome en los labios apetecibles y llamativos que tenía el viejo amigo de Jimin. Lo repasé con la miraba y me gustó lo que vi en esos minutos que conversaban.

Era claramente mi tipo, desde su cabello, su altura, su sonrisa y sobre todo sus manos. Quedé más que encantado con sus manos grandes, teniendo un milisegundo de pensamientos impudorosos.

La primera impresión que tuve sobre Taehyung fue realmente buena.

Mi mente regresó a la actualidad, cuando sentí las manos de Taehyung bajar por mis caderas, apretando levemente mi piel. Su respiración se notaba agitada y como si evitara gruñir.

Me sorprendió, porque el normalmente era más delicado y moderado. Capaz de alegrar mi día con solo notar su presencia. Había soñado más de una vez con tener una historia de película, donde Taehyung también formara parte de ella.

La música cambió aun tipo merengue, llenando de energía nuestros cuerpos y el de las personas de cerca. Con un giro rápido, Taehyung me tuvo de frente a él y me perdí en sus ojos. En ningún momento las manos grandes del castaño se retiraron de mí.

Giramos acompasados, quedando yo de frente con el grupo operación declaración —así las nombré—, quienes me miraron como si quisieran desaparecerme de la faz de la tierra. Para provocarlas más, posé mis manos al cuello bronceado de Taehyung, acercándome más a su cuerpo.

Sonreí victorioso y decidí desviar mi atención de ellas, para concentrarme en el morenazo que tenía abrazado y bailaba íntimamente conmigo. Observé una gota bajar por su patilla, sintiendo enviada porque podía tocar su piel.

Mis manos no se quedaron quietas y se colaron por el cabello castaño revuelto para acariciarlo suavemente. Despegué mi mirada del sudor y me perdí en las pupilas dilatadas de Taehyung, su mirada reflejaba chispas y juegos artificiales, con algo más que no podía reconocer.

Era una mirada anhelante, llena de esperanza y amor. La reconocí al recordar al novio de mi hermana mayor cuando llegó por primera vez a la casa. Me asusté un poco, porque Taehyung me miraba así y eso significaba que yo le gustaba.

No.

Que me quería.

¡Oh Dios mío!

Eso me asustó, casi como si hubiera visto un fantasma. Taehyung tuvo que haberse dado cuenta de mi expresión, ya que intentó calmarme afianzando sus manos en mi cintura, dando leves caricias.

Pero yo no podía concentrarme y disfrutar ese tacto cariñoso. No podía, porque me había dado cuenta que me quería y que posiblemente yo también.

¡Oh, Jung Hoseok estás perdido!

Hasta me había imaginado un cuento romántico junto a él y no me había percatado de mis sentimientos.

Necesita huir y ahogar esas mariposas con comida o helado, algo que llene mi estómago y alivie a mi corazón. Empecé a sacar mis manos del cabello castaño y los pasé lentamente por los hombros hasta bajar a las muñecas.

Miré por donde poder huir sin que nadie se interponga, soltando las muñecas de Tae y alejándome un paso.

Debía huir ya, se que todo lo planee y ahora debería ser feliz. Solo que no pensé que llegaría de verdad a funcionar.

No me juzguen en serio, pero me daba mucho miedo.

No pude alejarme otro paso más, ya que Tae me agarró la mano, evitando mi huida.

Se acercó lentamente a mi oído, logrando estremecerme por la dulzura de sus palabras, cargadas de coquetería y picardía. Mi corazón explotó al escuchar decir que no me dejará ir.

Mis respuestas se quedaron estancadas en mi garganta sin ganas de salir, porque quiero decirle que yo también no lo dejaré. Ni aunque me paguen.

Veo su mirada fija en mis labios y los nervios aumentan a niveles alarmantes. Cuando por fin logo desenredar el nudo de mi garganta, siento los labios suaves de Taehyung sobre los míos.

Y siento que vuelo y toco el cielo.

Me besa con desesperación y yo le sigo, no me quejo, me gusta la pasión con la que devora mi boca. Pero esa excitación empieza a bajar poco a poco, cuando ahora el beso pasa a ser más delicado y tierno.

Mi corazón late como un loco, sintiendo el de Taehyung igual que el mío.

La oportunidad de comenzar una historia con Taehyung me fue concedida, donde la aprovecharía para enamorar y conquistar por completo su corazón, porque me di cuenta que el mío ya cedió ante los encantos del romántico empedernido.

Logré coquetearte, mientras tu creíste que al final me conquistaste cuando quise huir, todo fue parte del plan. Ahora tu tienes mi corazón y yo tengo el tuyo, porque tú me tenías ganado desde mucho antes de venir aquí.

Al separarnos, vemos sonreír a Jimin desde la barra y nosotros reímos con él. Su plan y el nuestro habían dado resultado.


Buenas, espero que hayan disfrutado de este pequeño OS. Fue hecho con mucho cariño para ustedes y por el cumpleaños de nuestro solecito.
Si quieren saber la perspectiva de Taehyung, no duden visitar el perfil de mi buena amiga ChicaV_

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