Parte 4
Tercer capitulo: Traje de baño
El verano estaba a la vuelta de la esquina, unos meses y todas las playas y piscinas públicas estarían llenas a rebosar de gente y jubilados. Pero Nanami tenía otros planes mucho menos positivos para su sublime verano: Le esperaba un verano de estudio y tareas aburridas en el templo gracias a su pesado familiar zorro.
Que tristeza. Se recostó sobre el pupitre con el alma por los suelos, Ami y Kei la observaban comprensivamente por la desdicha de la jovencita, Ami quería animarla e incluso le había invitado a un fin de semana en la playa para animarla pero la joven parecía estar en otro mundo.
Quizá debería sacar el tema de nuevo un poco más tarde.
-Nanami-chan parece muy decaída-Comento el cuervo durante la hora del almuerzo, Tomoe escucho sus palabras y miro hacia la muchacha quien escuchaba lo que parecía un plan divertido por parte de la chica pelirosada. Había notado un cambio de animo en la joven desde que habían comenzado los exámenes finales.
Las cosas no habían cambiado mucho desde la cita-salida con Himemiko y el momento que compartieron en la habitación de la joven, Nanami le había montado una buena cuando se despertó al día siguiente pero él supo controlar su enfado y las cosas habían seguido un ritmo de peligrosa y latente calma.
Pero los comentarios poco acertados sobre los trabajos en el templo parecían ser el resultado de su bajada de animo.
-No es nada que deba preocuparte cuervo
-Pues pensaba invitarla a un bonito viaje...-Por el rabillo del ojo vio como el aura del kitsune se volvía oscura.
-No te atreverás
-Verás que sí lo haré
Tomoe no se lo iba a permitir. No mientras él fuera su familiar y estuviera "casi decidido" a revelarle a su maestra lo que sentía. Puede que Nanami lo mandase al porche durante días, milenios...quizá. Pero también podía recibir un "bonito" regalo por parte de su querida maestra. Volver a sentir sus labios, rozar su piel tersa y suave como el terciopelo..ella lo tocaría, podía sentir su aliento... !Vale, basta de pensamientos indebidos¡
Se recostó en la mesa, sin perder de vista a Nanami o al sucio cuervo que tenía en mente proponerle un plan a su maestra. Solo quería que la mañana se pasase lo más rápido posible y poder regresar al templo. En cuanto llegara...
La campana que decidió sonar, salvándolo de otro tormento de clases, en aquel instante y con la fuerza que le caracterizaba tomó la mano de su maestra y la sacó de esa cárcel de libros, exámenes y ruidos molestos. Nanami se resistió al principio pero después fue ella quien le apretó la mano, entrelazando sus dedos y poniéndose a su lado, caminando a su lado. Tomoe intentó resistir la tentación de bajar la cabeza y oler el rico perfume del cabello de la Diosa de la Tierra. Obviamente no lo hizo.
-Y fue entonces cuando Kurama nos invitó...-Relataba Nanami y entonces Tomoe volvió a la realidad, se había abstraído en sus estúpidos pensamientos sobre su maestra y lo que más deseaba hacer. ¿Pero que le pasaba? ¿Y cuando ese estúpido cuervo había hablado con ella?-Ami estaba tan feliz...
-¿Ese cuervo os invitó a algún lugar?-Preguntó sin poder evitarlo. Aquella linda sonrisa era dedicada al cuervo y no a él...Le dolió que eso fuera así.
-Sí, el fin de semana. A un ryokan que han abierto nuevo-Tomoe apretó los puños, uno solo-Será divertido y así saldremos un poco del templo.
-¿Sal-dremos?-¿Acasó se refería a todos?
-Claro-Otra vez sonrió y esta vez lo estaba haciendo para él. El corazón del zorro dio un respingo-Verás como te diviertes Tomoe
-Hmm...-Quiso decirle que mientras estuviera a su lado, él se iba a divertir pero de nuevo las palabras murieron en su boca. Se apresuraron a llegar al templo, Tomoe cargó a su maestra hasta su cuarto ya que la joven estaba bastante cansada y dejo que su familiar la alzara en la seguridad de sus brazos. Así, el zorro pudo disfrutar de su calor, de su delicioso olor entrando por todos sus poros y disfrutar del roce de su piel contra la suya, en contraste con la suya, más fría y de una condición diferente a la de Nanami. Aunque a ella eso no la molestase realmente.
Después de haber dejado a Nanami en su cuarto y de cambiar el uniforme de la escuela por sus típicas vestiduras, Tomoe se fue a hacer sus deberes como familiar para con el templo y también para calmar su mente. Incluso pensó en hacer algo de meditación para relajar su tensionado cuerpo.
Mientras barría el porche, en un estado de meditación total, pensaba en que las cosas no parecían ir del todo mal. Si, Nanami iba a ir a ese viaje con el cuervo pero también vendría esa serpiente y las dos ruidosas amigas de la joven. Podría con ello. Y él iba a estar también para protegerla y velar porque ningún adolescente intentara cortejarla.
Al anochecer preparó la cena para su maestra, preparando sus famosas hamburguesas que sabía que a Nanami le encantaban, algunas verduras y su pulcro tazón de arroz con unas frescas frutas como postre. Sin rastro de setas shittake.
Mientras preparaba los alimentos, Mizuki correteaba a su alrededor de vez en cuando, curioseando entre los fogones y para mantenerlo ocupado le mando cortar las frutas para ponerlas en tres cuencos, uno por cabeza y la serpiente bajo la cabeza y empezó a cortar. Sonreía y hacía algún chiste o comentario sobre la próxima salida al ryokan. Tomoe respondió escuetamente y como solía ser típico de él. Cuando no pudo aguantarlo más, lo mando a buscar a Nanami.
Comieron viendo los programas de la televisión, aunque sólo Mizuki los estaba realmente viendo, Tomoe observaba a Nanami tras su botella de té y cuando veía que ella podría mirar hacia donde se encontraba, fingía observar el patio en busca de alguna rama seca o que pudiera dañar el tori. Luego volvía a observarla.
Nanami comía sus platillos feliz de no encontrar ninguna seta entre los alimentos. Y sonrió feliz al probar el sabor de su hamburguesa, prefectamente ovalada y cocinada por aquellas manos amadas y miro a través de las pestañas a su familiar y sus mejillas se colorearon.
En algún momento sus miradas se encontraban, pero ambos las apartaban, mirando para cualquier lado. Nanami se preguntó si aquellas miradas significaban algo más poderos de lo que en sí significaban. Ella quería creer que los sentimientos de su familiar estaban cambiando, sus actos anteriores, su posesividad y sus besos lo demostraban, ¿No? Pero también podría ser que Tomoe hiciese eso por temor a que se perdiera el dios de la tierra y su antiguo amo, Mikage, siempre presente en los pensamientos del familiar, pudiera culparlo y no porque la amara de verdad.
"No pienses en eso...Sí, es lo mejor..." Pensó mientras acababa de comer y dejaba los palillos sobre el cuenco, vacío.
Llego el día del viaje al ryokan, planeado por el cuervo. Quedaron en la estación del tren y se encaminaban hacía el lugar, que según les informó Kurama, quedaba en un paraje turístico entre las montañas.
Las chicas conversaban y reían mientras miraban por la ventana. Ami se había arreglado para la cita y llevaba un vestido rosa de volantes, muy estilo lolita y sandalias planas. Kei, sin soltar su amado móvil 3G, vestía shorts vaqueros y una camiseta de tirantes con sandalias de flores.
Nanami, menos arreglada que ellas, se había hecho un moño en la parte alta de la cabeza que durante el viaje se había desecho un poco y algunos mechones caían desordenados por sus hombros, dándole un toque desenfadado y lindo a la vez. Su vestido marinero azul le pareció adecuado para el viaje y sus zapatillas rojas chocaban entre sí mientras ella reía.
Los chicos, estrategicamente colocados a su lado, no conversaban, menos Mizuki quien intentaba formar parte de la conversación de las chicas pero siempre era callado por el familiar zorro, quien se abanicaba con su típico abanico en busca de aire fresco.
Kurama le mandaba sonrisas y miradas a Tomoe, quien respondía del mismo modo, sabiendo que el cuervo se reía de él por el hecho de que su plan había salido a pedir de boca pero el astuto zorro no tenía intención de que estuviera cerca de Nanami. Usaría a la fresita como distracción si fuera necesario.
Nanami les había comprado ropa para aquel viaje, aunque Tomoe le había asegurado que pensaba llevar sus kimonos y yukatas de todos modos y no parecía tener intención de ponerse aquella ropa moderna que su maestra les había enseñado la noche anterior.
Mizuki, más entusiasmado que él, aceptó de buena gana la ropa, que metió en su maleta sin perder más tiempo. Nanami aún tubo que luchar un poco con el zorro para prepararle su maleta. Tomoe nunca olvidaría aquella noche.
~Flash Back~
Se encontraban en la habitación de Tomoe, iluminada levemente con las velas que él mismo colocaba todas las noches para escribir o leer algún manuscrito. Nanami se encontraba sentada en su futón, doblando la diversa ropa que había comprado aquella mañana para ellos. Tomoe se colocó a su lado y la ayudó a doblar observando los distintos colores de las camisetas, algunas de manga larga, otras eran de manga corta y encontró dos que eran de tirantes. Todas con diversos muñecos o letras como decoración. Nanami las fue metiendo en la pequeña maleta que había preparado para él.
-Recuerda hacer sitio para los yukatas-Le recordó Tomoe, ya que solamente si los podía llevar iba a acceder a ponerse aquella ropa "moderna". Nanami suspiro y asintió.
-No te preocupes, puedes ir eligiendo los que quieras llevar mientras acabó esto-Dijo y él asintió, moviéndose por la habitación sacando de los cajones dos conjuntos y los obis y calcetines correspondientes.
A la luz de la vela, Tomoe observó como su maestra doblaba aquellas ropas y las metía en la maletita, concentrándose en todo momento en colocarla de manera ordenada y delicada, haciendo sitio a calcetines, ropa interior (que el se encargaría de meter después) y accesorios personales para el viaje. Para vergüenza del familiar, ella también había comprado bañadores, ya que pensaban hacer una escapada a la playa y debía estar preparado.
Volvió a sentarse a su lado, le pasó los kimonos y sus manos se rozaron levemente, ella se sonrojó un poco, él miro hacia otro lado.
-¿Por que te gusta tanto llevar kimonos?-Preguntó Nanami, después de unos momentos en silencio.
-Supongo que por comodidad-Dijo secamente-Toda mi vida los he llevado.
-Ya veo...-Por el rabillo del ojo vio como sus mejillas se coloreaban un poco más-Te quedan bien...
-¿Eh?-Eso si que no se lo esperaba y sus miradas se encontraron, Nanami fue la primera que apartó la mirada para volver a posarla en la maleta, que cerró con un movimiento.
-Yo...creo que los...kimonos te quedan bien...-Dijo de nuevo, esquivando los azualados ojos de su familiar. En realidad debía decir que le quedaban de miedo pero no tenía el valor de decirlo. La forma en que la tela resbalaba por sus hombros, mostrando en algunas situaciones aquella piel pálida de marfil, la forma en que se movía con ellos o como contrastaban los colores oscuros con su cabello plateado... Nanami no dudaba de que la mejor prenda para Tomoe eran los kimonos. Pero también, una pequeña parte, quería observarlo vistiendo ropa de su tiempo. Al igual que Kurama.
-Ah...-Se quedaron en silencio, no sabiendo que decir. Nanami decidió que ya era tiempo de ir a dormir a su cuarto.
-P-pues..me voy a dormir. Bu-enas noches, Tomoe
Se dispuso a levantarse pero el familiar, siempre más rápido en movimientos que ella, le agarro la muñeca y la acercó a él. Sus alientos se mezclaron y Nanami tuvo la sensación de que la habitación daba vueltas o quizá era el olor delicioso que le llenaba la nariz que la hacia sentir cosas. Los labios frescos de Tomoe rozaron la comisura de los de Nanami brevemente, como el aleteo de una mariposa. Entonces se separo. Y Nanami deseo que volviera a hacerlo.
-Buenas noches
Nadie supo de la sonrisa que le quedo grabada al familiar después de que Nanami hubiera marchado a su habitación. Tomoe observó la vista desde la ventana del tren y se permitió un momento de calma. Kurama pareció imitarlo ya que no volvieron a discutir o a mandarse miraditas.
Nanami observaba a los tres demonios de vez en cuando, cosa que no paso desapercibida para la astuta Kei, quien dejo de lado su móvil y comenzó su ronda de preguntas a la pobre diosa de la tierra.
-¿Que tal van las cosas con Mikage?-Nanami se atragantó con la saliva.
-N-N-No hay novedad...-Lo de los besos y la posesividad del zorro no iba a salir de sus labios.
-¿Nada?-Nanami negó con la cabeza-Eso es que tus armas de mujer están obsoletas
-¿Obsoletas?-Ami y Nanami la miraron sin entender. Kei sonrió.
-Si tus armas de mujer son pobres o no las utilizas bien, los chicos nunca se fijaran en vosotras. !Tienes que cambiar Nanami!
-¿Cambiar?
-Prueba a verte más femenina. Como con el vestido que compraste-Nanami se sonrojó y sin pensarlo poso la vista en sus senos, poco visibles por el vestido.
-Nanami-chan es muy femenina-Dijo Ami intentando animar a la joven. Kei negó con la cabeza.
-No potencia suficiente sus armas. Fíjate-Señalo las penosas formas de su pecho-Deberías hacer algo con ellas. Resaltarlas.
-No se...
-Tranquila, ¿compraste el bikini que salia en la revista que vimos el otro día?
-Bueno...algo así-Dijo algo sonrojada. La verdad es que se había comprado dos bikinis, a cual más pequeño y vergonzoso. No sabía que iba a hacer si Tomoe la viera con aquellos bikinis. !Querría morirse!
-Ya nos los mostraras al llegar-Dijo con una sonrisa Kei. Nanami bajo los ojos.
-Chicas, mirad. Ya estamos llegando-Las avisó Ami, emocionada.
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